Otra economía no solo es posible, sino que ya existe. Un mercado basado en valores distintos a los que promueve el capitalismo: propiedad colectiva, cooperación, democracia, equidad, compromiso social o sostenibilidad. Es lo que se conoce como economía social y solidaria, y desde el inicio de la crisis cada vez está ganando más adeptos. En Cataluña se puso en marcha hace pocas semanas el Mercat Social Català, que integra a productores cooperativos, consumidores responsables y entidades de finanzas éticas que trabajan en la economía real.
El mercado social es una red de entidades y empresas que intercambian productos y servicios, abierta también a las personas externas a la red, a partir de una moneda social llamada ecosol. El ecosol, que equivale a un euro, funciona solamente dentro de esta red y permite evitar la especulación y la corrupción gracias a su trazabilidad. “Consideramos que el euro es una moneda especulativa, no transparente”, afirma Xavier Palos, miembro de la Xarxa d’Economia Solidaria (XES).
Las empresas y entidades que participan en este mercado deben gestionarse de forma democrática y participativa, producir de manera sostenible, y cumplir una serie de requisitos como la paridad de género, el respeto al medio ambiente, las personas y el territorio.
Cualquier persona puede comprar en este mercado registrándose en la página web y cambiando sus euros por ecosoles. Próximamente se lanzará una aplicación para smartphones que permitirá operar desde el teléfono movil. El Mercat Social Català està circunscrito a Cataluña, aunque existen otras iniciativas similares en el resto de España, como el portal konsumo responsable.
“La gente en época de crisis lo valora más”
El mercado comenzó a funcionar tras la celebración de la primera Feria de la Economia Social y Solidaria de Cataluña a finales del mes pasado, a la cual, desbordando todas las previsiones, asistieron cerca de 5.000 personas. Durante tres días, por la feria circularon 17.000 ecosoles. Es el resultado de diez años de trabajo de la XES para construir una alternativa al modelo económico predominante.
“Es una cosa que está aflorando ahora, la gente en época de crisis lo valora más”, explica Palos. Sin embargo, también se produce un efecto disuasorio, ya que habitualmente los productos de la economía social y solidaria suelen ser más caros. “Hay reticencia por el hecho de que sea más caro, pero aún es mas caro para ti y la comunidad que los puestos de trabajo se los lleven fuera del país, por ejemplo. Más que por qué somos más caros nosotros, hay que plantearse por qué son más baratos otros productos”.
Esa reflexión es la que, para Palos, está acercando cada vez más personas a la economía social y solidaria: “las personas que se plantean por qué es más barata la fruta de Nueva Zelanda que la del Maresme va entrando, poco a poco. No solo te beneficias de un producto que sea saludable, sino que también es interesante porque estás enraizando en el territorio una gente que funciona bien”.
Fuente: http://maspublico.com/2012/11/18/el-mercado-social-un-sistema-alternativo-al-capitalismo/