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General: POR QUÉ OTRA HUELGA GENERAL ?
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Da: Ruben1919  (Messaggio originale) Inviato: 30/09/2012 20:28
Iosu Balmaseda, Isabel Castro, Xabier Barber | Miembros de la Comisión General de ESK

¿Por qué otra huelga general?

 

Porque estamos en tiempos de revuelta social y una huelga general contribuye a ello. Las medidas de los gobiernos no tienen por objetivo acabar con la crisis económica; de hecho no lo están haciendo: no hay más que ver las situaciones de Grecia y Portugal y vamos siguiendo sus pasos con un año de retraso.

La crisis económica en los países capitalistas enriquecidos es real. Ya en los años 1970 el capital global empezó a sufrir una severa reducción de la tasa de beneficios y a tener dificultades de venta de sus productos: una crisis de sobreproducción. Eso empezó a llevar dinero al sistema financiero; dinero al que se sumó otra ingente cantidad proveniente de los países productores de petróleo.

Han intentado múltiples parches para salir de la crisis: las reconversiones de los 1980, la ampliación de mercados tras la caída del muro de Berlín, la ingeniería financiera, proveer dinero fácil vía créditos... Las burbujas van estallando; la economía productiva, tras breves paréntesis, no resurge. El capital lo tiene complicado; pero es que ahora, en la mayoría de los países europeos, salir de la crisis ni siquiera es su objetivo inmediato.

Está aprovechando la mantenida y agravada situación de shock de las poblaciones para implementar su sistema neoliberal. Con dos objetivos clave: destrozar nuestra capacidad de respuesta (derechos laborales y sociales) y obtener beneficios de nuevos nichos de dinero (privatizaciones de la sanidad, la educación, diversos servicios sociales...). Con ello consigue un trasvase de dinero desde la mayoría de la población hacia una minoría empoderada (capitalistas, gestores de los grandes bancos y multinacionales...). Y prepara el terreno para ir metiendo medidas cada vez más duras, ante las que pretende reducir nuestra capacidad de resistencia.

Además, en esta crisis se entrecruza el problema medioambiental. Su sistema productivo, a la búsqueda del beneficio inmediato y cuanto mayor mejor, sumado al modo de consumo que han conseguido introducir, está agotando la propia naturaleza: cambio climático (de previsibles consecuencias desastrosas), agotamiento de los mares, envenenamiento de aguas y tierras...

A lo largo y ancho del mundo esto ha llevado a la pauperización de amplísimas capas de población, fundamentalmente en los países empobrecidos, pero también en el resto.

Hay que terminar con esto, ofreciendo un sistema alternativo al capitalismo. Sólo repartiendo la riqueza y los trabajos podremos salir de ésta. Y, aunque es precisa la participación de mucha gente, tenemos algunas alternativas, también a corto plazo: frenar los recortes; cambiar la política fiscal para que quienes más tienen paguen más; eliminar gasto público en grandes infraestructuras; crear empleo público mejorando (hay mucho margen) la atención a las personas; recuperar reivindicaciones sindicales clásicas, pero para nada obsoletas (la semana laboral de 35 o 30 horas, el adelanto de la edad de jubilación, la recuperación de los contratos de relevo...) y así repartir el empleo. De paso, se facilitaría el reparto del resto de los trabajos, infravalorados en el capitalismo, pero imprescindibles para sobrevivir (el de cuidados y el doméstico), para que no sigan recayendo casi exclusivamente sobre la espalda de las mujeres.

Pero no nos lo van a regalar. Por ello las anteriores y esta huelga general. Que se quedará corta si no somos capaces de elaborar, entre todas y todos, un programa para la mayoría social. Y si, al mismo tiempo, no ponemos en marcha una estrategia movilizadora, intensa y de largo alcance, capaz de aunar a esa mayoría y ponerla en marcha. La experiencia del Gune socio-sindical que convoca esta huelga es un buen paso, así como las diversas coordinaciones existentes (Herri Ekimena en Nafarroa, por ejemplo); pero hay que ampliarlas en gentes y organizaciones y hay que dotarles de mayor contenido.

En el cartel de ESK que anima a esta huelga, además de llamar a la revuelta social, afirmamos que «si no luchamos, volverá la esclavitud». Es un lema. ¿Exagerado? Tal vez, pero la amplitud y profundidad del ataque del capital sí que exigen una mayor organización, con la participación de muchas más personas en las organizaciones sindicales, sociales y políticas. Y una coordinación de estas para plantar cara de verdad. Difícil, pero no imposible, y al mismo tiempo imprescindible; al menos si queremos un mundo mejor, una Euskal Herria más justa, igualitaria y solidaria. Hagamos bien esta huelga general; tomemos las calles el 26 de septiembre; y sumemos fuerzas para seguir el día después.



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Da: Ruben1919 Inviato: 02/10/2012 00:00

ANA TUDELA FLORES | 29 de agosto de 2012

  •  

El secretario de Política Internacional de CCOO, Javier Doz. en una imagen de archivo. / Efe

Las fronteras europeas han resultado totalmente porosas a la doctrina de la austeridad, al dogma que impone salvar a la banca mientras se mutilan los derechos de los trabajadores. No ha habido Pirineos, Alpes, ni cadena del Olimpo que hayan frenado el avance del neoliberalismo imperante. Todo es unificar sin que se huela una urna: la política fiscal, las constituciones, alejando cada vez más de los Parlamentos y Gobiernos que eligen los ciudadanos, decisiones cruciales para la vida de estos. Los trabajadores, especialmente los del castigado sur de Europa, no han traspasado al mismo nivel las fronteras para unirse en una gran acción conjunta que mantenga un pulso cara a cara al verdadero poder, que no está en la Moncloa ni en el Palazzo Chigi. Eso es lo que los sindicatos, con los españoles CCOO y UGT en el grupo de cabeza, se han propuesto cambiar. Rápidos, desde luego, no han sido. Pero quizás por eso saben que ha llegado el momento de intentar algo de mucha mayor repercusión que una manifestación conjunta. Es el momento de una huelga general común y ya están trabajando en ella.

 Así se lo ha confirmado a cuartopoder.es Javier Doz, secretario confederal de Internacional de CCOO. “Creemos que es necesario. No es fácil de conseguir, somos realistas”, añade reconociendo que mantienen también la hipótesis de dejar la acción conjunta en manifestaciones al unísono, “pero este es un momento clave. A Grecia la están empujando fuera del euro y quieren imponer el rescate a España. Esto puede llevar a situaciones de extrema gravedad en las próximas semanas. A mi juicio, eso precisa de una gran movilización”, explica Doz. El líder sindical asume que hace tiempo que debería haberse hecho realidad una acción similar a la que ahora plantean.

“Lo que ha sucedido en Europa es para que hubiera habido mucho antes una huelga general simultánea en 12 o 14 países con acciones de apoyo en el resto”, comenta. “Han sido dos años y medio viviendo una política injusta, la de la austeridad, que además se ha mostrado absolutamente ineficaz”. Ahora, más que nunca, el tiempo apremia. “En el pasado ya hubo una decena de países cuyos sindicatos se mostraron de acuerdo”, pero finalmente no salió adelante. “Ahora hay que volver a ver cuál es la situación en cada país. En Francia, por ejemplo, ha habido un cambio de Gobierno (con la llegada al poder del socialista François Hollande en sustitución de Nicolás Sarkozy) y la relación con los sindicatos ha cambiado”.

Los motivos están claros, con Europa tan lejos como siempre de emprender políticas que fomenten el crecimiento de la economía con ello el empleo. Incluso a Hollande “ya le han colado el Pacto por el Crecimiento y el Empleo”, comenta Doz. Dicho pacto, de mediados de junio del presente ejercicio, se vendió como una gran victoria de Italia, Francia y España frente a Alemania, escenificada en el gesto de disgusto de Angela Merkel tras la reunión que mantuvo con sus homólogos Mario Monti, Hollande y Mariano Rajoy. Pero, si bastó una semana entre aquel encuentro a cuatro bandas y el de todos los Jefes de Estado de la UE para reducir la cantidad de capital previsto de 130.000 millones de euros a 120.000 millones, el acuerdo final convirtió en “contabilidad creativa la cifra” destinada al mismo, comenta el responsable de Internacional de CCOO. “Solo se prevé aportar 10.000 millones nuevos del Banco Europeo de Inversiones, el resto (60.000 millones) es endeudamiento. En cuanto a los 55.000 millones procedentes de fondos estructurales no utilizados, al no haberse modificado las condiciones para su uso (que exigen que el país beneficiario aporte al proyecto de destino una cantidad igual que la de los fondos comunitarios) hacen que los más necesitados, como Grecia, no puedan utilizarlos, porque no pueden cofinanciar nada”. Por eso sostiene Doz que lo de junio “no fue un plan, fue un engaño”.

Como ya informó cuartopoder.es, a los poderes europeos no les puede pillar de sorpresa la movilización. Los sindicatos europeos han mandado una carta a la troika para avisar de la inminente toma de “medidas drásticas”, según explicó el director general del sindicato griego de empleados públicos (Adedy), Elías Eliopoulos.

Una historia de intentos

La crisis ha traído consigo “el periodo de mayor número de movilizaciones desde la Segunda Guerra Mundial”, comenta Doz. Realizar acciones conjuntas no ha sido fácil. En los últimos cuatro años, la Confederación Europea de Sindicatos (CES) ha promovido diversas fórmulas de acción conjunta en diferentes países. Así fue en mayo de 2009, cuando tuvieron lugar manifestaciones en varias ciudades europeas, entre las que estaba Madrid. La capital española celebró el 14 de mayo de aquel año la llamada Euromanifestación, con el lema “Combatir la crisis. Lo primero el empleo”. La tasa de desempleo era entonces del 7,7% en Grecia. En España, del 18%. Lejos de atender a aquella petición de los sindicatos, lo que vino fue la conocida política de austeridad que ha hecho que la tasa de desempleo sea ya del 22,5% y el 24,8% en Grecia y España respectivamente, según los últimos datos de Eurostat.

La destrucción de empleo sigue imparable debido a que, junto a la austeridad, se han sucedido toda una serie de reformas laborales destinadas a lo que llaman flexibilizar el mercado laboral, que es la forma eufemística para hablar del abaratamiento del despido, la reducción de salarios y el ataque a la negociación colectiva. Si en Grecia las huelgas generales se han sucedido a golpe de recorte de la troika (en 2011 se celebraron ocho, algunas de ellas de 48 horas), en España ha sido ese proceso el que ha hecho que se hayan convocado dos huelgas generales durante la crisis, en concreto, como consecuencia de sendas reformas laborales, una del Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero y la última la “tremendamente agresiva”, en palabras del ministro Luis de Guindos, reforma del Partido Popular.

La primera de esas dos huelgas generales, celebrada el 29 de septiembre de 2010, a pesar de los diferentes tempos entre ambos países, se convocó en una jornada de acción conjunta acordada por los sindicatos españoles con los dos grandes sindicatos griegos: el de los trabajadores públicos, Adedy, y el del sector privado, GSEE. Incluso entonces, comenta Doz, “no era fácil hacer coincidir las acciones”.

Coincidir con Francia, por ejemplo, “ha sido complicado porque, aunque se convocaron hasta nueve huelgas contra el Gobierno de Sarkozy por la reforma de las pensiones, nunca fueron generales”.

Las cifras ya no permiten esperar. En el primer trimestre de 2008, con la crisis aún despertándose, en la Europa de los 27 había 16 millones de personas desempleadas. En abril de 2012, esa cifra era ya de 25,1 millones, 17,8 millones en la zona del euro.

Calendario

La fecha que se baraja como posible para realizar la movilización conjunta, ya sea esta finalmente una huelga general o manifestaciones simultáneas, es la primera semana de octubre, en el entorno del día 7 (que este año cae en domingo) que es cuando cada año la Confederación Sindical Internacional celebra la jornada mundial por el trabajo digno.

El próximo 10 de septiembre, avanza Doz, se definirá mucho mejor la posible acción a realizar. Ese día se reúne el Comité de la Confederación Europea de Sindicatos. Lo que se decida podrá perfilarse en el seminario del 25 de septiembre.

Entre los países que es probable que se sumasen a una huelga general común, Doz incluye a “España, Grecia, Portugal e Italia, así como a Rumanía, Bulgaria y Hungría. Los alemanes podrían incorporarse pero no mediante una huelga general por que su Constitución prohíbe las huelgas solidarias”, sin embargo, según Doz, los sindicatos alemanes están demostrando cada vez más que se sienten más cerca de las tesis de los sindicatos del sur de Europa. “La Confederación Alemana de Sindicatos”, explica, “está respaldando acciones de países del sur. Hay proximidad con ellos. De hecho, fueron los que propiciaron la reunión de los líderes de los dos grandes sindicatos españoles con la canciller Merkel, reunión que sirvió de aldabonazo al Gobierno español y desembocó en una reunión del presidente, Mariano Rajoy, con los líderes sindicales, que había sido negada a estos últimos hasta ese momento.

“En caso de que se alcance un acuerdo para realizar una huelga general común, los alemanes pueden apoyarla manifestándose”, comenta Doz.

Entre tanto, se celebrarán unas cuantas movilizaciones. El día 8 de septiembre tendrá lugar la primera gran manifestación griega tras el descanso estival. Los sindicatos Adedy y GSEE han convocado a manifestarse en la ciudad de Tesalónica. El día 15 de septiembre, se manifestarán en España los integrantes de la llamada Cumbre Social, en la que se encuentran los dos grandes sindicatos (CCOO y UGT). Según Javier Doz, “se espera que se manifieste en España un millón de personas”.



 
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