70% de las pymes catalanas apoyaría la creación del Estado propio .- - LA CUBA DEL GRAN PAPIYO

Casi el 70% de las pymes catalanas apoyaría la creación del Estado propio

Sólo un 12% de los 2.224 encuestados defiende el actual modelo autonómico
Los empresarios se muestran en amplía mayoría poco temerosos de un boicot

Europa Press | Barcelona

El 66,8% de los empresarios asociados a Pimec está a favor de un Estado propio catalán y el 81,5% cree que sería viable económicamente, según una encuesta realizada por la patronal el 23 y 24 de octubre para conocer el posicionamiento de sus miembros sobre la situación política y económica actual.

Según la encuesta '¿Qué piensa la pyme catalana del entorno politicoeconómico actual?', que han contestado el 12% de los asociados y se ha convocado con presteza para desvincularla de la campaña electoral, dos tercios apoyan el Estado propio, frente al 21,1% que aboga por un Estado federal y al 12,1% que se decanta por una Comunidad Autónoma.

En rueda de prensa en Barcelona, el presidente de Pimec, Josep González, ha manifestado su sorpresa por la contundencia en las respuestas de los empresarios, y la ha vinculado al descontento expresado en la marcha independentista de la Diada y a una sensibilidad máxima por "la suma de agravios comparativos" a Catalunya, en pleno debate sobre los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

González ha criticado la forma no inteligente de negociar entre España y Catalunya y que los PGE perpetúen una insuficiente partida de infraestructuras para la comunidad y reduzcan sistemáticamente las partidas generadoras de riqueza y empleo, aunque ha apuntado que Pimec "se mantendrá al margen de decisiones políticas", en relación al calendario soberanista.

En cuanto a las ventas, las empresas que venden un 30% o más en el resto de España apoyan en un 55,1% la independencia de Catalunya, frente al 73,5% de empresas que venden menos del 30% y al 72,8% de las que no venden nada en el resto del Estado.

Por provincias, los empresarios de Girona que abogan por el Estado propio son el 83,2%; en Tarragona, el 65,6%; en Barcelona, el 64,7%, y en Lleida el 63,1%, mientras que los partidarios del Estado federal y la Comunidad Autónoma se reparten sobre todo en Lleida y son minoría en Girona.

Mejor financiación

De los 2.224 empresarios que han contestado la encuesta, el 82,4% está a favor de una consulta sobre autodeterminación; el 92,2%, de que Catalunya recaude sus propios impuestos; el 97,5% cree que debería tener un mejor sistema de financiación, y el 85,6% afirma que el déficit de infraestructuras perjudica la actividad de su empresa.

Preguntados por la posibilidad de que el debate político perjudique a su negocio con el resto del Estado, se han mostrado en su mayoría poco preocupados (45,8%), seguidos por los nada preocupados (19,3%) y quienes lo están bastante (23%) o mucho (11,8%), que se sitúan en la cola.

En cuanto al temor a un futuro boicot a los productos catalanes en el Estado, también se han mostrado mayoritariamente poco preocupados (44,3%), seguidos quienes lo están bastante (25,1%), nada (16,9%) y mucho (13,7%), al tiempo que la preocupación es mayor en la provincia de Barcelona y menor en la de Girona.

Las empresas que han contestado a la encuesta ocupan en su conjunto a 60.000 personas, y predominan las microempresas (43,9%) y pequeñas empresas (41,1%), seguidas de lejos por las medianas (12,2%) y las grandes (2,6%).

El odio a España alcanza también al folclore: Familias catalanas de origen andaluz prohíben a sus hijas que den clases de sevillanas

Es el reflejo de la división social que se vive ya en muchas familias catalanes procedentes del resto de España. Se trata de familias que han pasado de compatibilizar sus tradiciones de origen con la catalana, a rechazar hoy cualquier vestigio de su cultura de origen. La presión nacionalista es tan grande, el odio vesánico a España tan extendido como para que una madre nacida en Córdoba llegue a prohibir a su hija que siga dando clases de sevillanas.

Elvira de la Rosa es una cordobesa de 47 años que está casada con un catalán desde 1994. La pareja no ha sucumbido al pensamiento único nacionalista y sigue conservando intacto sus sentimientos españolistas. Ambos acudieron a la concentración de la plaza Cataluña del pasado 12 de octubre. Allí nos contó Elvira la historia de su familia que, como la de tantas otras en Cataluña, se halla rota a consecuencia del odio a España introducido por los nacionalistas.

“Hasta hace relativamente poco, la relación con mi hermana era normal. Ella está casa con un militante de la Esquerra. Manteníamos las típicas disputas, pero todo dentro de un ambiente normal y hasta sano. Su hija, mi sobrina, seguía yendo a una academia de sevillanas, su gran pasión, junto a mi hija, ambas casi de la misma edad, y en su casa se hablaba tanto el catalán como el español con total normalidad”.

“Desde hace unos meses”, prosigue Elvira su relato, “las relaciones se fueron enfriando. La política comenzó a interponerse entre nosotras. Mi hermana era ya otra persona, como si hubiera pasado por una secta y la hubieran transformado mentalmente. La comunicación entre nosotras comenzó a resultar cada vez más difícil”.

Nos cuenta Elvira que, el pasado mes de septiembre, su sobrina dejó de asistir a las clases de sevillanas. “Llamó a mi hija para decirle que no iría más, que en casa se lo habían prohibido”. No es el único caso. Al parecer, otros muchos jóvenes dejaron de hacerlo coincidiendo con la espiral soberanista que ha sido alentada por Artur Mas. “Bailar sevillanas o escuchar música del resto de España en público ya no está bien visto”, lamenta.

El testimonio de Elvira no es el único que nos dibuja la obsesión antiespañola que se vive en algunos círculos catalanes. Joan, empresario de Vilanova i la Geltrú y simpatizante de Catalunya Desperta Ya! nos asegura que ya restaurantes frecuentados por nacionalistas donde la gente evita pedir una paella, el plato español más conocido internacionalmente.

Se trata de dos ejemplos que pueden ser definitorios del grado de intolerancia que se empieza a vivir en Cataluña desde que la cultura nacionalista del odio y la exclusión ha prendido en miles de catalanes. La mayoría de padres y abuelos no catalanes. Algo para meditar muy en serio.