A pesar de su retiro de la vida pública, Neil Armstrong destila nostalgia del espacio. "Sé que la luna está esperando por nosotros", ha dicho esta tarde durante su intervención en el homenaje al cosmonauta Yuri Gagarin, el primer hombre que viajó al espacio, el 1 de abril de 1961 en el Vostok I. Era el broche de oro del festival Starmus, celebrado esta semana en las islas de Tenerife y La Palma, y por el que han desfilado una decena de pioneros de la conquista del cosmos.
Esta ha sido la segunda visita oficial de Armstrong a España, desde que el 6 de octubre de 1969 estuviese en Madrid para conmemorar junto a Eldwin Buzz Aldrin y Michael Collins la llegada del hombre a la luna. Han pasado más de 40 años desde que el módulo lunar del Apolo 11 se posase en el Mar de la Tranquilidad el 21 de julio de 1969 y Armstrong asegura que aún busca la respuesta a por qué, tras solo cinco alunizajes, el hombre no ha vuelto a poner un pie en el satélite.
El astronauta estadounidense llegaba el jueves a Tenerife para reunirse con otros nombres propios de la historia. Alexei Leonov, el primer hombre en dar un paseo espacial en 1965, Bill Anders, piloto que condujo el Apolo VIII en la misión que abandonó la órbita de la tierra, o Jim Lovell, el comandante que pronunció la histórica frase "Houston, tenemos un problema", a bordo del Apolo 13.
La imagen ha sido inédita. Una esforzada escenificación de lo que Leonov ha denominado la "olimpiada espacial". Los abuelos del espacio (todos los pioneros han cumplido más de 80 años) reunidos gracias al empeño del científico del Instituto Astrofísico de Canarias, Garik Israelian, que ha invertido más de un año en la preparación del evento. Es la primera vez que se reunen, "y quizá la última", ha sido una de las coletillas más repetidas por los asistentes al evento.
Anders ha bromeado sobre la oportunidad de haber tomado una imagen que se convirtió en un icono: la tierra, vista desde el espacio, flotando sobre la superficie lunar. "Ojalá esa foto hubiera tenido más calidad", ha dicho, "la ubicación era lo importante". El comandante de la primera misión que orbitó alrededor de la luna ha confesado que, a 150 kilómetros de la superficie de la luna, podrían haberse convertido en los primeros hombres en pisar el polvo blanco en 1968. "Si hubiésemos tenido un módulo lunar, habríamos alunizado", ha reconocido.
El reconocimiento a la mejor anécdota ha sido para el relato de Lovell, que el 17 de abril de 1970 pronunció la frase que le convirtió en estrella: "Houston, tenemos un problema". En 1995 la película de Ron Howard le inmortalizó, puso cara a los astronautas que tuvieron al mundo en vilo durante una semana. "Tom Hanks hizo un buen trabajo", ha reconocido, "quizás pueda hacer mi trabajo algún día".
El homenaje a Gagarin ha sido, al fin y al cabo, una representación de buena parte de la historia del último siglo. "¿Quién va a ser nuestro modelo a partir de ahora?", se ha preguntado Leonov. "Espero que nuestros nietos a nuestra edad miren atrás y vean un siglo XX de progreso y de mejora tecnológica", ha contestado Armstrong, "y que vean un siglo XXI de avance y mejora en el carácter del ser humano".