La presencia de José Manuel Carreño junto con un grupo de estrellas del ballet norteamericano está entre los mayores atractivos de este 23 Festival Internacional de Ballet de La Habana. Los bailarines, integrantes del American Ballet Theatre, traen un programa que incluye un estreno mundial, “Finale”; seis estrenos en Cuba, “Transparente”, “Five variations on a theme”, “La pluie”, “Tarantella”, “Other dances”, “Piazolla Tango”, además de “Sinatra Suite” y el pas de deux de “Cascanueces”.
Poco más de un año hace que José Manuel Carreño se retiró del ballet clásico con una función especial de El lago de los cisnes con el American Ballet Theatre en el Metropolitan Opera House de New York, pero eso no ha significado su desaparición del mundo de la danza. En Uruguay se presentó con el Ballet de Julio Bocca y en abril de este año el público cubano le vio bailar Carmen junto al Ballet Español de Cuba. Está ansioso de nuevas experiencias, afirma este prestigioso representante de la danza masculina mundial que fuera primer bailarín del Ballet Nacional de Cuba, que ha compartido escenarios con el English National Ballet y el Royal Ballet de Londres, el American Ballet Theatre en los EE.UU. y ha sido artista invitado en las más prestigiosas compañías del mundo como los ballets Bolshoi, de Moscú, Kirov, de San Petersburgo, en Rusia; los nacionales de Canadá y Holanda; la Ópera de Viena; y el Asami Maki Ballet, de Japón.
A pesar de ser mundialmente aclamado en los más prestigiosos escenarios, Carreño desprende cubanía en cada uno de sus gestos. La entrevista con La Jiribilla transcurre en la sede del Ballet Nacional de Cuba, justo después de un ensayo. A pesar del cansancio físico, su sonrisa, cálida y tranquila, desmentía el intenso programa que le restaba durante el día, incluso, durante la semana, es su lugar, parecía que anunciaba la ovación y los aplausos prolongados que lo arroparían en el Teatro Mella tras su primera presentación, tal vez, porque regresar a la Isla, le permite “cargar las baterías”.
”Indiscutiblemente los bailarines cubanos tienen muy buena técnica. Se nota cuando hay en el escenario un bailarín cubano, pero aparte de la técnica hay algo más allá que es la interpretación, es algo difícil de explicar porque va con la persona, con el individuo. En general a los latinos eso nos diferencia de los rusos, de los nórdicos, de los chinos, los japoneses.
Traes al Festival de Ballet un programa variado, que incluye varios estrenos y otros clásicos que no suelen verse con mucha frecuencia en nuestros escenarios. ¿Qué importancia le concedes a presentar estas obras ante el público cubano?
Es muy interesante para mí como artista enriquecer mi vocabulario. Creo que es excitante para todos. En Cuba no siempre hay la oportunidad de ver otras cosas que se están haciendo en el mundo y por eso siempre es importante traerlas. Esa es una misión de Carlos Acosta y mía, estamos luchando por traer lo más que se pueda, por abrir los ojos y la mentalidad de la gente, porque la danza no es solamente El lago de los cisnes, Giselle y Don Quijote. Es mucho más allá y todo eso hay que explorarlo, debemos buscar la manera de educar a la gente y que tengan la satisfacción de ver otras piezas también.
Sinatra suite
¿Cuánto de esa visión responde al hecho de haber estado en compañías como el English National Ballet, el Royal Ballet de Londres o el American Ballet Theatre?
A pesar de las condiciones que como artista pueda tener, a mí me ha acompañado un poco de suerte, siempre lo digo. Tuve la suerte de haber nacido y haberme criado aquí en Cuba, y haber tenido la oportunidad después de trabajar en otras compañías, explorar muchísimas cosas que indiscutiblemente aquí no se hacen. Eso ha representado en mi carrera una evolución, un desarrollo que nunca se detiene. Incluso ahora, con 26 años de vida profesional, me sigo enriqueciendo. La vida es cambio, la función de hoy es diferente a la de mañana, uno va experimentando, creando. Eso es lo que es emocionante para mí acerca de la danza.
Un lustro atrás decías que soñabas algún día con hacer un musical en Broadway pero que te alejaría un año de los escenarios y en ese momento no te lo podías permitir. ¿Lo harías ahora?
Anteriormente tuve las ofertas de hacer musicales en Broadway, pero nunca quise irme del entrenamiento clásico. Cuando uno se mueve a hacer algo diferente el entrenamiento no es igual. Todos los bailarines que he visto dejar la danza clásica para irse a Broadway por unos años pierden muchísimo. El rigor no es igual, la danza clásica es lo más difícil. Siempre pensé: cuando me retire de la danza clásica espero poder hacer algo en Broadway. Todavía lo tengo en mente, estoy esperando por esa oportunidad.
Poco más de un año hace que José Manuel Carreño se retiró del ballet clásico con una función especial de El lago de los cisnes con el American Ballet Theatre en el Metropolitan Opera House de New York, pero eso no ha significado su desaparición del mundo de la danza.
Mientras, bailas flamenco en La Habana…
Estoy haciendo muchísimas cosas que antes no podía hacer porque no tenía tiempo. Siempre estaba ocupado bailando clásico con otras compañías pero ahora estoy experimentando todo eso. Creo que me merezco darme el gustico. Bailo todo lo que pueda: tango, flamenco, voy a ir a buscar lo nuevo.
Hablábamos de la huella que ha dejado en Carreño el haber bailado en tantas compañías importantes, pero hasta dónde no ha ido dejando una marca el ballet cubano en el mundo a través de la presencia habitual de bailarines de la Isla en muchos países.
Cuba ha producido muchos buenos bailarines. Se ve en todo el mundo. En EE.UU. no hay una compañía que no tenga un bailarín cubano. Eso es resultado del trabajo de muchos años, desde la fundación del ballet con Alicia y Fernando hasta hoy, que la Escuela sigue graduando muchachos. Se ve cuántos ingresan cada año a la compañía, cuánto talento hay.
Apuestas siempre por los jóvenes, todavía acá se recuerda cuando en 2006 escogiste a Sadaise Arencibia, que entonces era bailarina principal, para bailar Giselle. ¿Crees que el relevo salve a la danza clásica de ser sustituida por la danza moderna?
Tengo unos cuantos años de vida artística y creo que conozco un poquito de lo que hago. Hay muchos tipos de bailarines: algunos más románticos, otros más técnicos y esa fue una de las razones fundamentales por las que entonces escogí a Sadaise, porque cuando la ves luce como una bailarina romántica, a pesar de todas las condiciones que tiene. Yo creía que podía hacerlo y lo hizo muy bien. En cuanto al ballet clásico, no creo que necesariamente desaparezca, tal vez lo que dialogue más con la danza moderna.
Has dicho que a los bailarines cubanos los diferencia la expresividad, sin embargo la crítica especializada insiste en que también los marca mucho la técnica.
Indiscutiblemente los bailarines cubanos tienen muy buena técnica. Se nota cuando hay en el escenario un bailarín cubano, pero aparte de la técnica hay algo más allá que es la interpretación, es algo difícil de explicar porque va con la persona, con el individuo. En general a los latinos eso nos diferencia de los rusos, de los nórdicos, de los chinos, los japoneses. La gente piensa que nosotros sentimos con más intensidad o, al menos, lo demostramos un poco más.
En la conferencia de prensa de este Festival comentaste que tenías el sueño de formar tu propia compañía…
Sí, dije que estaba entre las posibilidades. No descarto las posibilidades. Por el momento estoy haciendo muchísimas cosas: sigo bailando, estoy dando clases en diferentes compañías, tengo mi propio Festival de verano en Sarasota, Florida. Es decir que estoy bastante ocupado durante todo el año, pero no descarto la posibilidad de que si se me presenta una oportunidad de dirigir una compañía, lo considere.
¿Y la coreografía?
No, no me ha dado por coreografiar todavía aunque he hecho algunas cosas: un programa de Dancing with the stars, que bailé con Lorna y Lorena Feijóo el año pasado. Hicimos un fragmento de El lago de los cisnes y tuve que poner mi mente a funcionar en cómo mezclar el cisne blanco y el cisne negro con la música del cuarto acto, pero creo que se hizo bien. En mis Festivales también he comenzado a coreografiar piezas para niños, me ha gustado, me he divertido mucho. Quizá nunca lo he pensado pero creo que tengo bastante conocimiento y experiencia con otros coreógrafos para, si quisiera, poder hacerlo. Recuerdo que hace tres o cuatro años, una bailarina del American Ballet que bailaba conmigo, Susan Jaffe, me decía: tú no sabes en realidad cuánto conoces, hasta que no te retiras. Es decir, una vez que te retiras y te dedicas de verdad a enseñar, te percatas de cuánto hay acumulado en tu mente.
Si tuvieras que evocar a algunas de tu partenaires a cuáles no dejarías de mencionar
He bailado tanto en mi vida profesional, empezando por Alicia Alonso, Carla Fracci, Alessandra Ferri, Nina Ananiashvili, Susan Jaffe, Julie Kent, Tamara Rojo… No alcanzaría toda tu agenda para anotar tantos nombres. Me ha gustado mucho bailar con todas ellas porque cada vez que te subes a un escenario con una bailarina de ese tipo es una sensación diferente. Cada una tiene su forma de actuar, de expresarse. Yo no podría ser uno de esos bailarines rusos que siempre bailan con la misma mujer hasta que me muera, para eso está el matrimonio, pero no el ballet, en el ballet hay que experimentar esos feelings con diversas personas.
Regresar a Cuba…
Es como cargar las baterías. Es la energía que te transmite estar aquí. Ver a la gente conocida, a los que te quieren, los mismos muchachos de la Escuela, es un espíritu muy positivo que se ve en pocos lugares.
Comentarios
Es mi idolo.
Carreño es muestra de cubanía,elegancia y prestigio.Es uno de los mejores bailarines que ha forjado la Escuela Cubana de Ballet.Es de lo mejor y se merece muchos más aplausos.
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