Partido Comunista de Venezuela. Segunda fuerza electoral bolivariana
Por: Omar Vázquez Heredia.
Tribuna Popular TP – OPINIÓN.-
Las elecciones presidenciales del pasado 7 de octubre, como cualquier
hecho electoral reciente, tiene diversas aristas que pueden y deben
analizarse para entender en parte la orientación política de la sociedad
venezolana en su conjunto, incluyendo a las distintas clases
antagónicas en términos concretos y a aquellos sectores populares
subalternizados ideológicamente a la burocracia estatal o al capital
privado internacional y/o nacional.
En este sentido, empezamos felicitando al pueblo trabajador de
Venezuela que obtuvo una victoria política y electoral mediante la
candidatura del camarada Hugo Chávez, líder del proceso bolivariano; que
derrotó en la inmensa mayoría del país a la propuesta neoliberal que
representaba el candidato de la derecha Henrique Capriles Radonski,
incluso en bastiones electorales opositores como Nueva Esparta y el
Zulia. Realidad que permite recuperar la ofensiva política y electoral a
las clases populares, después de las victorias parciales de la derecha
en las elecciones regionales del año 2008 en las cuales ganaron estados
fundamentales como Carabobo, Miranda, Táchira y Zulia; así como, en las
parlamentarias del 2010 en las que alcanzaron cerca de la misma cantidad
de sufragios que las fuerzas bolivarianas, solo menos de 150 mil votos.
Ahora bien, como militante comunista quiero priorizar el análisis de
la actuación electoral del PCV, posteriormente realizaré escritos
reflexionando otras aristas del acontecimiento eleccionario; por lo
tanto, comienzo precisando que con el 97,65% de los sufragios escrutados
la tarjeta del Gallo Rojo alcanzó 482.317 mil votos, constituyéndose
con claridad en la segunda fuerza política y electoral bolivariana,
superando a Patria Para Todos (216.293 votos), REDES (195.283 votos),
entre otros. Así, comparando las elecciones presidenciales del año 2006,
donde el PCV logró 342.227 mil votos, se puede puntualizar que faltando
2,35% de los sufragios por escrutar obtuvo un crecimiento de 140090 mil
votos, es decir, del 40,93%. Un alto porcentaje bastante alto, porque
el camarada Hugo Chávez triunfó con un aumento respecto al año 2006
(7.309.080 votos) de 752.976 votos, es decir, un 10,30%. Además, el
voto comunista representó casi el 6% de los sufragios del Polo
Patriótico, aportando a la alianza anti-imperialista un respaldo
electoral mayor que en el año 2006 en el cual consolidó el 4,6% de los
votos bolivarianos. Por ello, cerrando con los datos cuantitativos,
debemos sostener que sin duda alguna el Partido Comunista de Venezuela
tiene un importante incremento del soporte electoral, algo que expresa
un reconocimiento de sus aportes a la profundización revolucionaria del
proceso bolivariano.
Sin embargo, entre las atinadas conclusiones del análisis realizado
por el Buro Político del PCV alrededor de las pasadas elecciones
presidenciales- el cual fue difundido por Tribuna Popular - se consideró
necesario resaltar que;
“al evaluar los votos que «a través del Partido Comunista», se
reconoce que esa votación alcanzada en estas elecciones, además de la
votación propia del Partido, es el resultado de diferentes corrientes
del movimiento obrero y del movimiento popular que se han expresado en
un voto cualitativo en esta elección[i]"
Entonces, los militantes comunistas entendemos que los votos
obtenidos por el camarada Hugo Chávez en la tarjeta del Gallo Rojo
manifiestan, no solo sufragios propios, al mismo tiempo son apoyos
electorales provenientes del movimiento popular, sindical y campesino
que expresan una posición consciente y crítica alrededor de la necesidad
de avanzar en la solución de flagelos combatidos y denunciados por el
PCV como el burocratismo (carencia de planificación e ineficiencia), la
corrupción, la violación de los sagrados derechos de la clase
trabajadora, el sicariato en contra de los campesinos organizados, la
dirección vertical que obstaculiza la participación y el control
obrero-popular de la gestión estatal y económica, entre otros. Por ello,
me parece indicada la evaluación del Buro Político, divulgada en la
tradicional rueda de prensa de los lunes en voz del camarada Oscar
Figuera, en la cual se expresa una humildad revolucionaria que evidencia
el respeto de los comunistas a las distintas organizaciones populares y
proletarias que “llamaron” a votar en la tarjeta del Gallo Rojo, porque
no es el animo de los marxistas-leninistas colocar al aparato
partidista por encima de la requerida y necesitada profundización del
proceso bolivariano, que presente como horizonte concreto al socialismo.
De esta manera, la tarjeta del PCV se convirtió parcialmente en un
instrumento para manifestar la preocupación por situaciones que
acontecen en la actualidad en el marco de las gestiones gubernamentales
bolivarianas, las cuales debilitan el respaldo popular del proceso de
liberación nacional y obturan la posibilidad real de la construcción del
socialismo; porque los comunistas empleando nuestra herramienta
política nacional, el partido, con autonomía de clase y lealtad al
pueblo trabajador venimos desde hace varios años alertando y luchando en
la medida de nuestras posibilidades en contra del aumento del
descontento popular, que surge por la existencia de prácticas burguesas y
burocráticas que garantizan la reproducción de la forma de organización
social capitalista. Un disgusto de las clases subalternas que
electoralmente se concreta en la reducción de la brecha ante la derecha,
pasamos de los 26% del 2006 a 11% en el 2012, aunque la diferencia
mantiene una importante magnitud que no puede ser despreciada y
desvalorizada por los neoliberales articulados en la llamada Mesa de la
Unidad Democrática (MUD).
La situación descrita excede lo cuantitativo, y debemos incorporarle
un elemento cualitativo fundamental como el “llamado” a votar por el
camarada Hugo Chávez en la tarjeta del Gallo Rojo de diversos dirigentes
sindicales nacionales[ii] que vienen construyendo junto a la Corriente
Clasista “Cruz Villegas” un movimiento de trabajadores y trabajadoras
autónomo y clasista que permita avanzar en la transformación de la
correlación de fuerzas interna del proceso bolivariano, constituyendo al
pueblo trabajador en sector hegemónico del bloque histórico emergente.
Por ende, la movilización de los militantes del PCV por la nueva Ley
Orgánica del Trabajo así como su participación en la organización de los
Consejos de Trabajadores y Trabajadoras, generó un incremento del
vínculo orgánico y electoral con la clase trabajadora; realidad que
cualifica el voto comunista porque lo sustenta en su clase.
En conclusión, después de los resultados del 7 de octubre, los
comunistas debemos comprender que fue una decisión correcta mantener
nuestro partido como un referente clasista y crítico, que tiene una
línea política acertada en la cual se comprende en el marco del proceso
de liberación nacional la importancia del frente anti-imperialista (Polo
Patriótico), pero que para avanzar en la construcción real del
socialismo se necesita transformar la correlación de fuerza a favor del
pueblo trabajador mediante la organización del llamado bloque popular y
revolucionario. Ese último objetivo concreto y unitario, debe ser el
principal esfuerzo del fortalecido Partido Comunista de Venezuela y de
las otras fuerzas revolucionarias; la unidad de los núcleos orgánicos de
las clases populares, en espacios frentistas y articuladores como el
Movimiento por el Control Obrero, la Unión Nacional de Trabajadores
(UNETE), entre otros.