Defendió las primeras persecuciones de la cheka en 1918, aunque le disgustó su descontrol y la escasa información sobre las personas que detenía y ejecutaba, en ocasiones bolcheviques.[24] A pesar de lo perjudicial para el Gobierno de la persecución de burgueses esenciales para algunos servicios, como técnicos especializados o médicos, Zinoviev defendió públicamente el 17 de septiembre la necesidad del terror como medida contra el terror contrarrevolucionario en medio de la guerra civil.[25]
Pero ese terror que el defendía tarde o temprano se volvió contra él, y lo terminó ejecutando. Las dictaduras son monstruos que se comen a sus propios creadores, por lo tanto no hay que defenderlas nunca, aunque uno simpatice con sus ideales.