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General: LAS CONTRADICCIONES DEL EMBARGO DE EEUU CONTRA CUBA .
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 15/07/2012 22:30

Las contradicciones del embargo de Estados Unidos contra Cuba

Por: Joaquín Roy | 15 de julio de 2012

La llegada del “Ana Cecilia”, un pequeño carguero con bandera de Bolivia (que no tiene mar) de conveniencia, a La Habana, procedente de Miami, se ha insertado en la historia tormentosa de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba. El detalle novedoso es que la carga se compone básicamente de donaciones del exilio cubano a sus familiares. Así se suavizará la presión de los vuelos fletados desde varias ciudades de Estados Unidos, y se reducirá considerablemente el coste. Buque-habana

En ese contexto, se habla ya de las expectativas referentes a que el presidente Barack Obama llegue a poner término al embargo. No es la primera vez que se comenta ese aparentemente irrealizable proyecto, ni será la última. A ambas partes, el embargo les sirve de coartada. A Washington, como reliquia asequible de su hegemonía en Latinoamérica; a La Habana, convirtiendo el ”embargo” en “bloqueo”, como excusa por las carencias socioeconómicas del régimen.

Desde un ángulo europeo-español, ya nadie en Miami se acuerda de las esperanzas que el cambio de gobierno en España levantó en el núcleo del exilio cubano en Miami. Algunos creyeron ilusoriamente entonces que el nuevo gobierno del PP conseguiría endurecer la política de la UE hacia Cuba. Ciertas apuestas provocó entonces el nuevo ministro de Asuntos Exteriores español, José Manuel García Margallo cuando prometió enmendarle la plana a su antecesor Miguel Angel Moratinos, en su tozudez por eliminar la Posición Común de la UE sobre Cuba. Así se condiciona un “pleno” trato de la relación comunitaria a la ejecución de una serie de medidas aperturistas por parte del régimen cubano.

Desde 1996 en que el entonces presidente José María Aznar consiguió la aprobación de esa medida (única ante países latinoamericanos), que no es ni “posición”, ni “común”, se ha desarrollado un interminable ballet a ambas orillas del Atlántico en el que el gobierno cubano ha brillado con luz propia al equiparar la “posición” con el embargo norteamericano. Así ha intentado demostrar que se enfrenta a “dos imperios” y poder justificar numerosas carencias en los terrenos económico y social, y justificar el mantenimiento del férreo sistema dictatorial. Ningún gobierno europeo ha puesto trabas a sus empresas que operan en Cuba ni ha obstaculizado las vacaciones de sus ciudadanos en la isla. Pero el anuncio de García Margallo nos ha recordado la pervivencia de la “posición”, con pleno agradecimiento del régimen cubano.

Ya nadie tampoco se acuerda de que en plena campaña de primarias republicanas en Estados Unidos se reabrió una polémica tradicional. En busca de votos necesarios, el congresista fundamentalista Newt Gingrich prometió que de ser elegido reactivaría la “ley Helms Burton”, como una sentencia de muerte del régimen cubano. No se sabe bien si se refería al título III, que es una amenaza contra los inversores extranjeros en Cuba, o el II, que ha sido calificado como una nueva Enmienda Platt, que codifica el final del embargo a la terminación de la dictadura. Si Gingrich se refería al III, habría estado resucitando una potencial guerra comercial con la Unión Europea, catástrofe que han evitado Clinton, Bush y Obama al suspenderlo sistemáticamente desde su aprobación en/ 1996. Si pensaba en el II, resultaría repetitivo, porque está teóricamente en efecto, ya que es una imposición codificada a contra Cuba para eliminar el embargo, pendiente de la drástica democratización.

Es cierto que la vigencia del embargo evita que el atraque de un insignificante buque mercante, en unos muelles no lejos del lugar donde explosionó el acorazado Maine en 1898, rebase límites USSMainegeopolíticos. Emblemáticamente el acontecimiento comparte también el escenario con el sitio desde donde meses después fueron repatriados miles de soldados mandados a la guerra que se debía luchar “hasta el último hombre y la última peseta” (según el presidente del gobierno Cánovas del Castillo, antes de ser asesinado). Uno de los mismo muelles del puerto habanero estuvo rediseñado hace no pocos años para cobijar cruceros de la línea Costa (la del Concordia), a la que Washington consiguió ahuyentar porque es propiedad de una compañía norteamericana con sede en … Miami.

Pero, resulta que, a pesar del embargo y sus suplementos, Estados Unidos se ha convertido en el sexto socio comercial de Cuba, mediante el subterfugio de la venta de mercancías bajo el pago en “cash”. En importaciones cubanas solamente está superado por Venezuela, la Unión Europea, Canadá, Brasil y China. En exportaciones, solamente superan a Washington China, Canadá, la Unión Europea, Venezuela y Guyana. En alimentos, Estados Unidos ya es el primer proveedor de Cuba.

Ya está lejano el aniversario en 1999 del medio siglo de vida de la Revolución Cubana. Entre finales de enero y primeros de febrero pasados apenas se recordaron otros cincuenta años desde que Cuba fue expulsada de la OEA en sonado cónclave celebrado en Punta del Este. Al final de unas febriles negociaciones recabando votos, Dean Rusk consiguió la “colaboración” de Papa Doc de Haití, gracias al pago de la construcción de un aeropuerto en Puerto Príncipe. Pero la factura de gastos del negociador norteamericano también incluyó un par de dólares para el desayuno, un taxi, y… 5.000 dólares de un almuerzo. El caso es que desde entonces, los hermanos Castro tienen como gran orgullo la expulsión. En un reciente intento para su reingreso, todos los protagonistas del hemisferio estaban de acuerdo… excepto Cuba y Estados Unidos.

Unos días después, el 3 de febrero de 1962, Kennedy firmaba una ley, basada en legislación de la Primera Guerra Mundial referida a un embargo contra el “enemigo”, en la que se daba el toque final a un embargo total contra Cuba, que hasta entonces había sido escalonadamente parcial, desde los años de Eisenhower. Así Washington había respondido a cada una de las provocaciones de Cuba con respecto a la confiscación de propiedades.

Esta decisión se enmarcó en una cómica maniobra de Kennedy, que revela sus debilidades por la buena vida. Unas horas antes de firmar un nueva escalada del embargo parcial en pleno 1961, poco tiempo después de Bahía Cochinos, ordenó a su secretario de prensa Pierre Salinger que le comprara mil cigarros puros habaneros. Legalmente hablando, no rompió la ley.

KennedyPor su parte, Castro había “ayudado” a Washington en las represalias, ya que justamente mientras se preparaba la invasión de Bahía Cochinos, se declaró marxista de toda la vida. Igual hizo en 1996 cuando la ley Helms-Burton no estaba segura de recibir el voto congresista y decidió derribar las avionetas de Hermanos al Rescate, que se habían aventurado en lanzar panfletos sobre La Habana. Clinton respondió de acuerdo con la partitura. En el contexto de las elecciones presidenciales de noviembre en Estados Unidos, seguro que uno de los testigos externos sabrá sacar ventaja: Raúl Castro. No tiene el lastre de elecciones.

Pero, en resumidas cuentas, se duda que Obama dé un paso osado antes de la disputa electoral ante Romney. Nada tiene que ganar con el riesgo y, por ahora, algo que perder en pasar a la historia como el primer presidente norteamericano que claudicó ante los Castro, especialmente mientras Fidel esté vivo. Una vez desaparecido éste, su hermano o su sucesor pueden abrir un nuevo escenario para terminar la farsa. Quizá para entonces, en lugar de un modesto buque de carga, llegue un ferry desde Cayo Hueso (como en los viejos tiempos) con automóviles Honda y Toyota (fabricados en territorio de Estados Unidos), que sustituyan a los Lincoln, Cadillac y Chevrolet, que hacen las delicias de los estupefactos turistas en el insólito parque temático del centro de La Habana. Autos-en-La-Habana



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