2011-07-24 — 12:00:00 AM — ESCRITOR 

‘Cuba, qué linda es Cuba, quien la conoce la quiere más’ reza el estribillo de la canción que compuso el cantautor Eduardo Saborit al conmemorarse el cuadragésimo aniversario de la Revolución Cubana. 

El estribillo de otra canción —‘Cuando salí de Cuba dejé mi vida, dejé mi amor’— es muy popular entre los exiliados cubanos donde quiera se encuentren. Esta guajira lenta, aunque no lo parezca, la compuso el argentino Luis Aguilé, pero, según se dice, sin ninguna motivación política. 

En ambos casos el ritmo nostálgico y alegre al mismo tiempo, pero sobre todo pegajoso, invita a cantar y bailar. No cabe la menor duda de que Cuba, aunque no tenga evidencias que lo comprueben, es el país más musical (si es que cabe el adjetivo) del mundo. 

LA REVOLUCIÓN 

Pues bien, ese país alegre y dicharachero hace 52 años hizo algo que nadie en su sano juicio podría creer: estableció un régimen socialista a 90 millas del imperio más poderoso, más capitalista y más anticomunista que haya existido jamás. 

¿Cuál era el propósito de ese proyecto revolucionario sin precedentes en América? La respuesta es sencilla: desmantelar el sistema de producción empresarial-capitalista, estatizar la economía, consolidar la soberanía nacional, distribuir equitativamente la riqueza, elevar la calidad de vida de la población y formar lo que el Che Guevara denominó ‘el hombre nuevo’. Ni más ni menos. 

La pretensión de dar semejante salto cualitativo, sin quemar las etapas de las que hablaba Marx, sin tomar en cuenta la naturaleza humana, enfrentaría muy pronto dificultades extremas.

Pero, ¿qué causó el supuesto ‘fracaso del modelo cubano? 

EL FACTOR BLOQUEO 

Mucho se insiste en el factor bloqueo. El sabotaje aplicado a un país dependiente, pre-industrializado, carente de una agricultura diversificada, condenado por la tradición, la naturaleza y la cultura a no producir lo que se come, cuyas relaciones políticas y comerciales no pudieron superar el entorno global interdependiente de la economía de nuestro tiempo, viéndose obligado a comprar más de lo que vende, amén del colapso de la Unión Soviética y los países del campo socialista, sin duda jugarían papeles desencadenantes de la crisis de lo que algunos ‘cientistas’ califican como el ‘modelo cubano’. Pero tampoco debe olvidarse que Cuba, además de serlo geográficamente, es una isla rodeada de miseria por todas partes, negada en más de una ocasión hasta por sus iguales en infortunio. Y, como es bien sabido, ‘una golondrina no hace verano’. 

EL FACTOR HUMANO 

Se dice que en el capitalismo los individuos obtienen beneficios según su rapacidad, en el socialismo según su capacidad, en el comunismo según su necesidad. Si eso es así, los cubanos trataron de llegar a la última fase, es decir, gratificar a la población según sus necesidades, fase a la que se llegaría teóricamente cuando la producción de alimentos y otros bienes excedieran la demanda. 

Por otro lado, la sociedad socialista, si se la tomara como ejemplo de laboratorio, ha demostrado una y otra vez que la productividad está vinculada a los incentivos. Es algo inmanente a la naturaleza biopsicosociocultural, de la especie humana. La idea del ‘hombre nuevo’, desinteresado, solidario, ético, responsable, trabajador, a la que se refería el Che, jamás cuajó. El ‘hombre nuevo’ de hoy realmente lo forjó la sociedad de consumo a través del mercado, cuyo mayor aporte ha sido llevar al extremo la noción de ‘hombre lobo del hombre’. 

LOS LOGROS 

Sin embargo, las ventajas en materia de desarrollo humano alcanzada por Cuba, por obra y gracia de la revolución, es reconocida mundialmente. Hasta sus adversarios reconocen sus logros en seguridad social, educación, desarrollo científico, equidad, al igual que en seguridad ciudadana, solidaridad internacional, control del tráfico de drogas y del crimen organizado. En esas áreas supera con creces a muchos países del llamado Primer Mundo, incluyendo Estados Unidos. 

SOCIALISMO EN UN SOLO PAÍS 

Ahora bien, ¿es viable el socialismo en un solo país? La pregunta es pertinente si tomamos en cuenta el entorno geopolítico y neoeconómico. También hay que considerar factores tales como la escasez de recursos naturales y la dependencia tecnológica (a las que difícilmente pueden acceder los países que no aceptan las condiciones impuestas por el sistema capitalista). Nadie puede dejar de reconocer que es un acto heroico tratar de burlar las reglas de una sociedad regida por la economía de mercado, cuyo centro unipolar es cada vez más egoísta, despiadado y agresivo. 

El turismo y otras fuentes, al igual que la relación de los residentes en la Isla con familiares en el exterior, introdujo un factor no previsto: la dolarización subterránea; lo que significa, por ejemplo, que una camarera de hotel gane más que un ingeniero. De igual manera, cobrar sin trabajar, o tener menos beneficios que otros que no agachan el lomo, desmoraliza y desincentiva. Hay ocasiones en las cuales hacer un bien provoca un mal en un mundo regido por relaciones complejas y lo imprevisto. 

Esa es la razón por la cual los cubanos (aunque se diga lo contrario) están obligados a adoptar prácticas atribuidas al capitalismo, a privatizar áreas importantes de la economía, a trasladar la responsabilidad de la producción agrícola a los campesinos otorgándoles tierras estatales, a creer en el emprendimiento, a desactivar los mecanismos que inducen a la sisa, a la baja productividad, al incremento del mercado negro, a fomentar las inversiones privadas y extranjeras. 

LAS METAS 

Lo que busca Cuba con este golpe de timón es propiciar el crecimiento económico sin renunciar a sus logros en salud, educación y justicia social, pero sin dejar de lado el control de la economía y de los principales medios de producción, y sin lesionar la independencia y soberanía nacional. Los cubanos apuestan al cambio de la correlación de fuerzas en el mundo, particularmente en América Latina, ejecutando los cambios que anuncia, para poner en marcha un nuevo comienzo. 

Los cubanos, en realidad, han dado un paso atrás, una vuelta a la noción ‘a cada uno según su capacidad’ con la intención de dar eventualmente dos pasos adelante.