Vestido de charro viene don Emiliano Zapata el campo verde se lleva en sus espuelas de plata, que al galopeo de su cuaco un fuerte viento arrebata.
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Viene Emiliano Zapata para el Cerro del Jilguero. ¡Entre duro, muchachos! Este es hombre verdadero. A este caballo de espadas te juego todo el dinero.
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El Plan de Ayala en las manos: Tierra libre para todos, sin capataces, sin amos. El horizonte se aferra al grito de los surianos que están haciendo la guerra. ¡No queremos pedacitos, queremos toda la tierra!
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Entrenle duro, muchachos, que para morir nacimos. ¡Ah! Tlaltizapán querido, donde a Zapata seguimos.
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Estas eran unas señales: Cada labriego escondía, en sus tugurios de paja su rifle con siete llaves, y cuando llegaba el día… ¡Viva Emiliano Zapata! Eran gallos de pelea con legítima navaja.
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Estas eran sus señales: Jamás gastaron dinero para comprar carabinas en países extranjeros. Zapata decía orgulloso: A ningún hombre le debo; les quité a los federales todas las armas que tengo.
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Estas eran sus señales: El lujo pervierte al hombre y lo distancia del pueblo. Qué limpio que fue tu nombre, salió sin oro ni plata sin manchar su cuño humilde con intrigas ni traiciones. ¡Viva Emiliano Zapata!
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Fuente: Poesías Patrióticas Mexicanas, recopilación. México, Anaya Editores. |