"El 14 octubre de 1964, mientras Jruschov estaba de vacaciones en la península de Crimea, el Comité Central del Partido se reunió en Moscú. A Jruschov lo invitaron a las últimas sesiones. El líder del país advirtió el complot, pero no podía recurrir a la ayuda de los militares: las Fuerzas Armadas tampoco deseaban que el primer secretario siguiera en su puesto tras las reformas llevadas a cabo en el Ejército y el despido de miles de oficiales experimentados. El comunicado oficial del Comité Central decía que “Nikita Jruschov queda liberado de sus cargos a causa de su avanzada edad y del empeoramiento de su estado de salud”. Sin embargo, el ex líder soviético vivió siete años más, casi recluido en su dacha y sin autorización para dar discursos ni entrevistas.
Su hijo Serguéi registró con una grabadora las memorias de su padre que, sacadas clandestinamente del país, se publicaron en Occidente. En ellas, Jruschov aseguraba no saber nada de las purgas estalinistas de los años 30. Para el ex primer secretario, que había pertenecido al círculo de colaboradores más íntimo de Iósif Stalin, fueron pasados por las armas o aniquilados en los campos de concentración siberianos solo los “enemigos acérrimos del poder soviético”. Se le abrieron los ojos solo después de la muerte de Stalin. Sin embargo, actualmente existen numerosos documentos secretos hechos públicos en los últimos años que prueban la participación de Jruschov en las represalias del régimen en Ucrania, por ejemplo, listas de arrestados firmadas por el futuro mandatario.
"El autor de una de las mejores biografías del político (Khruschev. His Life and Times, “Jruschov. Su vida y tiempo”), el estadounidense William Taubman respondió a la pregunta de cómo los futuros historiadores valorarían su tiempo: “Sin duda serán más condescendientes con él que con Lenin, Stalin o Brezhnev. Por otra parte, está claro que no solo tuvo grandes éxitos, sino también graves errores en todos los campos: en la política, en la economía, en temas personales. Los historiadores valorarán su gobierno como una época de tremendos contrastes”.
Nikita Jruschov está sepultado en Novodévichie, el cementerio más afamado de Moscú, donde hay erigido un impactante monumento en su honor. Se trata de una columna de mármol blanco y negro compuesta de varios bloques de diferentes materiales y formas y coronada por la cabeza en mármol del difunto. Curiosamente el monumento, objeto de admiración de los visitantes del cementerio, es obra del escultor Ernst Neizvestny, quien en su día acusó a Jruschov de no entender nada sobre arte.