Este encuentro es continuidad y se sitúa en el contexto de una preocupación y angustia que el Comandante Fidel ha venido manifestando desde hace varios años: la posibilidad, ya cierta, de la desaparición de la vida humana y hasta de todo tipo de vida sobre el planeta; y junto a esta angustia, la pregunta que todos estamos obligados a hacernos: qué estamos haciendo hoy intelectuales, artistas, estudiantes, luchadores sociales, trabajadores, en este momento tan crítico, y cómo podemos intervenir de manera más efectiva en una lucha que ya es de real supervivencia para la humanidad.
Esta pregunta se hace particularmente obligante para la Red en Defensa de la Humanidad y nos compele a realizar una seria autocrítica como grupo y plantearnos la necesidad de trazar una estrategia para revitalizar la Red en Defensa de la Humanidad, que, como sabemos, fue creada en el año 2003 y desde entonces ha venido trabajando en la movilización contra la guerra, en el apoyo a los procesos de transformación que tienen lugar en nuestra región, en la denuncia de las causas del deterioro del medio ambiente y de los irracionales hábitos de vida y de consumo que lo condicionan, en la defensa del derecho de los pueblos a su autodeterminación y, en fin, en la lucha contra toda situación de injusticia y opresión. .
En realidad, ya habíamos comenzado a trabajar en esta estrategia de reactivación de la Red, pero este encuentro con Fidel tuvo también la virtud de obligarnos a acelerar el paso. De hecho, al siguiente día de este encuentro se continuó la discusión en otra reunión realizada en la Casa del Alba. Allí fue presentada la nueva página del capítulo cubano En defensa de la Humanidad, y otra muy especial, surgida del encuentro del año anterior de Fidel con los intelectuales invitados a la Feria del Libro, llamada “Una especie en peligro”. La página está todavía en proceso de construcción, pero contiene mucha y muy buena información que puede ser de gran utilidad para la causa de la defensa del ecosistema y de la imprescindible lucha por la transformación del irracional modelo de consumo en que estamos sumidos.
Otro de los muchos aportes de este encuentro de Fidel con los Intelectuales fue el de habernos hecho más conscientes de algunos de los problemas más urgentes a los que debe abocarse el pensamiento crítico y las fuerzas más progresistas de la humanidad, y de estos, sin duda, el más crucial es el de la sobrevivencia de la especie humana.
Sabemos que esta sobrevivencia ha sido puesta en jaque por la irracionalidad del propio sistema capitalista que ha alcanzado ya el punto máximo de sus límites. Sin duda, el sistema vive una crisis estructural y definitiva, que se evidencia en las crisis económica, financiera, ecológica, alimentaria, energética (en los siguientes 200 años se habrá agotado totalmente todo el combustible gaseoso, líquido y sólido que se encuentra en el planeta y que la naturaleza tardó 400 millones de años en crear), y para las cuales no hay solución dentro del sistema.
Otro problema, muy ligado al anterior y que ocupó bastante espacio en el debate, fue el comunicacional. Para sobrevivir tenemos que cambiar el sistema, pero para cambiarlo tiene que haber conciencia de sus límites, y voluntad y organización colectiva para enfrentarlo. La pregunta es: cómo creamos esa conciencia cuando el propio sistema ha desarrollado una demoníaca maquinaria mediática dedicada cada día a hacer que esta crisis sistémica del capitalismo sea invisible para las mayorías.
Destacados intelectuales lo han dicho: es necesario generar una opinión pública consciente de la gravedad del momento que pueda contraponerse y hacer retroceder las decisiones del gran poder financiero-militar que están conduciendo a la humanidad hacia el cataclismo final. ¿Pero cómo se construye esa opinión pública consciente, si la misma ya viene prefabricada por los grandes monopolios mediáticos, que precisamente están ligados y al servicio de esos mismos grupos financieros-militares que hoy se han hecho dueños del mundo?
Dos son los roles principales que estas empresas mediáticas cumplen: enmascarar la crisis y legitimar el avance de estos grupos hacia un dominio total del planeta por las vías que fueran. De hecho, como señaló muy bien Stella Calloni en esa reunión, la información o más bien la desinformación es hoy la principal arma de guerra de que se vale el poder imperial para avanzar en sus designios. La desinformación es el primer disparo para preparar el terreno de la guerra y resulta muy grave que permitamos que se utilice de esa manera, porque en este caso la palabra mata. Lo vimos en el caso de Irak, lo vimos en el caso de Libia y lo estamos viendo con Siria y con Irán.
Como contrapartida, se está hablando ahora de un Quinto Poder que permitiría vencer ese poder mediático y generar resistencias, contraataques y hasta revoluciones, como las que se dice se han dado en el mundo árabe y ahora en Europa con los Indignados, y en los EE.UU. con los Occupa. Ese Quinto Poder estaría representado por el Internet o las redes sociales virtuales, las que nos permitirían construir nuestra propia información, organizarnos y participar activamente como ciudadanos en la transformación de la sociedad; pero sobre esto todavía no se ha dado una verdadera discusión. Se tiende a idealizar este instrumento y a exagerar su efectividad. No olvidemos que también la desinformación circula por Internet y quizá en mucho mayor grado que la verdad; y esto sin hablar del bombardeo de frivolidades y banalidades que reciben los jóvenes por esta vía. Este problema queda normalmente ocultado tras la preocupación por la masificación del Internet. Se dice, por ejemplo, que este nuevo poder comunicacional no es más efectivo porque hasta ahora solo el 20% de la población mundial tiene acceso a Internet. Pero no se trata de solo de lograr que un mayor porcentaje de la población tenga acceso a internet, sino de educar a la población para que lo sepa utilizar. Se puede tener un 80% de jóvenes interconectados comentando la última extravagancia de Lady Gaga, mientras ni se enteran de que está siendo bombardeado algún pueblo en el Oriente Medio o despedidos miles de obreros en Grecia.
Por otro lado y aunque así no ocurriera, el que exista Internet no significa que dejen de existir esos otros medios masivos de lavado de cerebros, particularmente entre las clases populares. ¿Cómo hacemos para pelear contra eso, para contrarrestar su influencia?
Creemos que estamos viviendo uno de los momentos más graves en esa espiral de la desinformación. Lo estamos viendo en el silencio aterrador de una humanidad que no reacciona ante las atrocidades que se están cometiendo. ¿Estamos paralizados de terror o es que ni siquiera nos atrevemos a indagar la verdad porque ya estamos completamente idiotizados por esos medios?
Estas y muchas otras interrogantes fueron surgiendo durante esas nueve horas de intercambio de ideas con el Comandante Fidel, y estoy segura de que la lectura de las reflexiones que recoge este libro que hoy estamos presentando simultáneamente en varias ciudades del mundo, despertará en ustedes muchas más interrogantes todavía; interrogantes que les pedimos lleven a debate en sus comunidades, en sus centros de trabajo, de estudio, etc. Multiplicar estos debates es también una forma de crear opinión pública consciente.
Por lo que nos toca, este debate generó preocupación por el papel que debe jugar hoy y que quizá no está jugando la Red de Intelectuales, Artistas y Movimientos Sociales en defensa de la Humanidad. Se habló tanto del silencio mediático o la manipulación contra la que chocan sus pronunciamientos y debates, como de nuestros propios silencios ante los genocidios y las guerras coloniales que se han estado produciendo en estos últimos meses. Allí se dio una dura autocrítica y se avanzaron algunas acciones dirigidas a reactivar la Red y retomar la ofensiva. Por ejemplo, además de alfabetizarnos en el campo de las Redes Sociales virtuales, se impuso como tarea urgente acercarnos a los sectores que pueden formar opinión pública en los EE.UU., que es la única opinión pública a la que teme un Presidente norteamericano y la única, en ese caso, que podría detener una guerra.
También tenemos que intensificar el diálogo entre las fuerzas progresistas de América Latina, de África y Asia con las de Europa. Los últimos acontecimientos en el mundo árabe han profundizado las diferencias y mal pueden las fuerzas progresistas hacer un efectivo contrapeso a la ideología imperial si nos presentamos dispersos en la lucha y fragmentados en las visiones de lo que debemos construir. Por ejemplo, una propuesta interesante fue la de hacer una carta abierta de los intelectuales de América Latina hacia los intelectuales de Europa, explicando cómo el Sur ve la situación del mundo árabe y la intervención extranjera en esos conflictos. Para la mayor parte de los latinoamericanos, y muchos intelectuales africanos coinciden con nosotros en eso, no se trata bajo ningún concepto de guerras para proteger los derechos humanos, sino claramente de guerras coloniales. En ese punto central habría que abrir el discurso y plantear un debate franco que nos permita encontrar puntos comunes y recuperar la ofensiva también en los países del Norte; porque la unidad de las fuerzas contra el imperio, necesita también fuerzas dentro de los países del Norte para poder contrarrestar con efectividad la arremetida imperial. No podemos perder de vista esto ni distraernos ni dejarnos desviar por peleas menores.
Termino esta presentación con tres frases y una definición de la Revolución Bolivariana dichas por el Comandante Fidel durante ese Encuentro, que quiero compartir con ustedes porque creo deberíamos repetírnoslas cada día:
Cmdte: No te busques enemigos por gusto, confórmate con tener de enemigo al imperio.
Cmdte: No podemos impedir la mentira. El problema no es que ellos digan mentira, el problema es cómo decimos nosotros las verdades.
Cmdte: La lucha por la independencia se ha convertido en una cuestión de vida o muerte para nuestros pueblos.
Cmdte: Creo que solo Chávez, armado con las ideas y los sueños de Bolívar, podía conducir un país tan rico y a la vez tan saqueado como Venezuela, a ser protagonista de su propio destino. Eso es lo que significa la Revolución Bolivariana.
Texto en la presentación del libro "Nuestro Deber el Luchar" realizada en Caracas el día 14 de marzo y simultáneamente en otras 10 ciudades del mundo.
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