La miseria y la cólera estallan
En Grecia la miseria y la injusticia empiezan a rozar cotas verdaderamente insoportables para los explotados. Los planes de austeridad de una ferocidad brutal se suceden unos a otros cada vez más frecuentemente. Cada nueva tanda de medidas para aplazar, aunque sea provisionalmente, la quiebra del país supone en realidad, más y más sacrificios para toda la población. Pero eso no pone fin al hundimiento de la economía. De ahí que estallen su miseria y su cólera.
Un país que simboliza la quiebra histórica del capitalismo
Aplastado por el peso de una montaña de deudas, el Estado griego, así como los bancos y las empresas, están al borde la asfixia. Y todas las medidas adoptadas por el gobierno del “socialista” Papandreu para evitar la suspensión de pagos solo sirven para empeorar la situación y adentrarse aún más en un porvenir cada vez más oscuro. Así, para poder obtener de la Unión Europea el dinero necesario para garantizar un mínimo funcionamiento del Estado, el gobierno griego debe inmolar las condiciones de vida y trabajo de la población: reduciendo continuamente las plantillas de funcionarios, recortando todos los salarios, eliminando pensiones de jubilación, subsidios de desempleo, así como otros gastos sociales en sanidad, etc. Pero este tsunami de miseria hunde al país aún más profundamente en la recesión, lo que conlleva... ¡mayor necesidad de endeudamiento! Se trata de un verdadero círculo vicioso del que Grecia no podrá escaparse.
La burguesía griega dirige su dedo acusador sobre el FMI, la Unión Europea, las agencias de calificación, Alemania... queriendo hacernos creer que éstos y sólo éstos son los verdaderos responsables de esta desastrosa situación económica. En el resto del mundo tratan de convencernos de lo contrario: que Grecia estaría en una situación “excepcional” y “particular”, debida a la falta de rigor de sus dirigentes, a la corrupción generalizada en la sociedad helénica (se presenta el fraude fiscal como un auténtico deporte nacional), incluso a la pereza de los trabajadores griegos (tal y como declaró a mediados de junio la canciller Angela Merkel). Esta propaganda nauseabunda y falsaria ha tenido, sin embargo, cierto impacto que se ha traducido en una exacerbación del nacionalismo, tanto en las manifestaciones de Atenas en las que ondeaban banderas nacionales griegas y en las que se coreaban consignas “FMI go home” o“Alemania go home”, o en Alemania donde se desliza la idea de “¿por qué hemos de pagar nosotros lo que han ocasionado los griegos?”.
En resumidas cuentas: la burguesía quiere enfrentar a unos explotados contra otros.
Pero Grecia simboliza en realidad la quiebra histórica del capitalismo. En el terreno económico, señala el camino que aguarda una tras otra a las distintas economías nacionales: Portugal, Irlanda, España, etc.
La lucha se inspira en el movimiento de los“indignados” en España
Pero si bien el nacionalismo es un veneno que afecta hoy en gran medida a los trabajadores en Grecia, no es menos cierto que, en los movimientos de protesta que se están desarrollando, aparecen también líneas de fuerza.
En particular entre los jóvenes precarizados se ha sabido levantar la vista más allá de las fronteras nacionales para inspirarse en el movimiento de los“indignados” de España. Y así, desde finales de mayo, y en la plaza Syntagma de Atenas, miles de Aganaktismeni (palabra griega que significa tanto indignación como cólera ([1])) han comenzado a reunirse para debatir y construir colectivamente la lucha. Como en España, este movimiento también está muy marcado por una enorme desconfianza hacia los partidos (sobre todo en el Partido Socialista que, aquí también, detenta el poder), y en los Sindicatos (en particular al GSEE, el principal sindicato del país, al que muchos denuncian como agente de la burguesía). La similitud entre la reflexión que está teniendo lugar entre los jóvenes precarizados que viven en España y los de Grecia es asombrosa. El pasado 25 de Mayo, en la mencionada Plaza Syntagma, tuvo lugar una asamblea de más de 3 horas de duración, en la que más de 83 personas tomaron la palabra. Algunas de estas intervenciones han destacado la importancia de la auto-organización de la clase obrera y la necesidad de una lucha revolucionaria. Esta reflexión aunque, por el momento, sea expresada únicamente por una ínfima minoría es, sin embargo, muy significativa. El simple hecho de que algunos postulen públicamente una revolución es indicativo de un cambio en el clima social, ya que sienten que están proclamando alto y claro lo que muchos están pensando de forma más o menos difusa o tímida. Por otra parte, en todas las asambleas de Indignados en Europa, tanto en Grecia como en España, en Francia o en Inglaterra, esas intervenciones a favor de la auto-organización de las masas y de la abolición del capitalismo son, a menudo, de las más aplaudidas.
Así pues Grecia no es, en absoluto, un caso aparte. La crisis que la devasta es la misma que sacude a todo el sistema capitalista mundial. Y la lucha que se desarrolla contra sus efectos es un eslabón más de la cadena del combate internacional de la clase obrera.
Laurence, 1/7/2011