Por Arthur González
Heraldo Cubano
Una vez más el gobierno norteamericano demuestra como manipula a la opinión pública internacional para afectar la imagen de Cuba y poder tener una justificación para mantener la criminal Guerra Económica contra la Isla después de 50 años. Con la publicación hecha por el Departamento de Estado de la lista de países, que según ellos, en el año 2012 “patrocinan” el terrorismo internacional, evidencian sus propósitos políticos al incluir además de Cuba, a Siria, Irán y Sudán.
Según el manido informe anual del Departamento de Estado, Cuba continúa en su lista negra de países que patrocinan el terrorismo, según ellos por albergar a miembros de grupos subversivos y fugitivos estadounidenses. Por supuesto esto tiene un solo fin: perjudicar económicamente a Cuba, ya que por estar en la lista negra no puede recibir ayuda económica de Estados Unidos, ni gozar de beneficios comerciales ni tratados financieros, al ser considerado patrocinador del terrorismo desde 1982.
Sin embargo, EE.UU. mantiene en su territorio a personas que el propio Departamento de Justicia y el FBI, consideran como terroristas peligrosos, como es el caso de Luis O. Posada Carriles, autor de la bomba que explotó un avión civil de Cubana de Aviación en pleno vuelo. Orlando Bosch catalogado por las autoridades norteamericanas como uno de los terroristas más peligrosos del mundo, al cual se le denegó la visa de entrada y al arribar de forma ilegal a ese país fue apoyado por la congresista Ileana Ros Lehtinen para obtener la residencia y el perdón presidencial.
También residen en territorio norteamericano y gozan de todos los privilegios los terroristas Ángel de Fana Serrano, participante en un plan de asesinato al presidente Fidel Castro en Venezuela. Armando Valladares, autor de la explosión de varios centros comerciales en la Habana. Carlos Alberto Montaner, prófugo de la justicia cubana por participar directamente en actos terroristas contra centros comerciales y cines de la Habana. José Antonio Colina Pulido, responsable de atentados con medios explosivos contra oficinas diplomáticas de España y Colombia en la capital venezolana. Reinol Rodríguez, cómplice del asesinato en Puerto Rico de Carlos Muñiz Varela. José Dionisio Suarez Esquivel, cómplice junto a Virgilio Paz Romero del asesinato del ex canciller chileno Orlando Letelier y su secretaria Ronni Moffitt, ambos indultados por el ex presidente G.W. Bush, y una veintena de terroristas y asesinos que viven plácidamente en ese país sin ser molestados por la policía ni el Buró Federal de Investigaciones.
A esto se suman los planes de terrorismo de Estado aprobados por varios presidentes de Estados Unidos contra Cuba, los que incluso están hoy día desclasificados, como lo es el documento preparado por la Agencia Central de Inteligencia para el Grupo permanente del Consejo Nacional de Seguridad, fechado en Washington, 8 de junio de 1963, titulado: “Política encubierta y programa integrado de acciones propuestas hacia Cuba”, en el que se plantean objetivos específicos tales como:
- Recolección encubierta de inteligencia, tanto de los requerimientos estratégicos de EEUU como de las necesidades operativas.
- Acciones de propagada para estimular sabotajes simples de bajo riesgo y otras formas de resistencia pasiva y activa.
- Aprovechamiento y estimulación de desafección en los centros de poder militar y otros.
- Acciones negativas económicas sobre una base creciente. Sabotaje general y hostigamiento.
- Apoyo a los grupos cubanos anticastristas autónomos para su complemento y ayuda en la ejecución de los cursos de acción expuestos arriba.
En dicho documento, publicado en el Volumen XI de 1961 a 1963 de Relaciones Exteriores norteamericanas, se asegura el riesgo calculado que correría el gobierno yanqui, al afirmar que: “Cada acción tendrá sus peligros, habrá fracasos con la consecuente pérdida de vida y acusaciones contra EE.UU. que resultarán en críticas en casa y afuera. Ninguna de esas consecuencias esperadas deberá hacernos cambiar nuestro curso si el programa expuesto puede esperarse tenga éxito.
Entonces, ¿con qué moral se pone a Cuba en una lista espuria para justificar una política criminal contra su pueblo desde hace 53 años?
Con estos elementos saque cada lector sus propias conclusiones sobre quien realmente patrocina el terrorismo internacional.