Es el momento del socialismo real
Por Jaime Richart
Y de Marx...
LA CLASE OBRERA ESTA LLAMADA A TOMAR LA CONDUCCIÓN DE LA HUMANIDAD HACIA LA NUEVA SOCIEDAD
Cuando
el mundo y España parecen caminar hacia el abismo y aunque el
capitalismo siempre renace de sus cenizas, cae y se vuelve a levantar
sobre los cadáveres que va dejando en su historia, parece llegado el
momento de enterrarlo definitivamente para construir el otro modelo no
sólo posible sino también real. A la humanidad no le queda mucho tiempo.
En el planeta y la Naturaleza se está agotando todo con la celeridad
con que desaparece una civilización. Aprovechemos el tiempo que nos
queda y subamos un nivel en la inteligencia humana...
Que éste, el de las democracias burguesas ligadas a la falsa libertad
de mercado, es el menos malo de los sistemas posibles lo dijo un
político de profesión y quienes cierran filas con él y los de su clase.
Pero es una falacia o, cuanto menos, algo que no es posible demostrar, a
menos que lo prueben y lo confirmen los desheredados de la tierra que
son los únicos que tienen autoridad en la materia. Porque lo que
observamos los demás es que precisamente la libertad plena es un fruto
que sólo lo disfrutan unos pocos...
China, con una población superior a la suma de la de Europa y Estados
Unidos juntas, que, por su idioma y situación geográfica, ha podido
desarrollar plenamente la matriz del socialismo real, es la prueba
incontestable de cómo una sociedad que puso en marcha una escrupulosa
planificación productiva y un rígido control de natalidad a lo largo de
63 años, puede alcanzar unos niveles de estabilidad económica y de
felicidad humana que son incapaces de lograr las enfermizas sociedades
capitalistas. Las lacras que se le imputan al socialismo real, es decir,
la limitación de las libertades formales de que presumen las
democracias burguesas son irrelevantes al lado del bien que reporta a la
población. En cualquier caso ésta es una cuestón que sólo preocupa a
charlatanes, periodistas de postín (no los de a pie) y politicastros.
Hasta tal punto China ha cumplido todos sus objetivos, que sí se lo
propusiera podría destruir el tejido capitalista de la noche a la mañana
sin disparar un solo tiro. Le bastaría comprar la Deuda de los países
que ahora van a la cabeza del sistema...
Lo que está sucediendo en el mundo, en el orbe capitalista y
especialmente ahora en España y en los países deprimidos del sur, nos da
la razón a los que venimos apostando por el socialismo real desde que
tenemos uso de razón, antes y después del derrumbamiento del muro de
Berlín. Es un tema largo, que puede hacerse muy largo aun cuando se
puede despachar con poco texto...
En primer lugar -empezaré por aquí tal como va la deriva del clima y
el galopante agotamiento de los recursos naturales- por el colosal daño
que el capitalismo industrial ha venido haciendo y hace al planeta. Y a
ello sigue el argumentario irrefutable alegado por todo humano de mínima
sensibilidad y natural pero fina inteligencia, relativo a la ecuación
libertad-igualdad-seguridad, clave para entendernos. En ella siempre
salen ganadoras la libertad y la seguridad, tal como la tratan los
defensores del capitalismo. Pero hay en ello una trampa monstruosa, pues
sólo valen ambas en cuanto a que sólo las disfrutan ellos. En estos
tiempos críticos es cuando eso se ve con meridiana claridad; lo que nos
lleva a preguntarnos a los no contaminados por la deformación del modelo
capitalista: ¿cómo es posible que generaciones enteras no se hayan dado
cuenta de que la libertad que venden estas democracias no sirve para
nada si uno no pertenece a las capas superiores de la sociedad, a la
casta de los patricios, o al menos si no se dispone de los recursos
necesarios para una vida digna?
En último término podríamos admitir (con muchas reservas porque su
mayor moderación no deja de ir acompañada de la depredación de otros
continentes) que hay países más comedidos que saben combinar
aceptablemente libertad, igualdad y seguridad, y que por ello no
experimentan una marcada necesidad de cambio. Pero hay otros, como los
del sur y especialmente España, donde hay tal carga de histórica
desigualdad, de absolutismos, de caudillismos, de talante inquisitorial,
de caciquismos, de propensión a toda clase de engaños y de tan
exasperante y desigual reparto de la tierra, que no se comprende (a no
ser que lo expliquemos a través de la fuerza bruta, por un lado, y de la
ingenuidad y conformismo generalizados, por otro) que el socialismo
real no sea un hecho desde hace mucho tiempo.
Cuarenta años este país vivió la opresión de una variante del
fascismo en pleno siglo XX. Durante los casi cuarenta años que han
seguido, ha funcionado la mentira de la división de poderes del Estado y
el espejismo de una vida feliz para todos en el falso llamado estado
del bienestar que ha resultado ser una pasajera francachela. Ha bastado
un pequeño vendaval financiero, el soplo del lobo feroz sobre la casa de
papel, para poner irremisiblemente al descubierto las miserias que
ocultaba este "sistema" de manejos, debilidades y malicias de los
poderes de la falsa división que promovieron, propiciaron o consintieron
el desmadre. Y al lado de ello, la infamia hecha institución que hay en
la repentina pobreza extrema, ya de millones de ciudadanos y familias
sin recursos y sin más techo que no provengan de la beneficencia. ¿Cómo
no se les cae la cara de vergüenza a los mentores del capitalismo y a
los que prostituyeron el socialismo con el ridículo invento de la
"socialdemocracia" al exaltar, hipócritas y satisfechos, la libertad y
la justicia de “su” sistema?
¿Puede consentir un país tanta impostura, tanto engaño, tan
asimétrico trato en el manejo de los valores sociales de la igualdad,
inexistente, y la libertad. mentirosa, en cuanto a tantos sólo les sirve
para mendigar, prostituirse de diversos modos o suicidarse?
Mientras las innumerables trampas de los tahúres de la política y de
la religión han conseguido ocultar las injusticias que menudeaban no
obstante, parecía que el modus vivendi era consistente. Pero un
matemático, ya que no propiamente filósofo o pensador social, Gödel,
tenía razón: si un sistema es completo es inconsistente, y si es
consistente es incompleto. Y que es inconsistente lo prueba la
injusticia que no cesa, aunque ha tenido que ser el número de los
afectados lo que ha hecho saltar la alarma. Este país está muy lejos de
comprender que la libertad de todo un pueblo no justifica el
derramamiento de una sola gota de sangre, como decía Voltaire, pero que
tampoco esa libertad vale un ardite si alguien muere de hambre...
Durante unos años todo "parecía" ir bien y no teníamos más remedio que
callarnos quienes barruntábamos lo que se nos venía encima. Pero ahora
que la miseria, la desesperación y la desesperanza se extienden como la
hidra, es hora de concluir que sólo en el socialismo real está la
solución a los problemas del mundo y especialmente de España. En el caso
de este país, por su especial idiosincrasia y por una crónica
desigualdad que en absoluto quieren remediar los gobiernos, los
terratenientes, los aristócratas, los ricos y la iglesia nacional, la
plutocracia...
Por eso digo que sólo el socialismo real aporta garantías de
continuidad, de estabilidad y de la felicidad humana posible, a cambio
de renunciar a una ciertas cuotas de las libertades desenfrenadas
formales y políticas que en las democracias del capital sirven para bien
poco; para poco o para nada, excepto para traer la constante desgracia
individual y colectiva aunque sus guardianes y centuriones trabajen
constantemente para generar la fantasía de que éste es el mejor de los
sistemas de convivencia social posibles.
Pero es inútil, ha empezado la cuenta atrás cuyo punto cero no
sabemos sí coincidirá con el fin del mundo vaticinado para pronto por
algunos o con la guerra total que anuncian otros. Entre tanto y en todo
caso, el socialismo real es la única salida a este atroz marasmo.
Piénselo los llamados a resolver las reales necesidades de la humanidad y
del planeta Tierra...
Fuente: http://xurl.es/whtpl