Estuardo Zapeta
Indio
Soy indio, pero eso no me da privilegios, ni ventajas, y menos razón para vivir sin trabajar de la memoria, del trabajo de mis antepasados.
Soy indio, pero vivo hoy viendo hacia el futuro, no me he quedado rezagado en presuntas conspiraciones históricas, ni en suspiros de un pasado que fue bueno, malo, injusto, justo, pequeño, grande, lo que usted quiera, pero que no regresará.
No llevo, siendo indio, el peso de la historia reciclada por una antropología de la venganza que no es ciencia, sino política, digo politiquería barata, haciéndose pasar por luchas mezquinas que usan a las comunidades para los más diabólicos planes de sueños milenarios de poder y riqueza.
Soy indio y no me interesa la pobreza, y la desprecio como la enfermedad mental más ponzoñosa, como la acción más deleznable, como la plaga más abarcadora. No, no me interesan los discursos de los voceros de los pobres que no hacen vocería sino que solo se aprovechan de la oportunidad para implementar sus erradas ideas, sean políticos, sean religiosos, sean indios listos, sean ex guerrilleros chic o Ladinos paternalistas. Todos son la misma mierda.
Soy indio y trabajo todos los días, desde muy temprano, como me enseñaron mis ancestros. Qué es esa huevonería de andar en hoteles cinco estrellas defendiendo dizque los derechos humanos. Qué son esas plantas, esas poses de defensorías no solicitadas, de gente que promoviendo el respeto termina violando ese respeto con el que tanto se llena la boca... y los bolsillos.
Soy indio y no he pedido limosnas de la cooperación internacional. Tengo dignidad de Persona Humana, no de activista mentiroso que por unos euros recita poesía social, versos feministoides, prosa arrastrada y salmos agraristas, de una prostitución ecológica que no pasa el filtro de la ciencia pero sí el de la política.
Soy indio con errores muchos, virtudes también, humano completo, sin necesidad de la muleta ladina, la silla de ruedas internacional, ni del oxígeno paternalista, y menos de un gobierno ladrón que solo me usa para justificar sus grandes robos.
Soy indio pero no folclórico, no el de la venta turística, ni el de la nostalgia colonial, ni el racista que con su racismo del antirracismo crucifica al ladino inmovilizándolo, callándolo, invisibilizándolo, borrándolo del imaginario social.
O acaso no se habrá dado cuenta el ladino que dos, tres indios lo dejan callado con el falso argumento de gritar ¡racismo, racismo! si dice algo. Ah ladino bruto que se ha espantado por un puñado de indios aprovechados que no representan pero ni a su familia, menos a su comunidad, pero que hacen pisto diciendo que son representantes de esto y lo otro.
Ladino silenciado por unos vividores que han construido una casa de eurodólares más frágil que barrilete noviembrero. Ladino asustado por un puñado de jicaques que han salido a hacer su show por unas monedas, por una eurolimosnas que al final recogen de entre la basura europea.
Soy indio y no me da miedo denunciar a los indios malos, a los indios vividores de la pobreza y del dolor ajeno. Ah, y ahora empiezan a lucrar de la pobreza y el dolor ladino.