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General: El 24 de julio de 1783 nace Simón Bolívar
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Respuesta  Mensaje 1 de 6 en el tema 
De: Nobotuma  (Mensaje original) Enviado: 24/07/2012 03:25
     El 24 de julio de 1783 nace en Caracas, Venezuela, Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios y Blanco quien tomó las banderas de la Libertad, no sólo para Venezuela, sino para Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia. Hombre grande de Latinoamérica, forjó sus sueños con tantos sacrificios hasta agotar su salud y su propia libertad para amar y vivir como cualquier hombre. Sólo pienso en la terrible soledad en la cual quedó, siendo tan niño, al morir su madre y luego su padre y la otra soledad que le correspondió vivir cuando tuvo que partir de Venezuela para dejar su último suspiro en Santa Marta, Colombia, lejos de su gran amor: Manuela Saenz, lejos de Venezuela y de sus amigos y colaboradores más fieles.
¿Qué más se le podía pedir a este hombre que sacrificó todo por nuestra Independencia?
¡Honor y gloria eterna al Libertador Simón Bolívar!!

http://www.biografiasyvidas.com/monografia/bolivar/fotos/bolivar_3.jpg


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Respuesta  Mensaje 2 de 6 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 24/07/2012 11:55
Un escrito digno de ser releido hoy , querida Novo , hoy día en el que celebramos el nacimiento de nuestro Libertador  :
 
Bolívar Antiimperialista

Por: Ildefonso Finol | Jueves, 31/07/2008 06:56 PM

Bolívar Antiimperialista

Toda la gigantesca obra de El Libertador fue y es antiimperialista. Ese es su signo más definitorio. Cada frase suya de rebeldía, cada marcha, cada combate cuerpo a cuerpo, cada proclama, es una acción convencida contra la hegemonía imperial.

Bolívar fue contrario a toda forma de dominación extranjera sobre los pueblos. Las alianzas tácticas que estableció con los ingleses, por ejemplo, siempre tuvieron la claridad del carácter principista no transigible de esta condición. La soberanía popular y la independencia nacional constituyen en el ideario bolivariano lo medular en lo político.

Genio entregado a los cambios de su tiempo, Bolívar percibe de manera precoz la gestación de un neo-imperio en los Estados Unidos. En vano le insiste a Santander para que no los incluya en la convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá. Sus cartas son llameantes saetas de luz contra la agresiva potencia emergente.

El 5 de agosto de 1829 escribe desde Guayaquil al coronel Patricio Campbell la carta que contiene la más premonitoria advertencia antiimperialista. Lo hace con signo de interrogación, porque está reflexionando sobre lo que serían capaces de hacer los Estados Unidos para evitar la independencia, unión y fortalecimiento de Nuestra América. Los consideraba capaces de cualquier cosa.

“¿Y qué no harían los Estados Unidos…?” se pregunta él y al destinatario de esta agónica misiva que está cumpliendo 179 años de haber sido escrita. “¿Y qué no harían los Estados Unidos… que parecen destinados por la providencia para plagar la América de miserias en nombre de la libertad?”. Tal predicción quedó grabada con sangre en la antología del pensamiento antiimperialista mundial.

El antiimperialismo de quienes militamos en el bolivarianismo y más precisamente en el proyecto socialista, no es un capricho antiestadounidense, para nada, es una convicción de sustento científico que busca enfrentar esta aberración de la contemporaneidad que amenaza con destruir la existencia misma de la especie.

El imperialismo es una consecuencia dialéctica del capitalismo, donde las leyes de la acumulación y concentración del capital conllevan a la formación de los monopolios transnacionales y la hegemonía político-militar de los Estados al servicio de esos capitales. Por eso el imperialismo es una “tendencia permanente a la violencia”, a la agresión contra toda expresión de resistencia a sus designios.

La consigna más antiimperialista de Bolívar apunta a construir esa alianza de fuerzas progresistas que pongan freno a la irrefrenable voracidad hegemonista. Unidad, unidad, unidad. Consigna de conmovedora vigencia que nos llama a elevarnos por encima de las miserables subjetividades.

Hoy, como nunca antes en la historia humana, la unidad de los pueblos, la unidad revolucionaria, es el arma más efectiva contra la esquizofrenia imperial. La amenaza nuclear, las guerras, la destrucción del ecosistema, el cáncer financiero del narcotráfico, el hambre, todos los grandes problemas de la humanidad actual, tienen sus raíces, sus causas más profundas y sus factores más agravantes, en el fenómeno del imperialismo. Es de humanidad oponernos a él.

Palabra de Bolívar.


"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.

caciquenigale@yahoo.es

Respuesta  Mensaje 3 de 6 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 24/07/2012 12:01
Bolívar Antiimperialista
Escrito por Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia
Martes, 10 de Junio de 2003 20:00


“La patria es América y la lucha debe estar al servicio de la humanidad”
Simón Bolívar

“Lo que Bolívar dejo sin hacer en América, aún esta sin hacer”
José Martí


El antiimperialismo, el pensamiento social y el planteamiento de la patria grande, genuina expresión de la unidad de nuestra América, son los postulados traicionados por las oligarquías nacionales americanas. Señalamos para ejemplarizar a Santander y Rivadavia, que confundieron la lucha por la emancipación e independencia, con un cambio de potencia dominadora. Traición y daño, no sólo a Bolívar, sino, lo más importante a nuestros pueblos.

El ideario bolivariano, sus concepciones políticas, no son caprichos, obedecen al riguroso análisis de la realidad y a la actitud contraria de Estados Unidos, Inglaterra, Francia y la Santa Alianza a los intereses de las nacientes repúblicas. Este es el aspecto que nos han querido escamotear, pretenden que veamos a Bolívar en su mausoleo, sólo en su grandeza militar, nunca en su plenitud política.

Causas objetivas que explican el profundo antiimperialismo de El Libertador son: La mentira, las artimañas, la hipocresía y la manipulada neutralidad de las potencias; la doctrina Monroe, el saboteo sistemático a los intentos de unidad latinoamericana; facilitar la reconquista española, incluido el comercio de armas y provisiones y la ruptura de bloqueos impuestos en el desarrollo de la guerra liberadora; contradicciones evidentes y antagónicas en temas como la esclavitud y la política frente a la población originaria indígena.

La realidad ha demostrado y demuestra la certeza de la percepción bolivariana “Los Estados Unidos parecen llamados por la providencia para plagar la América de hambre y de miseria en nombre de la libertad”. El devenir histórico demuestra que Bolívar esta vivo, su pensamiento es vigente y encarna los intereses populares.

La bandera antiimperialista de El Libertador, ha sido ondeada por grandes luchadores americanos en el compromiso ineludible de culminar su obra libertaria, la independencia definitiva de América Latina y el Caribe. En esta pléyade de ilustres honramos la memoria de Manuelita Sáenz, la libertadora del Libertador, José Martí, Emiliano Zapata, Luis Emilio Recabarren, Augusto Cesar Sandino, José Carlos Mariategui, Maria Cano, Luis Carlos Prestes, Ernesto Che Guevara, Camilo Cienfuegos, Gilberto Vieira santucho y Jacobo arena

Actualmente la sostienen manos tan poderosas, prístinas y representativas de nuestros pueblos como las de Fidel Castro, en la Cuba socialista; Hugo Chávez en la Venezuela Bolivariana y Manuel Marulanda Vélez en la nueva Colombia en construcción. Al lado, hombro a hombro con millones de hombres y mujeres de Nuestra América dispuestos a defender hasta con la vida misma el anhelo de libertad, paz con justicia social, soberanía y autodeterminación.

Las directrices imperiales impuestas por los organismos financieros internacionales mantienen las políticas neoliberales como carta de navegación, para seguir el impune robo de las riquezas naturales, expropiar a nuestros pueblos con las privatizaciones y garantizar su inmisericorde explotación. Nos estrangulan, además, con la impagable deuda externa. Washington centra ahora su ambición sobre el agua y la biodiversidad del continente y desarrolla planes de guerra contra nuestros pueblos.

El ALCA condensa los planes imperiales, es la carta estratégica de dominación que nos quieren imponer. Los representantes nacionales de los gringos, están deseosos de firmar los tratados que le garantizan al amo del norte reposicionamiento geoestratégico en su pugna producto de la globalización capitalista. Son parte de estos planes, en el aspecto militar y como generador de violencia, El Plan Colombia y su complemento la Iniciativa Regional Andina. A ellos se une como instrumento expoliador el Plan Puebla Panamá.

Ya los traidores de la dignidad de Allende y Neruda, de los intereses y la memoria de millares de asesinados por el fascismo pinochetista, auspiciado por la Casa Blanca, utilizaron pluma y conciencia perennemente manchados de sangre de pueblo chileno, para firmar con orgullo burgués, es decir postrados, ese instrumento de dominación. Algún día, más temprano que tarde, pagaran por su traición. Y con ellos todos los actuales santanderistas y rivadavistas.

La actual prepotencia imperial, paradójicamente producto de la crisis del sistema, genera múltiples problemas para nuestros pueblos. En medio del desespero del poder, ven como única solución para reactivar su maltrecha economía, la guerra que revitalice su industria bélica. Para justificar las agresiones, en cualquier parte del mundo, utilizan la excusa del momento, la lucha contra el terrorismo, como ellos identifican la lucha que desarrollan las mayorías populares por los derechos fundamentales.

No hay duda de la hegemonía estadounidense, sin embargo no podemos desconocer el papel que juega en el dominio y explotación mundial la Unión Europea con Alemania, Francia e Inglaterra como cabezas imperiales y Japón centro imperial asiático.

Ante esta situación de agresión, violencia y desconocimiento de los derechos, por parte de los imperios y de sus fieles servidores y representantes, las burguesías nacionales, proponemos a nuestros pueblos, la creación del Frente Antiimperialista de Nuestra América. Organismo capaz de canalizar y amplificar las luchas por conquistar las sociedades que nos merecemos, las cuales garanticen los derechos de las mayorías y la explotación de las riquezas nacionales para beneficio de los pueblos en su conjunto.

“Nuestra patria es América”, sentenció El Libertador, es nuestra obligación histórica construirla, como luchadores dispuestos a mantener en alto las banderas de la independencia, dispuestos a cumplir nuestro designio histórico, seguros que sólo hay una opción para nuestros pueblos: Vencer. Al unísono con Martí, repetimos, “lo que Bolívar no hizo sin hacer esta aún, Bolívar tiene mucho que hacer en América todavía. Porque en Bolívar nos encontramos todos.


Contra los Planes Imperiales … Unidad y lucha de nuestra América

Respuesta  Mensaje 4 de 6 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 24/07/2012 12:08

Bolívar y el antiimperialismo

Por: Isabel Rivero | Domingo, 17/05/2009 10:36 AM

Si Simón Bolívar fue el Libertador de las Américas, se infiere que ese prócer tuvo una ideología antiimperialista. Por consiguiente, esta deducción hace pensar en que, detrás de la misma, hay una serie de datos históricos que respaldan tal afirmación.

De eso se trata la obra Bolívar, pensamiento precursor del antiimperialismo, de Francisco Pividal (FP), publicada por las Ediciones de la Presidencia de la República.

El interés de la mencionada obra, según FP, está en dar a conocer lo que ese autor ha llamado la antihistoria de los Estados Unidos, que es la historia nuestra, la de los pueblos de América. Esta idea se sustenta en el derecho que se ha atribuido EEUU de calificar de forma única lo que sus gobiernos quieran para, después, concluir también lo que ellos quieran, tal como FP refiere.

Asimismo, en esa separación territorial, en que, según Pirconell y, luego, James Monroe, América es para los americanos, o mejor para los norteamericanos, señala FP que se practica la "filosofía del despojo".

Con base en lo anterior, la repartición de la tierra se ejecutó bajo la consigna del robo, como ocurrió con México, que terminó amputado después de la Guerra de Secesión, con la cual se inició una política de conquistas expansionistas que abarcó desde América Central, el mar Caribe, Colombia, Venezuela y Canadá.

Antes de la política expansionista de EEUU, va explicando FP, existen antecedentes que refuerzan la sumisión y la dominación, pues con Joaquín Cortés empieza la cadena de los explotadores y con Marina, o la Malinche, su amante, una india mexicana, la de los explotados. Esto genera una diferenciación con los conquistadores y, al mismo tiempo, una solidaridad con los conquistados.

Luego, en 1801, FP argumenta con referencias cómo en aquella época se daba un negocio entre la metrópoli (España) y sus colonias basado en la explotación que, hasta hace poco, antes de la llegada del presidente Chávez, seguía realizándose con otras metrópolis de ese modo.

Para contrarrestar el dominio español, la estrategia de Bolívar fue la unión de América, la Patria Grande. Por eso, el Libertador jamás desaprovechó ocasión alguna para batallar a favor de la integración, ya que sabía que la desintegración favorecía la intromisión y la hegemonía de cualquier imperio y que, desde entonces, EEUU se perfilaba como un candidato a la dominación.

El planteamiento antes mencionado da origen al nombre del libro de Francisco Pividal.

En un contexto como el presente, en que continuamos una lucha con el Imperio, resulta oportuna la lectura de ese texto para conocer, o recordar, según sea el caso, hechos del pasado que, a medida que se relacionan con los actuales, ayudan en la interpretación de realidad propia para así mantenernos en una lucha constante contra lo que, directa o indirectamente, nos mantenga bajo el dominio de otros que sólo buscan su provecho a costa del infortunio nuestro.

Otro asunto. Agradezco al Fiscal 4° del Ministerio Público del área de Caracas, Ismael Quijada, su trato amable en días pasados cuando hice una denuncia sobre un caso de agresión verbal y psicológica hacia mi persona.

isabelrivero70@hotmail.com

Respuesta  Mensaje 5 de 6 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 24/07/2012 12:11

El pensamiento y la acción antiimperialista de Bolívar y Martí y el porvenir de América Latina (Fragmentos)

Viernes, 30 de Julio de 2010 08:29 César Rengifo
E-mail Imprimir PDF

bolivar_martiSE REFIERE que cuando José Martí vino por primera vez a Venezuela, en 1881, al llegar a Caracas impulsado por lo que consideraba un imperioso deber, y casi sin quitarse el polvo del camino, dirigióse a la Plaza Principal, donde con fervorosa emoción rindió su tributo a Bolívar, al gran padre de la libertad americana, cuyos pasos, obra y pensamiento él se disponía a continuar con firme voluntad y total desprendimiento.

 

 

Nacido a mitad del siglo XIX, exactamente el 18 de enero de 1853, y guiados sus primeros pasos por un maestro de primaria que supo infundir en él un profundo amor por su patria, por los desposeídos y por la libertad -llamábase el maestro y patriota Rafael María de Mendive-, pudo Martí en su niñez lúcida y alerta tener mucha información acerca de las guerras que por la independencia continental librara Bolívar. Los dolores y glorias de esas luchas, el eco de los triunfos, los alientos que de ella llegaban para animar a la juventud cubana, necesariamente obligaban al niño Martí a comparar la situación colonial que aún pesaba sobre su patria, Cuba, y sobre la hermana Puerto Rico, y a acercarse para nutrirse de cuanto hermoso, grande y heroico emanaba de aquellas gestas y de su conductor genial, Simón Bolívar, quien comenzó a ser para Martí ejemplo, cantera y manantial ideológico revolucionario.

 

 

Confluyen en Martí la América que viene de librar grandes combates no concluidos y la América que ha de continuarlos. Por eso ha de proclamar él alguna vez: «Lo que Bolívar no hizo está por hacer en América». Y él se entregó a ese hacer, iniciando un nuevo ciclo de luchas políticas, sociales y culturales en América Latina, algunas de cuyas etapas se han cumplido y otras continúan avanzando por el camino de la historia bajo el signo luminoso que Bolívar y él, genios de la Revolución de nuestros pueblos, señalaran.

 

 

Pero busquemos en la historia para tocar con nuestros propios pensamientos esa identidad que vincula en tiempo, espacio y acción revolucionaria a Bolívar y Martí.

 

 

Desarrollados los acontecimientos y transformada la lucha política en contienda armada, el carácter de ésta con sus victorias y derrotas, avances y retrocesos, fue exigiendo cada vez más la unidad de acción y que los líderes civiles y militares del movimiento vieran sus luchas locales como parte de la lucha continental. Es por ello que Bolívar no vacila, caída la primera República de Venezuela, en marchar a la Nueva Granada y ofrecer sus servicios a los patriotas de aquel territorio y pedirles a la vez ayuda para redimir a Venezuela.

 

 

Bolívar hace ver que la seguridad de la Nueva Granada dependía, en gran medida, de la Independencia de Venezuela y que este país, tomado por las armas españolas, constituía un peligro para la seguridad neogranadina. Por otra parte, al combatir en territorio neogranadino; Bolívar se consideraba como un americano que cumplía con su deber y que estaba ligado a la causa de su país, como lo estaba a todo el territorio de América. Su victoriosa campaña en los valles del Magdalena y Cúcuta constituyeron una valiosa ayuda para la seguridad de Cundinamarca, afirmando el prestigio del caraqueño y facilitando el éxito de su pedimento para marchar sobre territorio venezolano acompañado de oficiales de uno y otro país. Se concretaba así mucho de lo expuesto por el futuro Libertador en el Manifiesto de Cartagena, donde Bolívar se dirige a los neogranadinos como uno de sus conciudadanos. En efecto les dice en el célebre escrito:

 

 

Yo soy granadino, un hijo de la infeliz Caracas, escapado prodigiosamente en medio de sus ruinas físicas y políticas, que siempre fiel al sistema liberal y justo que proclamó mi patria, he venido a seguir aquí los estandartes de la independencia, que tan gloriosamente tremolan en estos estados.


 

Bolívar reafirmaba así, al iniciar su exposición, su condición de hombre americano que consideraba a todo el Continente como su Patria y para quien era un deber luchar por la libertad de éste en cualquiera de sus territorios. Para él los neogranadinos eran, por eso, sus conciudadanos.

 

 

Este sentimiento va a ser expresado con mayor amplitud mediante un análisis de sus causas históricas, en la Carta de Jamaica, fechada en Kingston el 6 septiembre de 1815; en ella el Libertador anotaba:

 

 

Nosotros somos un pequeño género humano, poseemos un mundo aparte cercado por dilatados mares... Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande Nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria... Es una idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola Nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo... ¡Qué bello sería que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los griegos! ¡Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la guerra con las Naciones de las otras tres partes del mundo!


 

Era la anunciación del papel que en la política universal le tocaría jugar a este Continente.

 

 

Cambiando el curso de la lucha por la Independencia -favorable hasta entonces a los realistas-, con la toma de Angostura por los ejércitos patriotas y debido a la incorporación de las masas populares al lado de los independentistas, Bolívar acentúa su preocupación en el desarrollo de la política internacional, pues comprende cómo el curso de ella puede afectar al logro definitivo de la independencia del continente latinoamericano o bien favorecerlo. Igualmente comienza a mirar cuidadosamente hacia el Norte y a sacar conclusiones ante la dubitativa política de los gobernantes de Estados Unidos hacia la lucha que libraban los pueblos de nuestros países por alcanzar su libertad. No se escondía al Libertador la posibilidad de que el vecino del Norte en creciente poderío, quisiese, como en efecto lo quería, transformarse en el heredero de España en estos territorios, cuyo destino político hasta esos momentos era incierto. Numerosos indicios permitían a Bolívar suponer las ambiciones que el Norte y en Europa se estaban moviendo hacia este nuevo mundo que aún libraba su guerra de liberación, lo cual iba a ponerse cada vez de manifesto en la medida que los triunfos patriotas acercaban un desenlace.

 

 

Las reservas y retardos para reconocer al Gobierno de Colombia; las maniobras encaminadas a obstaculizar la llegada de tropas y pertrechos que, procedentes de Europa y dirigidos a los ejércitos patriotas, ejecutaban barcos de guerra y mercantes estadounidenses, así como la entrega por las mismas naves de auxilios a los bloqueados ejércitos de España, eran hechos que indicaban sin eufemismos cuál iba a ser la política futura de los grupos predominantes en Estados Unidos respecto a América Latina. Los incidentes significativos ocurridos territorio venezolano, concretamente en Angostura el año 18, provocados por barcos estadounidenses, determinan el cruce de varias cartas entre Bolívar y el agente norteamericano B. Irvine, obligando al Libertador a formular airados párrafos como los que transcribimos:

 

 

Angostura, agosto 6 de 1818

 

Al señor B. Irvine,

 

Agente de los Estados Unidos de América cerca de la República de Venezuela.

 

 

 

Señor Agente:


 

 

 

Tengo el honor de responder a la nota de V.S. del 25 julio próximo pasado relativa a las indemnizaciones pedidas por las condenas hechas de las goletas americanas Tigre y Libertad, apresadas por las fuerzas marítimas de Venezuela... Desde los primeros días de enero de 1817 las plazas de Guayana y Angostura (en poder de los españoles) fueron sitiadas hasta el mes de agosto del mismo año. En ese tiempo las goletas Tigre y Libertad han venido a traer armas y pertrechos a los sitiados y por eso cesan de ser neutrales, se convierten en beligerantes y nosotros hemos adquirido el derecho de apresarlas por cualquier medio.


 

Más adelante Bolívar, en otra fechada en Angostura el 20 de agosto, le dice al mismo Irvine:

 

 

Hablo de la conducta de los Estados Unidos del Norte con respecto a los independientes del Sur, y de las leyes promulgadas con el objeto de impedir toda especie de auxilios que pudiéramos procurarnos allí. Contra la lenidad de las leyes americanas se ha visto imponer una pena de diez años de prisión y diez mil pesos de multa que equivale a la muerte, contra los virtuosos ciudadanos que quisieron proteger nuestra causa, la causa de la justicia y de la libertad, la causa de la América.

 

Si el libre comercio de los neutros para suministrar a ambas partes los medios de hacer la guerra, ¿Por qué se prohíbe en el Norte? ¿Por qué a la prohibición se añade la severidad de la pena sin ejemplo en los anales de la República del Norte? ¿No es declararse contra los independientes negarles lo que el derecho de neutralidad les permite exigir? La prohibición no debe entenderse sino directamente contra nosotros que éramos los únicos que necesitábamos protección. Los españoles tenían cuanto necesitaban o podían proveerse en otras partes, nosotros sólo estamos obligados a recurrir al Norte, así por ser nuestros vecinos y hermanos, como porque nos faltaban los medios y relaciones para dirigirnos a otras potencias… Negar a una parte los elementos que no tienen y sin los cuales no pueden sostener su pretensión cuando la contraria abunda en ellos, es lo mismo que condenarla a que se someta, y en nuestra guerra con España es destinarnos al suplicio, mandamos a exterminar. El resultado de la prohibición de extraer armas y municiones califica claramente esta parcialidad. Los españoles que no la necesitaban las han adquirido fácilmente, al paso que las que venían para Venezuela se han detenido.


 

Y en otra, fechada también en Angostura el 7 de octubre de 1818, dirigida al mismo Irvine, Bolívar, irritado, le dice:

 

 

Quisiera terminar esta nota desentendiéndome del penúltimo párrafo de la de V.S. porque siendo en extremo chocante e injuriosa al Gobierno de Venezuela, sería preciso para contestarlo usar del mismo lenguaje de V.S. tan contrario a la modestia y decoro con que por mi parte he conducido la cuestión. El pertinaz empeño y acaloramiento de V.S. en sostener lo que no es defendible sino atacando nuestros derechos, me hace extender la vista más allá del objeto a la que sería nuestra conferencia. Parece que el intento de V.S es forzarme a que reciproque los insultos: No lo haré; pero sí protesto a V.S que no permitiré que se ultraje ni desprecie al Gobierno y los derechos de Venezuela. Defendiéndolos contra España ha desaparecido una gran parte de nuestra población y el resto que queda ansía por merecer igual suerte, lo mismo es para Venezuela combatir contra España que contra el mundo entero si todo el mundo la ofende.


 

Mientras esto ocurría, la política de los Estados Unidos se iba orientando hacia el aprovechamiento de condiciones internacionales que le permitiera adelantar la política de expansión hacia Latinoamérica.

 

 

Es por eso que la posición asumida por Bolívar, sus planes y anhelos de unidad continental y la incorporación, como pueblos libres de Hispanoamérica, de Cuba y Puerto Rico, encontraron oposición cerrada por parte de los gobernantes del Norte y de aquellas oligarquías locales que en estos países aspiraban ya la toma del poder, parcelando territorios, creando divisiones y procurando desde entonces aliarse y servir al gran vecino. Del enfrentamiento de Bolívar con semejantes fuerzas éste iba a salir vencido, pero el continente y sus pobladores, en particular los desposeídos; los patas en el suelo, iban a ser las víctimas. Frente a los poderosos Estados Unidos, orgánicamente cohesionados; la América Latina se iba mostrar desunida, balcanizada y propicia para su desmantelamiento y explotación. Ese proceso en marcha lo halló Martí cuando inicia su vida política y su lucha. Y por eso comprendía, y así lo anotó, que «Cuba debe ser libre de España y de los Estados Unidos». A esa tarea va a entregar su acción, su talento, su vida: ese amor a la patria Cubana intensamente sentido, va a extenderse hacia toda América, hacia la humanidad, hacia los humildes.

 

 

En su poema dramático «Abdala», en el cual apunta ya su genial precocidad, proclama:

 

 

El amor, madre, a la patria,

 

No es el amor ridículo a la tierra,

 

Ni a la yerba que pisan nuestras plantas;

 

es el odio invencible a quien la oprime

 

es el rencor eterno a quien la ataca;

 

Y tal amor despierta en nuestro pecho

 

el mundo de recuerdos que nos llama

 

a la vida otra vez.


 

Prodigiosamente se conjugan en Martí un conjunto de capacidades que han de conformarlo como una de las personalidades más extraordinarias de su tiempo: Poeta, prosista, estadista, periodista de pluma encendida y vigorosa, revolucionario cabal; todo en él se manifestaba con excelsa elevación.

 

 

En sus Versos sencillos hállase todo un cuadro de su sentir y de su existir. Su tránsito de revolucionario, político y poeta desterrado por América, intensificará en él su concepto de ciudadano continental y su profundo amor por todos aquellos a quienes consideraba sus hermanos y por la deslumbrante geografía de este mundo nuevo.

 

 

Como Bolívar y otros libertadores sabía Martí la importancia de ligar la lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico al ideal de la unidad latinoamericana. Sabía también que a la independencia de esas islas y a sus vinculaciones posteriores al resto del Continente se opondrían, como ya lo hicieran en los países continentales, las oligarquías locales y la voracidad de los grupos predominantes en Estados Unidos, cuya política expansionista era conocida de Martí. Por eso insistía -avanzada y concretada su lucha- en señalar a sus compatriotas la actitud que se debía adoptar en el proceso revolucionario de liberación frente a los Estados Unidos. De allí que, con motivo de la celebración de la Primera Conferencia Panamericana que tanto lo inquietara, dirigida y controlada por Washington, lanzará a Cuba y a América su alerta:

 

 

En ese congreso de naciones americanas -dice-, donde por grande e increíble desventura, son tal vez más los que se disponen a ayudar al Gobierno de los Estados Unidos a apoderarse de Cuba que los que comprenden que les va su tranquilidad y acaso lo real de su independencia en consentir que le quede la llave de la otra América en estas manos extrañas. Llegó ciertamente para este país (EE.UU.) apurado por el proteccionismo la hora de sacar a plaza su agresión latente, y como ni sobre México ni sobre Canadá se atreve a poner los ojos, los pone sobre las islas del Pacífico y sobre las Antillas, sobre nosotros.


 

No escapaban a Martí tampoco las maniobras del vecino norteño desarrolladas entre ciertos grupos cubanos para alentar la idea del anexionismo; en tal sentido eleva su palabra:

 

 

En Cuba ha habido siempre un grupo importante de hombres cautelosos, bastante soberbios para abominar la dominación española, pero bastante tímidos para no exponer su bienestar personal en combatirla. Esa clase de hombres, ayudados por los que quisieran gozar de los beneficios de la libertad sin pagarlos en su sangriento precio, favorecen vehementemente la anexión de Cuba a los Estados Unidos. Todos tímidos, todos irresolutos, todos los observadores ligeros, todos los apegados a la riqueza, tienen tentaciones marcadas de apoyar esta solución, que creen poco costosa y fácil. Así halagan su conciencia de patriotas, y su miedo de serlo verdaderamente. Pero como esa es la naturaleza humana, no hemos de ver con desdén estoico sus tentaciones, sino de atajarlas.


 

Y al soñar con la integración de nuestra América proclama la necesidad de que ésta encuentre sus propias raíces y sobre ellas construya su genuina fisonomía:

 

 

La historia de América, desde los incas a acá ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas.


 

Habitaban en Martí el aliento y los sueños de Bolívar, como para aquél levantar a América hacia la conciencia de su propia dignidad, hacerla volver los ojos a sí misma tarea fundamental, y era necesario dentro de esa tarea enseñarle a mirar a Bolívar en su justa estatura de héroe muy nuestro. Martí lo hacía con la comprensión que era necesario apoyarnos en su ejemplo grandioso para continuar en América lo que quedaba por hacer:

 

 

Pensar en él -dijo-, asomarse en su vida, leerle una arenga, verlo deshecho y jadeante en una carta de amores, es como sentirse orlado de oro el pensamiento. Su ardor fue el de nuestra redención, su lenguaje fue el de nuestra naturaleza, su cúspide fue la de nuestro continente: su caída para el corazón. Dícese Bolívar, y ya se ve delante del monte al que, más que la nieve, sirve el encapotado jinete de corona, ya el pantano en que revuelven con tres repúblicas en el morral, los libertadores que van a rematar la redención de un mundo. ¡Oh no! en calma no se puede hablar de aquel que no vivió jamás en ella: ¡De Bolívar se puede hablar con una montaña por tribuna, o entre relámpagos y rayos, o con un manojo de pueblos libres en el puño y la tiranía descabezada a los pies...! Ni a la justa admiración ha de tenerse miedo, porque esté de moda continua en ciertas especies de hombres el desamor a lo extraordinario; ni el deseo bajo del aplauso ha de ahogar con la palabra hinchada los decretos del juicio; ni hay palabra que diga el misterio y fulgor de aquella frente cuando en el desastre de Casacoima, en la fiebre de su cuerpo y la soledad de sus ejércitos huidos, vio claro, allá en la cresta de los Andes, los caminos por donde derramaría la libertad sobre las cuencas del Perú y Bolivia. Pero cuanto dijéramos y aun lo excesivo, estaría bien en nuestros labios esta noche, porque cuantos nos reunimos hoy aquí somos los hijos de su espada.


 

Y hasta el fin de su existencia habría de acompañar a Martí el ideario que lo Identificaba a Bolívar y a los mejores hombres de la liberación de América. Por eso, iniciada la guerra decisiva por la liberación de su patria y ya en los campos donde se libraban batallas, escribe para el mundo:

 

 

Plenamente conocedor de sus obligaciones, con América y con el Mundo, el pueblo de Cuba sangra hoy a la bala española, por la empresa de abrir a los tres continentes en una tierra de hombres, la República independiente que ha de ofrecer casa amiga y comercio libre al género humano.


 

Y el día antes de su muerte, 18 de mayo de 1895, en Dos Ríos, escribe a Manuel Mercado:

 

 

Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber -puesto que lo entiendo y tengo ánimos con qué realizarlos- de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América.


 

Carta que fue testamento y una premonición... Pero así como Martí comprendió la necesidad de ir adelante con la obra de Bolívar, otros comprendieron igualmente el deber de proseguir con esfuerzos y sacrificios a la obra martiana revolucionaria en América Latina.

 

 

Y ese es el sentido de la respuesta de Fidel Castro, cuando, apresado luego del asalto al Moncada e interrogado acerca de quién lo había instigado a tal acción, respondió: «José Martí... Tras Martí alumbra la mirada firme, serena y decidida de Simón Bolívar».

 

 

Julio, 1975


Respuesta  Mensaje 6 de 6 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 25/07/2012 01:13

En Bogotá, Festival de VOZ fuerte expresión de respaldo a Revolución Bolivariana

 
 


Bogotá.-La gran fiesta del periódico VOZ en homenaje a 80 años del Partido Comunista Colombiano PCC y el Bicentenario de la independencia.

La gran fiesta del periódico VOZ en homenaje a 80 años del Partido Comunista Colombiano PCC y el Bicentenario de la independencia se convirtió en una fuerte expresión de apoyo a la revolución bolivariana de Venezuela y los procesos de cambios que en esa nación hermana transcurren, como en otras naciones latinoamericanas. Carlos Lozano Guillén, director del órgano periodístico de la izquierda colombiana afirmó durante su intervención ante miles de hombres y mujeres concentrados que “saludamos la presencia de compañeros y compañeros de Venezuela en nuestro festival, desde aquí queremos enviar nuestro mensaje solidario al presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías y al hermano pueblo venezolano, les decimos que todos y todas los aquí presentes somos militantes de la revolución bolivariana, que nosotros no nos vamos a prestar para el juego peligroso del presidente Álvaro Uribe Vélez, quien está a solo 20 días de dejar el mandato y persiste en sus agresiones y provocaciones. Repudiamos esas provocaciones”.

La fiesta anual del semanario VOZ tuvo lugar el domingo 18 de julio, durante todo el dia y avanzada la noche desfilaron por la tarima central grupos de danzas y folclor. Los miles de asistentes disfrutaron de las bebidas, platos típicos, presentación de las orquestas Son Aurora, Pachanga y son de Medellín, grupo de reggaetón Fama de Panamá; también hubo venta de artesanías, conversatorio sobre la historia del partido y jornada de pintura y recreación infantil a cargo de la Fundación Caminos. Fue una concentración de energías y entusiasmo por la solidaridad internacionalista con los pueblos que construyen un futuro mejor, de compromiso con el trabajo por la paz y el acuerdo humanitario, la defensa de los intereses de la clase trabajadora colombiana, por la unidad política y social y el fortalecimiento del Polo Democrático Alternativo.


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