amigo.
Estás en todas partes. En el indio
hecho de sueño y cobre. Y en el negro
revuelto en espumosa muchedumbre,
y en el ser petrolero y salitrero,
y en el terrible desamparo
de la banana, y en la gran pampa de las pieles,
y en el azúcar y en la sal y en los cafetos,
tú, móvil ESTATUA DE TU SANGRE como te derribaron,
vivo, como no te querían,
Che Comandante,
amigo.
Cuba te sabe de memoria. Rostro
de barbas que clarean. Y marfil
y aceituna en la piel de santo joven.
Firme la voz que ordena sin mandar,
que manda compañera, ordena amiga,
tierna y dura de jefe camarada.
Te vemos cada día ministro
cada día soldado cada día,
gente llana y dificil
cada día.
Y puro como un niño
o como un hombre puro,
Che Comandante,
amigo.
Pasas en tu descolorido, ROTO, AGUJEREADO
traje de campaña.
El de la, selva, como antes
fue el de la Sierra. Semidesnudo
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el poderoso PECHO DE FUSIL y palabra,
de ARDIENTE VENDAVAL y lenta ROSA.
No hay descanso.