Si hay algo que Mariano Rajoy detesta es reaccionar en caliente. El jueves, nada más conocer que Mario Draghi empujaba claramente a España e Italia a pedir ayuda al fondo de rescate y someterse a nuevas condiciones si quieren que el BCE les compre deuda, Rajoy esquivó la pregunta clave: ¿Pedirá esa ayuda? La dureza de Draghi y el desplome inmediato de los mercados le pilló por sorpresa, y prefirió esquivar la cuestión y ganar un poco de tiempo.
Pero ayer, 24 horas después, con tiempo para prepararse, reflexionar y analizar el aparente callejón sin salida en el que le han metido los alemanes y el BCE, el presidente sí dio la respuesta esperada. Y en ella, pese a que aseguró que aún no tiene tomada una decisión, Rajoy abrió clarísimamente la puerta a pedir ese nuevo rescate suave del que tanto había huido hasta ahora.
Rajoy rompió el tabú: “No tengo tomada ninguna decisión. Haré lo que convenga al interés general de los españoles”, apuntó, lejos del “no habrá nuevo rescate” habitual. Pero lo más interesante, y que muestra en qué punto está Rajoy en este momento, fue su insistencia en querer conocer las condiciones. El presidente parecía abrir paso así a una lenta y compleja negociación que, muy probablemente, debería concluir con la petición formal de ese nuevo rescate suave. El Ejecutivo insiste en que, en cualquier caso, no es inminente. Se piensa en septiembre u octubre, cuando España tiene que hacer frente a importantes vencimientos de su deuda, 24.000 millones de euros.
De hecho, resuelta la rueda de prensa de ayer, Rajoy se fue por la tarde a Galicia para disfrutar de unos días de vacaciones. De momento, poco más de una semana. Después, despacho con el Rey y tal vez más vacaciones. Y el 24, Consejo de Ministros. Esto es, no parece que se espere ninguna novedad para los próximos días. Aún así, el presidente se marcha con todo el operativo preparado para regresar rápidamente o hacer gestiones desde allí. La canciller Merkel está de vacaciones en Italia estos días y desde allí habló con François Hollande y pactaron un comunicado conjunto. Esto es, la política no para estén donde estén los líderes.
El presidente pide por carta a la UE que se compre la deuda española
La petición formal de España, como sucedió con el rescate bancario, tendría que llegar en una reunión del Eurogrupo. No hay ninguna prevista en agosto, entre otras cosas porque muchos ministros de Economía están de vacaciones. Pero sí se está planteando una reunión extraordinaria en la primera semana de septiembre, informa Efe. Ahí podría España plantear su petición, a la vez que Italia o antes que los italianos, que están más dispuestos pero parecen preferir que los españoles rompan ese complejo hielo. Rajoy aprovechó una pregunta para aclarar que no tienen por qué ir juntos. “El presidente Monti y cualquiera tomará las decisiones que considere oportunas”.
En cualquier caso todo indica que Rajoy empieza a asumir una decisión, la de aceptar un nuevo rescate suave, que le ha costado mucho asimilar por los costes políticos que tiene la imagen de que bajo su mandato se haya pedido a Europa dos rescates y también por los costes económicos de las posibles condiciones.
Rajoy comparó el proceso con el del rescate bancario. Durante semanas, toda Europa, y en especial Alemania, le presionó para que se aviniera a ese rescate y aceptara las condiciones. Él lo rechazó una y otra vez. Negó públicamente que estuviera encima de la mesa, incluso le hizo un desplante a Hollande cuando este planteó en Chicago que era una posibilidad y él la apoyaría.
“Hace pocas fechas España pidió una ayuda, un crédito por importe máximo de 100.000 millones para recapitalizar el sistema financiero español. Fue un préstamo en buenas condiciones. Lo pedí porque creía que era bueno para los intereses de los españoles. Ningún presidente del Gobierno puede actuar de otra manera”.
El día anterior, Draghi, el gobernador del BCE, había dejado la pelota en el tejado de España e Italia. El banco está dispuesto a actuar con todo tipo de medidas —esto es, sobre todo comprar deuda y dar liquidez— explicó, pero antes los Gobiernos deben reclamar la ayuda al fondo de rescate y someterse a “estrictas condiciones”. El presidente devolvió esa pelota a Draghi y abrió así esa especie de proceso negociador, aunque Moncloa asegura que de momento no ha habido ninguna conversación entre ambos. El jefe del Ejecutivo explicó que quiere ver qué está dispuesto a hacer el BCE y a cambio de qué. Parecía como si ya hubiera arrancado la negociación y Rajoy quisiera saber qué le ofrece la otra parte a cambio de su decisión, una de las más difíciles de su corto mandato.
“El Gobernador del BCE dijo que los diferenciales en Europa son inaceptables. Esto es muy importante. Y dijo que está dispuesto a intervenir, antes decía lo contrario. Anunció medidas no convencionales. Yo lo que quiero es conocer cuáles son esas medidas, lo que significan, lo que pretenden, si son adecuadas, y entonces, a la vista de las circunstancias, tomaremos una u otra decisión”, explicó en un claro tono negociador.
Con las pensiones dijo lo mismo que con el IVA: “No tengo intención de bajarlas”
Fuentes del Gobierno explicaron después que este será un proceso lento, como casi todo en Europa, como lo ha sido la fijación de las condiciones del rescate bancario. Y estamos solo al principio. Parece evidente que el Ejecutivo ya admite al fin que está encima de la mesa la nueva petición de ayuda, la segunda.
Rajoy, en una segunda respuesta, habló casi como si ya estuviera negociando. “¿Qué se pretende comprar en el mercado secundario, obligaciones a seis meses o bonos a 10, 5 o 7 años? Es que evidentemente no es lo mismo. ¿Cuál es el procedimiento que se va a utilizar, el del ESM que aún no existe? ¿Cuáles son las modalidades que ayer [por el jueves] dijo el señor Draghi? No las conocemos. Haré lo que considere que es mejor pero para eso tengo que saber de qué estamos hablando”.
Al Gobierno le preocupan también las “estrictas condiciones” de las que habló Draghi. El Ejecutivo confía en poder convencer a sus socios de que ya está haciendo bastantes recortes y no le pueden pedir más. Le inquieta sobre todo que le pidan un recorte en pensiones, lo que más teme Rajoy. El presidente dijo ayer: “Con los datos que yo manejo, no tengo intención de bajar las pensiones, y como ya he dicho muchas veces, sería lo último que bajaría”. Esa cautela de “no tengo intención” es la misma que utilizó para el IVA antes de subirlo.
El presidente parecía claramente mucho más tranquilo que el día anterior, cuando compareció con Monti y daba la sensación de estar muy descolocado por la situación provocada por la rueda de prensa de Draghi. Desde el Gobierno señalaron el jueves que el mercado sobrereaccionaba y había que esperar. Efectivamente fue así. La prima bajó y la bolsa rebotó. El Gobierno gana así tiempo y deja pasar el temido agosto.
Mientras, Rajoy sigue moviéndose para intentar que se apliquen los acuerdos de la última cumbre y así pueda intentar evitar pedir el rescate suave o al menos hacerlo en mejores condiciones, cuando entre en vigor el ESM. El presidente ha mandado una carta a Herman Van Rompuy, el presidente del Consejo Europeo, en la que exige que se pongan en marcha los mecanismos acordados en la última cumbre. En ella, Rajoy pide muy claramente a Europa que compre deuda de los países que cumplen y recortan, como España.
“En la cumbre se acordó que el instrumento más adecuado son las compras [de deuda] en los mercados. El anuncio reciente de la posibilidad de dotar al ESM [el nuevo fondo de rescate] de una ficha bancaria complementaria refuerza de forma muy eficaz esta idea”. Rajoy recuerda que los nuevos mecanismos no se han puesto en marcha cuando se esperaba, el 9 de julio. Por eso pide una urgente reunión del Eurogrupo para tomar esas decisiones.
Rajoy se mostró impaciente con Europa e indignado con una situación en la que Alemania se financia a tipos negativos y España lo hace al 7%. “Si hablamos de un proyecto político, de convivencia, no se pueden aceptar estas diferencias en una zona de moneda común. No sucede en ningún área monetaria del mundo, es imposible que pase”, lanzó con evidente molestia. Pero esas soluciones sobre la estructura del euro, si llegan, son a medio plazo. En la más perentoria, la de la petición de ayuda al fondo de rescate, el giro de ayer fue evidente y todo parece ya poco a poco encauzado hacia ese temido redil.