'A mí no me corre nadie', dice la presidenta, cuya popularidad ha caído a un 40 por ciento.
Una huelga nacional de las centrales gremiales críticas con la presidenta argentina, Cristina Fernández, generó el martes serias dificultades en el transporte urbano y aéreo, a la vez que los manifestantes bloquearon estratégicos accesos a la capital, reporta la AFP.
El paro sindical se lleva a cabo 13 días después de una multitudinaria movilización con mayoritaria participación de sectores de clase media en rechazo a los planes de una segunda reelección de la presidenta y contra la inseguridad, entre otros puntos.
La protesta laboral, para reclamar la reducción de un impuesto que grava el salario, paralizó el servicio suburbano de trenes, que desplaza a cientos de miles de pasajeros desde la poblada periferia hasta Buenos Aires, así como a una de las siete líneas del metro capitalino y algunas rutas del servicio de autobuses urbanos.
Todos los vuelos en el aeropuerto metropolitano Jorge Newbery, de servicio de cabotaje y países limítrofes, fueron suspendidos el martes por el paro, mientras la empresa chilena Lan dijo que resolvió "cancelar todos sus vuelos en Argentina" y siete vuelos regionales hacia y desde las ciudades de San Pablo (Brasil), Lima (Perú) y Santiago de Chile.
La mayoría de los piquetes de trabajadores y militantes de izquierda que bloquearon puntos clave de acceso a Buenos Aires desde el conurbano, se levantaron después del mediodía local.
La protesta paralizó la circulación en transitadas avenidas o carreteras, incluida la que conecta con el aeropuerto internacional de Ezeiza (a 32 kilómetros al sur), el principal de Argentina.
"Hoy no fue una huelga ni un paro, ni siquiera un piquete. Hablemos de apriete o amenaza", dijo la presidenta Cristina Kirchner en un acto en la localidad bonaerense de San Pedro.
La mandataria dijo que el derecho de huelga "es sagrado", pero que "cada trabajador tiene el derecho de elegir qué es lo que quiere hacer".
"Me voy a bancar (aguantar) lo que me tenga que bancar. A mí no me corre nadie y mucho menos con amenazas y patoteadas", sostuvo Kirchner en la celebración del Día de la Soberanía Nacional.
Uno de los líderes de la protesta, Pablo Micheli, dijo en un acto ante unos 200 manifestantes que bloqueaban el acceso sur a la capital que el paro fue "un éxito en todo el país".
El paro fue convocado por un sector de la dividida central sindical peronista CGT, encabezad0 por Hugo Moyano, líder del poderoso gremio de los camioneros —y aliado hasta 2011 de la presidenta Fernández— y por una corriente de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), que nuclea a trabajadores estatales.
La otra corriente de la CGT, que reúne a los principales gremios industriales, y el otro sector de la CTA (con mayoría de docentes), se alinean con la mandataria.
Moyano se distanció Gobierno tras las elecciones de octubre del año pasado en las que Fernández fue reelecta con un abrumador apoyo gracias a una batería de planes sociales y la bonanza económica.
Desde entonces, la popularidad de Fernández ha caído unos 30 puntos, a alrededor del 40 por ciento, por la aceleración de la inflación, el estancamiento de la economía, una veda a la compra de dólares que irritó a la clase media y un estilo que desgastó su relación con sus votantes, según Reuters.
"El silencio de las calles, la falta de gente en las calles, en los establecimientos, en las empresas, es la voz que el Gobierno debe escuchar (...) ya que a los dirigentes no nos da ningún tipo de respuesta", dijo Moyano en una conferencia de prensa.
La economía argentina registró un débil crecimiento del 2,1% entre enero y septiembre de este año comparado con el vigoroso aumento del 8% de media que se produjo entre 2003 y 2011.
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