Cerca del año 2013, la
cuarta parte del petróleo y de las materias primas que se consuman en
Estados Unidos deberían provenir de África. Basado en esa realidad, un
tanque pensante israelo-estadounidense –el Institute for Advanced
Strategic & Political Studies (IASPS)– aconsejó la creación de un
comando militar estadounidense para África: el AfriCom. Ya cerca del fin
de su mandato, la administración de George W. Bush inauguró el AfriCom,
bajo las órdenes del general afroestadounidense William E. Ward, ex
coordinador de la seguridad entre Israel y la Autoridad Palestina.
El anuncio de la creación del AfriCom encontró fuerte resistencia en
África, donde ningún Estado aceptó acoger la sede del nuevo comando, que
finalmente ha tenido que instalarse en Alemania e Italia.
El fortalecimiento del AfriCom debería articularse alrededor de la
base estadounidense de Yibuti, donde ya hay tropas israelíes
estacionadas. Se pondrá especial énfasis en el control sobre el Golfo de
Guinea. En una primera etapa, por razones de índole diplomática, se
adoptaría la estrategia de crear una red de pequeñas bases, en vez de
recurrir a la construcción de grandes instalaciones. Washington
emprendería también una serie de iniciativas, para darse una imagen más
conciliante, aceptando esencialmente que China explote campos
petrolíferos en Sudán, y suspendiendo por lo tanto las campañas
desestabilizadoras estadounidenses contra ese país.
De forma simultánea, Francia reduciría su presencia militar, la
compartiría con otros Estados de la Unión Europea y la pondría al
servicio de las operaciones de paz de la Unión Africana. París dispone
aún de 9 000 hombres en la región, estacionados en Costa de Marfil,
Senegal, Gabón, República Centroafricana, Chad y Yibuti.
En 2011, la OTAN invadió Libia «Bab el Africa» (en español, Puerta de
África), entre otras razones para poder instalar allí la principal base
del AfriCom.