“Cuba es un país fascinante, con una rica cultura, paisajes hermosos y gente hospitalaria, pero también es una isla plagada de burocracia e ineficiencia. Mi frustración con Cubana Airlines no es nada comparado con las frustraciones que enfrentan muchos cubanos en su día a día. Las 36 horas que pasamos varados fueron dolorosas, pero quizás es una de las más auténticas situaciones de la realidad que se vive en Cuba, más allá de los mojitos y la música salsa”, señaló Jessica Marati a la página digital
gadling.com., que se dedica a comentar y resaltar destinos turísticos en todo el mundo.
Marati, quien estuvo diez días de vacaciones en Cuba con su novio, contó la odisea que pasaron en el Aeropuerto International José Martí de La Habana, al que arribaron con dos horas de antelación con la intención de viajar a Cancún, México, “pero Cuba tenía otros planes para nosotros”, señaló.
Manifestó que solo un mostrador estaba abierto y que tuvo que hacer una línea de más de cien personas para llegar a la empleada de Cubana de Aviación encargada de revisar los pasajes, que le dijo que el vuelo había sido cancelado, que volarían al día siguiente y que serían trasladados a un hotel.
Marati indicó que este no fue el único problema que encontraron durante su estadía en la isla. Desde el principio cuando intentaron conectarse a la internet les dijeron que solo podían hacerlo en los hoteles tras pagar $6 la hora, pero el hotel en el que se hospedaron tenía cerrado su “24-hour cyber café” y solo después de haber visitado tres hoteles encontraron una computadora muy lenta de la década de 1990 que les permitió leer su correo electrónico.
Pero continuemos con los hoteles, porque tras posponer el vuelo sin decirles el motivo_ “nadie supo si lo suspendieron por mantenimiento o por mal tiempo”_ los trasladaron al Hotel Panorama, situado en el barrio de Miramar, al que Marati describió como una verdadera monstruosidad, donde se respiraba un aire no fresco con las paredes adornadas sin encanto alguno.
Relató Marati que cuando por fin lograron abordar el avión y éste se elevó en el cielo rumbo a Cancún, los pasajeros aplaudieron y gritaron entusiasmadamente, porque su odisea en Cuba había llegado a su fin.