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General: EL ABRAZO DE OSO...
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: ♥ SuaveQuel ♥  (Mensaje original) Enviado: 16/11/2012 20:54
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EL ABRAZO DE OSO

 

 

En  su corazón de Padre, reinaba la alegría y

los sentimientos de amor que brotaban a raudales

dentro de su ser.  Un buen día, le dieron ganas de

entrar en contacto con la naturaleza, pues a partir

del nacimiento de su bebé todo lo veía hermoso y aún

el ruido de una hoja al caer, le sonaba a notas musicales.

Así fue que decidió ir a un bosque; quería oír el canto

de los pájaros y disfrutar de la naturaleza.

Caminaba plácidamente respirando la humedad que

 hay en estos lugares, cuando de repente vio posada

en una rama a un águila, el cual desde el primer instante

 lo sorprendió por la belleza de su plumaje.

El águila también había tenido la alegría de recibir

a sus polluelos y tenía como meta llegar hasta el río

 más cercano, capturar un pez y llevarlo a su nido como

 alimento; pues tenía la gran responsabilidad de criar

y formar a sus aguiluchos, y enseñarles a enfrentar los

retos que la vida ofrece, era su único objetivo.

El águila al notar la presencia de Alberto lo miró

fijamente y le preguntó:

-  ¿A dónde te diriges buen hombre? ,

veo en tus ojos la alegría.

Alberto le contestó:

-   Es que ha nacido mi hijo y he venido al bosque

a disfrutar, pero me siento un poco confundido.

El águila insistió:

-   Oye, ¿y qué piensas hacer con tu hijo?

Alberto le contestó:

-   Ah, pues ahora y desde ahora, siempre lo voy

 a proteger, le daré de comer y jamás permitiré

que pase frío. 

 Yo me encargaré de que tenga todo lo que necesite, y día

con día yo seré quien lo cubra de las inclemencias

 del tiempo; lo defenderé de los enemigos que pueda

tener y nunca dejaré que pase situaciones difíciles. 

 No permitiré que mi hijo pase necesidades como yo

 las pasé, nunca dejaré que eso suceda, porque para

eso estoy aquí, para que él nunca se esfuerce por nada.

Y para finalizar agregó:

-   Yo como su Padre, seré fuerte como un oso,

 y con la potencia de mis brazos lo rodearé,

lo abrazaré y nunca dejaré que nada ni nadie lo perturbe.

El águila no salía de su asombro, atónita lo escuchaba

y no daba crédito a lo que había oído.  Entonces,

 respirando muy hondo y sacudiendo su enorme plumaje,

 lo miró fijamente y le dijo:

-   Escúchame bien buen hombre.  Cuando recibí

el mandato de la naturaleza para empollar a mis

 hijos, también recibí el mandato de construir mi nido. 

Un nido confortable, seguro, a buen resguardo de

 los depredadores, pero también le he puesto ramas

con muchas espinas ¿y sabes por qué?, porque aún

cuando estas espinas están cubiertas por plumas,

algún día, cuando mis polluelos hayan emplumado y

sean fuertes para volar, haré desaparecer todo este

 confort, y ellos ya no podrán habitar sobre las espinas,

eso les obligará a construir su propio nido. 

Todo el valle será para ellos, siempre y cuando

realicen su propio esfuerzo y aspiración para

conquistarlo, con todo y sus montañas, sus ríos llenos

de peces y praderas llenas de conejos.

-   Si yo los abrazara como un oso, reprimiría sus

aspiraciones y deseos de ser ellos mismos,

destruiría irremediablemente su individualidad

 y haría de ellos individuos indolentes, sin ánimo

de luchar, ni alegría de vivir.  Tarde que temprano

lloraría mi error, pues ver a mis aguiluchos convertidos

en ridículos representantes de su especie me llenaría

de remordimiento y gran vergüenza, pues tendría que

cosechar la impertinencia de mis actos, viendo a mi

decencia imposibilitada para tener sus propios triunfos,

fracasos y errores, porque yo quise resolver

todos sus problemas.

-   Yo, amigo mío, dijo el águila, podría jurarte que

después de Dios, he de amar a mis hijos por sobre

todas las cosas, pero también he de prometer que

nunca seré su cómplice en la superficialidad de su

inmadurez, he de entender su juventud, pero no

participaré de sus excesos, me he de esmerar en

conocer sus cualidades, pero también sus defectos

y nunca permitiré que abusen de mí en aras de

este amor que les profeso.

El águila calló y Alberto no supo qué decir, pues

seguía confundido, y mientras entraba en una

profunda reflexión, ésta, con gran majestuosidad

 levantó el vuelo y se perdió en el horizonte. 

Alberto empezó a caminar mientras miraba fijamente

el follaje seco disperso en el suelo, sólo pensaba en

lo equivocado que estaba y el terrible error que iba

a cometer al darle a su hijo el abrazo del oso. 

 Reconfortado, siguió caminando.  Sólo pensaba en

llegar a casa, con amor abrazar a su bebé,

pensando que abrazarlo sólo sería por segundos,

ya que el pequeño empezaba a tener la necesidad

de su propia libertad para mover piernas y brazos,

sin que ningún oso protector se lo impidiera.

A partir de ese día Alberto empezó a prepararse

 para ser el mejor de los Padres.

Autor Desconocido 

 

 

 
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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 16/11/2012 21:03

"  ....  algún día, cuando mis polluelos hayan emplumado y

sean fuertes para volar, haré desaparecer todo este

confort, y ellos ya no podrán habitar sobre las espinas,

eso les obligará a construir su propio nido.

Todo el valle será para ellos  .... "



 
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