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General: 1º DE NOVIEMBRE. DÍA DE TODOS LOS SANTOS
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Resposta  Mensagem 1 de 4 no assunto 
De: GABIMAR  (Mensagem original) Enviado: 01/11/2012 08:53
 
 

San Francisco de Asís, Fundador
4 de Octubre

san francisco de asis

Francisco Bernardone nació en Asís, Italia, en el año 1182. Sus padres fueron Pietro Bernardone y Madonna Pica. Siendo joven participó en la guerra entre las regiones de Perusa y Asís, en 1202, y en la batalla de Collestrada fue tomado prisionero y liberado al año siguiente. En 1205 se enroló nuevamente en el ejército y partió a la guerra, pero en el trayecto tuvo un sueño en el que una voz le ordenó volver y dar otro rumbo a su vida. Entonces comenzó su conversión: se apartó de los amigos, frecuentó la compañía de los pobres e intensificó la vida de soledad y oración. 

En 1206, a la edad de 24 años, renunció a las riquezas y a su familia, y se trasladó a la localidad de Gubbio para servir a los leprosos. De regreso en Asís, vistió el hábito de ermitaño y trabajó en la restauración de las ermitas de San Ubicación de la ciudad de Asís Damián, San Pedro y Santa María de los Ángeles (también llamada la Porciúncula).

En 1208, mientras oía misa en la Porciúncula, escuchó el evangelio del envío de los discípulos en misión y descubrió su vocación evangélica y apostólica. Empezó a predicar la paz, la igualdad entre los hombres, el alejamiento de la riqueza, la dignidad de la pobreza, el amor a todas las criaturas y la venida del Reino de Dios. Entonces se le unieron los tres primeros compañeros: Bernardo de Quintavalle, Pedro Cattani y Gil de Asís, con quienes nace la I Orden Franciscana.

En 1209 escribió la primera Regla de la Orden, que dictaba el estilo de vida para los franciscanos. Sus preceptos eran una vida basada en el amor, la oración y la paz; votos de pobreza completa, lo que incluía renunciar a las propiedades; sustento del propio trabajo o, en caso necesario, de la limosna; y ofrecer ejemplo de renuncia de sí mismo. Viajó a Roma con sus once compañeros para reunirse con el Papa Inocencio III y consiguió la aprobación verbal de la Regla. La pequeña fraternidad escogió la Porciúncula como el primer hogar de la Orden. En marzo de 1212, la noche del Domingo de Ramos, fue consagrada Clara, dando inicio a la II Orden Franciscana, también llamada Clarisas o Damas Pobres. Ese mismo año, Francisco se embarcó rumbo a Siria para continuar su obra apostólica en Oriente, pero los vientos contrarios hicieron fracasar su viaje y regresó. Los años siguientes viajó por Italia, Francia y España. El 14 de mayo de 1217, durante Pentecostés, se celebró en la Porciúncula el primer Capítulo General, junta para organizar a sus seguidores en provincias y señalar lugares específicos de misión. La Orden se dividió en doce provincias. 

En 1219 consiguió viajar a Oriente, donde fue recibido por el sultán de Egipto, pero tuvo que regresar apresuradamente a Italia debido a problemas surgidos entre sus seguidores. En 1220 se retiró del gobierno de la Orden y nombró como su Vicario a Pedro Catan. En 1221 fundó la III Orden, conocida como Terciarios, a la que podían pertenecer quienes estuvieran ligados a ocupaciones civiles, estuvieran casados o simplemente no pudieran seguir la I Orden por razones de vocación o enfermedad. Ese mismo año, la organización eclesiástica le solicitó que la Regla escrita hace once años (llamada primera Regla) fuera nuevamente redactada, más breve. La Regla definitiva fue aceptada por el Capítulo de Pentecostés (junta de religiosos) y aprobada y confirmada mediante bula (documento eclesiástico) por el papa Honorio III. En 1224, Francisco pasó la cuaresma de San Miguel en el monte La Verna (en los Montes Apeninos, Italia), con el fin de hacer penitencia. Allí recibió en su cuerpo las Llagas(estigmas o señales) de la Pasión de Cristo. En ese tiempo también tuvo una grave afección a los ojos que lo dejó casi ciego, pero pese a su condición continuó predicando. En 1226, su estado de salud siguió empeorando progresivamente y fue trasladado a Asís. Al sentir cercana la muerte, pidió que lo llevaran a la Porciúncula. 

El sábado 3 de octubre de 1226, hacia las 19 horas, murió a la edad de 44 años. Al día siguiente, domingo 4 de octubre, su cuerpo fue trasladado a Asís y sepultado en la iglesia de San Jorge. El 16 de julio de 1228, el Papa Gregorio IX canonizó a Francisco de Asís y se convirtió en Santo.

 

RECORDADNDO A  SAN FRANCISCO DE ASIS CONMEMORAMOS HOY EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS DEL CIELO...."QUE ALLÍ DONDE HAYA ODIO QUE YO PONGA AMOR"....



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Resposta  Mensagem 2 de 4 no assunto 
De: Ruben1919 Enviado: 01/11/2012 13:30

 

La independencia latinoamericana y la órden de de los franciscanos .-

acceso completo a ensayos
EL IDEARIO DE LAS ÓRDENES RELIGIOSAS EN LA INDEPENDENCIA DE COLOMBIA
La independencia americana nació en el interior de los conventos y la gestación de este fenómeno comenzó, desde fechas muy tempranas, protagonizada por los frailes criollos. Esta afirmación así de contundente, que por lo mismo pareciera oportunista o altisonante por traerse a cuento precisamente en el año del Bicentenario de nuestra independencia nacional, contrasta con la explicación tradicional -pero bastante simplista- que considera que la ideología revolucionaria que condujo a la independencia, fue causada por la influencia de las ideas liberales europeas de la segunda mitad del siglo XVIII.
Sin embargo, se trata de una tesis antigua sobre la cual llamó la atención el historiador Juan Friede en 1953 en un trabajo que intituló El arraigo histórico del espíritu de independencia en el Nuevo Reino de Granada. En él revela que la independencia fue un movimiento relámpago, profundamente democrático, que gozaba de simpatías generales y que demostró la existencia de un ambiente general hostil a España en sus colonias americanas, lo cual explica que la relativa corta duración de las guerras de independencia hubieran conseguido liberar un continente en dos lustros de una dominación de tres siglos, y que en un año se hubiesen declarado contra España estados y ciudades separados por miles de kilómetros de distancia y casi sin contradicción alguna, propagándose el grito de independencia como por contagio, sin visible resistencia, cual movimiento eminentemente popular.
Aunque Friede admite que en este movimiento pudieron haber influido otras causas económicas y políticas, lo más llamativo y lo que nos interesa aquí, es que demuestra que el principio ideológico que desempeñó el papel preponderante en las luchas por la independencia fue el convencimiento que tuvieron los criollos sobre la legalidad y justa causa del movimiento revolucionario, por sentirse poseedores de un mejor derecho que el que tenía... [continua]

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Resposta  Mensagem 3 de 4 no assunto 
De: Ruben1919 Enviado: 01/11/2012 13:41
En Chile el franciscano Antonio Orihuela con su "proclama " fué sin duda uno de los iniciadores de las ideas socialistas en Nuestra América ...veamos : 
 

"El 21 entró a ocupar el Congreso el Padre Fray Antonio Orihuela del Orden Seráfico, en clase de nuevo diputado de la Concepción de Penco, cuyo patriotismo y apreciables cualidades para aquel empleo, lo acredita la proclama que dio a luz en aquella provincia a pocos días de su elección. Será bien que aquí le transcriba a la letra, para que sea conocido el espíritu que le anima y es como sigue:

“Pueblo de Chile: Mucho tiempo hace que se abusa de nuestro nombre para fabricar vuestra desdicha. Vosotros inocentes cooperáis a los designios viles de los malvados, acostumbrados a sufrir el duro yugo que os puso el despotismo, para que agobiados con la fuerza y el poder, no pudieseis levantar los ojos y descubrir vuestros sagrados derechos. El infame instrumento de esta servidumbre que os ha oprimido largo tiempo, es el dilatado rango de nobles, empleados y títulos que sostienen el lujo con vuestro sudor y se alimentan de vuestra sangre. Aunque aquella agoniza, éstos existen más robustos y firmes apoyados en vuestra vergonzosa indolencia y ridícula credulidad. Afectaron interesarse por vuestra felicidad en los principios, para que durmieseis descuidados a la sombra de sus lisonjeras promesas y levantar luego sobre los escombros de vuestra ruina el trono que meditaban a su ambición.

No soy yo, infelices, el que os engaña. Abrid los ojos y cotejad las flores en que se ocultaban estos áspides en los papeles que circulaban el año pasado con el veneno mortal que ahora derraman sobre vuestra libertad naciente y no llegará tarde el desengaño. Leed, digo, los papeles con que os paladeaban entonces para haceros gustar después la amarga hiel que dista ya poco de vuestros labios y palpareis su perfidia. Todas sus cláusulas no respiraban sino dulzura, humanidad y patriotismo; que compasión de los miserables hijos del país, que se hallaban sin giro alguno para subsistir por la tiranía y despotismo del Gobierno; que lamentarse de los artesanos, reducidos a ganar escasamente el pan de cada día, después de inmensos sudores y fatigas; de los labradores que incesantemente trabajan en el cultivo de pocas simientes para sus amos y morir ellos de hambre, dejando infinitos campos vírgenes, porque les era prohibido sembrar tabaco, lino y otras especies, cuya cosecha hubiera pagado bien su trabajo; de los pobres mineros, sepultados en las entrañas de la tierra todo el año para alimentar la codicia de los europeos; que lamentarse por la estrechez y ratería del comercio, decaído hasta lo sumo por el monopolio de la España. ¿Qué no se debería esperar de estas almas sensibles, que al parecer se olvidaban de sí mismas por llorar las miserias ajenas? Ellos estampaban que todo pedía pronto remedio y que al pueblo sólo competía aplicarlo; porque la Suprema Autoridad, decían, reside en él únicamente. El pueblo en su opinión debía destronar a los mandones, para dictar él leyes equitativas y justas, que asegurasen su propia felicidad. El pueblo, repetían, no conoce sus derechos y éstos son de muy vasta extensión. ¡Oh! ¡Pueblos engañados! vosotros creísteis a estas sirenas mentirosas que abusaban de vuestro nombre para descuidaros con la lisonja y haceros víctima de su ambición, después instrumento de sus maquinaciones pérfidas. Miradlo patente desde el primer paso que se dio para vuestra imaginaria felicidad.

La nobleza de Santiago se abrogó a sí la autoridad que antes gritaba competir sólo al pueblo (como si estuvieran excluidos de este cuerpo respetable los que constituyen la mayor y más preciosa parte de él) y creó una Junta provisoria que dirigiese las siguientes operaciones. Por fortuna, se equivocaron en la elección de uno de sus vocales, creyéndolo adicto a sus ideas (hablo del dignísimo patriota don Juan [Martínez de] Rozas, único que podía conservar intactos los derechos inviolables del pueblo); pero era solo y aunque se sostuvo al principio contra el torrente de la iniquidad a fuerza de sus extraordinarias luces, al fin ahogó sus populares sentimientos la multitud de espíritus quijotescos, poseídos del vil entusiasmo de la Caballería. Fue consiguiente este proceder la instrucción que circuló por los pueblos para arreglo de la elección, en que dándoles voto y voto a sólo los nobles opresores (los demás de ellos sarracenos) se priva de su derecho al pueblo oprimido, más interesado sin duda en el acierto de las personas que habían de representar sus poderes en el Congreso Nacional. Ved aquí, en este solo pueblo de Concepción, patentes ya las funestas consecuencias de la instrucción maldita en la elección del Conde de la Marquina, del magistral Urrejola y de[l] Doctor Zerdán, sujeto a la verdad que… Pero antes de pasar adelante, analicemos sus cualidades y prendas personales, para que salgan a la luz del mundo en este hecho los errores a que está sujeta la elección de la nobleza, por la pasión infame de sostener a toda costa el oscuro esplendor que la distingue.

Ninguno más inepto para desempeñar cualquier encargo público que el Conde de la Marquina. Lo primero por Conde. En las actuales circunstancias los títulos de Castilla que por nuestra desgracia abundan demasiado en nuestro Reino, divisan ya en la mutación del Gobierno el momento fatal en que el pueblo hostigado de su egoísmo e hinchazón, les raspe el oropel con que brillan a los ojos de los necios y como ellos aman tanto esta hojarasca, que sólo puede subsistir a la sombra de los tiranos, derramarán hasta la última gota de su sangre por sostenerlos. Su escaso mayorazgo, aún estando la España en pie, apenas le daba para mantenerse y se veía precisado a recurrir a medios tan indecorosos, como sacrílegos. Ahora, pues, que ya no existe aquél ¿que había de hacer sino vender con infamia los sagrados derechos que le confió su pueblo, por la Comandancia de Infantería? Lo 3º, ignorante, caprichoso, lleno de ambición, sarraceno.

El magistral Urrejola es un sujeto cuya sola figura es bastante para descubrir su carácter vano, arrogante y presumido, perjudicial al pueblo que representa, indecoroso al Estado en que se halla e infiel a los deberes de su cargo. Todo el mundo sabe que sus miras no son otras que engañar con ridículas hipocresías a los incautos, para conseguir como el lobo de Cuenca, a quien afecta imitar, algún rebaño de tristes ovejas a quienes devore su ambición. ¿Qué hará por vosotros, engañados concepcionistas, un egoísta tal, sino entregaros víctima de quien favorezca sus ideas? Su adhesión a los sarracenos es innegable. Ellos lo hicieron Diputado, pagando o afianzarlo las deudas que había contraído con la caja en el manejo infiel de la Cruzada y en no sé que otros ramos y lo imposibilitaban para el empleo. Pues a ellos y no a vosotros atenderá en el Congreso.

Zerdán ni es menos ambicioso ni menos presumido y egoísta que el anterior. Sus intereses particulares pesan más en la balanza viciada de su amor propio, que los de todo un pueblo entero, que abandonará ignominiosamente a los insultos del sarracenismo al menor convite con que le brinden nuestros enemigos.

Tales son, indolentes concepcionistas, las personas que os representan. ¿No los elegisteis vosotros? Es verdad, pero permitisteis que los eligiesen la intriga, el soborno y el interés particular de los nobles, de los rentados y de los sarracenos, para que a vuestro nombre y al abrigo de vuestros derechos aseguren su distinción y autoridad sobre vosotros mismos, sostuviesen sus empleos y rentas y favorecieren sus empleos y rentas y favorecieren el partido de la opresión injusta que principiáis a sacudir, ¿Y podremos negar estas verdades, aunque tristes? Ojala no estuvieran tan patentes. Reconoced el semblante de los sarracenos y encontraréis en la complacencia que se les revierte, una prueba nada equívoca de las ventajas que ya alcanzan por estos medios en el Congreso. Recorred las tropas patrióticas en que fundabais vuestras esperanzas y veréis a su frente con seño amenazador a los mismos que formaban el yugo de vuestra servidumbre, y aun a los cómplices del vil Figueroa que atentó contra nuestras vidas. ¿Queréis más? Oíd.

No contentos los nobles intrigantes de Santiago con haber coartado la autoridad de los pueblos en la elección de diputados representantes, para que recayese en los de su facción, cuando vieron que esta precaución que había tomado su malicia, no era suficiente a entregar el partido de la iniquidad, porque algunos pueblos menos ciegos pusieron los ojos en personas fieles, y escrupulosas en el desempeña de su obligación, echaron mano de otro arbitrio, tan ilegal e injurioso a la libertad e igualdad popular, como el primero. Este fue añadir seis diputados más de los estipulados por Santiago, para con este exceso sofocar el número de los virtuosos y fieles patriotas. Protestaron estos con energía contra un proceder tan injusto y malicioso, haciendo ver que sus representantes eran defraudadores de sus derechos y no consentirían jamás subordinación a las resultas de una providencia tan ilegítima y violenta; y cuando debían esperarse que subscribiesen a una protesta tan justa todos los diputados de los pueblos agraviados, la mayor parte no atiende a otra cosa que a las ventajas que les resultan de acogerse a los inicuos para cooperar a su perdición y a la de los inocentes que les confiasen sus poderes. Los de Concepción se cuentan los primeros en el número de estos traidores. ¿Y aún descansáis tranquilos en la necia confianza que os constituye víctimas de las maquinaciones de estos pérfidos?

Yo oigo ya vuestras tímidas voces y frías disculpas. Ya están electos, decir, ya están recibidos en el Congreso; ya les dimos nuestros poderes; nos engañaron abusando de nuestro sufrimiento; nos venden a sus intereses, ¿pero qué haremos? ¿Ahora qué remedio? ¿Qué remedio? El remedio es violento, pero necesario. Acordáis que sois hombres de la misma naturaleza que los condes, marqueses y nobles; que cada uno de vosotros es como cada uno de ellos, individuo de sus cuerpos grande y respetable que se llama sociedad; que es necesario que conozcan y les hagáis conocer esta igualdad que ellos detestan, como destructora de su quimérica nobleza. Levantad el grito para que sepan que estáis vivos, y que tenéis una [sic] alma racional que os distingue de los brutos, con quienes os igualan, y os hacen semejantes a los que vanamente aspiran a la superioridad sobre sus hermanos. Juntaos en Cabildo abierto, en que cada uno exponga libremente su parecer y arrebatadles vuestros poderes a esos hombres venales, indignos de vuestra confianza y substituidles unos verdaderos y fieles patriotas que aspiren a vuestra felicidad y que no deseen otras ventajas ni conveniencia para sí, que las que ellos mismos proporcionen a su pueblo. No os acobarde la arduidad de la empresa, ni temáis a las bayonetas con que tal vez os amenacen. Aquella tiene mil ejemplares en la historia y su feliz éxito en todos tiempos debe animaros a volver por vosotros mismos, y estas las manejan unos miserables que deben interesarse tanto como vosotros en el sistema, que va a ser arruinado por los infames, si no lo remedíais pronto.

Mirad: Entre las instrucciones que deis a vuestros nuevos representantes, sea la primera, que procuren destruir a esos colosos de soberbia que con terribles escollos hacen ya casi naufragar la nave de nuestro actual Gobierno. Ya veis que hablo de los títulos, veneras, cruces y demás distinciones con que se presentan a vuestra vista esos ídolos del despotismo, para captarse las adoraciones de los estúpidos. Esparta y Atenas, aquellas dos grandes repúblicas de la Grecia, émulas de su grandeza, terror de los persas y demás potencias del Asia, y los mejores modelos de los pueblos libres, no cometían otra distinción entre sus individuos que la que prestaban la virtud y el talento, y aun cuando estos brillaban tanto, que lastimaban algo la vista de la libertad, eran víctimas sus dueños aunque inocentes, del celo popular. No os quiero tan bárbaros, pero aun os deseo más cautos. No olvidéis jamás que la diferencia de rangos y clases fue inventada de los tiranos para tener en los nobles otros tantos frenos con que sujetar en la esclavitud al bajo pueblo, siempre amigo de su libertad; y ya estamos en el caso en que aquellos deben cumplir con esta ruin obligación. La antigua Roma echó los fundamentos de su grande Imperio sobre la igualdad de sus ciudadanos, y no dio el último estallido hasta que la hizo reventar el exorbitante número de varones consulares, augures, senadores, caballeros etc. En la América libre del Norte no hay más distinción que las de las ciencias, artes, oficios, factorías a que se aplican sus individuos ni tienen más dones que los de Dios y de la naturaleza, y así se contentan con el simple título de ciudadanos. ¿Pero para qué necesitamos de ejemplos? ¿No bastará la razón para alumbrarnos?

Con vosotros hablo, infelices, los que formáis el bajo pueblo. Atended: Mientras vosotros sudáis en vuestros talleres; mientras gastáis vuestro sudor y fuerzas sobre el arado; mientras veláis con el fusil al hombro, al agua, al sol y a todas las inclemencias del tiempo, esos señores condes, marqueses y cruzados duermen entre limpias sábanas y en mullidos colchones que les proporciona vuestro trabajo; se divierten en juegos y galanteos, prodigando el dinero que os chupan con diferentes arbitrios que no ignoráis; y no tienen otros cuidados que solicitar con el fruto de vuestros sudores, mayores empleos y rentas más pingues, que han de salir de vuestras miserables existencias, sin volveros siquiera el menor agradecimiento, antes sí, desprecios, ultrajes, baldones y opresión. Despertad, pues, y reclamad vuestros derechos usurpados. Borrad, si es posible, del número de los vivientes a esos seres malvados que se oponen a vuestra dicha, levantad sobre sus ruinas un monumento eterno a la igualdad”.

 
Tomado de google ....

Resposta  Mensagem 4 de 4 no assunto 
De: Ruben1919 Enviado: 01/11/2012 13:48
" El remedio es violento pero necesario " ....  decía en aquellos tiempos el gran franciscano Orihuela .-


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