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General: Para el franquismo hay unas víctimas que merecen justicia y otras olvido .-
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 20/07/2012 23:05
Un In memoriam de las hijas y nietas del primer oficial asesinado por las tropas franquistas
 
 
 
 
Para el amigo y referente Enrique Ruiz-Capillas, un represaliado y torturado, uno de los 462 “catalanes” más vigilados por el franquismo.

 

Se hallaba destinado en Getafe cuando estalló en Jaca, el 12 de diciembre de 1930, la sublevación republicana de Fermín Galán y García Hernández [1]. El día 15, un nuevo intento de pronunciamiento republicano tuvo lugar en su destino. Los oficiales, él incluido, solicitaron del jefe de la base que se les permitiera no disparar contra sus compañeros sublevados. También ellos fueran acusados de rebelión militar. Entró en prisión con sus compañeros. Fue por poco tiempo. El 14 de abril de 1931 se proclamaba la Segunda República española. Fue amnistiado.

En junio de 1932 se le destinó a la Base de hidroaviones de El Atalayón, cerca de Melilla, a orillas de la Mar Chica. En 1934, un decreto del Gobierno -el bienio negro radical-cedista- obligaba a declarar a los militares "que no pertenecían a ninguna sociedad política y/o sindical". Él declaró no pertenecer a ningún partido ni sindicato. Cuando estalló la Revolución de Asturias, octubre del 1934, un oficial escribió en un medio de la época: "mientras exista la Legión no entrará el comunismo en España". Al leerlo, escribió una carta al general jefe de la circunscripción oriental del Protectorado, Manuel Romerales. Preguntó si se había derogado el decreto de no pertenencia a sociedades políticas. El general jefe ordenó su arresto y la incoación de expediente judicial. Durante el tiempo que estuvo en prisión no perdió el tiempo y diseñó un motor a reacción, original y revolucionario para su época. Le denominó Mototurbocompresor de Reacción. Fue patentado en el Registro de la Propiedad Industrial de Madrid el 28 de marzo de 1935.

El 17 de julio de 1936 era viernes. Los aviones de la base militar de Hidro del Atalayón de Melilla estaban desmontados para una revisión mecánica. La mayoría de la tropa gozaba de un permiso; un soldado, Eduardo Sánchez, disfrutaba del suyo. Sus padres tenían un bar en la ciudad. Ese mismo día recibió una orden. Tenía que volver al cuartel con urgencia. Llegó en bicicleta a media mañana del día siguiente, 18 de julio. La carretera estaba sembrada de muertos. El soldado republicano encontró la base tomada por las tropas franquistas. Su mejor amigo, en un rincón de los hangares, estaba sentado en el suelo. Lloraba y estaba visiblemente "perturbado". Acababan de matar al primer oficial fusilado por los franquistas. Era el capitán Virgilio Leret Ruiz (1902-1936).

"A mi padre lo fusiló un pelotón que obligaron a formar a sus propios soldados", comentó Carlota Leret O'Neill, su hija menor [3]. Semidesnudo y con un brazo roto. No lo supo hasta 2010 por una carta que le envió Angelina Gatell, la viuda del soldado Eduardo Sánchez.

Aviador e ingeniero, Leret Ruiz fue uno de los precursores del motor a reacción. El primer avión con motor a reacción, diseñado por el alemán Hans von Ohain, voló en agosto de 1939, al filo de la Segunda Guerra Mundial. Cuatro años antes, Leret había patentado su invento en España. De no haber sido asesinado, habría empezado su construcción en septiembre de 1936. Su hija Carlota ha señalado que "Azaña tenía mucho interés en que se empezaran a hacer las pruebas de lo que habría sido el primer motor a reacción del mundo".

En el expediente oficial que halló Carlota Leret, señaló Braulio García Jaén, se relata que había sido fusilado cinco días después del comienzo de la Guerra. La información era falsa. Un informe secreto elevado al Partido Comunista en España en 1937 por un teniente que desertó del banco franquista, y que un mando militar en activo le remitió posteriormente a Carlota Leret, así lo revela. Junto a él fueron fusilados dos alféreces: Armando González Corral y Luis Calvo Calavia.

Setenta y seis años después de su fusilamiento, sus hijas y nietos, que siguen viviendo en Venezuela, en Caracas, han publicado el 17 de julio de 2012, en el diario matutino y global [5], la siguiente nota:

“IN MEMORIAM

de

VIRGILIO LERET RUIZ

COMANDANTE DE LA BASE DE HIDROAVIONES DEL ATALAYÓN DE MELILLA ASESINADO EL 17 DE JUIO DE 1936

y de todas las víctimas del terrorismo franquista

cuyos asesinatos, torturas y persecuciones han sido silenciadas con la complicidad de muchos seudodemócratas y seudosocialistas, y con la indiferencia de las instituciones del Estado, para quienes hay un terrorismo malo y un terrorismo bueno; para quienes hay unas víctimas que merecen justicia y otras que merecen olvido; para quienes hay unos criminales que merecen se castigados y otros que todavía dan nombre a calles españolas [6] o, incluso, a salas del Congreso de los diputados.

Sus hijas y sus nietos. Caracas, 17 de julio de 2012”.

Todos los demócratas antifranquistas celebramos y nos reconocemos en esta nota. Todos los familiares de asesinados y represaliados comprendemos muy bien los motivos y sentimientos que envuelven esas palabras. Este nieto de un obrero asesinado tres años después, fusilado como Laret Ruiz, agradece desde lo más profundo de su corazón la veracidad y autenticidad del texto de los familiares del capitán Virgilio Leret Ruiz. Gracias, compañeros, gracias.

Notas:

[1] Tomo la información del artículo de BRAULIO GARCÍA JAÉN publicado en Público en 2011: http://www.publico.es/culturas/366873/acabamos-de-fusilar-al-capitan y de http://www.noticiasdenavarra.com/2011/03/15/ocio-y-cultura/cultura/un-documental-rescata-la-figura-del-militar-e-ingeniero-pamplones-virgilio-leret-ruiz

[2] Recuerdos de su viuda, la poetisa Angelina Gatell

[3] Su madre fue la escritora de origen mexicano Carlota O'Neill. Falleció en 2000. Tomo el apunte de Wikipedia: “Carlota O'Neill (Madrid, 1905-Caracas, 2000) fue encarcelada en Melilla y sus hijas enviadas a un colegio de huérfanas militares en Madrid. En la cárcel recibió la maleta que contenía los planos y la memoria del motor turbocompresor, consiguió sacarlos envueltos en ropa sucia y ponerlos a salvo en casa de una compañera presa. Ya en libertad, en el otoño de 1941, la autora de Una mujer en la guerra de España entregó los planos al agregado aéreo de la Embajada británica en España. "Mi madre pensó que los planos podían ayudar a los aliados, que estaban perdiendo la guerra", cuenta Carlota [su hija menor], en su casa de Madrid. Él murió poco después en el frente de la II Guerra Mundial”. Carlota O’Neill, que había desarrollado su trayectoria feminista como dramaturga y como directora del periódico Nosotras, fue detenida, como otras tantas hijas y mujeres de republicanos, y separada de sus hijas, Carlota y Mariela. Fue “juzgada” por un tribunal militar 18 meses después de su detención y fue condenada a seis años de prisión: “por saber ruso, por subversiva y por su responsabilidad en los actos de su marido”. Tras su salida de la cárcel, O'Neill pudo recuperar, después de grandes esfuerzos, la custodia de sus hijas y se exilió en Venezuela y luego en México.

[4] La tumba del cementerio sobre la que Carlota Lerey O’Neill depositó ramos de flores tampoco albergaba el cuerpo de su padre. El soldado Sánchez siempre recordó las palabras de su amigo, el soldado perturbado por lo sucedido, y así se lo contó a sus hijos y a su mujer: el cadáver de Leret se lo llevaron en un camión. "Eso de que lo enterraron en un cementerio es mentira", aseguró Angelina Gatell.

[5] El País, 17 de julio de 2011, p. 45.

[6] Sin excluir Cataluña desde luego. Un “Museu Olímpic i de l'Esport”, Avinguda de l'Estadi, 60, al lado del Estadi Olímpic de Barcelona, lleva por nombre “Joan Antoni Samaranch”, un franquista de toda la vida que fue despedido con honores de Estado por el anterior gobierno tripartito catalán, “catalanista” y “de izquierdas”.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



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De: Ruben1919 Enviado: 21/07/2012 12:10

"Acabamos de fusilar al capitán"

El primer oficial asesinado por las tropas franquistas fue un precursor del motor a reacción

BRAULIO GARCÍA JAÉNMadrid19/03/2011 08:00 Actualizado: 22/03/2011 16:15

El capitán Virgilio Leret fue un aviador y un ingeniero visionario.

El capitán Virgilio Leret fue un aviador y un ingeniero visionario. 

El 17 de julio de 1936 era viernes, los aviones de la base militar de Hidros del Atalayón, en Melilla, estaban desmontados para una revisión mecánica y la mayoría de la tropa, de permiso. El soldado Eduardo Sánchez disfrutaba del suyo en el bar que sus padres tenían en la ciudad. Pero recibió la orden de que tenía que volver al cuartel, a donde llegó en bicicleta a media mañana del día siguiente: "La carretera estaba sembrada de muertos", recuerda su viuda, la poetisa Angelina Gatell. El soldado Sánchez encontró la base tomada por las tropas franquistas y a su mejor amigo, en un rincón de los hangares, sentado en el suelo, llorando y visiblemente "perturbado": "Acabamos de matar al capitán Leret", le dijo. Había empezado la Guerra Civil.

"A mi padre lo fusiló un pelotón que obligaron a formar a sus propios soldados", dice Carlota Leret O'Neill, la hija menor de Virgilio Leret Ruiz (Pamplona, 1902-Melilla, 1936), el primer oficial fusilado por los golpistas, aviador e ingeniero y uno de los precursores del motor a reacción. Algo que su hija, que vive desde finales de los años cuarenta en Caracas, Venezuela, no supo hasta hace ocho meses gracias a Gatell (Barcelona, 1926), que le escribió para contárselo. Esta semana se ha estrenado un documental (en el Círculo de Bellas Artes y en Euskal Telebista), Virgilio Leret, el caballero del Azul, que rescata la vida y la personalidad de este militar fiel a la República y pionero de la aviación.

Patentó su motor en 1935, cuatro años antes del primer vuelo a reacción

Aviador visionario

El documental enfoca, además de la lealtad republicana de Leret, que defendió la base hasta quedarse sin munición, su talla intelectual y científica. El primer avión con motor a reacción, diseñado por el alemán Hans von Ohain, voló en agosto de 1939, al filo de la Segunda Guerra Mundial. Cuatro años antes, sin embargo, el propio Leret ya había patentado su invento en España y, de no ser por que la Guerra Civil estalló ese verano, habría empezado a construirlo en septiembre de 1936. "Azaña tenía mucho interés en que se empezaran a hacer las pruebas de lo que habría sido el primer motor a reacción del mundo", cuenta Carlota. En 2008, la Fundación Aena, que ahora ha producido el documental junto a la televisión vasca, organizó una exposición en torno a los descubrimientos de Leret. El caballero del Azul es el pseudónimo con el que firmó un libro de relatos.

Carlota Leret, que se resiste a confesar su edad: "¡Casi cien años!", dice riéndose, emprendió un viaje decidido a rescatar la memoria de su padre tras el fallecimiento de su madre, la escritora de origen mexicano Carlota O'Neill, en 2000. Después de encontrar el registro oficial de la patente, Leret O'Neill regresó a Melilla, donde la Guerra la había sorprendido junto a sus padres y su hermana mayor, para rastrear la tumba y las circunstancias de la muerte de su padre, jefe de la zona oriental de las Fuerzas Aéreas en África.

Según un informe secreto, fue fusilado «semidesnudo y con un brazo roto»

Ejecutado al amanecer

El expediente oficial que halló, donde se relata que había sido fusilado cinco días después del comienzo de la Guerra, resultó falso. Un informe secreto elevado por un teniente huido del bando nacional al Partido Comunista en 1937, y que un mando militar actualmente en activo le remitió luego a Carlota Leret, así lo revela: "El capitán Leret fue pasado por las armas al amanecer del 18 de julio, semidesnudo y con un brazo roto." Junto a él fueron fusilados dos alféreces: Armando González Corral y Luis Calvo Calavia.

La tumba del cementerio sobre la que años atrás ella misma había depositado un ramo de flores, tampoco alberga el cuerpo de su padre. El soldado Sánchez siempre recordó las palabras de su amigo y así lo contó a sus hijos y a su mujer: que al cadáver de Leret se lo habían llevado aquella misma mañana en un camión. "Eso de que lo enterraron en un cementerio es mentira", asegura a Público su ahora viuda, Angelina Gatell.

Carlota O'Neill (Madrid, 1905-Caracas, 2000) fue encarcelada en Melilla y sus hijas enviadas a un colegio de huérfanas militares en Madrid. En la cárcel recibió la maleta que contenía los planos y la memoria del motor turbocompresor, consiguió sacarlos envueltos en ropa sucia y ponerlos a salvo en casa de una compañera presa. Ya en libertad, en el otoño de 1941, la autora de Una mujer en la guerra de España entregó los planos al agregado aéreo de la Embajada británica en España. "Mi madre pensó que los planos podían ayudar a los aliados, que estaban perdiendo la guerra", cuenta Carlota, en su casa de Madrid. Él murió poco después en el frente de la II Guerra Mundial.

Carlota O'Neill, junto a sus hijas, se exilió a Venezuela en 1949. Más de 20 años después, escribió al Foreing Office británico para reclamar los planos. Murió sin obtener respuesta. El primer avión con motor a reacción británico, diseñado por Frank White,despegó en 1942. De no haber sido por la Guerra Civil, cuenta el ingeniero aeronáutico Martín Cuesta Álvarez en el documental, quizá ese "honor" habría correspondido también al capitán Virgilio Leret.



 
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