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General: companeras de "jinentours"....
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: carlos305  (Mensaje original) Enviado: 02/12/2012 13:46
siempre la policia preocupada por el bienestar de nuestras jineteras,,,,,,


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Gran Papiyo Enviado: 03/12/2012 03:01

EL AMOR NO DA COSAS

 http://letras.webz.cz/cubanos/elizalde/cosas.htm

A juzgar por el bombardeo informativo de la prensa extranjera todas las cubanas, de una vez, nos dedicamos a la prostitución.

Los titulares de la gran prensa internacional han sido generosos con el tema, y no precisamente para reconocer que este resurgimiento en el país sea consecuencia natural de la crisis económica y el recrudecimiento del bloqueo, sino como especial forma de subversión de la verdad. Las jineteras son utilizadas una y otra vez para intentar demostrar el debilitamiento o la inviabilidad de un sistema que logró extirpar de su espectro social el comercio del sexo. El gran propósito es desilusionar a quienes en el mundo admiran los alcances sociales de una Revolución que entre sus muchas conquistas muestra desde 1959 una ascendente obra por la dignificación de la mujer.

Semejante ensañamiento no es casual ni improvisado. La imagen que venden los grandes medios sobre la prostitución en Cuba está premeditadamente descontextualizada. Para el ciudadano común de cualquier otro país del mundo, la prostituta es el último escalón de la pirámide social, una víctima entre las víctimas más depauperadas de un sistema internacional que induce a ello sin viaje de vuelta. No por gusto, hablando del tema, Eduardo Galeano comparaba la esperanza del pobre en Latinoamérica con una puta estéril de tanto asesinarse personitas en el vientre.

Pero cualquiera con un mínimo de inteligencia y de cercanía a nuestra realidad, se da cuenta de que la mayoría prostituida en este mal repartido planeta, poco tiene que ver con una jinetera cubana. Ni siquiera en una relación como esta que cosifica y devalúa humanamente a la mujer; las cubanas que se dedican al comercio sexual pueden despojarse de valores que pusieron en ellas la Revolución, como la educación, ciertos hábitos de lectura y un nivel de instrucción muchas veces bastante alto, y un sistema de salud gratuito que las protege de enfermedades venéreas, dentales y otras que abundan en ese medio de cualquier país subdesarrollado.

No menos se ha distorsionado la propaganda turística cubana y los fines de esta empresa en el país. Tanto se ha especulado sobre el tema que tal parece que cualquier persona que quiera darse unas vacaciones aquí, ya es sospechoso de querer agenciarse una mulata y se olvida que la mayoría de los turistas que nos llegan vienen en familia, tras un lugar tranquilo y barato.

En todo este río revuelto, por supuesto, hay quien ha tratado de sacar ventajas. No faltan los que compran expresamente turismo sexual a turoperadores de sus países de residencia, porque hábiles tramposos lo promocionan con direcciones o números telefónicos de hermosas «chicas», en contra de las disposiciones del Estado cubano y sus empresas que prohiben este tipo de venta.

Tiempo, una revista española, daba cuenta en septiembre último de una agencia de ese país que ofrecía fiestas para solteros y prostitutas por catálogos. Fuentes de esa entidad aseguraban que las autoridades cubanas recibían una comisión por el negocio, mintiendo descaradamente y protagonizando uno de los más recientes escándalos en que mal intencionadamente se ha vinculado al turismo isleño.

 

Esclavitud contemporánea

Treinta millones de mujeres en el planeta venden hoy su cuerpo. Auspiciados por la Federación Abolicionista Internacional, la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres y la UNESCO, a fines de 1994 representantes de todas las latitudes reconocían que este era un fenómeno al cual no escapaba prácticamente ningún país, declaraban la prostitución como forma contemporánea de esclavitud y revelaban un hecho dramático: hay naciones donde las niñas están siendo incorporadas al mercado sexual desde los tres años.

La pornografía y la explotación infantil, el tráfico de mujeres y la venta sexual no sólo tienen un mercado exitoso, sino que los pronósticos coinciden en que el próximo milenio heredará el oficio más viejo del universo multiplicado en cifras millonarias y el 2000 se perfila como una moderna Babilonia cuyos apetitos y exigencias pondrán definitivamente en crisis la existencia de la vida gregaria

Nada hace suponer que un lustro después las cosas irán mejor; si hoy del dos al tres por ciento de las mujeres trabajadoras de todo el mundo se dedican a la práctica, obligadas por el desempleo, el hambre endémica, las migraciones, las pocas posibilidades de desarrollo, la escasa o nula educación, el predominio del patriarcado, la violencia doméstica que las devalúa ante sus propios ojos, la soledad, entre otras causas.

Los pesimistas augurios tienen que ver más que todo con las limitadas posibilidades de desarrollo económico equilibrado que tiene el futuro inmediato del planeta. Los acontecimientos políticos más recientes no han hecho más que probarlos. Europa del Este exhibe y exporta, tras el desplome de su economía, uno de los mercados más florecientes del meretricio internacional.

Una noticia reciente es de un sarcasmo grosero: Berlín oriental ya tiene prostíbulos administrados por comunas, anuncios lumínicos que promocionan shows pornográficos en vivo, videos y sex shop en una céntrica calle, la Rosa Luxemburgo. El comercio del sexo es para la mayoría de los países más pobres de Asia verdaderos imperios del turismo sexual lo que sustenta sus economías. Y debido al auge de ese turismo que distorsiona la naturaleza misma del viaje por distracción y recreo, la Organización Mundial del Turismo (OMT) estableció en 1993 para sus estados miembros normas un tanto infantiles y que pocos cumplen, aunque la gravedad del fenómeno, como señalan los especialistas, no está en la promoción y práctica de la prostitución asociada o no al turista.

El lado más negativo, –dicen los autores del excelente libro La sexualidad humana–, no es la actividad sexual en sí, sino las lacras que a menudo acompañan este oficio, como la explotación por el crimen organizado, por los chulos, o por ambos a la vez; las enfermedades de transmisión sexual, la drogadicción, los riesgos físicos del sexo ‘manipulado’, las agresiones de los supuestos clientes y la incapacidad para economizar dinero con vistas al futuro.

 

El resurgimiento en Cuba

Con una población de seis millones de habitantes, en 1959 Cuba tenía cien mil prostitutas, de origen campesino el 95 por ciento. En el barrio de Colón, la más célebre zona de tolerancia del país, inició el Gobierno revolucionario un proceso de reinserción social que casi todas las personas vinculadas a este ambiente asumieron de manera voluntaria.

Variantes como la titimanía, la búsqueda de una mejor posición económica mediante una relación interesada y ventajosa, existieron siempre, incluso en los años setenta, cuando era prácticamente inconcebible la remuneración de la práctica sexual y había un rechazo bastante marcado hacia las mujeres que no mantenían relaciones estables. Sin embargo, diez años después empiezan a aparecer los primeros casos de prostitución en la Cuba revolucionaria, como sexo pagado y asociado fundamentalmente al turismo, al vínculo con el extranjero.

Las causas tuvieron que ver; por supuesto, con las que en el último lustro de esa década decidieron el inicio del proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, bruscamente afectado después por los sucesos que conmocionaron al mundo a finales de esa década. Los años noventa en Cuba marcaron el llamado boom de la prostitución que se hizo notar en sus comienzos, más que por la magnitud, por el hecho de que para las generaciones más jóvenes esta era sólo una lejana referencia en el pasado... En este resurgimiento influyó poderosamente, la contracción de las condiciones de vida como consecuencia del derrumbe del socialismo en Europa del Este y los cambios económicos y en las condiciones sociales que, en el territorio nacional, favorecieron la rápida circulación de dólares en la sociedad cubana, al priorizarse el turismo y la apertura al capital extranjero dentro de las estrategias de sobrevivencia del país.

No fue sólo que entraran dólares. Si esto hubiera pasado únicamente por la venta de azúcar; por ejemplo, irían directamente a un canal empresarial y no circularían en el país. Pero al entrar por el turismo, hay una parte que va al sistema estatal y otra que circula libremente gracias a la propina, a los servicios que se ofertan en la economía informal y, en general, al crecimiento de la economía emergente.

Los especialista señalan, sin embargo, que la prostitución actual no es mayoritariamente una estrategia desesperada de sobrevivencia, sino más bien un reflejo del resquebrajamiento de valores espirituales a nivel social –consecuencia lógica de la crisis económica que atravesamos–, que hace tolerable hoy lo inadmisible un tiempo atrás, fortalece el modelo de consumo occidental y resulta consecuente con los diversos niveles de conciencia social y de subjetividad que hacen reaccionar a la gente en direcciones varias ante un mismo problema.

 

¿Qué prostitución tenemos?

Las personas que se dedican a ello tienen relaciones sexuales casi exclusivamente con extranjeros a cambio de una o varias condiciones fijadas o no de antemano. No acostumbran mantener relaciones exclusivas con un hombre (o una mujer), sino que aceptan al que esté dispuesto a pagarles y es esta su mayor fuente de ingreso, aunque en general, no la única. Ejercen la prostitución de manera regular y no se consideran prostitutas (o prostitutos), concepto en sí mismo que les parece denigrante, no así el de jinetera o jinetero que se emparenta más con la categoría de «luchadores» o trabajadores sexuales en la cual se reconocen.

Lo que los impulsa hasta aquí básicamente ha sido la opción de ganar, sin demasiado esfuerzo físico, lo que sustentaría sus modelos de felicidad: una moneda de alto poder adquisitivo en el bolsillo, ropas y zapatos de moda, joyas, cosméticos, comidas, artículos electrodomésticos, paseos, estancias en hoteles y playas, y en no desdeñable medida, la posibilidad de casarse con un extranjero e irse del país.

No siempre sienten rechazo en la comunidad, lo que paradójicamente contrasta con los preceptos éticos que amparan las instituciones estatales y políticas, y con el fuerte rechazo social que tuvo la prostitución en las últimas tres décadas. La familia la suele tolerar, en algunos casos la estimula, comercializa los productos adquiridos tras la venta del sexo e incluso, a veces la llegada de la jinetera a la cuadra se convierte en todo un acontecimiento. Es como si llegara de afuera, me confesaba una prostituta.

La inestabilidad de una práctica a la que no se llega motivada por la pobreza extrema y que por lo general no se practica con frecuencia en la misma semana, condiciona que sea muy inestable y poco predecible la cantidad de individuos que en Cuba ejercen hoy la prostitución. Sin embargo, todas las fuentes que se acercan o estudian el fenómeno reconocen que no es ni remotamente mayoritario en la población cubana y que está además localizado en aquellas zonas de mayor afluencia turística y de inversión extranjera.

Aunque el sistema de salud cubano es de los más eficientes en la prevención y tratamiento de las enfermedades venéreas y del SIDA, no hay hábitos en la población de practicar el sexo seguro a pesar de las campañas y los sistemáticos controles epidemiológicos. Datos recientes del Sanatorio de Santiago de Las Vegas reportaban 53 casos, –44 mujeres y 9 hombres– de seropositivo entre personas que ejercían la prostitución en Ciudad de La Habana, lo que demuestra que en un grupo poblacional relativamente bajo la presencia de este flagelo es notable. La promiscuidad suele ser, por cierto, la antesala de la prostitución.

El servicio que venden los jineteros, proxeneta mediante o no, es el uso de su cuerpo por un plazo que muchas veces expira al amanecer. Nada más lejos de aquella imagen de heroína romántica que ha difundido la literatura y que hoy presentan los grandes medios, sustituyendo la tisis que mató a la dama de las camelias por los fantasmas políticos.

Tal vez lo que une una realidad con otra es que, paradójicamente, en cualquier sitio el mercado del placer es un bazar de insatisfacciones. En una investigación que realicé entre treinta y tres prostitutas y prostitutos cubanos, confirmé que en esta empresa pierden la capacidad de establecer relaciones al margen de un interés material, de enamorarse. Quién se aventura en esa práctica, difícilmente volverá a ser la misma persona, alguien con sensibilidad para mirar con optimismo una vida ajena al dinero y a la vida muelle. El amor no da cosas, me decía una muchacha de diecisiete años, y sólo es bueno si sirve para hacer negocios.

Responsable: Ariel Laurencio Tacoronte
Correo electrónico: laurencio@email.cz

 SALUDOS REVOLUCIONARIOS  

(Gran Papiyo)      



 
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