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FIDEL CASTRO..: Fidel ... su gloria crecerá con el paso de los siglos !!
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 14/12/2010 13:41 |
Fidel Castro
(Mayarí, 1926) Revolucionario y estadista cubano. Procedente de una familia de hacendados gallegos, Fidel Castro estudió Derecho en la Universidad de La Habana, en la cual se doctoró en 1950.
Su ideología izquierdista le llevó a participar en actividades revolucionarias desde muy joven, como la sublevación contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en Santo Domingo (1947). Desde 1949 militó en el Partido del Pueblo Cubano.
Exiliado en México, en 1952 inició su actividad revolucionaria contra la dictadura del general Batista, que había entregado al país en manos de los intereses norteamericanos. Su primer intento fue el asalto al Cuartel de Moncada en Santiago de Cuba, que se saldó con un fracaso (1953); fracaso militar, pues el cuartel no fue tomado ni provocó la esperada insurrección popular, pero no fracaso político, puesto que aquel acto dio una gran popularidad a sus protagonistas, acrecentada durante el juicio subsiguiente, en el que Castro se defendió a sí mismo y aprovechó para pronunciar un extenso alegato político («La Historia me absolverá»).
Fidel Castro fue condenado a 15 años de prisión, de los que sólo cumplió dos -en la isla de Pinos- merced a un indulto que le puso en libertad en 1955. Se exilió entonces a México, desde donde preparó un segundo intento; pero, habiendo aprendido que su lucha tendría pocas posibilidades de triunfar en un medio urbano, esta vez apostó por crear una guerrilla rural, en la zona más apartada y montañosa del país: la Sierra Maestra, en el Oriente de Cuba.
Desembarcó allí a finales de 1956 con un contingente de sólo 80 hombres (el «Grupo 26 de julio») a bordo del yate Gramma. Dos años después, sus bases en la Sierra eran lo suficientemente sólidas y sus efectivos lo bastante nutridos como para llevar a cabo con éxito la ocupación de Santiago (1958). Desde allí Fidel Castro lanzó la ofensiva final que recorrió la isla de este a oeste, hasta entrar en La Habana en 1959, secundado por sus colaboradores Ernesto Guevara (el Che), Camilo Cienfuegos y su hermano Raúl Castro.
Fidel Castro en La Habana (1961)
Al inicial apoyo del campesinado pobre había seguido el fin de las reticencias del Partido Comunista, que abrió la posibilidad de encontrar apoyo en las ciudades; la dictadura, minada por la corrupción fue incapaz de hacer frente al movimiento popular. El triunfo militar puso a Castro al frente del gobierno cubano, acumulando los cargos de primer ministro y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
Sin pérdida de tiempo empezó a hacer realidad los proyectos de cambio que habían suministrado una base social a la Revolución: el más importante de todos, la reforma agraria, que expropiaba las grandes haciendas extranjeras para dar medios de vida a los campesinos pobres (1959); y, enseguida, la nacionalización de los bienes de compañías norteamericanas en Cuba (1960).
Ese indudable contenido nacionalista que tuvo en un principio la Revolución cubana (contra el dominio semicolonial que ejercía Estados Unidos) se transformó dos años después por la dinámica de enfrentamiento con el gobierno norteamericano. Mientras Castro llamaba a una revolución general contra el imperialismo en Latinoamérica (Primera declaración de La Habana), el presidente Eisenhower rompía las relaciones diplomáticas con Cuba y decretaba un embargo comercial destinado a ahogar la economía cubana y forzar la retirada de Castro, ya que Cuba dependía casi totalmente de sus exportaciones a Estados Unidos, fundamentalmente de azúcar (1961). Al sucederle Kennedy no aflojó la presión, sino que se agudizó con la organización de un desembarco de exiliados cubanos armados en la bahía de Cochinos, que fue repelido por el ejército revolucionario (1961).
Fidel Castro
Después de aquello, Fidel Castro proclamó el carácter marxista-leninista de la Revolución cubana y alineó a su régimen con la política exterior de la Unión Soviética (Segunda declaración de La Habana, 1962); al mismo tiempo eliminó del gobierno a los políticos liberales con los que se había aliado al llegar al poder, y unificó a los grupos políticos que apoyaban la Revolución en un único Partido Unido de la Revolución Socialista.
En 1962 permitió que los soviéticos instalaran en suelo cubano rampas de lanzamiento de misiles con las que podían alcanzarse objetivos en Estados Unidos; descubiertas por el espionaje americano, Kennedy reaccionó con un bloqueo naval a Cuba y la exigencia de retirada de las instalaciones: la consiguiente «crisis de los misiles» estuvo a punto de hacer estallar una guerra nuclear entre las dos superpotencias, que se evitó a última hora al retirar Jruschov los misiles soviéticos a cambio de la promesa de que no habría nuevos intentos de invadir Cuba.
En 1965 el partido cambió su denominación por la de Partido Comunista de Cuba, del cual fue elegido secretario general el propio Castro; en 1976 acumuló el título de presidente del Consejo de Estado. La presión norteamericana le había convertido en un dictador comunista más, el primero en el hemisferio americano.
Bajo la dirección de Fidel Castro, Cuba ha obtenido importantes logros sociales, especialmente visibles en educación y sanidad, materias en las que llegó a constituir un modelo para los países subdesarrollados; pero el coste político y cultural ha sido enorme, pues ha exigido un ejercicio dictatorial del poder, con desprecio de las libertades individuales y del pluralismo, bajo la vigilancia continua de un Estado policial. Ha desarrollado una política exterior muy activa, basada en la lucha contra el imperialismo, destacando el protagonismo del propio Fidel Castro en el Movimiento de Países No Alineados (cuya conferencia presidió en 1980) y la intervención militar cubana en África (en apoyo de los regímenes socialistas de Angola y Etiopía).
La economía planificada de inspiración soviética dio algunos frutos iniciales, racionalizando las inversiones hacia objetivos de interés colectivo y facilitando una mejor distribución de la riqueza; pero, al igual que había ocurrido en la propia Unión Soviética, anuló los incentivos y las iniciativas, aisló al país de las corrientes inversoras internacionales y, finalmente, condujo a un grave estancamiento. Cuando las dificultades económicas de la URSS impidieron que siguiera subvencionando a la retrasada economía cubana, ésta se hundió en una crisis sin precedentes.
No obstante, Castro rehusó introducir reformas en un sentido liberalizador, al estilo de la perestroika que auspiciaba Gorbachov. Salvó así su régimen del hundimiento del resto de los regímenes prosoviéticos y de la propia URSS a finales de los años ochenta y principios de los noventa; y entró en una fase agónica de duración imprevisible, en medio de la intensificación de las presiones norteamericanas.
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Biogrfía tomada de google ... para que no se diga que inflo o callo datos por fanatismo .- Ru .
GLORIA ETERNA A FIDEL .- |
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Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, Presidente de Dobla República de Cuba, en las honras fúnebres de las víctimas del bombardeo a distintos puntos de la república, efectuado en 23 y 12, frente al cementerio de Colón, el día 16 de abril de 1961.
Compañeros del Ejército Rebelde y de las Milicias Nacionales Revolucionarias;
Cubanos todos:
Es la segunda vez que nos reunimos en esta misma esquina. Fue la primera en ocasión de aquel acto de sabotaje que le costó la vida a casi un centenar de obreros y soldados.
En aquella ocasión el crimen que se había cometido contra nuestro pueblo fue necesario explicarlo por una serie de deducciones; en aquella ocasión fue necesario probar que aquel sabotaje no podía haberse realizado en nuestro territorio, es decir, no podía haberse preparado en nuestro territorio dadas las condiciones de vigilancia cuidadosa con que se realizaba la descarga de aquel barco. No era posible suponer que se debiese a un accidente, ya que aquel tipo de parque que se estaba descargando no podía explotar a consecuencia de una caída.
Fue necesario hacer historia de los antecedentes que señalaban a los culpables de aquel hecho criminal; fue necesario recordar todo el interés que el gobierno de Estados Unidos había puesto, y todas las gestiones que había hecho, para evitar que esas armas que ustedes estaban levantando hace un momento, llegaran a nuestras manos.
Desde el inicio del Gobierno Revolucionario el primer esfuerzo que realizaron los enemigos de la Revolución fue impedir que nuestro pueblo se armara. Los primeros pasos que dieron nuestros enemigos eran tendientes a mantener desarmado a nuestro pueblo, y ante el fracaso de las presiones de tipo político que se habían hecho para impedir que nosotros adquiriésemos esas armas, ante el fracaso de los primeros pasos de tipo diplomático, acudieron al sabotaje, acudieron a la utilización de procedimientos de violencia para impedir que esas armas llegaran a nuestras manos, para dificultar la adquisición de esas armas y, a la postre, lograr con el gobierno de donde provenían esas armas la supresión de las ventas que estaban haciendo a nuestro país.
Aquel zarpazo costó la vida de numerosos obreros y soldados, y cuando en aquella ocasión nosotros afirmamos que teníamos derecho a pensar que los culpables de aquel sabotaje eran los que estaban interesados en que nosotros no recibiéramos esas armas, ustedes recordarán cómo el gobierno de Estados Unidos protestó, cómo el gobierno de Estados Unidos dijo que aquello era una imputación injusta, y cómo pretendieron afirmar ante el mundo que ellos no tenían nada que ver con la explosión del vapor La Coubre.
Sin embargo, a todos nosotros, a nuestro pueblo, le quedó la profunda convicción de que la mano que había preparado aquel hecho bárbaro y criminal, era la mano de los agentes secretos del gobierno de Estados Unidos.
Estábamos empezando, sin embargo, para muchas personas en este país, y aun fuera de este país, resultaba difícil creer que el gobierno de Estados Unidos fuese capaz de llegar a tanto; resultaba difícil creer que los dirigentes de un país fuesen capaces de llevar a la práctica procedimiento semejante. Era posible que para alguna gente existía por parte del Gobierno Revolucionario una desconfianza excesiva, que existía por parte de los cubanos un recelo excesivo y una suspicacia excesiva; todavía era posible que una parte del pueblo se sintiese escéptico sobre aquellas afirmaciones; todavía nosotros no habíamos podido adquirir la dura experiencia que hemos ido adquiriendo durante estos dos años y medio; todavía no conocíamos bien a nuestros enemigos; todavía no conocíamos bien sus procedimientos; todavía no sabíamos lo que era la Agencia Central de Inteligencia del gobierno de Estados Unidos; todavía no habíamos tenido oportunidad de ir comprobando, día a día, sus actividades criminales contra nuestro pueblo y nuestra Revolución.
No era solamente aquel hecho aislado. Ya nuestro país venía sufriendo una serie de agresiones, ya nuestro país venía sufriendo una serie de incursiones por parte de aviones piratas que un día lanzaban proclamas, otro día quemaban nuestras cañas, y otro día trataban de lanzar una bomba sobre uno de nuestros centrales azucareros.
En aquella ocasión, en que precisamente por el estallido de la bomba que iban a lanzar explotó el avión pirata con sus tripulantes, cayendo hecho pedazos sobre nuestro territorio, en aquella ocasión, no pudo el gobierno de Estados Unidos negar, como lo venía haciendo, que aquellos aviones salían de sus costas; no pudo el gobierno de Estados Unidos, ante los restos de aquellos pilotos, ante la documentación ocupada intacta, y ante los números del avión que había caído sobre nuestro territorio, no pudo negar la realidad, y entonces se decidieron por darnos, o mejor dicho, se decidieron por pedirnos una excusa y darnos una explicación.
Desde luego que a todo el mundo se le hacía difícil comprender que un avión y muchos aviones pudiesen salir y entrar en el territorio de Estados Unidos, sin que fuesen observados por las autoridades de ese país, sin que fuesen registrados por los equipos modernos que en ese país poseen para detectar aviones. Pero en aquella ocasión nos pidieron excusas y nos dieron explicaciones.
Sin embargo, los vuelos no se paralizaron. Durante un tiempo largo continuaron las incursiones aéreas y en una ocasión una de aquellas incursiones costó a nuestro país un saldo elevado de víctimas. Sin embargo, ninguno de aquellos hechos tenía el carácter de un ataque militar; ninguna de aquellas incursiones pasaban de ser actos de hostigamiento por parte de aviones de tipo pirata, que un día quemaban las cañas, otro día trataban de lanzar granadas, otro día trataban de lanzar proclamas y, en fin, hacían víctima a nuestro país de un hostigamiento sistemático, y trataban de ocasionar daños de tipo económico, pero de una manera que nunca había revestido los caracteres de un ataque de tipo militar.
La explosión de La Coubre fue un acto de sabotaje preparado por los agentes de la Central de Inteligencia yanki. Los ataques por parte de aviones piratas eran ataques de tipo esporádico. Nunca se había llevado a cabo una operación que revistiera todas las características de una operación de carácter netamente militar.
En días recientes, semanas atrás, una embarcación pirata penetró en el puerto de Santiago de Cuba, cañoneó la refinería que está allí instalada, y al mismo tiempo causó víctimas con sus disparos entre soldados y marinos que estaban destacados a la entrada de la bahía.
Todo el mundo sabía que una operación de ese tipo, con embarcaciones de aquella naturaleza, no podía llevarse a cabo si no era con barcos facilitados por los norteamericanos y abastecidos por los norteamericanos en algún lugar de la zona del Caribe.
Aquel hecho situaba a nuestro país en una situación especial: nos hacía vivir, en pleno siglo XX, como se vieron obligados a vivir los pueblos y las aldeas en este continente en los siglos XVI y XVII, como se vieron obligados a vivir las ciudades y los pueblos en la época de los piratas y de los filibusteros. Colocaba a nuestro país en una situación especial en virtud de la cual nuestras fábricas, nuestros ciudadanos, nuestros pueblos, tenían que vivir a merced, cuando no de un avión que quemara nuestros cañaverales, un avión que tratara de lanzar una bomba sobre nuestros centrales azucareros, o un avión que ocasionara víctimas en nuestra población, o de un barco que penetrara en nuestros puertos y cañoneara descaradamente —cosa que no había ocurrido nunca, cosa que no ha ocurrido nunca en lo que transcurre de este siglo en este continente.
Porque este continente sí había sabido lo que eran cañones navales; este continente si había sabido lo que eran ciudades bombardeadas, y este continente si había sabido lo que eran desembarcos de tropas extranjeras. Y lo había sabido en México, y lo había sabido en Nicaragua, y lo había sabido en Haití, y lo había sabido en Santo Domingo, y lo había sabido en Cuba, porque todos estos pueblos habían conocido lo que eran las flotas y los cañones de Estados Unidos, y todos estos pueblos habían tenido oportunidad de saber lo que eran las intervenciones de la infantería de marina de Estados Unidos.
Lo que ningún pueblo de este continente había tenido oportunidad de conocer era ese tipo de hostigamiento por aire y por mar, era ese tipo de operaciones filibusteras por aire y por mar; lo que este continente no había tenido oportunidad de conocer —continente que había conocido intervenciones, continente que había conocido ejércitos mercenarios organizados por Estados Unidos—, lo que ningún pueblo de este continente había tenido oportunidad de conocer era esa acción sistemática por parte de los servicios secretos del gobierno de Estados Unidos, esa acción sistemática de sabotaje y de destrucción por parte de un poderoso organismo que cuenta con todos los recursos económicos y con los medios más modernos de sabotaje y de destrucción; lo que nunca un pueblo de este continente había tenido que conocer era la lucha contra la Agencia Central de Inteligencia del gobierno de Estados Unidos, empeñada a toda costa, cumpliendo instrucciones de su gobierno, en entorpecer la marcha pacífica y esforzada de una nación, en destruir sistemáticamente el fruto del trabajo de un pueblo, en destruir sistemáticamente los recursos económicos, los establecimientos comerciales, las industrias, y lo que es peor: vidas valiosas de obreros, de campesinos y de ciudadanos laboriosos y honestos de este país.
Ese tipo de lucha no lo había conocido ningún pueblo de América, ni incursiones de aviones piratas, ni incursiones de barcos piratas, ni sabotaje de carácter internacional organizado por un poderoso organismo que cuenta, como dije, con poderosísimos recursos económicos y técnicos para ello.
Nuestro país se había convertido quizás en el único país del mundo cuyos pueblos y ciudades podían ser hostigados por aviones piratas, cuyos puertos podían ser atacados por barcos piratas. Y que nosotros supiéramos, no existía ni existe en estos instantes un solo caso de un país que no esté en guerra con ningún otro país, que no esté enfrascado en una guerra civil, y que tenga que estar soportando ese tipo de ataque por parte de aviones y barcos piratas y, además, esa campaña sistemática de destrucción contra las riquezas y las vidas de los cubanos que viene realizando ese cuerpo secreto del gobierno de Estados Unidos.
Pero con todo eso, ninguno de los hechos anteriores había revestido, como en el caso de ayer, una agresión de carácter típicamente militar. No se trató del vuelo de un avión pirata, no se trató de la incursión de un barco pirata: se trató nada menos que de un ataque simultáneo en tres ciudades distintas del país, a la misma hora, en un amanecer; se trató de una operación con todas las reglas de las operaciones militares.
Tres ataques simultáneos al amanecer, a la misma hora, en la ciudad de La Habana, en San Antonio de los Baños y en Santiago de Cuba, tres puntos distantes unos de otros, y sobre todo uno de ellos con respecto a los otros dos, llevados a cabo con aviones de bombardeo tipo B-26, con lanzamiento de bombas de alto poder destructivo, con lanzamiento de rockets y con ametrallamiento sobre tres puntos distintos del territorio nacional. Se trató de una operación con todas las características y todas las reglas de una operación militar.
Fue, además, un ataque por sorpresa; fue un ataque similar a esos tipos de ataques con que los gobiernos vandálicos del nazismo y del fascismo acostumbraban a agredir a las naciones. Los términos de declaración de guerra no fueron términos que conocieran los gobiernos fascistas de Europa. Los ataques armados sobre los pueblos de Europa por las hordas hitlerianas fueron siempre ataques de este tipo: ataques sin previo aviso, ataques sin declaración de guerra, ataque artero, ataque traicionero, ataque por sorpresa. Y así fueron invadidos por sorpresa Polonia, Bélgica, Noruega, Francia, Holanda, Dinamarca, Yugoslavia y otros países de Europa. Y cuando en medio de aquella guerra el gobierno imperialista del Japón quiso entrar en ella, no medió declaración de guerra, no medió aviso previo. En la madrugada de un domingo —si mal no recuerdo—, el 7 ó el 8 de diciembre de 1941, una mañana los barcos y los aviones japoneses atacaron en forma sorpresiva la base naval de Pearl Harbor, y destruyeron casi totalmente los barcos y los aviones de las fuerzas navales de Estados Unidos en el Pacífico. Todo el mundo recuerda aquella fecha, todo el mundo recuerda la ola de indignación que causó en el pueblo de Estados Unidos, todo el mundo recuerda la irritación que produjo en aquel país y la indignación que produjo en el resto del mundo aquel ataque llevado a cabo en forma artera y sorpresiva. El pueblo de Estados Unidos se movilizó ante aquella agresión, y el pueblo de Estados Unidos no quiso olvidar nunca aquella forma traicionera y cobarde con que sus barcos y sus aviones fueron atacados en un amanecer del mes de diciembre de 1941.
Y aquel hecho quedó como símbolo de traición; aquel hecho ha perdurado en la historia de Estados Unidos como un hecho que quiso decir felonía, ruindad y cobardía. Pearl Harbor le recuerda a Estados Unidos la traición; Pearl Harbor le recuerda al pueblo de Estados Unidos la ruindad, la cobardía y la felonía; Pearl Harbor fue un hecho que la historia y la opinión de Estados Unidos anatematizan como hecho indigno, como hecho traicionero y como hecho cobarde.
En el dia de ayer... no pretendemos con esto hacer comparaciones, porque cuando los japoneses luchaban contra los norteamericanos, era una pugna entre dos países imperialistas, era una pugna entre dos países capitalistas, era una pugna entre dos gobiernos explotadores, era una pugna entre dos gobiernos colonialistas, era una pugna entre dos gobiernos que intentaban dominar los mercados, las materias primas y la economía de una parte considerable del mundo.
Y la pugna existía entre esos dos gobiernos, si bien el imperialismo norteamericano no tenía en aquel tiempo las características agresivas del imperialismo japonés, si no era un imperialismo de las características guerreristas del imperialismo japonés; si bien en aquel entonces potencias imperialistas luchaban entre sí, y entre aquellos imperialismos el menos guerrerista y el menos agresivo era el imperialismo norteamericano en escala mundial —para América Latina siempre había sido un imperialismo agresivo y guerrerista, pero guerrerismo de potencia poderosa contra pueblos débiles, guerrerismo cobarde de nación grande y poderosa contra naciones pequeñas y desarmadas— en el orden mundial el imperialismo norteamericano era menos agresivo y menos guerrerista que el imperialismo alemán, que el imperialismo italiano y que el imperialismo japonés. En este caso no se trata de la lucha entre dos fuerzas explotadoras, en este caso no se trata de la pugna entre dos imperialismos.
Y si el ataque a Pearl Harbor fue un ataque condenable por la forma en que se produce, sorpresivamente y violando las normas más elementales y las tradiciones de las relaciones entre los pueblos, la pugna en este caso que nos envuelve a nosotros es la pugna entre un gobierno imperialista y un gobierno revolucionario, es la pugna entre un imperialismo guerrerista y agresivo y una revolución social que destruye, precisamente, todas las formas de explotación, no solo de explotación de un pueblo por otro, sino incluso la explotación de una parte del pueblo por otra parte del pueblo.
Nos diferenciamos de Estados Unidos en que Estados Unidos es un país que explota a otros pueblos, en que Estados Unidos es un país que se ha apoderado de una gran parte de los recursos naturales del mundo, y que hace trabajar en beneficio de su casta de millonarios a decenas y decenas de millones de trabajadores en todo el mundo. Y nosotros no somos un país que explotemos a otros pueblos; nosotros no somos un país que nos hayamos apoderado, ni estemos luchando por apoderarnos de los recursos naturales de otros pueblos; nosotros no somos un país que estemos tratando de hacer trabajar a los obreros de otros pueblos para beneficio nuestro.
Nosotros somos todo lo contrario: un país que está luchando porque sus obreros no tengan que trabajar para la casta de millonarios norteamericanos (Aplausos); nosotros constituimos un país que está luchando por rescatar nuestros recursos naturales, y hemos rescatado nuestros recursos naturales de manos de la casta de millonarios norteamericanos.
Nosotros no somos un país en virtud de cuyo sistema una mayoría del pueblo, una mayoría de los obreros, de las masas del país constituidas por los obreros y los campesinos, estén trabajando para una minoría explotadora y privilegiada de millonarios; no constituimos un país en virtud de cuyo sistema grandes masas de población estén discriminadas y preteridas, como están las masas negras en Estados Unidos; nosotros no constituimos un país en virtud de cuyo sistema una parte minoritaria del pueblo viva parasitariamente, a costa del trabajo y del sudor de la masa mayoritaria del pueblo.
¡Nosotros, con nuestra Revolución, no solo estamos erradicando la explotación de una nación por otra nación, sino también la explotación de unos hombres por otros hombres! (Aplausos.)
¡Sí! Nosotros hemos declarado en asamblea general histórica que se condena la explotación del hombre por el hombre (Aplausos); ¡nosotros hemos condenado la explotación del hombre por el hombre, y nosotros erradicaremos en nuestra patria la explotación del hombre por el hombre! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Fidel!, ¡Fidel!”)
Nos diferenciamos de Estados Unidos en que allí un gobierno de castas privilegiadas y poderosas ha establecido un sistema, en virtud del cual esa casta explota al hombre dentro del propio Estados Unidos, y esa casta explota al hombre fuera de Estados Unidos.
Estados Unidos constituye políticamente hoy un sistema de explotación de otras naciones por una nación, y un sistema de explotación del hombre por otros hombres.
Por eso, la pugna entre Japón y Estados Unidos era una pugna entre sistemas similares; la pugna entre Estados Unidos y Cuba es una pugna de principios distintos, es decir, es una pugna entre los que carecen de todo principio humano y los que hemos enarbolado la defensa de los principios humanos (Aplausos y exclamaciones de: “¡Venceremos!”).
Es decir que si el ataque a Pearl Harbor constituyó un crimen, fue un crimen entre imperialistas, fue un crimen entre explotadores, en que un gobierno explotador quiso aniquilar a otro sistema explotador, en que un imperialismo quiso aniquilar a otro imperialismo. El crimen de ayer, sin embargo, fue el crimen de los explotadores imperialistas contra un pueblo que quiere librarse de la explotación, contra un pueblo que quiere implantar la justicia, ¡fue un crimen entre los explotadores del hombre y los que quieren abolir la explotación del hombre! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Venceremos!”)
Si el ataque a Pearl Harbor fue considerado por el pueblo de Estados Unidos como un crimen y como un acto traicionero y cobarde, nuestro pueblo tiene derecho a considerar el ataque imperialista de ayer como un hecho dos veces criminal, dos veces artero, dos veces traicionero ¡y mil veces cobarde! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Cuba sí, yankis no!”) Y si el pueblo de Estados Unidos se consideró con el derecho de enjuiciar al gobierno que preparó y perpetró aquel ataque como un gobierno de viles y de miserables, ¡nuestro pueblo tiene derecho a calificar de mil veces vil y miserable al gobierno que preparó ese ataque contra nuestro país! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Pim, pom, fuera, abajo Caimanera!”) Si el pueblo de Estados Unidos tuvo derecho a calificar de cobarde aquel ataque sorpresivo, es decir, aquel ataque por parte de un país poderoso a otro país poderoso, de un país que poseía muchos barcos y muchos aviones contra otro país que poseía muchos barcos y muchos aviones, ¡nosotros tenemos derecho a calificar de mil veces cobarde el ataque de un país que tiene muchos barcos y muchos aviones contra un país que tiene muy pocos barcos y muy pocos aviones! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Venceremos!”)
Con todo y eso, cuando los japoneses atacaron a Pearl Harbor, afrontaron la responsabilidad histórica de sus hechos. Cuando los japoneses atacaron a Pearl Harbor, no trataron de ocultar que fueron ellos los organizadores y los ejecutores de aquel ataque, afrontaron las consecuencias históricas y las consecuencias morales de sus hechos. Sin embargo, cuando en este caso el país poderoso y rico prepara la agresión sorpresiva y cobarde contra el país pequeño, el país que no tiene medios militares para responder a la agresión, ¡aunque sí para resistirla hasta la última gota de sangre!... (Aplausos y exclamaciones de: “¡Patria o Muerte!”)
Con toda seguridad que el gobierno imperialista de Estados Unidos actúa así con nosotros porque nosotros no somos un país poderoso; con toda seguridad que actúa así con nosotros porque sabe que nosotros no podemos ripostarles como se merecen los hechos criminales y cobardes que ejecutan contra nosotros (Aplausos); con toda seguridad que si nosotros fuésemos un país militarmente poderoso, ¡el gobierno imperialista de Estados Unidos no se atrevería jamás a perpetrar semejantes hechos contra nosotros! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Asesinos!”)
Cuando los japoneses atacaron Pearl Harbor, asumieron la responsabilidad, y estos señores no, estos señores preparan el ataque, organizan el ataque, entregan los aviones, entregan las bombas, entrenan a los mercenarios, les pagan a los mercenarios, ¡y realizan el ataque sin el valor de afrontar la responsabilidad histórica y moral de sus hechos! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Son cobardes!, ¡son cobardes!”)
El gobierno imperialista de Japón actuó y no trató de ocultar la responsabilidad; en cambio, el presidente de Estados Unidos (Exclamaciones de: “¡Fuera!”), es como la “gatica de María Ramos”, que “tira la piedra y esconde la mano” (Exclamaciones de: “¡Fuera!, ¡Fuera!”). ¡El presidente Kennedy, como la “gatica de María Ramos, tira la piedra y esconde la mano!” Esas son las palabras con que se puede resumir la política del gobierno de Estados Unidos.
Sin embargo, ¡cómo sirven estos hechos para comprender!, ¡cómo sirven estos hechos para enseñarnos las realidades del mundo!, ¡cómo sirven estos hechos para educar a nuestro pueblo! Son caras las lecciones, son dolorosas las lecciones, son sangrientas las lecciones, pero ¡cómo aprenden los pueblos con esos hechos!, ¡cómo aprende nuestro pueblo!, ¡cómo se educa y cómo se crece nuestro pueblo!
Por algo en estos instantes sabemos tantas cosas que otros pueblos ignoran; por algo somos en estos instantes uno de los pueblos que más ha aprendido, en menos tiempo, en la historia del mundo.
Y estos hechos de ayer nos van a enseñar, estos hechos dolorosos de ayer nos van a ilustrar, y nos van a mostrar, quizás con más claridad que ningún otro hecho de los ocurridos hasta hoy, lo que es el imperialismo.
Quizás ustedes tienen una idea de lo que es el imperialismo; ustedes quizás antes se preguntaron muchas veces qué era el imperialismo y qué significaba esa palabra.
¿Será que los imperialista s realmente significan algo tan malo? ¿Será que no hay mucha pasión en todas las acusaciones que se le hacen? ¿Será producto del sectarismo todas las cosas que hemos oído decir del imperialismo norteamericano? ¿Serán ciertas todas las cosas que se afirman del imperialismo norteamericano? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Serán todo lo desvergonzados que se afirma que son los imperialistas norteamericanos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Serán todo lo canalla y malvados que se afirma que son los imperialistas norteamericanos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Serán todo lo sanguinario, lo ruin y lo cobarde que se afirma que son los imperialistas norteamericanos? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿O será exageración? (Exclamaciones de: ”¡No!”) ¿O será sectarismo? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿O será exceso de pasión? (Exclamaciones de: “¡No!”)
¿Pero será posible que los imperialistas hagan las cosas que se afirma que han hecho? ¿Será cierto todo cuanto se ha afirmado de sus hechos vandálicos en el orden internacional, de sus provocaciones? ¿Fueron ellos los que provocaron la guerra de Corea? (Exclamaciones de: “¡Sí!”)
¡Qué difícil era saber lo que pasaba en el mundo cuando a nuestro país no llegaban más noticias que las noticias norteamericanas! ¡Cuánto engaño inculcarían en nosotros y de cuántas mentiras nos harían víctima! Si alguno le quedara alguna duda, si alguno en este país de buena fe —y no hablo de la miserable gusanera, hablo de hombres y mujeres capaces de pensar honradamente, aunque no pensaran como nosotros—, si alguno le quedara alguna duda, si alguno creyera que quedara un ápice de honra en la política yanki, si alguno creyera que quedara un ápice de moral en la política yanki, si alguno creyera que quedara un átomo de vergüenza o de honradez o de justicia en la política yanki, si alguno en este país, en este país afortunado que ha tenido la oportunidad de ver, en este país afortunado que ha tenido la oportunidad de aprender aunque haya sido un aprendizaje sangriento, pero un aprendizaje de libertad y un aprendizaje de dignidad... (Aplausos.)
Si alguno en este país, que ha tenido el privilegio de ver convertirse a todo un pueblo en un pueblo de héroes y en un pueblo de hombres dignos y valientes (Aplausos); si alguno en este país, cuyo cúmulo de mérito, de heroísmo y de sacrificio crece por día, tuviese o albergase todavía alguna duda; si aquellos que no pensaran como nosotros creen que enarbolan o defienden una bandera honrada, creen que enarbolan o defienden una bandera justa, y por creer eso son proyankis y son defensores del gobierno de Estados Unidos; si alguno de buena fe quedara en nuestro país de esos, sirvan estos hechos que vamos a analizar para que no les quede ya ninguna duda.
En el día de ayer, como todo el mundo sabe, aviones de bombardeo divididos en tres grupos, a las 6:00 en punto de la mañana penetraron en el territorio nacional procedentes del extranjero y atacaron tres puntos del territorio nacional; en cada uno de esos puntos los hombres se defendieron heroicamente, en cada uno de esos puntos corrió la sangre valerosa de los defensores (Aplausos), en cada uno de esos puntos hubo miles y cuando no cientos y cientos de testigos de lo que allí ocurrió. Era, además, un hecho que se esperaba; era algo que todos los días se estaba esperando; era la culminación lógica de las quemas a los cañaverales, de los centenares de violaciones a nuestro espacio aéreo, de las incursiones aéreas piratas, de los ataques piratas a nuestras refinerías por embarcación que penetró en una madrugada; era la consecuencia de lo que todo el mundo sabe; era la consecuencia de los planes de agresión que se vienen fraguando por Estados Unidos en complicidad con gobiernos lacayos en América Central; era la consecuencia de las bases aéreas que todo el pueblo sabe y todo el mundo conoce, porque lo han publicado hasta los propios periódicos y agencias de noticias norteamericanas, y las propias agencias y los propios periódicos se han cansado de hablar de los ejércitos mercenarios que organizan, de los campos de aviación que tienen preparados, de los aviones que les había entregado el gobierno de Estados Unidos, de los instructores yankis, de las bases aéreas establecidas en territorio guatemalteco.
Esto lo sabía todo el pueblo de Cuba, esto lo sabía todo el mundo. El ataque ocurre ayer en presencia de miles y miles de hombres, ¿y qué ustedes creen que han dicho los gobernantes yankis frente a este hecho insólito? Porque ya no se trata de la explosión de La Coubre, que se realiza corno acto de sabotaje taimado y oculto, ya se trataba de un ataque simultáneo a tres puntos del territorio nacional, con metralla, con bomba, con cohetes, con aviones de guerra que todo el mundo vio. Se trataba de un hecho público, un hecho esperado, un hecho que, previa su realización, el mundo lo sabía.
Y para que quede una constancia histórica, para que nuestro pueblo aprenda de una vez y para siempre, y para que puedan aprender aquella parte de los pueblos de América a los que pueda llegar, aunque solo sea un rayo de luz de la verdad, le voy a explicar al pueblo, les voy a enseñar cómo proceden los imperialistas (Aplausos).
¿Creen ustedes que el mundo iba a enterarse del ataque a Cuba, creen ustedes que el mundo iba a enterarse de lo ocurrido, creen ustedes o concibieron ustedes que fuese posible intentar apagar en el mundo el eco de las bombas y los rockets criminales que tiraron ayer en nuestra patria?, ¿que eso se le habría ocurrido a alguien en el mundo?, ¿que alguien pudiese tratar de engañar al mundo entero, tratar de ocultarle la verdad al mundo entero, tratar de estafar al mundo entero? Pues bien, en el dia de ayer no solo atacaron nuestra tierra, en ataque artero y criminal preparado, y que todo el mundo sabía, y con aviones yankis, y con bombas yankis, y con armas yankis, y con mercenarios pagados por la Agencia Central de Inteligencia yanki; no solamente hicieron eso, y no solamente destruyeron bienes nacionales, y no solamente destruyeron vidas de jóvenes, muchos de los cuales no habían cumplido todavía ni los 20 años (Exclamaciones), sino que además, además, el gobierno de Estados Unidos ha intentado en el dia de ayer estafar al mundo. El gobierno de Estados Unidos ha intentado en el día de ayer estafar al mundo de la manera más cínica y más desvergonzada que pudo concebirse jamás (Aplausos).
Y aquí están las pruebas, aquí están las pruebas de cómo actúa el imperialismo, de toda
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Y aquí están las pruebas, aquí están las pruebas de cómo actúa el imperialismo, de toda la mecánica operativa del imperialismo, de cómo el imperialismo no solamente comete crímenes contra el mundo, sino que estafa al mundo. Pero que estafa al mundo no solamente robándole su petróleo, sus minerales, el fruto de los trabajos de los pueblos, sino que estafa al mundo moralmente endilgándole al mundo las mentiras y las cosas más truculentas que nadie pueda imaginarse.
Y aquí están las pruebas. Ante nuestro pueblo vamos a leer lo que el imperialismo le dijo al mundo, vamos a mostrar lo que el mundo supo en el día de ayer, lo que le dijeron al mundo, y lo que tal vez les han hecho creer a decenas y a decenas de millones de seres humanos, lo que publicaron ayer miles y miles de periódicos, lo que pronunciaron ayer miles y miles de estaciones de radio o de televisión, de lo que pasó en Cuba, de lo cual supo el mundo, o una gran parte del mundo, una parte considerable del mundo, a través de las agencias yankis.
Cables de la UPI (Abucheos):
“Miami, abril 15. Pilotos cubanos que escaparon de la fuerza aérea de Fidel Castro, aterrizaron en la Florida con bombarderos de la Segunda Guerra Mundial tras haber volado instalaciones militares cubanas, para vengar la traición de un cobarde entre ellos.”
Repito: “Miami, abril 15. UPI”—distribuido por todo el mundo, publicado por miles de periódicos, estaciones de radio y de televisión. “Pilotos cubanos” —pilotos cubanos, eso es lo que le han dicho al mundo, eso es lo que le han dicho al mundo después que organizaron los aeródromos en Guatemala, enviaron los aviones, enviaron las bombas, enviaron la metralla y entrenaron a los mercenarios, y les dieron las órdenes a los mercenarios, lo cual todo el mundo lo sabía. y esto es lo que le dicen al mundo después que han violado cientos de veces el espacio aéreo, ante el hecho más escandaloso, ante el hecho más insólito, ante un hecho que por sí solo iba a constituir un escándalo mundial, ¿qué han hecho los gringos?, ¿qué ha hecho el gobierno gringo?
“Miami, abril 15. UPI. Pilotos cubanos que escaparon de la fuerza aérea de Fidel Castro, aterrizaron hoy en Florida con bombarderos de la Segunda Guerra Mundial tras haber volado instalaciones militares cubanas para vengar la traición de un cobarde entre ellos. Uno de los bombarderos B-26 de la fuerza aérea de Cuba aterrizó en el aeropuerto internacional de Miami, acribillado por el fuego de artillería antiaérea y de ametralladoras, y con solo uno de sus dos motores en funcionamiento. Otro descendió en la estación aérea de la marina en Cayo Hueso; un tercer bombardero aterrizó en otro país extranjero —no dice cuál—, distinto al que los tres aviones habían proyectado —escúchese—, habían proyectado originalmente dirigirse después del ataque, según fuentes cubanas locales competentes. Circulan versiones no confirmadas de que otro avión, otro aeroplano, se estrelló en el mar cerca de la isla Tortuga (Aplausos). De todos modos, la marina de Estados Unidos investiga el caso. Los pilotos que pidieron no se divulgaran su identidad... (Exclamaciones) descendieron de sus aviones vistiendo sus uniformes de maniobra, e inmediatamente solicitaron asilo en Estados Unidos (Exclamaciones).
“Edward Ahrens —vean—, Edward Ahrens, director del Servicio de Inmigración de Miami, declaró que las solicitudes están a consideración. El aviador con bigotes que descendió en Miami expresó a los funcionarios de inmigración que él y otros tres pilotos de la fuerza aérea cubana tenían proyectado desde hacía meses escapar de la Cuba de Castro. Añadió que a causa de la traición de Galo fue que él y los otros dos resolvieron darle una lección con el bombardeo y ametrallamiento de las instalaciones de las bases aéreas en su camino hacia la libertad. Dijo que él había actuado sobre su propia base, la de San Antonio de los Baños, y que los otros pilotos atacaron otras. Este piloto se mostró dispuesto a conversar con los periodistas, pero inclinó la cabeza y se puso anteojos para el sol cuando los fotógrafos intentaron tomarle vistas.
“Explicó que —óigase bien qué tamaña mentira y qué cosa tan absurda—, explicó que él y los otros pilotos habían dejado familia en Cuba y temía represalia de Castro contra sus parientes.” Es decir que afirman que se robaron los aviones, que desertaron y que no dicen sus nombres para que no sepan cómo se llaman los que se robaron los aviones y los que desertaron. Y eran pilotos de la fuerza aérea, dicen ellos. Es indiscutible que el americano que escribió esto estaba completamente borracho en la mañana de ayer (Aplausos).
“Miami, UPI. El piloto del bombardero que aterrizó en Miami explicó que era uno de los 12 pilotos de B-26 que continuaron en la fuerza aérea de Cuba después de la deserción de Díaz Lanz y de las expurgaciones que siguieron. Díaz Lanz era el jefe de la fuerza aérea de Castro, pero desertó a comienzos de 1959, poco después de haber asumido este el gobierno. Añadió que él tenía hoy la misión de efectuar una patrulla de rutina en la zona de su base, y que los otros dos pilotos estacionados en Campo Libertad, en las afueras, despegaron con excusas; uno de ellos debía efectuar hoy un vuelo a Santiago de Cuba y el otro dijo que quería verificar su altímetro. El estaba en el aire cinco minutos después de las 6:00 de la mañana. Mis camaradas, añadió, despegaron más temprano para atacar los aeródromos que habíamos dispuesto castigar. Luego, y debido a que se me acababa el combustible, tuve que tomar rumbo a Miami, porque no estaba en condiciones de llegar a nuestro destino convenido. Es posible que los otros fueran a ametrallar otro campo antes de alejarse, tal vez la playa de Baracoa donde Fidel tiene su helicóptero. El aviador no reveló cuál era el destino convenido.”
Cables de la AP (Exclamaciones):
“Miami, 15. AP —lo que le han dicho al mundo—, Miami 15, AP. Tres pilotos cubanos de bombarderos, temiendo ser traicionados en sus planes para escapar del gobierno de Fidel Castro, huyeron hoy a Estados Unidos después de ametrallar y bombardear los aeropuertos en Santiago y La Habana.
“Uno de los dos bombarderos bimotores, de la época de la Segunda Guerra Mundial, aterrizó en el aeropuerto internacional de Miami, con un teniente en los controles del avión. Refirió la forma en que él y otros tres de los 12 pilotos de aviones B-26, que son los que quedan en la fuerza aérea cubana, proyectaron durante meses huir de Cuba.
“El otro avión, con dos hombres a bordo, aterrizó en la estación aeronaval de Cayo Hueso. Los nombres de los pilotos fueron mantenidos en reserva. Las autoridades de inmigración pusieron en custodia a los cubanos y confiscaron los aviones.
“Aproximadamente 100 cubanos refugiados congregados en el aeropuerto vivaron y aplaudieron cuando el piloto fue llevado hasta la oficina de la aduana y luego transportado hacia un lugar que no se dio a conocer.”
Vean esto: “Edgard Ahrens, director distrital del Servicio de Inmigración de Estados Unidos, dio a la publicidad —dio a la publicidad el Director de inmigración de Miami— la siguiente declaración formulada por el piloto de la fuerza aérea cubana” —es decir que no solamente afirman que es cubano, tienen el descaro de afirmar que no dan su nombre, y no dan su nombre para que no sepan quiénes son. No solamente pretender hacer que ocultan el nombre de un señor que acabase de cometer un delito, sino que además el director de inmigración da a la publicidad las declaraciones. Y vean ustedes a qué grado de cinismo llega, vean ustedes hasta qué punto son desvergonzados los funcionarios y dirigentes del imperialismo; vean ustedes cómo llegan a inventar hasta en detalles una leyenda truculenta que no la cree... ni el gato, creo (Aplausos); que no la cree ni la “gatica de María Ramos”. Dice el piloto —vean la historia que entrega a la publicidad, para revestir toda la noticia con detalles, para hacer el truco completo, con todos los detalles, vean la historia que inventan—:
“Soy uno de los 12 pilotos de aviones B-26 que permanecí en la fuerza aérea de Castro después de la deserción de Díaz Lanz, exjefe de la fuerza aérea cubana, y de las purgas que siguieron. Tres de mis compañeros pilotos y yo habíamos proyectado, durante meses, la forma de poder escapar de la Cuba de Castro. Antier me enteré de que uno de los tres, el teniente Alvaro Galo —hasta un nombre, toman el nombre de uno de los aviadores de las FAR, ponen un nombre; ¡a qué extremo llegan de cinismo y de desfachatez!—, antier me enteré de que uno de los tres, el teniente Alvaro Galo, quien es piloto de avión B-26, número FAR-915 —resulta que el piloto, precisamente, está en Santiago, da la casualidad que está destacado en Santiago—, había estado conversando con un agente de Ramiro Valdés, el jefe del G-2. Alerté a los otros dos, y decidimos entonces que probablemente Alvaro Galo, quien siempre había actuado algo así como un cobarde, nos había traicionado. Decidimos entonces tomar una acción inmediata. Ayer por la mañana me destacaron a la patrulla de rutina desde mi base, San Antonio de los Baños, sobre una sección de Pinar del Río, y alrededor de Isla de Pinos. Les avisé a mis amigos en el Campo Libertad, y ellos estuvieron de acuerdo en que debíamos actuar. Uno de ellos debía volar hacia Santiago; el otro presentó como excusa que deseaba revisar su altímetro; ellos iban a despegar del Campo Libertad a las 6:00 —en el Campo Libertad no había ningún avión B-26, había aviones con desperfectos. Yo estuve en el aire a las 6:05; debido a la traición de Alvaro Galo, habíamos convenido en darle una lección, de modo que volé de regreso a San Antonio, donde su avión está estacionado e hice dos pases de acribillamiento sobre su avión, y sobre tres más estacionados cerca. Al retirarme fui tocado por fuego de armas cortas, y entonces adopté una acción evasiva. Mis camaradas ya habían salido con anterioridad para atacar campos aéreos que habíamos convenido que deberían atacarse. Luego, debido a estar bajo de gasolina, tuve que entrar a Miami, debido a que no podía llegar a nuestro destino, que ya habíamos convenido. Puede ser que ellos se hayan dirigido a ametrallar otros campos antes de retirarse, tales como la playa de Baracoa, donde Fidel guarda su helicóptero.”
Es decir que esto es lo que le han dicho al mundo. No solamente la UPI y la AP dan al mundo la noticia de que “aviones cubanos”, “que se fueron con los aviones y bombardearon”, sino que además distribuyen por el mundo esta historieta, ¿y qué creen ustedes que decenas de millones de personas han leído y han oído ayer en el mundo, publicado por miles y miles de periódicos distintos, estaciones de radio y televisión?, ¿qué ustedes creen que han dicho en Europa, en muchos sitios de América Latina, en muchas partes del mundo?
No solamente han afirmado semejante cosa, sino que han hecho toda una historia completa, con detalles y nombres, de cómo fraguaron todo. No, en Hollywood nunca habían llegado a tanto, señores.
Bien, eso es lo que declara la UPI, es lo que declara la AP, y es lo que declaran los mercenarios, es la declaración que entrega el director de Inmigración, mientras dice que no dicen el nombre para que no sean descubiertos, después de afirmar que se acaban de llevar el avión.
¿Termina eso ahí? No, eso no termina ahí, sigue la cadena. Ahora, declaraciones de Miró Cardona... (Exclamaciones y abucheos), pero antes de leer las declaraciones de Miró Cardona, voy a poner, por ejemplo, cable publicado en México, lo que da la AP de México; es decir, como prueba de lo que dan en todo el mundo, lo que han publicado la mayor parte de los periódicos, los periódicos de la reacción en México, para que ustedes vean cómo trabaja todo el aparato de la mentira y de la estafa internacional:
“México D.F., 15. AP. El bombardeo de bases cubanas por aviones cubanos desertores fue acogido aquí con muestras de agrado por la mayor parte de los diarios, que se unieron con los grupos de cubanos exilados para decir que el bombardeo era el comienzo de un movimiento de liberación del comunismo. El gobierno guardó silencio, en tanto que grupos de estudiantes izquierdistas y comunistas apoyaron la declaración del embajador cubano, José Antonio Portuondo, de que los ataques aéreos fueron ataques cobardes y desesperados de los imperialistas. Entre los cubanos exilados se notaba gran actividad. Una fuente cubana comentó que el nuevo gobierno cubano en el exilio se trasladará a Cuba a poco de la primera ola de invasión contra el régimen cubano de Fidel Castro, para establecer un gobierno provisional, que se espera sea reconocido rápidamente por muchos países latinoamericanos anticastristas. Amado Hernández Valdés, del Frente Revolucionario Democrático Cubano aquí dijo que el momento de la liberación se acerca; declaró que fueron cuatro las bases cubanas atacadas por los tres aviones cubanos que desertaron: Campo Libertad, cerca de La Habana, San Antonio de los Baños, Centro Aéreo de Santiago y Guanito, Pinar del Río.” Eso es lo que publican desde México; por el estilo en todas las capitales del mundo, del mundo imperialista o explotado por el imperialismo.
Declaraciones de Miró Cardona, para que vayan quedando al desnudo, qué clase de sujetos y qué clase de gusanos son estos señores, para que ustedes vean qué clase de elementos son estos parásitos.
Ambas agencias dan a la publicidad la siguiente noticia:
“Una declaración entregada por el doctor Miró Cardona —esto es de AP y de UPI—: un heroico golpe en favor de la libertad cubana fue asestado esta mañana por cierto número de oficiales de la fuerza aérea cubana. Antes de volar con sus aviones a la libertad, estos verdaderos revolucionarios trataron de destruir el mayor número posible de aviones militares de Castro. El Consejo Revolucionario se enorgullece de anunciar que sus planes fueron realizados con éxito, y que el consejo ha tenido contacto con ellos y ha estimulado a esos valientes pilotos. Su acción es otro ejemplo de la desesperación que a los patriotas de todas las capas sociales pueden ser arrastradas bajo la implacable tiranía de Castro. Mientras Castro y sus partidarios tratan de convencer al mundo —oigan bien—, mientras Castro y sus partidarios tratan de convencer al mundo de que Cuba ha sido amenazada de invasión desde el extranjero, este golpe en favor de la libertad, como otros anteriores, fue asestado por cubanos residentes en Cuba que se decidieron a luchar contra la tiranía y la opresión o morir en el intento. Por razones de seguridad no se darán a conocer más detalles.”
Miró Cardona era precisamente el jefe del gobierno provisional que Estados Unidos envía junto a un avión con las maletas listas para aterrizar en Playa Girón tan pronto la cabeza de playa estuviese asegurada.
Fíjense cómo trabaja el imperialismo, con qué falta de respeto para el mundo. Todo el mundo sabía que tenían los aviones allí, que tenía incluso pintadas banderas cubanas y las insignias cubanas en los aviones; se ha publicado un sinnúmero de veces; cómo estos señores, todo en cadena, van fraguando las mentiras más monstruosas y más cínicas y más desfachatadas que se les puede ocurrir a nadie.
Pero, ahora bien, no termina ahí; ahora vamos a acabar de desenmascarar a ese farsante que tiene el imperialismo allí en la ONU, y que posó de hombre ilustre, liberal, de izquierda, etcétera, etcétera, el señor Adlai Stevenson, que es otro perfecto descarado. Sigue la estafa, es decir que sigue la estafa al mundo: ya la UPI, la AP, han regado la historieta, miles de periódicos reaccionarios... y ellos mismos lo publican, que los principales periódicos acogieron con agrado la noticia de la deserción de esos pilotos.
El cúmulo de mentiras no era todavía suficiente.
Llega el señor delegado de la “gatica de María Ramos” en la ONU. “El embajador norteamericano Adlai Stevenson rechazó las afirmaciones de Roa y reiteró la declaración del presidente John F. Kennedy de que bajo ninguna circunstancia —repito—, en ninguna circunstancia habrá intervención de las fuerzas armadas de Estados Unidos en Cuba. Stevenson mostró a la comisión fotografías de United Press International, que muestran dos aviones que aterrizaron hoy en Florida después de haber participado en la incursión contra tres ciudades cubanas.”
Entonces dice Stevenson: “Tiene la marca de la fuerza aérea de Castro en su cola —expresó, señalando una de ellas—; tiene la estrella y las iniciales cubanas; son claramente visibles. Con gusto exhibiré esta foto. Stevenson añadió que los dos aviones en cuestión estaban piloteados por oficiales de la fuerza aérea cubana, y tripulados por hombres que desertaron del régimen de Castro. Ningún personal de Estados Unidos participó en el incidente de hoy, y no fueron de Estados Unidos los aeroplanos —recalcó—, fueron aviones del propio Castro que despegaron de sus propios campos.
“El ministro cubano dijo que ‘las incursiones de esta madrugada indudablemente son el prólogo de una tentativa de invasión en gran escala, organizada, abastecida y financiada por Washington. El gobierno de Cuba, dijo Roa, acusa solemnemente al gobierno de Estados Unidos ante esta comisión y ante la opinión pública del mundo de intentar emplear la fuerza para zanjar sus diferencias con los estados miembros’.”
Aquí tenemos, como pocas veces ha tenido ningún pueblo, la oportunidad de conocer por dentro, y por fuera, y por los costados, y por abajo, y por arriba, qué es el imperialismo; aquí tenemos la oportunidad de apreciar cómo funciona todo su aparato financiero, publicitario, político, mercenario, cuerpos secretos, funcionarios, que con tanta tranquilidad, que de manera tan inaudita estafan al mundo. Ahora, imagínense: ¿De qué manera nosotros hemos podido saber lo que ha estado pasando en el mundo?, ¡de qué manera hemos podido saber lo que ha estado pasando en el mundo, si esta es la versión y la explicación que le han hecho creer quién sabe a cuántas personas en el mundo!
Es decir que organizan el ataque, preparan el ataque, entrenan a los mercenarios, les entregan aviones, les entregan bombas, preparan los aeropuertos, lo sabe todo el mundo, ocurre el ataque, y afirman, tranquilamente, ante el mundo —¡un mundo que saben que se levantaría indignado ante una violación tan monstruosa, tan cobarde, tan violadora de los derechos de los pueblos, tan violadora de la paz! (Aplausos.)
Y estos miserables imperialistas gringos, después de sembrar el luto en más de media docena de hogares, después de asesinar a un puñado de jóvenes, que no eran millonarios parasitarios, ¡porque esos que hemos venido a enterrar ahí no son millonarios parasitarios, no son mercenarios vendidos al oro de ningún extranjero, no son ladrones, son hijos entrañables de nuestro pueblo! (Aplausos prolongados); jóvenes obreros, hijos de familias humildes, que no le roban a nadie, que no explotan a nadie, que no viven del sudor, ni del trabajo de nadie, y que tienen derecho a la vida más que los millonarios, ¡y que tienen derecho a la vida, más que los parásitos!, ¡y que tienen derecho a la vida, más que los gusanos! (Aplausos.) Porque no viven del trabajo de los demás, como los millonarios yankis; no viven del oro extranjero, como los mercenarios, gusanos vendidos al imperialismo (Exclamaciones de: “¡Fuera!”); no viven del vicio, no viven del robo; y tienen derecho a que se respete su vida, ¡y ningún miserable millonario imperialista tiene derecho a mandar aviones, ni bombas, ni cohetes, para destruir esas vidas jóvenes y queridas de la patria! (Aplausos.)
Y los que estén de acuerdo con semejante crimen, los que estén de acuerdo con semejante salvajada, los que se venden miserablemente y apoyan las actividades de esos criminales, los que conspiran contra la patria, en la calle, en las iglesias, en las escuelas, en dondequiera, ¡merecen que la Revolución los trate como se merecen! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Paredón!, ¡Paredón!”)
Estos son los crímenes del imperialismo, estas son las mentiras del imperialismo, ¡y después vienen los arzobispos a bendecir la mentira! (Exclamaciones de: “¡Fuera!”), ¡después vienen los clérigos reaccionarios a santificar las mentiras!
El imperialismo proyecta el crimen, organiza el crimen, arma a los criminales, entrena a los criminales, paga a los criminales, vienen los criminales y asesinan a siete hijos de obreros, aterrizan tranquilamente en Estados Unidos, y, aun cuando el mundo entero sabía sus andanzas, declaran entonces que eran pilotos cubanos, preparan la historieta truculenta y novelesca, la riegan por todo el mundo, la publican en todos los periódicos, estaciones de radio y televisión de la reacción y de la gusanera reaccionaria del mundo, y después vienen los arzobispos, bendicen y santifican la mentira (Abucheos y exclamaciones de: “¡Fuera!”), y así se asocia en el crimen, se asocia en el crimen y en la mentira, ¡toda la caterva de mercenarios, explotadores y farsantes que hay en el mundo! (Aplausos.)
¿Queda algún cubano honesto que no comprenda?, ¿queda algún cubano honesto que lo dude? Si queda un cubano honesto que lo dude, si esto no fuese suficiente, pero que comprendiendo este modo de proceder fuese capaz de comprender, ahí están nuestras bases, ahí están San Antonio, las FAR y Santiago de Cuba. Que vayan allí, que vayan allí y comprueben por sí mismo si hay una sola verdad en lo que han dicho; que comprueben allí cómo reaccionarios, imperialistas y clero farsante engañan y estafan al mundo, cómo engañan y estafan a los pueblos, y cómo es hora de que los pueblos se sacudan de la explotación, del engaño y de la estafa de los imperialistas y de cuanto farsante hay en el mundo, ¡cueste lo que cueste zafarse de ese yugo! (Aplausos prolongados.)
Pero, ahora bien, ¿es posible estafar al mundo de esa manera? Yo concibo que el señor presidente de Estados Unidos tenga aunque sea un átomo de pudor, y si el señor presidente de Estados Unidos tiene un átomo de pudor, el Gobierno Revolucionario de Cuba lo emplaza ante el mundo, el Gobierno Revolucionario de Cuba lo emplaza ante el mundo, si tiene un átomo de pudor, ¡a que presente ante las Naciones Unidas los pilotos y los aviones que dice que salieron del territorio nacional! (Aplausos prolongados.)
Y Cuba demandará ante las Naciones Unidas que sean presentados allí los aviones y los pilotos que dicen desertaron de la fuerza aérea; ¡y vamos a ver si se pueden seguir tapando la cara!
Y, si no los presentan, ¿por qué no los presentan? Naturalmente que el señor Presidente de Estados Unidos tendría derecho a que no lo llamaran mentiroso. Bien, ¿quiere el señor Presidente de Estados Unidos que nadie tenga derecho a llamarlo mentiroso?, ¡presente ante las Naciones Unidas los dos pilotos y los aviones que dice! (Aplausos.)
¡Ah!, si el Presidente de Estados Unidos no presenta ante las Naciones Unidas esos pilotos, para demostrar —¡y cómo lo van a poder demostrar!— que esos señores pilotos estaban aquí y desertaron de aquí, entonces no solo el Gobierno Revolucionario cubano, sino todo el mundo, tendrá derecho a llamarlo ¡mentiroso! (Aplausos); todo el mundo, no solamente el Gobierno de Cuba sino todos los pueblos del mundo, tendrán derecho a proclamar que el gobierno de Estados Unidos ¡no tiene derecho al menor prestigio ni al menor respeto en el mundo! (Aplausos.)
Cuando el avión U-2, espía sobre la Unión Soviética, fue derribado, la primera declaración del gobierno de Estados Unidos fue que un avión se había desviado de su ruta y había sido derribado. Pero, a los pocos días, después que se habían lanzado de lleno en la mentira, se quedaron en el aire, porque dio la casualidad que el piloto estaba vivo, hablando como una cotorra, contando hasta el último detalle, y Estados Unidos se vio desnudado ante el mundo, y tuvo entonces que confesar que el avión U-2 era norteamericano, que estaba espiando, y que lo habían mandado.
Pues bien, el gobierno imperialista de Estados Unidos no le quedará más remedio que confesar que los aviones eran suyos, que las bombas eran suyas, que las balas eran suyas, que los mercenarios fueron organizados, entrenados y pagados por él, que las bases estaban en Guatemala, y que de allí partieron a atacar nuestro territorio, y que los que no fueron derribados fueron allí a salvarse en las costas de Estados Unidos donde han recibido albergue (Aplausos).
Porque, ¿cómo puede el gobierno de Estados Unidos mantener esa mentira? Y yo le pido a la UPI y a la AP que tengan la amabilidad de decirle al señor Kennedy que nosotros decimos que si no presenta ante las Naciones Unidas a esos dos pilotos, entonces nosotros decimos con todo derecho que él es un señor mentiroso; y si él no es un señor mentiroso, entonces, ¿por qué no presenta a los pilotos?
¿Y creen acaso que van a poder ocultar ante el mundo...? No. Ya Cuba tiene una planta de radio que hoy se está ya trasmitiendo a toda la América Latina (Aplausos), y esto lo están oyendo innumerables hermanos de América Latina y en todo el mundo.
¡No! Por cierto es que no estamos en la época de la diligencia, estamos en la época del radio, y las verdades de un país se pueden llevar muy lejos. Pero, además de eso, por si se han olvidado, señores imperialistas, estamos en la época de los viajes cósmicos (Aplausos), aunque ese tipo de viaje no sea un viaje para yankis.
Y he aquí, señores, que cuando todavía no se ha apagado el eco de la admiración suscitada en el mundo entero hacia la Unión Soviética (Aplausos), por la precisión, la técnica elevada y el éxito que para la humanidad significa la hazaña científica que acaban de realizar, cuando todavía no se ha apagado el eco de esa admiración en el mundo, al lado de la hazaña de la Unión Soviética presenta el gobierno yanki su hazaña: la hazaña de bombardear las instalaciones de un país que no tiene aviación, ni tiene barcos ni fuerza militar con qué ripostar el ataque.
Es decir, comparemos, y pedimos al mundo que compare la hazaña soviética y la hazaña imperialista; entre el júbilo, el aliento y la esperanza que ha significado para la humanidad la hazaña soviética, y la vergüenza, el asco y la repugnancia que ha significado la hazaña yanki; ante la hazaña científica que permite llevar un hombre al espacio y regresar con toda seguridad, y la hazaña yanki que arma mercenarios y los paga para que vengan a asesinar jóvenes de 16 y 17 años en ataque sorpresivo, artero y traicionero en todos los órdenes, contra un país al que no le pueden perdonar su vergüenza, su dignidad, su valor. Porque lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba (Aplausos).
Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices ¡y que hayamos hecho una Revolución socialista en las propias narices de Estados Unidos! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Pa’lante y pa’lante, y al que no le guste que tome purgante!”)
¡Y que esa Revolución socialista la defendemos con esos fusiles! (Aplausos); ¡y que esa Revolución socialista la defendemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores! (Aplausos y exclamaciones de: “¡Venceremos!”; “¡Fidel, Jruschov, estamos con los dos!”, y otras consignas revolucionarias.)
Y esa Revolución, esa Revolución, esa Revolución no la defendemos con mercenarios; esa Revolución la defendemos con los hombres y las mujeres del pueblo.
¿Quiénes tienen las armas? ¿Acaso las armas las tiene el mercenario? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Acaso las armas las tiene el millonario? (Exclamaciones de: “¡No!”) Porque mercenario y millonario son la misma cosa. ¿Acaso las armas las tienen los hijitos de los ricos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Acaso las armas las tienen los mayorales? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Quién tiene las armas? (Exclamaciones.) ¿Qué manos son esas que levantan esas armas? (Exclamaciones.) ¿Son manos de señoritos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Son manos de ricos? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Son manos de explotadores? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Qué manos son esas que levantan esas armas? (Exclamaciones.) ¿No son manos obreras? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos campesinas? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos endurecidas por el trabajo? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos creadoras? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿No son manos humildes del pueblo? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Y cuál es la mayoría del pueblo?, ¿los millonarios o los obreros?, ¿los explotadores o los explotados?, ¿los privilegiados o los humildes? (Exclamaciones.) ¿No tienen las armas los privilegiados? (Exclamaciones de: “¡No!”) ¿Las tienen los humildes? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Son minoría los privilegiados? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Son mayoría los humildes? (Exclamaciones de: “¡Sí!”) ¿Es democrática una revolución en que los humildes tienen, las armas? (Aplausos y Exclamaciones de: “¡Sí!” y “¡Fidel!, ¡Fidel!” y diferentes consignas revolucionarias.)
Compañeros obreros y campesinos, esta es la Revolución socialista y democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes (Aplausos). Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, estamos dispuestos a dar la vida (Exclamaciones).
Obreros y campesinos, hombres y mujeres humildes de la patria ¿juran defender hasta la última gota de sangre esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes? (Exclamaciones de: “¡Sí!”)
Compañeros obreros y campesinos de la patria, el ataque de ayer fue el preludio de la agresión de los mercenarios, el ataque de ayer que costó siete vidas heroicas, tuvo el propósito de destruir nuestros aviones en tierra, mas fracasaron, solo destruyeron tres aviones, y el grueso de los aviones enemigos fue averiado o abatido (Aplausos). Aquí, frente a la tumba de los compañeros caídos; aquí, junto a los restos de los jóvenes heroicos, hijos de obreros e hijos de familias humildes, reafirmemos nuestra decisión, de que al igual que ellos pusieron su pecho a las balas, al igual que ellos dieron su vida, vengan cuando vengan los mercenarios, todos nosotros, orgullosos de nuestra Revolución, orgullosos de defender esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes, no vacilaremos, frente a quienes sean, en defenderla hasta nuestra última gota de sangre (Aplausos).
¡Viva la clase obrera! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Vivan los campesinos! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Vivan los humildes! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Vivan los mártires de la patria! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Vivan eternamente los héroes de la patria! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Viva la Revolución socialista! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Viva Cuba libre! (Exclamaciones de: “¡Viva!”)
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación.)
Al combate... Vamos a cantar el Himno Nacional, compañeros. (Los presentes entonan el Himno Nacional).
Compañeros, todas las unidades deben dirigirse hacia la sede de sus respectivos batallones, en vista de la movilización ordenada para mantener el país en estado de alerta ante la inminencia que se deduce de todos los hechos de las últimas semanas y del cobarde ataque de ayer, de la agresión de los mercenarios. Marchemos a las Casas de los Milicianos, formemos los batallones y dispongámonos a salirle al frente al enemigo, con el Himno Nacional, con las estrofas del himno patriótico, con el grito de “al combate”, con la convicción de que “morir por la patria es vivir” y que “en cadenas vivir es vivir en oprobios y afrentas sumidos”.
Marchemos a nuestros respectivos batallones y allí esperen órdenes, compañeros (Aplausos).
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DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE DOCTOR FIDEL CASTRO RUZ, PRIMER MINISTRO DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO Y PRIMER SECRETARIO DE LAS ORI, EN EL ACTO HOMENAJE A LOS MARTIRES CAIDOS EN PLAYA GIRON Y CONMEMORACION DE LA VICTORIA CONTRA LA INVASION MERCENARIA PERPETRADA HACE UN AÑO POR PLAYA GIRON Y PLAYA LARGA, CELEBRADO EN EL TEATRO "CHAPLIN", EL 19 DE ABRIL DE 1962.
(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)
Compañeros y compañeras:
Hace un año, un día como hoy, se disipaba el humo de los últimos disparos de la batalla de Playa Girón. Los que lanzaron aquel ataque se imaginaron que aquello sería el fin de la Revolución; pensaron que tal vez un año después, un día como hoy, no volveríamos a estar aquí juntos; pensaron que la Revolución, que todo lo que es y significa la Revolución, podía ser destruido; pensaron que otra vez nuestra patria volvería al pasado, aunque ello fuera mediante la destrucción total de nuestro país.
Para medir el grado de criminalidad de aquel ataque hay que tener en cuenta qué es lo que pensaba nuestro enemigo. A los invasores, a las fuerzas que reclutaron y entrenaron, naturalmente que les hicieron creer cosas tan insensatas como que los recibirían con los brazos abiertos. Y era menester semejante fantasía para poder reclutar a la gente que reclutaron, hacerles creer que nuestro pueblo los recibiría con los brazos abiertos.
Claro que para creer semejante cosa hay que vivir en un mundo muy distinto del mundo de las realidades. Hacerle creer a nadie que un pueblo recibiría con los brazos abiertos a sus explotadores, que nuestras masas campesinas y obreras, que nuestro pueblo que hacía apenas dos años había salido de aquella sangrienta tiranía que regó de cadáveres de jóvenes, que regó de cadáveres de hombres humildes del pueblo el suelo de la patria, que nuestras masas recibirían con los brazos abiertos a aquella horda en que se mezclaba lo peor, en que se mezclaba el señorito millonario con el esbirro y con el lumpen, hacerle creer a cualquiera que nuestro pueblo sería capaz de recibirlos con los brazos abiertos, es vivir en un mundo de fantasías.
Pero lo que hay que pensar no es en lo que creyeron o le hicieron creer a los mercenarios invasores, lo que hay que pensar es en lo que creían los que los mandaron a invadir a nuestro suelo. Y aquellos sabían, aquellos sí sabían —y lo sabían demasiado bien— que nuestro pueblo no recibiría a nadie con los brazos abiertos, que nuestro pueblo no recibiría aquella invasión criminal con los brazos abiertos.
El enemigo sabía demasiado bien que el pueblo no apoyaría a los contrarrevolucionarios. Y de ahí su estrategia. La estrategia que preparó la maquinaria militar yanki no era estrategia de los que creían que el pueblo se sumaría a la contrarrevolución, sino todo lo contrario, la estrategia de quienes sabían que el pueblo estaba con la Revolución.
Por eso condicionaron sus planes de guerra a esa realidad que ellos conocían, y de ahí que intentaran apoderarse de un espacio del territorio nacional. Porque no escogieron un campo abierto de batalla, escogieron una zona del territorio nacional de difícil acceso, adonde se podía llegar solo por tres caminos que precisamente había construido la Revolución; tres caminos, cada uno de los cuales era un paso de las Termópilas, es decir, una vía estrecha de varios kilómetros, a cuyos lados existen intransitables pantanos y cenagales; caminos que desde el punto de vista militar resultan muy fáciles de defender y muy difíciles de tomar; sitio donde existía además un aeropuerto que les permitiría las comunicaciones aéreas con el exterior, y una bahía profunda que les permitiría recibir por mar cuantos suministros fuesen necesarios.
y las fuerzas que lanzaron eran más que suficientes para defender esos caminos, sobraban para defender esos caminos, porque son tan estrechos que resulta virtualmente imposible desplegar en su defensa fuerzas mayores. Desde el punto de vista táctico, en el estudio del terreno, en la selección del lugar apropiado, trabajaron bien los estrategas del Pentágono.
Y aquella estrategia se dirigía precisamente al apoderamiento de un pedazo del territorio nacional donde poder constituir un gobierno de contrarrevolucionarios, recibir ya un apoyo más abierto, si es que no era suficientemente abierto el apoyo que ya les prestaban, e iniciar contra nuestro país una guerra de desgaste.
A todas las medidas de agresión económica que han tomado contra nuestra patria, a la supresión total del comercio, a la privación completa de nuestro mercado azucarero, al embargo de todas las exportaciones posibles, a aquellas medidas de estrangulamiento económico, pensaban añadir una guerra de desgaste contra nuestro país. Tener en el propio territorio nacional base de operaciones para sus fuerzas aéreas, convertir aquello en un bastión del imperialismo, reforzarlo con cuantos soldados mercenarios pudieran reclutar en el mundo, y apoyarlos con todos los recursos del imperio: los recursos económicos y militares.
Basta comprender esto para darse cuenta de lo que habría significado para nuestro país semejante guerra, lo que habría significado para nuestro pueblo tener que trabajar bajo el incesante bombardeo de aviones enemigos, tener que transitar por todo el territorio nacional, transportar nuestros productos a lo largo y ancho de la isla, y una isla larga y estrecha para tener una idea de la dimensión de los daños materiales, pero, sobre todo, de la dimensión de los daños humanos, de las vidas que semejante guerra habría impuesto a nuestro país.
Y para ocupar una porción del territorio donde solo puede llegarse por tres caminos tan estrechos, 1 400 hombres eran más que suficientes; 1 400 hombres que, además, traían detrás toda una escuadra de abastecimientos, y más atrás la escuadra yanki; que traían numerosos bombardeadores perfectamente abastecidos de bombas y de repuestos, con bases perfectamente organizadas en el extranjero, y más atrás los portaviones de la armada de Estados Unidos.
Por eso les decía que para medir la dimensión del crimen que intentó contra nuestro pueblo el imperialismo yanki, hay que tener en cuenta cuáles eran sus planes. ¡Y cuánto destrozo, cuánta sangre y cuántas vidas habría costado a nuestra patria semejantes planes! Porque no era de suponer, ni mucho menos, que la Revolución sucumbiera simplemente; no era de suponer, ni mucho menos, que los revolucionarios se rindieran, sencillamente; no era de suponer, que sus objetivos de destruir a la Revolución hubiesen sido alcanzados, porque lo que es de suponer, lo que todo el pueblo sabe, lo que cualquiera comprende, es que nuestro pueblo habría resistido la agresión a cualquier precio.
Pero el precio habría sido un precio alto, el precio habría sido un precio extraordinariamente alto.
Mas, los que hicieron esos planes no se detuvieron por ello; a los que hicieron esos planes no les preocupó en absoluto cuánto luto y cuánto dolor habrían sembrado en nuestra patria; no les detuvo la violación de las más elementales leyes internacionales; no les detuvo la violación de los más elementales principios del derecho humano; no les detuvo la menor consideración a la opinión de todo el continente; no les detuvo absolutamente nada. Solo una cosa los detuvo, solo una realidad los detuvo, ¡y esa realidad fue nuestro pueblo!, ¡ese muro que se encontraron fueron nuestros combatientes! (APLAUSOS.)
y lo que no pudo impedir el derecho internacional, lo que no pudieron impedir los organismos internacionales, el crimen que ninguna institución jurídica, que ningún organismo regional o mundial pudo impedir, lo impidieron nuestros bravos soldados de la patria.
¿Dónde estuvo el error de los que tan meticulosamente habían realizado aquellos planes? ¿Dónde se equivocaron? Se equivocaron al medir a nuestro pueblo; se equivocaron al medir la moral de nuestro pueblo, el valor de nuestro pueblo y la fuerza de una Revolución. Esa fuerza, esa moral, ese valor, fue lo que ellos resultaron incapaces de medir, y entre otras cosas porque no puede medirse, porque el valor de un pueblo que defiende su tierra, la moral y la fuerza de una Revolución que defiende la justicia de su causa, no puede medirse. Y por eso los agresores frente a todas las revoluciones verdaderas han fracasado, porque han sido incapaces de medir la fuerza de las revoluciones.
Ellos creían que por el simple hecho de que una mañana cualquiera, de manera imprevista, aparecieran sobre nuestro país escuadrillas de aviones de bombardeo, el ataque sorpresivo, el lanzamiento de bombas de metralla y de "rockets"; creían que el estampido de las bombas bastaría para sembrar el pánico en el pueblo, para sembrar el terror en la nación y el miedo en nuestros combatientes.
Ellos contaban con el factor sorpresa, y en sus cálculos tenían por seguro que aquel ataque cobarde, aquel ataque criminal, una mañana cualquiera, un sábado al amanecer, desmoralizaría al pueblo, desmoralizaría a la Revolución, y, además, dejaría completamente destruidos nuestros pocos, viejos y maltratados aviones de guerra. Para contar con una absoluta superioridad aérea, para contar con un dominio total del aire, contaron, entre otras cosas, con que no quedaría un solo avión en pie. Y así, sembrado el terror en el pueblo, la desmoralización entre las fuerzas armadas, ni un solo avión en pie, podrían enseñorearse con sus aviones sobre el campo de batalla.
Y ahí comenzó su primer gran error, error de cálculo y error militar. Ni los bombardeos intimidaron al pueblo, ni desmoralizaron a nadie, ni acobardaron a nadie, sino que llenaron de ira, de indignación a todos nuestros ciudadanos, y, además, no destruyeron siquiera más que una ínfima parte de nuestros pocos, viejos y maltratados aviones.
Los del Pentágono piensan y creen que los demás no piensan; los del Pentágono se creen superinteligentes, y se imaginan que los demás son superimbéciles; los del Pentágono se creían poseedores de toda la sabiduría; creían, además, que el impacto de su fuerza amedrentaría a los revolucionarios. Los del Pentágono no se detuvieron siquiera a pensar un minuto que la Revolución de nuestro pueblo se hizo de la nada, surgió de muy poca cosa, y se acostumbró a combatir contra efectivos superiores, contra la superioridad numérica y la superioridad en armas de los enemigos.
Pero ellos, que hicieron sus planes, creían que todo se habría de cumplir exactamente como lo habían pensado. ¡Y resultó que todo se cumplió exactamente lo contrario de lo que lo habían pensado! (APLAUSOS.) Los aviones estaban absolutamente dispersos —nuestros aviones—, absolutamente dispersos; los campos perfectamente protegidos con armas antiaéreas; y el ataque sorpresivo, cobarde y criminal no sirvió sino para destruir algunos pocos de aquellos aviones. Pero a pesar de que eran pocos, viejos y maltratados aviones, teníamos todavía menos pilotos que pocos, viejos y maltratados aviones; y a pesar de los aviones que destruyeron, todavía sobraban aviones para los pilotos que teníamos. Y el ataque cobarde, criminal y traicionero, no sirvió más que como una advertencia, como la advertencia del inminente ataque; no sirvió más que para que dispusiésemos de 48 horas a fin de movilizarnos y prepararnos para la agresión que estaba a la vista. Porque aquel ataque, a todas luces, indicaba la inminencia de la agresión.
Y así ocurrió. Las fuerzas de desembarco se venían aproximando y el día 17, desde las primeras horas de la madrugada, comenzaron a ocupar posiciones en el territorio que habían escogido. Habían organizado sus planes, traían las armas de nuevos contingentes que desembarcarían después, la comida día por día y hora por hora calculada con esa meticulosidad con que trabajan en el Pentágono, las fuerzas de paracaidistas listas para arrojarlas al amanecer sobre los puntos estratégicos, y el supuesto dominio del aire. Se encontraron, en primer lugar, la más decidida resistencia de los pocos milicianos que en aquellos parajes se encontraban, pero que al grito de "ríndete", respondieron "¡Patria o Muerte!", y abrieron fuego (OVACION).
Y esta fue, esta fue tal vez la primera sorpresa que se llevaron los invasores: la entereza de aquellos hombres que solos absolutamente, sin más armas que sus rifles de infantería, iniciaron allí mismo la resistencia y advirtieron y comunicaron la presencia del enemigo en aquel sitio.
La segunda sorpresa fue al amanecer, cuando ellos tranquilamente, como si se tratara de una excursión, estaban todavía desembarcando su material de guerra y sus flamantes, y bien uniformados de "gusanos de seda" (RISAS), soldados de su "famosa" fuerza expedicionaria, y de repente se aparecieron por el cielo nuestros pocos, viejos y maltratados aviones (APLAUSOS), ¡pero cargados de bombas, de rockets y de balas!, que para mayor ironía eran las bombas, los rockets, las balas y los aviones que el imperialismo le había dado a Batista para que ya luchara una vez contra nosotros (APLAUSOS).
Y esa fue, sin duda, la segunda gran sorpresa, el segundo gran fallo de los planes imperialistas, de los sabios del Pentágono, que no calcularon que a aquella hora tan temprana de la mañana cayera sobre su escuadra invasora, tan recio aguacero de bombas y de balas (APLAUSOS).
Eran viejos, pocos y maltratados aviones, pero llevaban dentro hombres que habían dicho ¡Patria o Muerte! también (OVACION), que llevaban en el alma la decisión de morir o vencer. Y los aviones enemigos se encontraron con que no eran los dueños de los cielos; se encontraron la tenaz y heroica resistencia de nuestros aviadores que concentraron su esfuerzo —como era lógico— principalmente sobre los barcos enemigos.
Mientras tanto, nuestras escasas fuerzas resistían firmemente. Y otra cosa con lo que tal vez no calculó el Pentágono, y fue que rápidamente, en refuerzo del batallón heroico de la ciudad de Cienfuegos (APLAUSOS), llegaron, constituidos en batallón de combate, los alumnos de la Escuela de Responsables de Milicias de Matanzas (APLAUSOS). De donde resultó que los planes del imperialismo habían salido perfectos: llegaron exactamente a la hora planeada, comenzaron a desembarcar a la hora planeada, lanzaron sus paracaidistas sobre los puntos estratégicos a la hora planeada; todo perfecto, excepto que al mediodía la mitad de sus barcos estaban hundidos (APLAUSOS) y la carretera del Central Australia a Playa Larga estaba firmemente en nuestras manos (APLAUSOS).
Ese día fue muy poca la protección aérea que pudo recibir nuestra infantería de nuestros pocos, viejos y destartalados aviones, dedicados a atacar lo más importante en ese momento, que eran los barcos enemigos. Pero, a pesar de todo, avanzaron, y bajo el fuego aéreo del enemigo ocuparon sus posiciones. Y entonces empezaba la batalla en serio.
Los sabios del Pentágono sabían, seguramente, que nosotros habíamos recibido una cantidad de tanques, una cantidad de antiaéreas y una cantidad de cañones, pero calcularon, calcularon que nosotros no estaríamos en condiciones —para esa fecha— de utilizar esos tanques, esos cañones y esas antiaéreas. En lo que se equivocaron, una vez más, fue en no imaginarse siquiera la serenidad con que nuestras fuerzas armadas prepararon los artilleros de esas armas y los tripulantes de esos tanques. Ellos se imaginaron que todos esos cañones y tanques, por falta material de tiempo para la instrucción, estarían almacenados el día del ataque. Y eso estaba también en los cálculos de los inteligentes sabios del Pentágono. Ellos no podían comprender que las revoluciones hacen cosas realmente increíbles en épocas normales; que un pueblo revolucionario es capaz de prepararse mucho más rápidamente, en una época, que un pueblo en estado de normalidad o de opresión, o de explotación.
Y efectivamente, miles y miles de humildes obreros, jóvenes, fueron reclutados voluntariamente y puestos a aprender con toda urgencia el manejo de aquellas armas. Y lo que no pudieron calcular los enemigos era que el día del ataque todas esas armas estaban listas para el combate y listas para vencer también (APLAUSOS). Y por eso, lo que les ocurrió la primera mitad del día 17 no era más que el comienzo, no era más que la prueba. Desde entonces comenzó la batalla, pero aquella batalla tuvo una característica y fue que no se interrumpió un solo minuto. Cuando después de todo un día de combate los invasores creyeron que había llegado la hora de tener tal vez algún descanso, fue cuando aparecieron en escena las baterías de los obuses del 122 y los tanques (APLAUSOS). Si creían que habría tregua, se encontraron con que nuestros artilleros y nuestros tanquistas (APLAUSOS) no esperaron el amanecer y desde la madrugada del día 18, sin tregua ni descanso, comenzaron a atacar las posiciones enemigas. Y cuando al amanecer los aviones que el día anterior habían estado hostigando a nuestra infantería en aquella carretera sin poder recibir protección aérea nuestra, cuando al amanecer volvieron aquellos aviones se encontraron con 54 piezas de artillería antiaérea disparando sobre ellos (APLAUSOS).
Y ya nuestros batallones avanzaban por todos los caminos y vericuetos en el interior del territorio que trató de ocupar el enemigo y el ataque se lanzaba por los otros dos puntos de entrada a aquel territorio donde ellos se habían atrincherado.
Fueron, pues, sorpresas sobre sorpresas, errores de cálculo sobre errores de cálculo y todo se desenvolvía tan rápidamente que el enemigo no tuvo siquiera tiempo de reflexionar, de reaccionar ni de reponerse. No me refiero al enemigo que estaba allí, que no tuvo tiempo ni de "pegar los ojos", nos referimos al enemigo principal, que estaba "allá". No hubo tiempo ni de que el Pentágono se reuniera a discutir, porque mucho antes de la convocatoria y del tiempo que por lo general estos señores se toman para discutir, ya no había cabeza de playa en Playa Girón (APLAUSOS), porque el día 19 avanzando desde todas direcciones nuestras fuerzas acorralaron y desalojaron al enemigo.
Allí no cupo siquiera la historia de Dunquerque. Para los flamantes invasores no hubo siquiera Dunquerque, porque precisamente, para que no hubiera Dunquerque, no se les dio tregua ni descanso un solo minuto. Y no había barco ni cosa parecida que se atreviera a aparecerse por allí a rescatarlos (APLAUSOS). E inmediatamente nuestros tanques y nuestra artillería tomaron posesión rápidamente de las costas y esperaron: qué pasaba.
Durante los tres días de combate portaaviones yankis estuvieron en las cercanías de nuestras costas y sus aviones más de una vez volaban rasantes sobre nuestro territorio, tratando de intimidar, y alguna que otra vez hasta incluso abrieron fuego.
No es que nuestras fuerzas fueran allí solo dispuestas a combatir a aquella fuerza de mercenarios, es que fueron dispuestas a combatir lo que viniera detrás de ellos (APLAUSOS), porque inmediatamente la histeria se apoderó de los gobernantes yankis. Tan fulminante y sorpresiva derrota era algo que no cabía siquiera en la imaginación de los imperialistas, en el orgullo de los imperialistas, en la soberbia de los imperialistas que comenzaron inmediatamente a lanzar amenazas, a advertir que ellos estarían dispuestos a actuar unilateralmente en el caso de Cuba, y fue necesario movilizar rápidamente las tropas que estaban en aquella zona hacia la capital, puesto que el grueso de las fuerzas eran procedentes de la capital, sustituirlas por otras fuerzas para culminar la captura de todos los invasores y atrincherarse en la capital, en espera de lo que pasara.
La gloria no está solo para nuestros combatientes en la bravura y en el heroísmo con que combatieron y aplastaron a la vanguardia enemiga, sino en la disposición de enfrentarse a las tropas regulares del imperialismo si osaban invadir nuestro suelo.
No fuimos nosotros los que inventamos aquel ataque, fueron ellos los que lo inventaron, luego no fuimos nosotros culpables de la derrota que sufrieron, ¡fueron ellos que nos atacaron, los únicos culpables de su humillante derrota! (APLAUSOS.)
La importancia que desde el punto de vista militar tuvo la batalla en aquel territorio de Playa Larga y Playa Girón, de todo el territorio de la Ciénaga de Zapata, estriba en que la "cabeza de puente" fue destruida rápidamente y que por lo tanto el enemigo no pudo proseguir sus planes. El enemigo no pudo llevar adelante su estrategia, el enemigo no pudo desembarcar el grueso de sus fuerzas. En eso estriba fundamentalmente, en que el plan fue aniquilado desde el momento mismo en que no pudieron establecer la cabeza de playa, desde el momento mismo en que no pudieron posesionarse de un pedazo de nuestro territorio. Todos los demás planes quedaron en el aire; puesto que la fuerza que enviaron a cumplir los primeros objetivos fue fulminantemente aniquilada.
Claro que no solo fue una gran victoria de nuestro pueblo, sino que, además, nuestras fuerzas se comportaron con una serenidad, y con un pulso que pocas veces se ha visto en la historia de ninguna guerra, puesto que ardía la sangre de nuestros soldados, puesto que la más profunda indignación se albergaba en sus pechos, y sin embargo, tuvieron serenidad y tuvieron pulso.
¿Dónde estaba, o dónde podía estar el mérito de aquellos invasores? No eran los expedicionarios del Granma; no eran los 82 hombres en un barquito de 60 pies, sin comida, perdidos en el Golfo de México, en el Mar Caribe, sin bases de aprovisionamiento, sin fuerzas aéreas, sin escuadras, sin armada yanki detrás, sin portaaviones, sin submarinos, sin acorazados. No era la fuerza revolucionaria; los revolucionarios no suelen tener ayuda de nadie cuando hacen sus revoluciones, cuando inician sus luchas; la escasez más espantosa los suele acompañar; la persecución, la falta de medios, de armas, de medios de transporte, de protección de cualquier tipo, que se lanzan con los escasísimos recursos de que disponen a la lucha contra todo un ejército.
Cuando se cree en las masas, cuando se tiene fe en la causa, porque la causa es verdaderamente justa, entonces no se traen tanques ni aviones de bombardeo, ni morteros pesados, ni "bazookas"; entonces no hay escuadras detrás; escuadras detrás, armadas detrás solo podían tener los ahijados de los millonarios yankis, los representantes del poder de la esclavitud y del dinero, los representantes de la fortuna y del privilegio.
Cuando los que vinimos a luchar contra el privilegio y contra los poderosos del dinero y de la explotación iniciamos nuestra lucha, no teníamos detrás más que la estela que dejaba nuestra pequeña embarcación. Y esa es la diferencia, la infinita diferencia entre las dos causas que se enfrentaban. La nuestra llegó, se enfrentó a todas las vicisitudes y triunfó; la revolución del pueblo, la revolución de los humildes, se hizo poder; la contrarrevolución de los poderosos, de los ricos, de los explotadores, cuando vino a recuperar sus privilegios, tenían detrás los tesoros de los grandes monopolios, las infinitas sumas de millones de un imperio, su escuadra, sus aviones, sus campos de entrenamiento, sus bases de operaciones aéreas, sus fuerzas aéreas, los gobiernos títeres ayudándolos; todo era fácil.
Las armas salían de los arsenales yankis; los alimentos salían de los almacenes yankis, las ropas, los equipos de campaña, los alimentos, las raciones de guerra salían de los "stocks" del ejército yanki. Y las expediciones se preparaban en multitud de bases, desde la Isla Vieques, en el hermano país oprimido de Puerto Rico, pasando por el territorio de Estados Unidos, y luego en Guatemala, en Nicaragua; todo el poder de los millonarios detrás de ellos; todos los millones de los poderosos explotadores detrás de ellos. Esa era la causa que ellos representaban.
y por eso la expedición del barco pequeño y solitario que enarbolaba una causa justa, la causa de los humildes, triunfó, combatió durante 25 meses, y se hizo poder, mientras la causa de los explotadores, de los privilegiados, de los millonarios, de los poderosos, fracasó, ¡y no pudo sostenerse, siquiera, 72 horas! (APLAUSOS.)
Y eso es lo que en la logística yanki, en la logística del Pentágono, en sus planes estratégicos, no consideran, no toman en cuenta, y por eso fallan todos sus planes, y por eso fracasan sus planes terroristas, y por eso sus bandas contrarrevolucionarias fueron también aniquiladas (APLAUSOS), a pesar de las armas que les llegaban por aire y por mar.
Tomaron venganza contra nuestros maestros, contra nuestros brigadistas alfabetizadores (APLAUSOS), contra nuestros alfabetizadores populares (APLAUSOS); y así, así, primero asesinaron al maestro voluntario Conrado Benítez (APLAUSOS), después asesinaron al alfabetizador popular, el obrero Delfín Sen (APLAUSOS), y después, junto a un padre de familia, campesino, asesinaron al brigadista Manuel Ascunce (APLAUSOS). Solo el odio ciego, bajo y ruin de los explotadores, de las contrarrevoluciones de los explotadores, de los imperialistas, pueden concebir semejantes actos; actos que creían permanecerían impunes, y, sin embargo, ¿qué ha ocurrido en el transcurso de este año?, ¿qué ha ocurrido en el transcurso de estos 12 meses, desde el triunfo aplastante de Playa Girón? ¡Que el asesino de Delfín Sen fue capturado y fusilado con toda su pandilla! (APLAUSOS), ¡que el jefe pandillero que asesinó al brigadista Manuel Ascunce fue capturado y fusilado! (APLAUSOS.)
Seguirá ....
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Tomaron venganza contra nuestros maestros, contra nuestros brigadistas alfabetizadores (APLAUSOS), contra nuestros alfabetizadores populares (APLAUSOS); y así, así, primero asesinaron al maestro voluntario Conrado Benítez (APLAUSOS), después asesinaron al alfabetizador popular, el obrero Delfín Sen (APLAUSOS), y después, junto a un padre de familia, campesino, asesinaron al brigadista Manuel Ascunce (APLAUSOS). Solo el odio ciego, bajo y ruin de los explotadores, de las contrarrevoluciones de los explotadores, de los imperialistas, pueden concebir semejantes actos; actos que creían permanecerían impunes, y, sin embargo, ¿qué ha ocurrido en el transcurso de este año?, ¿qué ha ocurrido en el transcurso de estos 12 meses, desde el triunfo aplastante de Playa Girón? ¡Que el asesino de Delfín Sen fue capturado y fusilado con toda su pandilla! (APLAUSOS), ¡que el jefe pandillero que asesinó al brigadista Manuel Ascunce fue capturado y fusilado! (APLAUSOS.)
Y, por último, como una coincidencia simbólica, el mismo día, o al día siguiente de conmemorarse la primera acción del mes de abril del año pasado, fue cercado y muerto cuando trató de escapar el asesino del maestro voluntario Conrado Benítez (APLAUSOS).
Es decir que, en los emblemas de los agentes del imperialismo, de los asesinos a sueldo del imperialismo, bien pudieran inscribir esta frase: "¡No escaparás, no escaparás!" (APLAUSOS.) ¡No escaparás a la justicia del pueblo! (APLAUSOS.) Asesinos, asesinos de maestros, asesinos de alfabetizadores populares, asesinos de brigadistas adolescentes, ¡no escaparán! (APLAUSOS); asesinos de obreros, como aquellos que al perpetrar el criminal sabotaje contra "El Encanto" dio lugar a que muriera abrasada entre las llamas aquella ejemplar trabajadora, Fe del Valle (APLAUSOS)... no escapó tampoco a la justicia del pueblo; asesinos de obreros, asesinos de campesinos, asesinos de maestros, de alfabetizadores, de brigadistas, no podrán escapar de la justicia del pueblo, como no escaparon tampoco en su día los criminales que, en las montañas durante la guerra, y en las ciudades, privaron de la vida a miles de jóvenes.
¡No escaparon! Ni los pequeños ni los grandes criminales escapan ni escaparán, ni los que organizan estas bandas de asesinos tampoco escaparán al veredicto de la historia, que no será un simple veredicto de palabra, sino el veredicto que marca inexorable el destino de los explotadores de todo el mundo, como un reloj que le dice: "tus días están contados, el fin de tu sistema explotador se acerca".
Ese reloj, que se siente en el palpitar de los pueblos explotados y que les marca su destino inexorable, no son simples frases. No hay más que ver el panorama del mundo, pero, sobre todo, ver el panorama de América. La Revolución Cubana sigue en pie y es cada día más fuerte; la Revolución Cubana, al año del artero y cobarde ataque, conmemora hoy el primer aniversario de aquella victoria, pero lo seguirá conmemorando además por todos los tiempos venideros (APLAUSOS).
La obra revolucionaria continúa adelante. Casi un millón de cubanos aprendieron a leer y a escribir a partir de entonces (APLAUSOS). Nuestra campaña de alfabetización pudo llevarse adelante, sin que pudieran impedirla ni con sus invasiones ni con sus crímenes espantosos; no pudieron impedir que esos cientos de miles de compatriotas nuestros, a quienes la sociedad les había negado, aquella sociedad de explotación y de vicio les había negado la oportunidad de aprender siquiera el abecedario, pudieran recibir la enseñanza, pudieran aprender.
Nuestros planes en todos los órdenes, pero fundamentalmente nuestros planes educacionales en los cuales se cifra la gran esperanza del porvenir, pudieron seguir adelante. Y regresaron victoriosas las legiones de jóvenes que se lanzaron a través de los campos y de las montañas a enseñar, y que hoy integran legiones de estudiantes entusiastas dedicados por entero a formarse, para forjar el mañana de la patria.
No pudieron siquiera impedir nuestros planes, nuestro avance en todos los órdenes. Y la Revolución por eso se consolida y se hace fuerte, es fuerte con el pueblo y junto al pueblo. Porque la Revolución es eso, el pueblo (APLAUSOS).
Y no puede decir lo mismo el gobierno en cuyo territorio se organizó la expedición y se entrenó a los mercenarios; no puede decir lo mismo el tirano que gobierna a Guatemala, porque si él también puede conmemorar el aniversario de esta derrota, con seguridad que no conmemorará el segundo aniversario de su derrota (APLAUSOS), porque se está cayendo, porque su situación es insostenible, porque lo "barre" el pueblo. No lo salva ya ni la sombra de Kennedy (APLAUSOS). No pueden decir lo mismo otros gobiernos que se prestaron a las agresiones contra nuestro país.
La democracia proletaria, el gobierno proletario se hace cada vez más fuerte en nuestra patria, mas no puede decir lo mismo esa seudodemocracia llamada "democracia representativa", y que no es más que la dictadura feroz de las oligarquías explotadoras contra los pueblos; no puede decir lo mismo, al año de la derrota imperialista de Girón, el gobierno tambaleante de Rómulo Betancourt (APLAUSOS).
Y se puede casi preguntar si conmemorará, acaso, el segundo aniversario de la derrota imperialista de Girón. porque hay uno, hay uno, que no pudo siquiera conmemorar el primer aniversario de la derrota imperialista, el gobierno seudodemócrata, es decir, la "democracia representativa" de la Argentina, porque allí no fue ni siquiera el pueblo, fueron los "gorilas" los que lo liquidaron; pero que en la misma medida en que hacen retroceder todavía un paso más atrás el sistema político argentino, acercan al pueblo argentino a la hora de la Revolución.
El gobierno proletario, la revolución proletaria, sigue adelante; las "democracias representativas" de Ydígoras, de Betancourt y comparsa, se tambalean y se caen; sacudidas unas veces por el pueblo, y sacudidas otras veces por los factores más reaccionarios del imperialismo.
y por lo que se ve, mientras la Revolución Cubana no pudo ni podrá ser destruida con todas las agresiones económicas y militares, y sin que el imperialismo nos dé un solo centavo, sus "democracias representativas", aunque el imperialismo les dé lo que les dé —¡y en realidad les da bien poco!— se caen (APLAUSOS).
¿Qué sería si los agredieran como el imperialismo agrede a la Revolución proletaria? ¿Qué sería si esos regímenes tuvieran que resistir el cerco y el embargo, el bloqueo, que el imperialismo le ha puesto a la Revolución proletaria? ¿Qué sería, cuánto durarían, si apuntándolos el imperialismo, con todo lo que puede apuntalarlos, se caen? Mientras tratando de destruirnos con todos los medios que dispone el imperialismo para destruir un gobierno, lejos de caerse es más fuerte nuestra Revolución (APLAUSOS).
¿Y que perspectiva le ofrecían a nuestra patria? ¿Qué solución le ofrecían a nuestro país? La solución que le dieron a Guatemala, la solución que le dieron a nuestro hermano pueblo guatemalteco, con la invasión y la consiguiente contrarrevolución de Castillo Armas. Han pasado siete años de aquel acto piratesco —siete, u ocho, o nueve, de aquel acto piratesco— en que al igual que trataron de hacer en Playa Girón, lanzaron a una horda de mercenarios desde los territorios limítrofes, también con la ayuda y la complicidad, como en este caso, de los gobiernos títeres, y también con apoyo de aviones de bombardeo, y se apoderaron del gobierno de aquel país, instauraron el peor régimen de reacción, les arrebataron las tierras a los campesinos.
¿Y que hay en Guatemala al cabo de ocho años? ¿Qué solución le dieron? La sangre que corre hoy en el hermano pueblo, las decenas y los cientos de jóvenes estudiantes y obreros asesinados por los esbirros de la tiranía proimperialista; los campesinos perdieron sus tierras, los obreros perdieron sus derechos. Y al cabo de ocho años de aquella invasión mercenaria y traidora, que logró sus objetivos, corre la sangre a raudales del pueblo guatemalteco. Sangre obrera, sangre campesina y sangre de estudiantes se derrama al cabo de ocho años; al cabo de ocho años la feroz represión, la feroz tiranía y el pueblo luchando de nuevo por romper sus cadenas.
Eso es lo que querían depararnos a nosotros: nuevos Machado, nuevos Batista, nuevos Ventura, nuevos Chaviano, nuevos Cowley, nuevas "Pascuas Sangrientas", nuevos rosarios de cadáveres de jóvenes asesinados, de nuevo el hambre, el desempleo, la discriminación, la explotación inhumana, el trabajo esclavo de los campesinos, la opresión despiadada de las masas trabajadoras. Eso es lo que nos deparaban sobre un río de sangre, porque, ¿cómo habrían podido de nuevo apoderarse de nuestra patria, sino sobre un río de sangre, sobre un mar de sangre, sobre montañas de cadáveres, sobre las cenizas del territorio nacional? Y eso es lo que nos deparaban.
y por eso creían que los iban a recibir con los brazos abiertos, como si los esclavos libertados añorasen el látigo y el yugo de sus amos de ayer.
La Revolución no tendrá dentro de ocho años, ni tendrá nunca más, nunca más nuestros obreros, nuestros campesinos, nuestros estudiantes, tendrán que caer balaceados por sus explotadores, por los ejércitos mercenarios, de los oligarcas explotadores, los amos de las riquezas, de las tierras, de las industrias; nunca más tendrán que caer bajo las balas homicidas de los ejércitos que organiza y arma el imperialismo; nunca más, porque para siempre son y serán los dueños de su destino, de su riqueza. Porque cada vez serán más los hombres y las mujeres que trabajen, en la misma medida en que se desarrolle nuestra riqueza; cada vez será más un pueblo de trabajadores y un pueblo de estudiantes.
Lo que el imperialismo ofrece son esas escenas de la Universidad de Guatemala, donde caen inermes los jóvenes asesinados por la "porra". Y lo que la Revolución ofrece es ese espectáculo que vemos todos los días, que cualquier ciudadano puede ver todos los días, de muchedumbres de jovencitos y jovencitas con sus uniformes de becados, con sus libros bajo los brazos, dirigiéndose llenos de entusiasmo, hacia las escuelas, hacia las secundarias, los preuniversitarios, los centros tecnológicos y las universidades.
¡Qué distinto panorama el que brinda la Revolución proletaria y el que brinda el imperialismo! Dentro de 15 años, por ejemplo —y 15 años transcurren velozmente en la vida de cualquier pueblo— solamente de los planes de becados saldrán 100 000 técnicos universitarios (APLAUSOS), sin contar los que surgirán de las universidades sin necesidad de becas del Gobierno Revolucionario; nuestros técnicos se contarán por cientos de miles. ¡Qué gran futuro, que extraordinario porvenir!
Si se piensa que solo preparando al pueblo, y que lo importante es preparar al pueblo, porque nuestro país tiene riquezas naturales suficientes para llegar a desarrollar una gran industria, una extraordinaria economía, si los recursos naturales los tenemos ahí, ¿qué nos falta? Nos faltan los recursos humanos, y los recursos humanos los estamos creando. Nos faltan las maquinarias, las fábricas, y las fábricas las estamos instalando. No nos faltarán los recursos financieros, no nos falta una naturaleza magnífica; nos faltaban los recursos humanos, y como tenemos la materia prima de un gran pueblo, los recursos humanos que necesitemos los tendremos, y, sobre todo, en la misma medida en que llevemos adelante los planes de estudio, de capacitación técnica de toda la clase obrera, de formación de cientos de miles de técnicos, nuestro país tendrá, sin duda alguna, un futuro extraordinario, porque tiene todo lo que necesita para garantizar ese futuro.
Nuestros problemas presentes no engañan a nadie, no pueden confundir a nadie. Cuando combatíamos a las fuerzas del imperialismo, no pensábamos que venían a destruirnos el presente; pensábamos, sobre todo, que nos querían destruir el porvenir (APLAUSOS). Porque el presente nuestro no podía ser otra cosa que lo que nos dejaron, no podía ser otra cosa que una economía pobre, subdesarrollada, una industria atrasada, la dependencia absoluta de un solo mercado; no podíamos tener otro presente que el que nos dejaron. Lo que hemos hecho es repartir mejor lo que teníamos, distribuir mejor lo que nos quedó.
La tiranía nos dejó sin reservas. Virtualmente había gastado cientos de millones de reservas en los siete años de despilfarro y de sangre que nos impuso. No podíamos hacer otra cosa que aprovechar mejor lo que teníamos y distribuir mejor lo que teníamos. Claro está que nuestra economía dependía de un solo mercado: la desgracia de depender del mercado yanki, que todas nuestras piezas de repuesto, todas nuestras fábricas eran de marca yanki en su mayoría, que de allí tenía que venir la materia prima, las piezas de repuesto, que nuestra economía estaba completamente moldeada a esa dependencia de un solo mercado, y que el imperialismo se valió de todas esas ventajas para hacernos todo el daño posible, para tratar de estrangular nuestra economía, para tratar de hacernos perecer por hambre, para crearnos todos los obstáculos imaginables, para poner a nuestro pueblo ante una dura prueba.
Claro está que nos habían dejado muy poco, y lo poco que nos dejaron virtualmente dependiente de la voluntad de nuestros explotadores yankis, lo único que podíamos hacer era aprovechar mejor lo poco que teníamos y distribuir mejor lo que nos habían dejado. Pero de manera que no se acostara un solo niño con hambre, que no faltara un bocado en ningún hogar cubano; dar trabajo, dar empleo, proporcionar un ingreso a toda la familia, arreglárnoslas con lo poco que nos habían dejado y comenzar a preparar el futuro.
Y esa es nuestra gran tarea: el futuro. Los imperialistas tratan de engañar a los pueblos de América, y pretenden atribuir a las medidas revolucionarias las consecuencias del bloqueo y de la agresión económica. Y ellos no dicen que nos han creado problemas con sus agresiones y sus bloqueos, sino que los problemas son consecuencias de las leyes revolucionarias. Y con ese engaño tratan de confundir a los pueblos. Pero ya veremos a la vuelta del tiempo, ya veremos a la vuelta de los años, ya veremos cuando empiecen a nacer y empecemos a cosechar los frutos del trabajo de hoy; ya veremos cuando nuestra patria se vaya llenando de fábricas, cuando el nivel técnico de nuestros trabajadores se haya elevado considerablemente, cuando los técnicos se puedan contar por cientos de miles, cuando la productividad de nuestro trabajo se multiplique; ya veremos con cuanto orgullo pensaremos, incluso, en los sacrificios de hoy, para que podamos decir: "no fue un triunfo sin esfuerzo, no fue un triunfo sin sacrificios, y tenemos derecho a este porvenir"; y el día de mañana podremos decir: "tenemos derecho a estos frutos porque supimos ganárnoslos, porque no fuimos un pueblo que pensara en pan para hoy y hambre para mañana" (APLAUSOS). Aquí, desde luego, había quienes no pasaban nunca hambre, pero había muchos que sí pasaban hambre. Y a esos, lo que el régimen capitalista les ofrecía era "hambre para hoy más hambre para mañana" (APLAUSOS).
¡La Revolución socialista ofrece pan para hoy y más pan para mañana! (OVACION.)
Y eso nos lleva de la mano a la idea de que el trabajo es lo más importante en esta Revolución, que la función del trabajador es la más sagrada función en esta Revolución, y que el trabajador, ser trabajador es el título más honroso en esta sociedad (APLAUSOS); porque es el trabajador el que crea las riquezas, el pan de todos; y porque nuestra sociedad tiene que ser cada vez más una sociedad de trabajadores, una sociedad de productores, una sociedad donde cada vez haya menos parasitismo, menos parásitos.
Porque los parásitos de las sociedades explotadoras, los parásitos de la burguesía, de las burguesías y de su cohorte de servidores, se nutren del sudor de los trabajadores. y basta tener un poco de sentido común para comprender que habrá mucho más bienes, mucho más producto, en aquel pueblo donde sean más a producir y menos los parásitos, menos a holgazanear, que aquel donde son cada vez más a holgazanear y menos a producir.
Esto nos indica que la gran tarea de nuestro pueblo es producir. Nosotros sabemos, en el día de hoy, porque existía en ocasiones anteriores la costumbre de conceder desde el mediodía del jueves, con motivo de las tradiciones de la Semana Santa, y se acordó este año que fuese el viernes, en consideración al principio de la necesidad de trabajar y de producir, aunque, claro está, hubo una deficiencia en la tramitación, no fue con el debido tiempo para informar oportunamente y con tiempo anticipado a todos los obreros y empleados. Hubo alguna queja en ese sentido. Sin embargo, ¿caben quejas en un día como hoy? Hoy, incluso, ¿cómo hemos nosotros honrado la victoria y los que hicieron posible la victoria? ¡Trabajando!, ¡trabajando! (APLAUSOS.)
La Revolución ha traído nuevas fechas: el 1º de enero, que por ser ya tradicionalmente de fiesta se transfiere al día 2; el 26 de julio, son nuevos días feriados; hay un mes de vacaciones. Ese derecho por ley se va a ampliar a todos los empleados del Estado (APLAUSOS).
Por eso, cuando las necesidades de la lucha nos obligan a perder un día, una gran concentración, tenemos que tratar de que sea un domingo y si la efectuamos entre semana, trabajar el sábado o el domingo, porque lo más sagrado, la responsabilidad más importante, el deber más primordial de cada ciudadano es producir, porque el pueblo necesita muchos bienes, necesita vestirse, necesita calzarse, se sienta a la mesa todos los días, necesita muchas cosas, necesita medicinas, necesita viviendas. Pero para poderse sentar a la mesa, para poder satisfacer todas esas necesidades, el pueblo tiene que producir (APLAUSOS). Porque los bienes no caen como “maná” del cielo, los bienes tiene que conquistarlos el hombre, luchando con el medio, luchando con la naturaleza, trabajando.
A los explotadores, a los capitalistas, los bienes sí les caían del cielo, del trabajo de los obreros. Pero en una sociedad llamada a eliminar toda explotación del hombre por el hombre, no habrá explotadores (APLAUSOS), no habrá nadie que reciba los bienes por una especie de derecho divino del sudor de los demás; y todos serán productores; y esos bienes tenemos que producirlos y tenemos que producirlos trabajando. Por eso el trabajo hay que dignificarlo, elevar la productividad del trabajo. ¿Cómo se eleva la productividad del trabajo?
Con nuevas técnicas, con nuevas máquinas. ¿Cómo se adquieren nuevas técnicas y nuevas máquinas? ¡Produciendo, trabajando, haciendo rentables todas las industrias, todas las empresas, porque de ahí, solo de ahí, del trabajo, puede provenir la satisfacción de todas nuestras necesidades, de nuestras necesidades de invertir para tener nuevas máquinas, nuevas fábricas, que aumenten la productividad del trabajo; para preparar nuevos técnicos, para satisfacer las necesidades del pueblo!
Y por eso, cada vez más, como pueblo trabajador tenemos que poner nuestro pensamiento en el trabajo, en la bondad del trabajo y en el principio de que los bienes que deseamos, de que los bienes que necesitamos solo nosotros podemos producirlos, solo de nuestro trabajo pueden provenir. Y con ese espíritu afrontar la tarea, en los campos, en las ciudades, en todos los frentes, con ese sentido del deber, con ese pensamiento puesto en el pueblo, en sus necesidades, en la satisfacción de sus necesidades; en la población que crece, en la población que necesita el fruto de ese trabajo.
Y he querido en el día de hoy detenerme en este pensamiento, porque es así como nosotros —pensando en el futuro— hemos de analizar y hemos de conmemorar estos hechos históricos.
Es así como nosotros tenemos que ser leales a los que cayeron; es así como nosotros tenemos que rendir tributo a nuestros muertos.
Así, hoy, en este acto se junta el pueblo, se juntan los representantes de nuestras heroicas unidades de combate, nuestras gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias (APLAUSOS) junto a los familiares de nuestros heroicos caídos en los combates (APLAUSOS), junto al pueblo trabajador, junto al Gobierno Revolucionario, junto a la dirigencia revolucionaria (APLAUSOS PROLONGADOS) como expresión de lo que es nuestra Revolución: el obrero que trabaja y que produce junto a su herramienta, y el obrero que monta guardia con su fusil, y que defiende la integridad de la patria.
¡Obreros que producen, obreros que montan guardia, soldados dispuestos a producir, productores dispuestos a convertirse en soldados y a ser todos soldados si la patria los necesita, o a ser todos productores cuando la patria no necesita soldados! (APLAUSOS.)
Eso es nuestro pueblo, esa es nuestra Revolución. Contra esa Revolución y contra ese pueblo vinieron a chocar los invasores del imperialismo; contra ese pueblo tendrán que estrellarse todas las agresiones, porque decíamos “pocos, viejos y destartalados aviones”, hablando de Girón, ¡pues si repiten la triste hazaña no se encontrarán ni con pocos, ni con viejos, ni con destartalados aviones! (APLAUSOS PROLONGADOS Y GRITOS DE: “¡Fidel, seguro, a los yankis dales duro!”)
Ya cuando Girón, ya cuando Girón nuestras fuerzas estaban listas para combatir, no solo contra una fuerza como aquella, sino contra varias fuerzas como aquella, porque nadie piense que se emplearon en el combate todos nuestros efectivos de infantería y de artillería —y eso era entonces. Y ya no serían las unidades bisoñas, apresuradamente entrenadas, ¡ya tendrían que chocar contra una organización mucho más eficiente, mucho mejor entrenada y más completamente equipada! (APLAUSOS.)
Nuestra fuerza ha crecido considerablemente desde entonces. ¡Y lo advertimos!, lo advertimos porque más vale que escarmienten nuestros enemigos. Hay leyes ya más severas, hay disposiciones más drásticas; ¡a partir del asesinato del brigadista Manuel Ascunce, la Revolución es implacable con sus enemigos! (APLAUSOS.)
Y ya por una vez basta, y no ha quedado por nosotros la lección; tiempo de sobra para escarmentar; porque si vuelven a atacar a nuestro país, ¡es conveniente que los agresores dejen hecho el testamento antes de partir! (APLAUSOS PROLONGADOS), sea cual fuere la forma de ataque: filtración, ataque directo, fuerzas mercenarias, infantería de marina, lo que sea; porque junto a las fuerzas de operaciones, van los Tribunales Revolucionarios (APLAUSOS).
La organización de la Revolución, no solo en el campo militar progresa, y no solo en el campo militar debemos hacerla progresar, debemos hacerla progresar en todos los frentes: en la agricultura, en la industria, en la administración pública, en todos los frentes. Debemos perfeccionar nuestro trabajo, y continuar perfeccionando nuestra defensa; continuar adelante con nuestros planes educacionales, las unidades siempre alertas, los aviones siempre listos, y siempre bien cuidados, de manera que nunca el enemigo los pueda destruir en un ataque sorpresivo. Las unidades siempre alertas, siempre, ¡siempre!, ¡nunca bajar la guardia!, ¡nunca pensar que el peligro desaparece!, ¡siempre alertas, siempre listas! y, ¡listas para vencer, además! (APLAUSOS.)
Todos los oficiales, todos los instructores revolucionarios, todos, deben tener siempre este pensamiento, todos los hombres de las unidades de combate, siempre presente ese pensamiento: que el enemigo es artero, que el enemigo es criminal, que el enemigo es cobarde, que el enemigo ataca por sorpresa; y siempre listo cualquier soldado, cualquier unidad en cualquier punto. ¡La defensa nunca se rompe! ¡El soldado revolucionario nunca se rinde!, y cuando queda aislado pelea él solo como si estuviese con él todo un ejército (APLAUSOS); siempre con la mente preparada, siempre con el ánimo dispuesto, siempre con el pensamiento firme, y siempre presente el deber del combatiente revolucionario, frente a todas las contingencias, frente a todas las vicisitudes; reaccionar rápidamente, como se reaccionó contra el ataque artero hace un año; siempre, cualquiera que sea el enemigo, cualquiera que sea su fuerza, siempre, como los centinelas de Playa Larga y Playa Girón, con el grito de: ¡Patria o Muerte! en los labios. Siempre como nuestros pilotos, como nuestros artilleros, como nuestros tanquistas, como nuestros soldados de infantería; siempre, siempre como aquellos jóvenes heroicos que con sus antiaéreas se batieron: muchachos de 14 y de 15 años; siempre como aquel marinero que al sur de la Ciénaga de Zapata quedó solitario en un cayo, y durante tres días cumplió su deber, informando en la retaguardia todo el movimiento de las fuerzas enemigas (APLAUSOS).
Con ese espíritu, con esa decisión, con ese fervor, con esa firmeza es que debemos conmemorar este 19 de abril, con ese tributo de recuerdo leal, firme, a nuestros muertos, a los que cayeron en esos combates, con ese sentimiento de solidaridad hacia ellos, hacia sus hijos, ¡que son los hijos de todo el pueblo! (APLAUSOS); hacia sus esposas, hacia sus padres, hacia sus seres queridos, que en el cariño del pueblo encuentran, al menos, alguna compensación a su dolor, que en la felicidad del pueblo encuentran la recompensa de sus sacrificios, que en el porvenir de la patria verán siempre, en el avance de la Revolución, que el sacrificio no fue inútil, que su dolor —aunque dolor duro, aunque dolor entrañable— tiene, en cambio, la compensación de toda la felicidad que han hecho posible, de todo el bien que han hecho posible a la patria.
Cuando nosotros nos reunimos con los familiares, les hablaba de la infinita gratitud que todo el pueblo tenía que sentir hacia aquellos caídos, porque, como les explicaba, por la valentía con que combatieron, por la decisión con que se lanzaron a aplastar al enemigo, impidieron que los planes enemigos se llevaran adelante, impidieron que la patria se cubriera de luto; porque si el enemigo hubiese ocupado efectivamente, y consolidado un pedazo del territorio nacional, no cabrían en este teatro, ¡no cabrían siquiera en la Plaza Cívica los dolientes que habrían tenido que llorar la pérdida de sus hijos o de sus padres, o de sus esposos, o de sus hermanos!
La gratitud infinita de la patria por los que cayeron, ahorrándonos tanto dolor, por lo que puede decirse que nunca tantas vidas se salvaron por las vidas que se perdieron, y que por eso nuestro país, nuestra patria estaría siempre agradecida, y que nuestra consideración hacia sus seres queridos no era privilegio para esos seres queridos, sino respeto al recuerdo de los compañeros caídos. Porque cualquier combatiente, cualquier padre, cualquier hijo, cualquier esposo, en la hora del combate es lógico, es inevitable, en presencia de la posibilidad de la muerte, que tenga en ese momento el pensamiento de los suyos, de los que ampara y sostiene con su trabajo, y que para que ese pensamiento de los que van a morir, o de los que se enfrentan a la muerte tenga todo el respeto y toda la consideración nuestra, por eso nosotros, hacia ellos, hacia los seres queridos de nuestros compañeros caídos, todas nuestras consideraciones, toda nuestra ayuda, todo nuestro respeto (APLAUSOS).
Y les decía también a ellos que nuestros Tribunales Revolucionarios han exigido una indemnización material de los daños ocasionados; que esa indemnización nunca podrá satisfacer el daño en vidas humanas que nos hicieron. Pero que por eso mismo, aunque lo material era lo secundario, que lo importante era el aspecto moral, que lo importante era que los que organizaron esa invasión le paguen al pueblo de Cuba los daños materiales que le causaron (APLAUSOS); que lo importante era que los invasores hayan tenido que regresar, o tengan que regresar, no con las palabras de Julio César: "llegué, vi, vencí"; sino, llegué, vi y nos aplastaron (APLAUSOS).
Y que junto a los vencidos tengan que doblar la cabeza los principales culpables, que junto a los vencidos tengan que pagar con ellos los principales responsables. Y que lo que importa de esa reparación en lo que tiene de reparación moral, que el país todopoderoso, que el país imperialista, que no midió su poderío cuando fraguó sus planes criminales contra nuestra nación pacífica, contra nuestro pueblo trabajador, contra nuestro pequeño país tenga que reparar de manera directa o indirecta, por sobre cuerda o por bajo cuerda, tenga que reparar el daño material. Y aunque con reparaciones materiales no se pueden compensar vidas humanas, esas reparaciones las vamos a invertir en salvar vidas, en comprar medicinas, material quirúrgico, medios de producción de alimentos para niños; es decir que sirvan para salvar muchas vidas, para traer salud a nuestro pueblo, y, sobre todo, a nuestros niños (APLAUSOS), y para que eso sirva de alguna forma de reparación al daño irreparable que nos hicieron.
Compañeros y compañeras:
Nuestros muertos mandan, mas no los llamemos muertos, digamos como el poeta Nicolás Guillén: que viven más que nunca, que vivirán eternamente en el latido de cada corazón de cubano, que viven en nuestra sangre, en nuestra devoción, en nuestro esfuerzo; que viven en cada estudiante que marcha con sus libros a la universidad, que viven en cada niño que juega en nuestros parques infantiles, en cada pionero que marcha a la escuela; que viven en cada soldado de la patria, en cada centro obrero, en cada batallón, en cada unidad, en cada división; que viven en cada ciudadano de la patria, y que nos mandan a cumplir el deber.
¡Patria o Muerte!
Venceremos !!
( OVACIÓN ). |
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Me imagino que durará, ahora mismo medio siglo y seguirá durando el diablo es el diablo. |
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El diablo es USA.
Bienvenido a La Cuba del Gran Papiyo, yoantifidel.
Te invito a que te asomes al Panel General, porque ahí se desarrolla el 99% de los posteos.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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