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General: " Tacan burro " quienes promueven la revocatoria de Petro
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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 27/09/2012 21:26

'Tacan burro' quienes promueven la revocatoria de Petro

Por John Mario González
 
OPINIÓNSi ciertos sectores en Estados Unidos no podían tolerar un presidente negro, en Bogotá algunos sectores no pueden transigir con un alcalde exguerrillero que encabeza la primera administración con una agenda de auténtica izquierda.
Miércoles 26 Septiembre 2012
 

Pueden tener razón quienes argumentan que a Gustavo Petro le ha faltado claridad en el modelo urbanístico, mas no en el de ciudad. También en que le ha faltado comunicar mejor sus logros, que ha tenido dificultades para perfilar su equipo o que tiene un estilo personal beligerante. Pero de ahí a promover su revocatoria como lo han manifestado algunos representantes a la Cámara no solo es ‘tacar burro’, sino al final generar un efecto bumerán en favor de su gestión. Desconocen esos representantes varios de los fundamentos del mandato que recibió el Alcalde, los tempranos logros de su administración, la consistencia de sus actuaciones y la legitimidad que revisten entre los jóvenes y los sectores populares.


La ráfaga de críticas de algunos medios de comunicación y el ahora temerario globo de revocarle el mandato están dejando al desnudo el inocultable deseo de algunos sectores de que le vaya mal y la radical oposición al burgomaestre. Parece una calcada analogía de lo que fuera la oposición del Tea Party y los Republicanos, ahora desdibujada, en los dos primeros años del gobierno de Obama.

Si ciertos sectores en Estados Unidos no podían tolerar un presidente negro, en Bogotá algunos sectores no pueden transigir con un alcalde exguerrillero que encabeza la primera administración con una agenda de autentica izquierda. Valga precisar que lo de Garzón fue un embeleco dicharachero con mensajes ambiguos a los sectores pudientes de la ciudad, en el que se retomó el clientelismo, y lo de Moreno ya sabemos en qué terminó.

Con alta probabilidad buena parte del 60 por ciento de los encuestados que dicen tener una imagen desfavorable del alcalde no tienen en esencia una negativa predisposición hacia el mandatario. Más bien han estado imbuidos por líderes de opinión que enarbolan prejuicios. Son entonces márgenes de oposición reversibles, que bien se pueden decantar por apoyar al mandatario en la medida en que avance su gestión.

Y aunque el alcalde no la tenga fácil, aunado al reto de acertar en el diseño de las grandes obras de infraestructura, una cosa son los reales desafíos y hechos de su administración y otras las aprensiones que inducen a error en las amorfas iniciativas de sus opositores.

En cuanto a hechos. El alcalde ha sido exitoso en reducir en muy breve tiempo la tasa de homicidios de la ciudad a una de las más bajas de la historia, impulsada además por un mensaje que cala a nivel nacional como es la política de desarme. La rebaja a las tarifas del agua de los estratos 1 y 2 no solo apuntó a aliviar la carga de gasto de los sectores más pobres, acorde con lo aprobado en el Plan de Desarrollo, sino que perfila la discusión sobre el alto costo de algunos servicios públicos y el empañamiento que eso tiene en la competitividad de la ciudad. Lo mismo sucedió con las tarifas de Transmilenio, una decisión que legitimó el sistema de transporte, y en el que aún está pendiente la renegociación de los contratos con los operadores privados para ahorrarle los subsidios a la ciudad. En materia de movilidad, y aunque falta mucho por hacer, sus primeras medidas le han dado resultado.

Llama la atención cómo el alcalde ha ganado rápido respaldo del Gobierno Nacional a controvertibles iniciativas de su administración como la creación de centros de consumo controlado de drogas o, a última hora, a la negativa a la venta de agua en bloque a los municipios de la sabana. Una posición polémica, pero de avanzada que apunta a planificar y hacer sostenible el uso del recurso hídrico para evitar lo peor de las sequías.

Así, el arraigo en la legitimidad del gobierno de la ciudad no se va a corroer porque unos cuantos representantes u opositores sin arrastre pretendan pescar en río revuelto. El Alcalde recibió el mandato claro de romper con las corruptelas y el clientelismo de su antecesor y, aunque ciertos favorecimientos a algunos camaradas podrá haber en su administración, en esencia no se ha movido un ápice de ese precepto. No solo continuó con las denuncias de corrupción en los hospitales de la ciudad, con el esfuerzo de poner en cintura su manejo, sino que es positivo para la ciudad que los órganos de control hayan quedado en manos poco amistosas. Eso sin contar que en la Veeduría haya escogido a una persona independiente.

A pesar de que el Alcalde ha tenido inconvenientes para pulimentar su equipo de trabajo y que incluso quienes están llamados a defenderlo desde el Concejo le lanzan dardos acerca de su supuesta falta de liderazgo, los tempranos logros de su administración tienen neutralizados a los más sensatos de sus críticos.

Varios de los cuestionamientos que se le hacen al Alcalde no son necesariamente una desventaja, como aquel de su estilo pendenciero, pues impulsar una genuina agenda de izquierda en la ciudad exige ciertas dosis de beligerancia, más cuando la oposición se torna en obstruccionismo. Los contradictores del Alcalde Petro no deben olvidar que tanto la sensatez y el bien de la ciudad son principios que deben regir el ejercicio de la oposición. De lo contrario y a la larga, iniciativas temerarias de revocatoria del mandato quedan en un mero pataleo que al final el elector castiga. Este entenderá que además de gobernar el Alcalde hubo de afrontar el ensañamiento de sus contradictores



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De: Ruben1919 Enviado: 28/09/2012 23:58
Rodrigo Lara

Lo que Petro y Santos tienen en sus manos

Por: Rodrigo Lara
 

Si el propósito del gobierno con la creación de la nueva Alta Consejería para Bogotá es imponerle al alcalde Petro una figura tutelar, taca burro. Si el objetivo es nombrar a un facilitador que coordine la interlocución con las autoridades de la capital, acierta.

 


Crear una Alta Consejería para Bogotá no puede tener un criterio diferente al de mejorar la articulación entre la Nación y el Distrito. Si la figura es para pelear con Petro o para fines electorales, perdemos todos los bogotanos.

Tal vez lo primero que debe hacer el Gobierno para ayudar a Bogotá es evitar que sus funcionarios sucumban al influjo del linchamiento que algunos medios y círculos políticos le infligen todos los días a Petro. Y reconocer que en sus primeros nueve meses de gobierno, a pesar de ciertos problemas, Petro ha tenido una serie de éxitos incuestionables. Hoy Bogotá cuenta con la tasa de homicidios más baja de su historia gracias a la política de desarme impulsada desde el Distrito. Por otro lado, el alcalde cumplió con su promesa de bajar las tarifas de Transmilenio y de subsidiar un mínimo vital de agua para los más pobres. En cuanto a la movilidad, el nuevo Pico y Placa reduce considerablemente el tiempo de desplazamiento de los bogotanos que utilizan los buses públicos.

En segundo lugar, el Gobierno debe concentrarse en sacar adelante las obras macro en las que Petro ha venido patinando entre sus veleidades y los problemas de ejecución causados por los desajustes en su gabinete. Se trata de combinar esfuerzos con Bogotá para construir el metro y sus ramales de Transmilenio, cuyos diseños están demorados por los continuos cambios en esa cartera. Igual ocurre con los proyectos de vivienda gratuita, que marchan muy rápido en el gobierno nacional y que están frenados en Bogotá por la falta de asignación de los lotes públicos. Ni hablar del proyecto CAN, que no avanza por las diferencias conceptuales entre el Distrito y el Gobierno. Falta espacio en esta columna para mencionar también los proyectos de descontaminación del río Bogotá y la ALO.

Creo que Petro y Santos, si no se dejan meter baza, están en un momento perfecto para dejar una perenne huella en Bogotá. El gobierno nacional, después de dos años tortuosos en materia de ejecución, está en sus marcas para invertir en proyectos de infraestructura serios y bien diseñados por todo el país, y Bogotá no puede ser la excepción. Petro, por su lado, está a tiempo para arrancar varios de ellos e inaugurarlos antes del final de su período.

Si Petro y Santos trabajan en equipo, podrán legarle a Bogotá una serie de grandes obras que serán verdaderamente suyas y que los bogotanos recordarán y apreciarán por décadas. Si sucumben a los egos, a la mezquindad y a la política de la zancadilla, habremos perdido una gran oportunidad para insertar a Bogotá en el siglo XXI.

@rodrigo_lara_



 
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