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General: la esclavitud
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De: albi  (Mensaje original) Enviado: 29/11/2012 20:03

afrol.com / Trinidad Tuttolomondo (Observatorio de Conflictos), 2002

Introducción

La esclavitud es una forma de sometimiento del hombre por el hombre que se practicó desde la antigüedad y para vergüenza del hombre, continúa en nuestros días bajo formas diversas.

En África, como en otros continentes, la esclavitud no era desconocida antes de la llegada de los europeos. A diferencia de Grecia antigua, por ejemplo, donde el esclavo era asimilado a la categoría de "cosa", en este continente el esclavo poseía derechos cívicos y derechos de propiedad, existiendo además, múltiples procedimientos de emancipación. Se distinguía generalmente entre esclavos de casa y esclavos de guerra, aunque estos últimos terminaban por formar parte de la primera categoría después de cierto tiempo. En general, en África, el esclavo se integraba rápidamente en la familia que lo poseía. En Kongo, por ejemplo, un padre de familia llamaba a su esclavo mwana (el hijo, el niño). En otros lugares de África, la situación no era tan favorable, pero la estructura patriarcal y comunitaria impedía que el esclavo negro fuese un bien en el sentido griego del término. Por otro lado, existían étnias en las que el esclavo era desconocido, como entre los fang de África ecuatorial.[i]

Los europeos produjeron un giro en la historia de la esclavitud de África, exportaron esclavos en cantidades alarmantes a regiones desconocidas para los africanos y modificaron la concepción de esclavitud asimilando directamente esclavo = cosa, con todo lo que esta caracterización implica para la vida del hombre.

El descubrimiento de América por parte de Cristóbal Colón en 1492 y la posterior ocupación de este continente por parte de los europeos va a repercutir a partir del Siglo XVI en otra región del planeta: el continente africano. La causa de este hecho radica en que la conquista de América, con todas las riquezas naturales y perspectivas de desarrollo que ofreció a sus conquistadores, requería de la complementación indispensable de mano de obra para la apropiación de tales riquezas y la obtención de ventajas en la explotación económica de tan vastas zonas. Va a ser justamente en África en la que pondrán los europeos los ojos para subsanar la falta de mano de obra que se producirá en América luego del exterminio de la población nativa. Comenzará así, un flujo incesante que durará cuatrocientos años, en el cual millones de africanos atravesarán compulsivamente en barcos negreros el océano Atlántico para posteriormente ser vendidos a los colonizadores de América.

En este trabajo voy a esbozar superficialmente -dada su complejidad- la problemática de la esclavitud africana, dando a conocer en términos generales las características inhumanas que implicó la trata, sus consecuencias, las formas de resistencia que los esclavos implementaron a la misma, las causas de la abolición y las formas de esclavitud que subsisten en la actualidad. Quiero destacar que este trabajo es simplemente un ensayo que no pretende de ninguna manera abarcar la complejidad de la cuestión tratada; simplemente pretendo aportar un granito de arena a la toma de conciencia de una problemática que lejos de haber terminado con los decretos abolicionistas continúa en nuestros días.

 

La trata negrera

La exploración de las costas de África, el descubrimiento de América en el siglo XV y su colonización en los tres siglos siguientes, impulsó de forma considerable el comercio de esclavos.

Los conquistadores españoles y portugueses, en un primer momento utilizaron a los indígenas para cultivar las grandes plantaciones y trabajar en las minas, pero con el paso del tiempo, estos "bienes inagotables" terminaron agotándose debido a las durísimas condiciones de trabajo, a la miserable alimentación, a las deficientes condiciones de higiene, a los durísimos castigos, a la falta de inmunidad contra las enfermedades europeas, en una palabra, a las duras condiciones de vida a la que eran sometidos. El derrumbe de las poblaciones indígenas (total en las Antillas y parcial en el continente americano) provocó el aumento del número de esclavos, la relación era directamente proporcional: cuantos más esclavos morían, más se necesitaban. Al ser millones los nativos que murieron a causa de la rudeza de los trabajos, se optó por importar a las colonias españolas y portuguesas -a partir del siglo XVI- esclavos africanos creyendo que podrían soportar mejor el trabajo forzado: suposición errada y nuevamente desastrosa para los hombres elegidos.

El tráfico negrero se realizaba a través de factorías que rodeaban el continente africano. En un primer momento eran los piratas, comerciantes y navegantes particulares quienes se dedicaban a esa actividad, pero a partir del siglo XVII comenzó a ser ejercido por las grandes compañías. Estas se encargaron también de la instalación de factorías y la construcción de fuertes y bodegas para almacenar a los esclavos. Hay que destacar que el monopolio que intentaba imponer la compañía no excluía la presencia de otros sujetos implicados en la trata. Por ejemplo, en el caso de Portugal, el tráfico continuó llevándose a cabo por negreros particulares -especialmente a partir del Siglo XVII- cuando las relaciones entre las posesiones de África y el Brasil comenzaron a ser directas debido a la interferencia en el Atlántico de otras potencias traficantes de esclavos.

Debemos distinguir entre la trata oriental y la occidental. En rasgos generales, la trata oriental abarcaba a un grupo reducido de esclavos, mientras que la trata occidental era altamente superior en cifras y se llevaba a cabo con medios mucho más poderosos. Esta última se centraba principalmente en la obtención de "bienes de producción", por esto, se exportaban en su mayoría hombres vigorosos y una minoría de mujeres de edad adulta. La trata oriental, en cambio, estaba orientada a la consecución de "bienes de consumo", en su mayoría niños y mujeres para servidumbre doméstica, para engrosar los harenes, etc.; los hombres solían ser utilizados como mercenarios o bien como guardias de palacio. El trabajo de esclavos negros en las plantaciones sólo comenzará a darse tardíamente.

En la costa occidental de África el tráfico trasatlántico de esclavos comenzó en el siglo XV, más concretamente en el año 1441 con el tráfico de los primeros esclavos africanos llevado a cabo por los portugueses. Los futuros esclavos eran capturados generalmente por otros africanos y transportados a la costa occidental de África. España, al poco tiempo, imitó esta práctica aunque durante más de un siglo Portugal siguió monopolizando el comercio. A finales del siglo XVI, el Reino Unido empezó a competir por el derecho a abastecer de esclavos a las colonias ultramarinas detentado hasta entonces por Portugal, Francia, Holanda y Dinamarca. En este momento, los ingleses que llegaron con retrazo a la carrera, comienzan a dominar los mares, adjudicándose el liderazgo en el comercio negrero: el primer cargamento fue transportado en 1562. En 1713, la British South Sea Company consiguió el derecho exclusivo de suministro de esclavos a las colonias transoceánicas.[ii] La trata continuará siendo legal hasta finales del siglo XIX, con grandes diferencias temporales en los diferentes países.

A través de la costa oriental africana, ya durante el siglo XV, los comerciantes árabes enviaban esclavos de África central a los mercados de Arabia, Irán y la India. Ahora bien, el tráfico de esclavos realizado por europeos, llegó más tarde que a la costa occidental. Fue a partir de 1645 que los traficantes y comerciantes portugueses comenzaron a capturar y exportar esclavos de Mozambique debido a la ocupación realizada por los holandeses, en agosto de 1641, de Angola y Benguela, dominadas hasta entonces por los portugueses. El tráfico se intensificó a partir de la segunda mitad del Siglo XVIII. Ya antes de ese siglo habían salido esclavos de Mozambique, pero en ningún caso el número fue tan elevado y alarmante como desde el Siglo XVIII en adelante. A partir de los primeros años del Siglo XIX, las relaciones comerciales con el exterior pasaron a depender casi exclusivamente de la exportación de esclavos. De todos los puertos de Mozambique se exportaban cautivos para las islas francesas del Indico, América, Arabia, Golfo Pérsico, India y Goa. A partir de 1830, los árabes fueron los principales traficantes de esclavos. Muchas embarcaciones árabes, desde diferentes puertos de Mozambique trasportaron gran número de esclavos para las islas Comores y Madagascar, entre otras regiones. La ciudad de Zanzíbar a partir de 1839 se convirtió en un verdadero centro del tráfico de esclavos en la costa oriental de África.[iii] A partir de 1854, el tráfico de esclavos para las islas francesas pasó a llamarse "exportación de trabajadores libres". Esto se debió a la prohibición del tráfico y al control de los ingleses en el Indico.

En términos generales, en África los esclavos eran trocados por productos europeos, en general de calidad mediocre y de escaso valor, como tejidos, bebidas alcohólicas, espejos, armas, collares, etc. Una vez llegados a América también continuaba el trueque, en general eran cambiados por tabaco, algodón, madera, café, oro, plata, y otros minerales preciosos.

La trata se desarrollaba según un esquema rutinario: los futuros esclavos eran capturados en el interior o a lo largo de la costa, actividad que desencadenaba verdaderas guerras que dejaban como saldo infinidad de heridos y muertos, pero casi siempre un saldo "preciado": los esclavos. Estos, una vez encadenados, eran trasladados a pie hasta los barracones -se encontraran donde se encontraran- con todo el esfuerzo físico que implicaba sobre todo para los heridos -por no hablar de los niños. Estos sitios eran sucios, pestilentes, el agua potable escaseaba, y el calor ahogaba. Obligados a convivir con las enfermedades, el maltrato, la sed, el hambre y la aglomeración se veían diezmados poco a poco. Dentro de esas estructuras se llevaba a cabo una de las actividades repugnantes de la trata: la separación de padres de hijos, de hermanos, esposos, amigos, parientes o vecinos, de acuerdo con la elección que llevara a cabo el comerciante. En estos lugares esperaban semanas o incluso meses hasta que el barco pasara a recogerlos, y una vez a bordo debían permanecer en las costas africanas hasta que el cargamento se completara. En el barco las condiciones eran incalificables, el hacinamiento, el hambre, la suciedad, la pestilencia, el calor sofocante, la tortura, el dolor y el pánico lo inundaba todo. Como la travesía duraba dos meses -en el mejor de los casos- la mortandad que se producía bajo esas condiciones era inmensa. Sumado a estos tormentos, antes de la llegada, los enfermos o heridos, que corrían el riesgo de no poder venderse, eran lanzados al mar.[iv] Una vez llegados a destino los esclavos solían ser cebados o incluso drogados para que lucieran saludables, eran sometidos nuevamente a un examen anatómico pormenorizado y luego, eran comprados por algún plantador o minero ávido de explotarlos. Su calvario comenzaba un nuevo capítulo. En las plantaciones o en las minas, el hambre, la falta de sueño, las condiciones de trabajo inhumanas y los malos tratos, terminaban por agotar el vigor del esclavo, y una vez sin fuerzas, el amo prefería comprar uno nuevo que cuidar de su esclavo enfermo. El círculo mortal comenzaba de nuevo su curso...

 

Formas de resistencia

Resulta relativamente sencillo hablar de las diversas formas de resistencia a las que se puede echar mano, para quienes no hemos conocido esa forma de esclavitud. Muchas veces olvidamos la dificultad que implica resistirse viviendo, o más precisamente, "sobre-viviendo" extenuado, aterrorizado, enfermo, herido, sediento, golpeado, famélico y agotado intelectual y psicológicamente. No obstante, la resistencia constituyó la contrapartida de la esclavitud. Esto nace del hecho de que el esclavo nunca puede reducirse a la categoría de "objeto" a la que se le quiere confinar. Por esto, la esclavitud siempre implicó una vigilancia continua y los castigos físicos fueron de aplicación común para los esclavos. Para someterlos se desarrolló una cruel tecnología para la tortura y el suplicio: los grilletes, las sogas, el cepo, las cadenas, el látigo y la marca con hierros al rojo vivo para asegurar la propiedad.

Los esclavos adoptaron infinidad de formas de resistencia como contrapartida al dominio de los amos: los gritos, la lucha, la huída, el trabajo realizado en más tiempo que el exigido, el robo de propiedades, los sabotajes, las huelgas de brazos caídos, el asesinato de capataces y amos, la quema de los edificios de las haciendas, las sublevaciones, las rebeliones, etc., etc.[v]

Los palenques fueron otra forma de resistencia. Constituyeron núcleos en donde los fugitivos reorganizaban su proyecto de vida, trastocado por la esclavitud. En ellos crearon verdaderas "republicas independientes" y eran el centro de su acción guerrera, ya que no eran construidos al azar en cualquier sitio, sino que correspondían a una necesidad de defensa, ubicados en lugares estratégicos de acuerdo a la topografía del terreno, contando con fosos, trampas y empalizadas (de ahí el nombre de palenques).

Entre las miles de rebeliones de esclavos que tuvieron lugar a lo largo de la historia de la esclavitud, no puedo dejar de mencionar al menos algunas de ellas: las rebeliones de esclavos negros en 1532 en Venezuela; en 1533 en Cuba y Panamá. En 1547 la prolongada rebelión de Sebastián Lemba en La Española; en 1550 la rebelión de Juan Criollo que duró varios años. En 1579, la sublevación de los negros rebeldes en Portobelo (Panamá) que llevó a la firma de un tratado de paz con los colonos españoles mediante el cual los esclavos consiguieron la libertad colectiva. En 1635 se destacan, las rebeliones de los esclavos negros de Jamaica que llegaron a tal extremo que la Asamblea de Jamaica se vio en la necesidad de enviar una petición de ayuda a la metrópoli. La lista no se agota: la rebelión de los esclavos de Haití en 1791 que constituyó el núcleo del proceso haitiano de independencia y las rebeliones de Puerto Rico y Cuba en 1812 que fueron fuertemente sofocadas por miedo a que se duplicaran los sucesos de Haití.[vi] Estas rebeliones, se suman a la larga lista de resistencias personales, sublevaciones y rebeliones llevadas a cabo en la misma África, en el Caribe, en América, y en aquellos sitios donde se conoció la esclavitud. La mención de las innumerables rebeliones de esclavos implica un trabajo investigativo arduo y está fuera del propósito de este trabajo, por esto, simplemente me he limitado a mencionar unas pocas de todas ellas, a modo de ejemplo y de recuerdo.

Entre otras formas de resistencia adoptadas por los esclavos es interesante prestar atención a las canciones y los cuentos que realizaban los esclavos. Dos canciones pueden servirnos de ejemplo a este respecto:

"Cultivamos el trigo,
y ellos nos dan el maíz;
Horneamos el pan,
y nos dan el mendrugo;
Cribamos la harina,
y nos dan la cáscara;
Pelamos la carne,
y nos dan la piel;
Y de esta forma,
nos van engañando."[vii]


"No más migajas de maíz para mí, no más, no más,
No más latigazos del amo para mí, no más no más..."[viii]

 

Con esta somera descripción de las formas de resistencia sólo he intentado mostrar que la resistencia no se agota simplemente en rebeliones triunfantes, huidas exitosas o luchas campales, sino que también, una mirada; un "¿por qué?"; un grito; por qué no, el silencio; una canción; un relato o una poesía constituyen otras formas de resistencia que no deben ser olvidadas.

 

Consecuencias del tráfico

Las consecuencias del tráfico de esclavos para África fueron negativas, más bien desastrosas, en todos los aspectos.

A nivel demográfico, el tráfico de esclavos causó estragos en el continente africano cuyas consecuencias son sufridas incluso en la actualidad. El éxodo forzado de millones de personas provocó la disminución del crecimiento vegetativo de la población africana, ya que los hombres y mujeres en edad de procreación fueron los más vendidos. Hay regiones que no se han recuperado de la exportación masiva de sus habitantes, los espacios vacíos e improductivos y la falta de mano de obra, delatan día a día el genocidio perpetrado. Es interesante apuntar que entre 1500 y 1870 el crecimiento demográfico acusó en África un retraso sensible con relación al de cualquier otro continente durante el mismo período, y cuando cesó la demanda de esclavos hacia finales del siglo XIX, el crecimiento demográfico alcanzó entre 1900 y 1950 una de las tasas más elevadas del mundo.

En cuanto a las cifras, los datos estadísticos que se obtienen de los libros de a bordo de los barcos o de los puertos negreros no permiten llegar a conclusiones exactas, sino tan sólo aproximadas. Un error que se ha cometido muchas veces es tomar en cuenta sólo el número de esclavos que llegaban a las colonias, sin tener en cuenta las pérdidas humanas que se producían en África a lo largo de todas las etapas por las que atravesaba el esclavo antes de llegar a destino: durante las guerras, la larga marcha hasta la costa, durante el almacenamiento esperando el embarque y en el mismo barco. Algunos investigadores llegan a decir que entre los siglos XV y XIX el continente perdió más de cien millones de hombres y mujeres jóvenes, contando la trata occidental y oriental, y teniendo en cuenta que por cada negro vendido, otros cuatro o cinco, aproximadamente, morían en África durante las batallas, en el camino o en el mar[ix].

A lo expuesto hay que agregar el gigante movimiento de población que provocó la trata: muchas poblaciones, ante el peligro de la esclavitud, abandonaron sus regiones originales, refugiándose en las zonas interiores, ayudando de esta forma a la despoblación. Si apuntamos que las poblaciones africanas se fundamentan en una economía agrícola, es decir, sobre la estabilidad y la permanencia, resulta incalculable el daño que estos traslados generaron a las actividades productivas. Si sumamos a esto, el fuerte desarraigo, el terror y la inseguridad crónica en la que vivían permanentemente estas poblaciones, hay que agregar que, el hecho mismo de proyectar actividades productivas a largo plazo -indispensable en la agricultura- también se tornaba imposible.

En el plano político, la trata desencadenó guerras crónicas, acentuó la violencia tribal e intertribal y fue una de las causas del desmoronamiento de muchos reinos.

Una vez que las armas de fuego se introdujeron en África, los soberanos comenzaron a depender de ellas ya sea para capturar esclavos o para defenderse de vecinos con las mismas intenciones. De este modo se produjo una reacción en cadena. La aristocracia, los jefes y los comerciantes africanos querían aumentar su riqueza, autoridad y poder, queriendo también defenderse de otros pueblos, para ello, necesitaban de armas de fuego y mercancías de Europa. Esto hizo surgir un circulo vicioso: para obtener los fusiles -u otras mercancías- necesitaban vender esclavos, y para capturarlos necesitaban fusiles. En este contexto, la fabricación de armas de fuego se transformó en un gran negocio de exportación. Con ellas se organizaban extensas cazas de hombres, ataques a otros pueblos, tribus y aldeas, con el fin de someterlos y venderlos como esclavos.

De este modo, se deterioraron las relaciones entre los diversos reinos y tribus. Los pueblos del litoral y del interior más próximo se encontraban en guerra continua. Así, a partir del Siglo XVI los reinos de Benín, Congo y Angola en África Occidental, tal como el Imperio Mutapa en África Oriental, se desmoronaron. En los siglos XVII, XVIII y XIX, en las selvas del Golfo de Guinea y en el valle del río Zambeze se desarrollaron estados militares con base en el comercio de esclavos. Tenían una rígida organización militar, poseían grandes ejércitos permanentes y se enriquecían con la venta de esclavos capturados haciendo la guerra a los pueblos vecinos.[x]

A nivel económico, las consecuencias negativas directas e indirectas para el continente africano son incalculables.

Además de la captura de hombres y mujeres, el tráfico promovió el saqueo sistemático de los bienes producidos, a través de tributos o de pillaje. Los traficantes saqueaban el producto de las cosechas, ganado, marfil, pieles, cera, maderas preciosas, etc.

Sumado a todo esto, el hecho de que las poblaciones, huyendo de la esclavitud, se movilizaran a lugares escogidos en función de su inaccesibilidad, dificultó el desarrollo de vías de comunicación, y la elección de sitios propicios para la construcción y para el desarrollo de actividades económicas productivas como la minería y la agricultura. El tipo de hábitat elegido, favoreció la economía de subsistencia y desalentó las actividades comerciales.

El tráfico de esclavos trajo al continente africano un estancamiento, por no decir un retroceso económico. Las actividades económicas como la agricultura, los tejidos, la minería, la artesanía, la alfarería y el comercio local se fueron reduciendo y se orientaron a una actividad económicamente más productiva: la exportación de seres humanos.

No solamente la trata de negros retrasó el desarrollo de las economías africanas por sus efectos demográficos y por las conmociones que produjo sino que ha impedido también, la expansión de intercambios "normales" entre África y el resto del mundo en una época en que los intercambios eran un poderoso motor de desarrollo económico.[xi] En lugar de poner a la venta productos, ahora el único producto de fácil venta en el mercado eran los propios productores. Por lo tanto, el tráfico de esclavos retardó el desarrollo y creó condiciones para el actual estado de subdesarrollo que sufre en la actualidad el continente africano.

Pero no todos fueron perdedores, Europa y América del Norte durante este período fueron ampliamente favorecidos por la expansión del comercio mundial, y esta expansión fue debida en gran parte a la movilización de esclavos africanos para explotar los recursos de América. Además, gracias a los grandes beneficios del tráfico negrero, las ganancias pudieron ser invertidas en industrias de transformación cuyo nacimiento marca el de la gran industria. En concepto de recursos humanos y de materias primas, podemos decir, entonces, que África ha contribuido en el desarrollo económico de Europa y de América del Norte.

A nivel psicológico la historia de esclavitud dejó una huella imborrable en la mente de todo africano sometido o no a la esclavitud. El hecho de haber sido esclavo es una violación imborrable al derecho más intrínseco del ser humano que es la libertad. El golpe psicológico es sentido como traumático tanto para quién ha vivido la esclavitud en carne propia, como para aquél que ha tenido contacto indirecto con ella, a través por ejemplo, de la esclavización de su pueblo, de un hermano, marido, hijo, pariente o conocido.

De la constante presencia de la cuestión de la esclavitud en la mente de los africanos dan testimonio unos niños negros de una escuela privada de Cincinnati. Frente a la pregunta: "¿En qué piensas más?", de las cinco respuestas que constan en los informes todas tienen que ver con la esclavitud. Un niño de siete años escribió:

"Me da pena pensar que el barco... se hundió con doscientos pobres esclavos provenientes de río arriba. ¡Oh, cuánta pena siento al oírlo! Me apena tanto el corazón que podría desmayarme en un minuto".[xii]

 

Abolición del derecho

Es un hecho que la esclavitud como forma legal de trabajo ha sido abolida en todos los países del mundo, pero día a día descubrimos que fue tan sólo una abolición de derecho, porque de hecho la esclavitud -bajo formas diversas- subsiste en la actualidad.

La abolición de la esclavitud fue un proceso lento que se resiste a generalizaciones ya que las aboliciones respondieron a diversos factores, que se combinaron de formas distintas de acuerdo a cada caso en particular. Ahora bien, para acercarnos al análisis, podemos convenir en el hecho de que las causas ideológicas, sociales, políticas y económicas, jugaron un papel importante.

A nivel ideológico, en el siglo XVIII algunos filósofos franceses, Voltaire, entre otros, comenzaron a hacer públicas sus posturas resueltas en contra de la esclavitud. Los abates Raynal y Grégoire, con la Sociedad de Amigos de los Negros, fueron otros que iniciaron una ofensiva contra la esclavitud de los negros, y partir del siglo XIX Roma lanzará una campaña de amplitud en contra del esclavismo. En cuanto a Gran Bretaña, serán los cuáqueros y los metodistas quienes bregarán por la abolición de la esclavitud. Por otra parte, en cada país donde funcionaba el sistema esclavista comenzaron a surgir voces de diferentes ámbitos que se levantaron en su contra.

En el plano social, es claro que las rebeliones de esclavos jugaron un papel importante a la hora de evaluar la viabilidad y rentabilidad de la esclavitud. No hay que olvidar que en Haití la abolición de la esclavitud fue el resultado de una revuelta de esclavos.

En el ámbito político, sin lugar a dudas las coyunturas locales e internacionales aceleraban o retrazaban el proceso de abolición. En Estados Unidos, por ejemplo, la esclavitud fue abolida a través de una guerra civil.

A nivel económico, no cabe duda de que a medida que evolucionaba el sistema capitalista, el antiguo sistema de trabajo comenzaba a ser desplazado. En efecto, Gran Bretaña, que era la primera potencia europea que iniciaba la revolución industrial, luego de haber relegado la agricultura en aras de la industria, tenía una imperiosa necesidad de ampliar la demanda de productos manufacturados. Ahora, los negros que interesaban ya no eran los productores manuales, sino los consumidores de tejidos de Manchester y de útiles y herramientas de Birmingham o de Sheffield. Holanda, Francia y el resto de las potencias europeas seguirán más tarde el camino que en 1792 inició Dinamarca constituyéndose en el primer país europeo que abolió el comercio de esclavos.

Hay un hecho que hay que resaltar: la abolición no implicó la supresión definitiva de la esclavitud sino su ilegalidad. De hecho, la servidumbre forzosa, la trata clandestina, la explotación y los prejuicios no se extinguieron con la abolición. La mayoría de los antiguos esclavos continuaron viviendo en condiciones de miseria, muchos de ellos incluso bajo el mismo amo y sometidos a la misma explotación -física y mental- que antes de la abolición. Por otro lado, abandonar al amo implicaba dejar el único reducto conocido en un país extranjero y someterse a la deriva total en cuanto a trabajo, techo, comida, etc. Legalmente ya eran libres, pero de hecho eran esclavos con pocas posibilidades de llegar a ser libres: la dominación, el sometimiento, la discriminación y la explotación seguían formando parte de su realidad.

 

Esclavitud ¡Presente!

La esclavitud como forma de trabajo legal ha sido abolida en todos los países del mundo pero la abolición no implicó su desaparición: la esclavitud es una realidad que subsiste.

Hoy la esclavitud toma variadas formas, por esto en este último punto, no voy a limitarme a la esclavitud africana porque hoy la esclavitud nos acecha a todos: por un lado, los países desarrollados mantienen a los países subdesarrollados bajo un régimen de servilismo y explotación, donde las cadenas y los látigos se han camuflado en los requerimientos del Fondo Monetario Internacional, el cual exige cada día más las reservas y recursos naturales como pago de intereses de una deuda externa agiotista y oportunista a la cual entregamos nuestra autonomía y nuestra propia supervivencia como pueblos; por otro lado, subsiste la venta y tráfico ilegal de personas, tráfico donde las principales -aunque no exclusivas- víctimas son los niños, los pobres, las mujeres, los desvalidos, los inmigrantes y las minorías étnicas o raciales. Sus actividades más frecuentes son: el trabajo forzoso en la agricultura y en la industria (en industrias famosas y no tan famosas),[xiii] la prostitución, la pornografía, el tráfico de drogas, el robo, el trabajo doméstico, la mendicidad obligatoria, la venta callejera, etc., etc.

Existen otras formas de esclavitud: la servidumbre por deudas; la participación obligatoria de ciudadanos en trabajos públicos en el contexto del desarrollo económico, una práctica dominante en algunos países asiáticos (entre ellos Vietnam) y africanos (República Centroafricana, Sierra Leona y Tanzania);[xiv] otra cara de la esclavitud es el trabajo forzoso impuesto por militares; el reclutamiento forzoso u obligatorio de niños para utilizarlos en conflictos armados; el uso del trabajo de los presos en países en los que el trabajo forma parte de la pena como en China, o en los que está autorizada la contratación de prisioneros por parte de organizaciones privadas, como en Estados Unidos. La cárcel -con imposición de trabajo forzoso- se convierte antes que en un lugar de "rehabilitación de los presos" en un medio de explotación de personas y fuente de grandes ganancias. Una vez tildados de "criminales" la explotación resulta de esta forma legitimada;

Otra forma de esclavitud es la que se lleva a cabo en trabajos tildados de "legales", pero donde se explota al empleado bajo diferentes formas: salarios míseros, deudas, falta de pago, extensas horas de trabajo, posturas corporales perjudiciales para la salud, grandes esfuerzos físicos y/o mentales, manipulación de productos tóxicos, ambientes insalubres, tratos inhumanos, ausencia de descansos, trabas o simple prohibición del abandono del empleo, etc., etc.

A modo de síntesis creo que, las condiciones de explotación que genera el sistema socio-económico vigente, privilegiando la ganancia por encima de todo y de todos, lo convierte en el generador de pauperización por excelencia: La escasez de controles a nivel local, nacional e internacional; la falta de educación; el desinterés y la despreocupación a nivel individual y social; la falta de leyes -o su aplicación- que garanticen la igualdad y protección jurídica de las personas; la complicidad encubierta; la ausencia de canales de información y denuncia; los conflictos civiles y la discriminación por motivos raciales o de género, contribuyen -entre otras causas- a crear un ambiente propicio a la explotación de personas por parte de los traficantes. Por todo esto, considero que actuando sobre las causas y no sobre "los síntomas" es la única forma concreta de comenzar a trabajar para combatir esta dramática realidad que hoy nos acecha a todos.

 

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[i] Ki-Zerbo, Historia del África negra. I De los orígenes al siglo XIX, ed. Alianza Universidad, 1980, p. 302-304.

[ii] Íbidem, p.306.

[iii] Barticevic Sapunar, Marco Antonio, La esclavitud: América conquistada, África esclavizada. En: www.monografías.com.

[iv] Íbidem, p.314.

[v] Zinn, Howard, La otra historia de los Estados Unidos, siglo XXI, México, 1999, p.133.

[vi] Cronología: Esclavitud y trata del negro en América. En: www.afrol.com.

[vii] Íbidem, p.135-136.

[viii] Íbidem. p.136.

[ix] Íbidem, p. 317.

[x] Barticevic Sapunar, Marco Antonio, op cit.

[xi] Inikori, Joseph E, "La trata atlántica y las economías atlánticas de 1451 a 1870". En: La trata negrera del siglo XV al XIX, Barcelona, 1981, p. 99.

[xii] Zinn, Howard, op. cit, p.139.

[xiii] Derechos Humanos, las marcas y las modernas formas de esclavitud. En: www.afrol.com.

[xiv] La Revista de la OTI, Nº 39: Trabajo forzoso y tráfico de seres humanos: la esclavitud todavía nos acecha, junio/2001.


.

 

 

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 10 en el tema 
De: albi Enviado: 29/11/2012 20:34

por  Juana Sáez Juárez

 

 

 

La experiencia servil en Roma presenta una gran complejidad y diversidad por lo que difícilmente se puede

llegar a establecer un conjunto de características generales que la definan. En ocasiones se podían

manifestar en un mismo individuo, a lo largo de su existencia, rasgos o hechos contradictorios como la

manumisión, la venta, el éxito material, la violación física, etc. La gran variedad en el trato que los propietarios

dispensaban a sus esclavos y en la forma de vida de éstos impiden una definición genérica, por otro lado

comprensible, dado que entraban en juego relaciones y sentimientos personales que hacían de cada caso una

situación más o menos particular.

 

La esclavitud en Roma debe considerarse como una institución social, entendida como la relación que unía a

esclavos (servi) y dueños (domini). Entre ellos se creaban una serie de vínculos similares a los que se pueden

dar entre emperador y súbdito, padre e hijo, oficial y soldado..., pero con una diferencia sustancial: el

propietario ejercía sobre el esclavo un poder absoluto, éste se encontraba en todo momento a disposición del

amo, de un modo discrecional, sin posibilidad de desobedecer y sin condiciones, sin compensaciones

estipuladas de antemano. El señor esperaba de él sumisión y lealtad, de lo contrario sería coaccionado y

forzado a obedecer de la forma que el señor considerara apropiada. No había entre ellos ningún acuerdo o

fórmula de reciprocidad en derechos y deberes, sino una relación dirigida unilateralmente para ejercer un

derecho, el del propietario, que consistía en la exigencia y satisfacción de servicios de índole muy diversa a

prestar por el esclavo.

 

Lamentablemente para el historiador no han perdurado documentos importantes que proporcionen información

sobre la esclavitud desde el punto de vista del esclavo. Por el contrario, son muy abundantes los que ilustran

la forma de actuar y los prejuicios de los propietarios, así como obras jurídicas que demuestran la compleja

legislación sobre la esclavitud y que tratan de solucionar cualquier problema que surgiera con la “propiedad”

en relación con aspectos tales como la manumisión, la alimentación, la vestimenta, la compra-venta..., y que

son principalmente: la ley romana de las Doce Tablas, la ley del Digesto, papiros, inscripciones y obras

literarias de la época que abarcan, no sólo la Roma itálica, sino la totalidad del imperio unificado política y

administrativamente. Invariablemente, a lo largo de la geografía y de la cronología del Imperio, la esclavitud fue

un pilar básico en su estructura social y económica, y el derecho a esclavizar un axioma incuestionable.

 

La posesión de esclavos no se limitaba sólo a las elites de la política y de la sociedad romana, también

podían ser propietarios miembros de las clases sociales más bajas e incluso los mismos libertos. Además, el

número de esclavos que podían poseer era muy variable, dependiendo de la fortuna del señor. los más

favorecidos hacían gala de una ostentación competitiva, se vanagloriaban de la cantidad de esclavos que

poseían –casos extremos de hasta 8.000 esclavos– ya que era un signo del estatus socioeconómico del

propietario. Definir la sociedad romana como esclavista sólo desde un punto de vista económico, aunque

indudablemente lo fue en lugares y momentos concretos, limita la importancia que tuvo en la cultura de Roma,

donde no veían al esclavo solamente como un medio de producción tal y como se entiende en un sistema

capitalista, sino que, en una sociedad profundamente jerarquizada como la romana, donde dominaba la

conciencia de clase y la autoridad que los estratos superiores ejercían, la posesión de esclavos era un signo

indiscutible del poder y del prestigio del propietario.

 

Los domini, generación tras generación, influidos por la educación que recibían en sus casas y en las

escuelas, asimilaban desde la infancia la capacidad y el derecho a dar órdenes a sus servi. Para los

propietarios el trabajo físico era degradante, propio de esclavos y de las clases más humildes que no tenían

otro medio para subsistir. El rico podía dedicar su vida al ocio, su trabajo se limitaba a dar las órdenes

oportunas a sus esclavos. El derecho y la autoridad que el señor ejercía sobre sus siervos se fundamentaban

en la idea de que la esclavitud se origina en la guerra, donde el vencedor tiene el derecho a disponer de la vida

del vencido, matarlo o perdonarle la vida y convertirlo en su esclavo, lo cual venía a ser un aplazamiento de su

muerte, de este modo la esclavitud se consideraba un estado de muerte en vida. Además, la degradación, el

paso de un estado de libertad a otro servil era considerado por los romanos como lo más vergonzoso y

adyecto pues equiparaban la pertenencia a una clase social baja, y la esclavitud era la más baja, a la bajeza

moral.

 

aunque no tengamos documentos directos en relación con la experiencia de los esclavos, las consecuencias

de caer en la esclavitud deberían ser terribles ya que no han sido pocos los pueblos vencidos que optaron por

el suicidio colectivo ante semejante perspectiva. Los que no optaron por esa medida se veían privados de su

libertad y del control de sus vidas, separados bruscamente de sus lazos familiares, que casi con seguridad no

volverían a recuperar puesto que los vencedores ni los reconocían ni los respetaban. Vendidos y trasladados,

desde su lugar de origen a Roma o a otros centros de comercio de esclavos, viajaban hacia lo desconocido

sufriendo todo tipo de vejaciones y violencias durante el trayecto, y además estaba el impacto psicológico,

lingüístico y cultural que suponía el cambio radical desde una sociedad tribal no urbanizada a una ciudad

como podía ser Roma, cuya apariencia física imponía y su complejidad estructural en todos sus aspectos

debía de ser muy difícil de asimilar.

 

El primer lugar de destino era el mercado de esclavos, donde la venta de éstos tenía la misma consideración

que si de ganado o animales de carga se tratara, no había diferencias jurídicas en estos tipos de

transacciones, se regulaban por un edicto de los ediles, magistrados que supervisaban el mercado y cuya

labor principal era evitar que el vendedor engañara al comprador. El vendedor, por ley, debía informar de los

defectos físicos, enfermedades, carácter, reputación... de la mercancía expuesta y los detalles quedaban

reflejados en los documentos de compraventa, los cuales podían ser utilizados como prueba en caso de dolo

o engaño. Para asegurarse de que no adquirirá un esclavo defectuoso o demasiado problemático –el esclavo

era considerado como una propiedad problemática– el comprador podía examinarlo como si de un objeto o

animal se tratara, totalmente despojado de su dignidad humana.

 

el esclavo ante la ley estaba totalmente desprotegido y privado de todos sus derechos, no se le reconocían

las relaciones de parentesco, no podían casarse legalmente, sus hijos eran ilegítimos y propiedad del dueño

de la madre, no podían acceder a la propiedad aunque algunos podían disponer de un peculium, en especie o

en metálico, por gracia de su dueño el cual podía revocarlo en cualquier momento. además, el propietario no

tenía la obligación de proporcionarles calidad de vida, limitándose en la mayor parte de los casos a atender

sus necesidades básicas de alimentos, vestimenta y cobijo.

 

El esclavo se compraba, vendía, alquilaba, prestaba, regalaba, castigaba, premiaba, le cambiaban el trabajo,

le separaban de su familia, incluso lo podían liberar; vivía en un estado de completa inseguridad, totalmente

ajeno al control de su propia existencia. Esclavitud y violencia estaban íntimamente ligadas lo cual se ponía

de manifiesto principalmente a través de la explotación sexual y el maltrato físico. Una esclava estaba

siempre expuesta a agresiones sexuales por parte de cualquier hombre libre e incluso por un esclavo de rango

superior. La prostitución era un negocio donde iban a parar multitud de mujeres y niños esclavos. Era

perfectamente normal que un propietario pretendiera satisfacer sus deseos sexuales o los de sus amigos con

esclavos-as, muchos de éstos eran elegidos para ese fin. Si alguna vez se cuestionaba este “uso” no era por

el reconocimiento de cierto derecho a los esclavos, la opinión de éstos no contaba, sino por proteger la

propiedad de agresiones que les pudiera causar desperfectos, o bien, por la salud moral de los que cometían

los abusos sexuales. En cuanto al maltrato físico, éste no era en modo alguno reprobable, por lo que si el

amo lo consideraba oportuno el esclavo sería azotado, golpeado, lesionado, torturado e incluso mutilado,

aunque esto último era contraproducente pues iba en contra de la productividad del esclavo y por tanto de su

rentabilidad. Acerca de esto, Columela, escritor de temas sobre productividad agraria, aconsejaba humanizar

el trato de los esclavos para que estuvieran contentos y fueran más productivos, lo cual benefició a los

esclavos. En el mismo sentido, algunos emperadores, intelectuales, filósofos estoicos como Séneca o el

cristianismo contribuyeron a que, progresivamente, en la sociedad romana se desarrollara un nuevo espíritu de

humanidad, aunque la idea de la inferioridad servil estaba tan arraigada en la conciencia colectiva, que en

ningún momento se planteó la posibilidad de una reforma social donde se plasmara esta corriente humanitaria

en el plano material o legal, quedándose en algo más abstracto, reconociéndose la igualdad espiritual entre

los hombres, pero manteniendo y respetando la institución servil. De hecho, el cristianismo contribuyó a su

legitimación introduciendo nuevos conceptos teológicos como el de pecado y la esclavitud era uno de los

castigos impuestos por Dios; el sometimiento sin resistencia, como deseo de Dios, garantizaba la salvación

espiritual y la vida eterna para los “siervos del Señor”, denominación que eligieron para sí y sus seguidores los

primitivos líderes cristianos.

 

no obstante, también fueron muchos los esclavos que contaron con la benevolencia de sus dueños y fueron

tratados con consideración y afecto, llevando en general una vida cómoda y agradable; o los que se adaptaron

rápidamente a sus nuevas circunstancias y obtuvieron grandes ventajas personales, ya que los esclavos

ambiciosos tenían muchas posibilidades de conseguir una buena posición social y económica, sobre todo los

que pertenecían a la familia imperial o a los propietarios más poderosos del momento, los cuales tenían una

vida relativamente cómoda, incluso lujosa, de lo cual se jactaban sus propietarios, que presumían

engalanándolos y otorgándoles privilegios. De esto quedaban al margen los esclavos rurales (rustici) que

formaban el grueso de la población esclava y que vivían en condiciones de mera subsistencia o infrahumana

como los que trabajaban en las minas.

 

Roma se abastecía de esclavos, principalmente, de los prisioneros hechos en sus guerras de conquista. A

veces la esclavización y la deportación fueron masivas, como dato, desde el año 50 a. C. hasta el 150 d. C.,

el Imperio demandaba cada año más de 500.000 esclavos. Para hacernos una idea, la deportación de

esclavos negros africanos hacia América, en su momento de mayor apogeo, no fue superior a 60.000 anuales.

 

La segunda forma de abastecimiento en importancia, la primera a partir de la Pax Romana, fue la

reproducción natural de la población esclava. Los hijos de los esclavos adquirían la condición de su madre

aunque el padre fuese un hombre libre. Indudablemente, la descendencia de los esclavos, reportaba

importantes beneficios a los propietarios, por lo que la potenciaban y la recompensaban con la promesa de la

manumisión a partir de un cierto número de hijos o liberando parcialmente a la madre de sus tareas.

 

Otros mecanismos de provisión de esclavos fueron: -el abandono de niños, hecho habitual en el mundo

romano debido, principalmente, a la pobreza, o bien, para evitar una excesiva partición del patrimonio con

demasiados herederos; -el comercio más allá de los límites del Imperio donde los comerciantes los

intercambiaban por sal, grano, etc.; y finalmente, -el rapto y la piratería, que además conllevaron un cierto

grado de inseguridad, pues se daban incluso dentro del ámbito romano.

 

Todos estos mecanismos de acopio de esclavos, la diversidad de procedencias y destinos de éstos,

contribuyeron a que el conjunto de la población esclava dentro del Imperio fuese muy heterogéneo, factor

decisivo junto con la variedad de ocupaciones que desempeñaban, para que entre ellos no se creara una

conciencia o solidaridad de clase que los motivara para rebelarse en conjunto contra el orden establecido. Sí

hubieron revueltas, como la liderada por Espartaco en el año 73 a. C., o, a menor escala, la conspiración del

24 d. C. en el sur de la península itálica, pero no fueron muy habituales, o al menos, no hay constancia de

ellas. los esclavos romanos perseguían más mejorar sus condiciones de vida o alcanzar la libertad de un

modo individual, y para ello, las modalidades más comunes de resistencia a la esclavitud, derivadas casi

siempre de la excesiva crueldad en el trato recibido, fueron: la fuga, el suicidio, el asesinato de los amos, la

mentira, el robo, simular enfermedades, reducir su productividad laboral, los sabotajes....; formas de rebeldía a

la opresión que, si bien, desde la perspectiva del esclavo estaban perfectamente justificadas, para la

moralidad de la sociedad romana eran del todo imperdonables aunque, por otro lado, previsibles debido a la

baja condición moral que se les suponía a los esclavos. Por otra parte, la gran mayoría de los esclavos, por

costumbre, cultura o instinto de supervivencia, aceptaban su condición, y los males que padecían eran algo

inherente a ésta.

 

Entre la población esclava también estaba establecida una jerarquía, condicionada, primordialmente, por el

trabajo que realizaban, pero también por su procedencia, de modo que los esclavos se valoraban, más o

menos, según la zona geográfica de la que eran originarios. El tamaño de la familia a la que pertenecían,

compuesta por el propietario y los esclavos, y el estatus social del dueño también jugaban un importante

papel en la jerarquización de la población esclava. Los que pertenecían a casas urbanas eran superiores a los

que eran de casas rurales. Los nacidos esclavos (vernae) estaban mejor considerados por  sus propietarios

que los que habían conocido la libertad.

 

Más determinante para establecer la categoría del esclavo era el trabajo, o las funciones que tenía

encomendadas, y había tal variedad que se puede decir que no había ocupación que no pudiera ser

desempeñada por un esclavo, con la excepción del servicio militar, además era fácil que un mismo individuo

realizara varias tareas de cierta importancia. En este contexto era muy normal que surgieran discusiones

sobre quién ocupaba un nivel más alto. Por otro lado, en las elites de la sociedad romana y en la familia

imperial, el personal doméstico tenía una estructura muy organizada, en la que la especialización tenía mucha

importancia en la promoción del esclavo, de forma que podía ir ascendiendo a puestos de mayor

responsabilidad hasta alcanzar altos cargos como funcionarios de la administración, en la gestión de las

empresas del dueño o en el mundo de las finanzas y del comercio. Éstos esclavos encumbrados gozaban de

muchos privilegios, aunque podían caer en desgracia y ser degradados y despojados de ellos, puesto que no

eran sino una dádiva de su propietario. podían formar una familia y conservarla, acceder a la propiedad, incluso

de esclavos; y por último, podían alcanzar la libertad, lo que más anhelaban.

 

La manumisión podía ser formal o informal, es decir, de derecho o sólo de hecho con condiciones del

propietario. En la formal, además de la libertad, se les concedía la ciudadanía romana, lo cual llevaba implícito

el reconocimiento de sus derechos. Los procedimientos para otorgar la libertad a los esclavos eran

básicamente tres: introduciendo oficialmente el nombre del esclavo en el registro de ciudadanos romanos en

el momento de elaboración del censo; declarando ante un magistrado o gobernador provincial que el esclavo

era en realidad una persona libre y que su esclavitud era un error; o a través del testamento, en el que el

propietario le concedía la libertad a su muerte. En ocasiones el esclavo podía llegar a un acuerdo con su

dueño y comprar su libertad.

 

La manumisión fue una práctica común en Roma y sus territorios a lo largo de su historia. Un esclavo, por

afecto, favores prestados, méritos, cualidades personales, buena voluntad del propietario..., podía convertirse

en liberto e incluso ser aceptado e incorporado a la alta sociedad romana, como es caso de algunos libertos

imperiales, que por el sistema de promoción social, así como por su excepcional riqueza o experiencia,

alcanzaron la cima de la escala social llegando a desempeñar cargos políticos gracias al apoyo de la

aristocracia romana. Pero lo más habitual era que se les siguiera viendo como siervos, no permitiéndoles

olvidar su pasado, y la mayor parte de los libertos simplemente subieron un peldaño en la estratificación

social romana, pasando a formar parte de la plebe y con ello la necesidad de ganarse la vida con su trabajo,

por lo que muchos de ellos siguieron trabajando para sus anteriores propietarios, ahora patronos.

 

El ritmo de nuevas manumisiones al final del periodo de la República era tan alto, entre otras cosas porque

daba prestigio al propietario liberador, que hizo que Augusto aprobara una ley restrictiva, la Lex Fufia Caninia,

en la que se establecía un máximo de liberaciones en función del número de esclavos que se poseía, pues

este aumento de las manumisiones unido a la disminución de la provisión de esclavos al terminar las guerras

de conquista, dieron como resultado un déficit de esclavos con el consiguiente aumento del precio de éstos y

por tanto una menor rentabilidad. La solución fue la sustitución de esclavos por libertos, primero en el ámbito

del tejido productivo urbano y más tarde en  las zonas rurales donde los esclavos fueron sustituidos por

colonos, agricultores que trabajaban en virtud de un contrato.

 

Pero la esclavitud nunca fue abolida en Roma.

 


Respuesta  Mensaje 3 de 10 en el tema 
De: albi Enviado: 29/11/2012 20:37

Esclavitud en EspañaDe Wikipedia, la enciclopedia libre
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Contrato de esclavitud en Perú.En España la esclavitud fue una práctica habitual y se abolió en el territorio peninsular en 1837, pero continuó en las colonias españolas legalmente hasta finales del s. XIX (Puerto Rico en 1873 y Cuba en 1880).

Índice [ocultar]
1 Introducción
2 La catástrofe demográfica americana
3 El sistema de Encomienda
4 La abolición de la esclavitud
4.1 Primeras leyes
4.2 Abolición definitiva
5 Referencias
6 Véase también
 
[editar] IntroducciónYa en las civilizaciones de la antigüedad existía el comercio de mano de obra esclava que se puede constatar desde la antigua Mesopotamia, Roma [1] o los imperios azteca e inca.

En España su uso y abuso fue justificado por la necesidad de explotar los recursos del continente americano y asiático a bajo coste, lo que engrandeció el patrimonio de la metrópoli a costa del sufrimiento de los indígenas.

[editar] La catástrofe demográfica americana
Códice Kingsborough: un encomendero abusa de un indio.La llegada de los españoles a América tras 1492 y su consiguiente colonización provocó una reducción significativa de la población de ese continente, debido entre otras razones a la introducción de enfermedades desconocidas para los indígenas y al brutal trato dispensado por los colonizadores,[2] en lo que algunos han denominado catástrofe demográfica en América, tildándola algunos autores y de manera errónea incluso de genocidio, siendo de mayor consideración en los primeros 130 años de colonización.

[editar] El sistema de EncomiendaEl 22 de enero de 1510, Fernando "el Católico",[3] permite el primer envío de esclavos para la explotación de las minas de oro de Santo Domingo.

Frente al vacío legal de los primeros tiempos de la colonización, debido a las protestas realizadas entre otros por Bartolomé de las Casas, en 1537 se promulgó la bula Sublimis Deus del papa Pablo III, en la que se declara la humanidad de los indígenas, por lo que desde la metrópoli española se estableció el eufemístico sistema de la encomienda por el que los indígenas eran "encomendados" a trabajar obligatoriamente para los españoles. Estos tenían obligación de cristianizar y tratar dignamente a los indígenas, pero según los testimonios de la época la segunda de estas obligaciones era constantemente incumplida sin recibir sanción el colono.

 
Bartolomé de las Casas.
Negro bozal del Perú, 1805.La encomienda fue abolida en 1791, pero fue sustituida por la esclavitud secuestrándose a personas en África subsahariana cuando era necesaria más mano de obra gratuita, en un número que oscila desde los 10 a los 60 millones de seres humanos, según los distintos autores.[4]

En 1784 es suprimido el "carimbo" que consistía en marcar a los esclavos con un hierro candente para demostrar que se habían pagado por él los impuestos correspondientes y evitar el contrabando de esclavos.

[editar] La abolición de la esclavitud[editar] Primeras leyesIsidoro de Antillón, pronunció en 1813 en las Cortes un discurso en favor de la abolición que enfureció a muchos y fue prácticamente linchado en las calles de Cádiz, muriendo al año siguiente a consecuencia de las heridas[cita requerida].

Inglaterra, que trataba de influir en las reuniones internacionales, suscribió tratados bilaterales con España en 1814, en el que se prohibía el comercio de esclavos.[5]

La abolición legal de la esclavitud en la España peninsular llegó en 1837 y excluía a los territorios de ultramar dada la presión ejercida por la oligarquía de Cuba y Puerto Rico que amenazaron con anexionarse a Estados Unidos. En la península la esclavitud de hecho había acabado con la liberación por parte del embajador del sultán de Marruecos de los esclavos musulmanes de Barcelona, Sevilla y Cádiz, mediante su compra, en 1766.

En lo que respecta a las colonias en una fase que va desde principios del siglo XIX hasta 1860, sólo defendieron la abolición la presión británica y algunas personalidades aisladas que no tuvieron éxito.

La presión inglesa logró la promulgación de la citada ley de 1837 de abolición de la esclavitud en la España metropolitana y las no respetadas leyes de prohibición del tráfico negrero de 1817 y 1835 y de persecución del mismo de 1845 y 1867. Tras la Guerra de Secesión, Estados Unidos se sumó al Reino Unido en sus presiones abolicionistas sobre España.

[editar] Abolición definitivaEl 2 de abril de 1865 se crea la Sociedad Abolicionista Española por iniciativa del hacendado puertorriqueño Julio Vizcarrondo, trasladado a la península tras haber liberado a sus esclavos. El 10 de diciembre del mismo año funda su periódico “El abolicionista”. Contó con el apoyo de políticos que fraguaron la Revolución de 1868, “La Gloriosa” que destronó a Isabel II.

Como consecuencia de ello, en 1870, siendo ministro de ultramar Segismundo Moret, se promulgó una ley llamada de “libertad de vientres” que concedía la libertad a los futuros hijos de las esclavas y que irritó a los esclavistas. En 1872 el gobierno de Ruiz Zorrilla elaboró un proyecto de ley de abolición de la esclavitud en Puerto Rico.

Contra este proyecto se desató una feroz oposición. Para coordinar la acción opositora se crearon en varias ciudades como Madrid, Santander, Cádiz, o Barcelona Círculos Hispano Ultramarinos de ex residentes de las Antillas y se impulsó también la constitución en varias ciudades de la “Liga Nacional” antiabolicionista. Instigaron plantes de la nobleza al rey Amadeo de Saboya, conspiraciones, campañas de prensa y manifestaciones callejeras, como la del 11 de diciembre en Madrid, que tuvo como réplica la que organizó en esta ciudad la Sociedad Abolicionista Española el 10 de enero de 1873. Tal crispación se explica, pues se veía en la liberación de los 31.000 esclavos puertorriqueños, un temido preámbulo de la liberación de los casi 400.000 esclavos cubanos.

Precisamente, la oposición a este proyecto de ley abolicionista fue uno de los elementos más visibles, en la prensa conservadora, de crítica al rey Amadeo, reprochándole que no se enfrentase de forma dudosamente constitucional, a un Parlamento dominado por una alianza, en esta cuestión, de monárquico-progresistas (como el mismo jefe de gobierno Ruiz Zorrilla) y de republicanos (como Castelar o Pi Margall). Según el Diario de Barcelona, el 7 de febrero de 1873 se hubiese producido un golpe militar si el rey lo hubiera legitimado con su apoyo. En su lugar, Amadeo ratificó la orden del gobierno de disolver el arma de artillería. A continuación, el 11 de febrero, abdicó.

La ley por la que se abolía la esclavitud en Puerto Rico fue finalmente aprobada el 25 de marzo de 1873, un mes después de la abdicación del rey y de haberse votado la proclamación de la Primera República Española. Cuba tuvo que esperar siete años más, ya que la definitiva abolición no llegó hasta el 17 de febrero de 1880, ya en el reinado de Alfonso XII.


Respuesta  Mensaje 4 de 10 en el tema 
De: albi Enviado: 29/11/2012 20:39

26/09/2012
Con una reforma sin fondo hacia la esclavitud laboral
Como sabemos en México las últimas semanas han sido de mucha controversia por la famosa reforma laboral, pues parece inevitable el último regalo de Calderón hacia todos los mexicanos. Que contiene menos beneficios de los que marca, estamos totalmente en el centro del expansionismo del modelo neoliberal en México, esta reforma debe ser mas profundizada y estudiada para mejorar la calidad de los trabajadores  y no dañar los pocos intereses que tienen, estaríamos pasando de la explotación y por extremo que se escuché al esclavismo del trabajador.

Lo único plausible de esta reforma son  las elecciones transparentes en los sindicatos para elegir a sus lideres, esto sería una nueva forma de acabar con los sindicatos viciados y lideres corruptos, acabar con aquellos personajes vitalicios y poner en marcha la competencia sobre los sindicalizados para mejorar la eficiencia en base a la actualización y preparación de estos, la otra cara de la moneda también son los sindicatos independientes, el de telefonistas, los universitarios, que sin suficiente fuerza se ve negro que puedan sobrevivir a la devoración de esta reforma, pero lo gris, lo negro, lamentable es la forma de coaccionar su derecho a huelga, el pago por hora que es una falacia, los subcontratos que no aseguran el empleo del trabajador en cualquier compañía, con esto cada día nos damos cuenta de que solo somos actores de este sistema político, que esta cooptado por intereses de unos cuantos empresarios y políticos que juegan con la dignidad de nuestro pueblo.

Esta reforma, debe ser mayormente profundizada, debatida, pero lo más importante aceptada por todos los trabajadores, no IMPONIENDOLA, la participación ciudadana queda una vez mas de lado, haciéndonos ver que la democracia yace caída desde las pasadas elecciones presidenciales.


Respuesta  Mensaje 5 de 10 en el tema 
De: albi Enviado: 29/11/2012 20:41

Respuesta  Mensaje 6 de 10 en el tema 
De: albi Enviado: 29/11/2012 20:49


Respuesta  Mensaje 7 de 10 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 29/11/2012 20:51
CONGO LIBRE - NICOMEDES SANTA CRUZ

 
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CONGO LIBRE

A Patricio Lumumba

Mi madre parió un negrito
al divorciarse de su hombre,
es congo, congo, conguito,
Y Congo tiene por nombre.

Todos piden que camine
y lo parieron ayer.
Otros, que se elimine
sin acabar de nacer...

¡Ay Congo,
Yo sí me opongo!

El mundo te mira absorto
por tu nacimiento obscuro.
Te consideran aborto
por tu gatear inseguro.

¡Ay Congo,
Cuánto rezongo!

Yo he visto blancos nacer
en condiciones iguales,
y sus tropiezos de ayer
se consideran normales.

Mi Congo, congolesito
que Congo tiene por nombre,
hoy día es sólo un negrito
mañana será un gran hombre:
A las Montañas Mitumba
llegará su altiva frente,
Y el caudaloso Luaba
Tendrá en sanguíneo torrente.

¡Sí Congo,
Y no supongo!

África ha sido la madre
que pariera en un camastro
Al niño Congo, sin padre,
Que no desea padastro.

¡África, tierra sin frío,
madre de mi obscuridad;
cada amanecer ansío,
cada amanecer ansío,
cada amanecer ansío
tu completa libertad!


Respuesta  Mensaje 8 de 10 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 29/11/2012 20:54
Canción de cuna para despertar a un negrito- Nicolás Guillén

 
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Una paloma
cantando pasa:
—¡Upa, mi negro,
que el sol abrasa!
Ya nadie duerme,
ni está en su casa;
ni el cocodrilo
ni la yaguaza,
ni la culebra,
ni la torcaza...
Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro,
que el sol abrasa!

Negrazo, venga
con su negraza.
¡Aire con aire,
que el sol abrasa!
Mire la gente,
llamando pasa;
gente en la calle,
gente en la plaza;
ya nadie queda
que esté en su casa...
Coco, cacao,
cacho, cachaza,
¡upa, mi negro
que el sol abrasa!

Negrón, negrito,
ciruela y pasa,
salga y despierte,
que el sol abrasa,
diga despierto
lo que le pasa...
¡Que muera el amo,
muera en la brasa!
Ya nadie duerme,
ni está en su casa:
¡coco, cacao,
cacho, cachaza,
upa, mi negro,
que el sol abrasa!


Respuesta  Mensaje 9 de 10 en el tema 
De: albi Enviado: 29/11/2012 21:05


Respuesta  Mensaje 10 de 10 en el tema 
De: albi Enviado: 29/11/2012 21:06
dESDE CUALLQUIER PUNTO CARDINAL QUE LO MIREMOS, MIENTRAS EL DINERO SIGA SIENDO NUESTRO AMO, JAMÁS DEJAREMOS DE SER ESCLAVOS.
 
Albi


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