Texto y fotos, Rosa C. Báez
Minutos antes decía a mi querida Acela Caner que me sentía como quinceañera, al lado de las personas que me rodeaban… porque muchos años de historia nos rodeaban, cuando justo la homenajeada se nos acercaba y decía “¡Me siento como si fuera mi fiesta de quince!”…
Y con ese espíritu juvenil que la caracteriza, con esos hermosos ojos que vieron pasar ante sí gloriosos momentos de la historia de Cuba, celebraba sus recién cumplidos 87 años Natalia Revuelta Clews en la Peña que surgiera justo a su sugerencia y que hasta hoy, luego de 8 fructíferos años, continúa conduciendo el historiador Raúl Rodríguez La O.
La presencia de numerosas personalidades de la historia de nuestra Revolución: diplomáticos, generales, historiadores, la biznieta de Juan Gualberto Gómez, la hija de José Luis Tassende, fue el marco propicio para que el Lic. Seriozha Mora Candebat, especialista e investigador del Museo Abel Santamaría, compartiera con los presentes aspectos de la investigación que realiza sobre la vida de Naty, como cariñosamente la conocemos todos: Naty “una cubana con un hermoso historial revolucionario de lealtad a Cuba y al servicio del Movimiento 26 de Julio”.
Con la aguda conducción de Rodríguez La O, Seriosha Mora relató cómo había comenzado este estudio, no exento de dificultades o incomprensiones pero que lleva adelante con la esperanza de convertirlo en un ensayo biográfico.
Así, entre lectura de documentos, algunas certeras acotaciones de Naty que nos retrotraían a los aciagos días en que caían los asaltantes al Moncada, en que sus principales dirigentes guardaban prisión o eran conminados al exilio y su personal contacto con ellos, la correspondencia intercambiada, su admiración por Fidel y Raúl y su disposición de servir siempre a Cuba y la Revolución transcurrieron aquellas horas que nos parecieron demasiado cortas…
“No mucho tiempo antes de crearse el Partido Ortodoxo, en 1947, comencé a motivarme por los asuntos públicos, a hacerme una conciencia sobre la injusticia social, la mala distribución y expoliación de las riquezas de nuestro suelo, el potencial de este país saqueado por la voracidad de tantos vendepatria y malos dirigentes políticos, los “politicianos”. Al surgir Chibás, simpaticé con su contundente consigna “Vergüenza contra dinero” y comencé a seguirle los pasos a la ortodoxia. Mi padre era martiano. Aunque el tronco de mi familia materna fue un inglés mambí, quien decía que no había ido a la guerra para cobrar sus servicios, ya adentrada la República lastrada por la Enmienda Platt, la familia fue apolítica. Por eso no me afilié al partido, pero sí me hice activista, un plano algo más personal.
En la casa oíamos el programa doctrinal de Eddy los domingos por la noche, asistíamos a los mítines, nos quedábamos en la periferia sin buscar contacto con los dirigentes. Me impresionaba favorablemente que figuras principales de la ortodoxia a menudo acudieran acompañados por sus esposas e hijos, y también las mujeres -numéricamente menos- con sus allegados. Era lindo departir con esta gran familia, pues como familia nos sentíamos. Había en la masa ortodoxa una “paz moral”, tal vez como la que en su momento el Generalísimo Máximo Gómez anhelara para Cuba”.
Natalia y Seriosha nos compartieron inolvidables momentos, nos hicieron conocer detalles de la participación de Naty en los sucesos del Moncada, difundiendo en La Habana el Manifiesto que redactara aquél a quien arrebataran la vida en el empeño y al que llamaran “el poeta del Moncada” que naciera hoy hace justamente 84 años, un 14 de diciembre de 1928… y que dijera “La Revolución se declara definitiva, recogiendo el sacrificio inconmensurable de las pasadas generaciones, la voluntad inquebrantable de las presentes generaciones y la vida en bienestar de las generaciones venideras”.
Ojalá que efectivamente, pueda Mora Candebat concluir su ensayo y podamos disfrutar su lectura todos los que admiramos y amamos a su musa, una de las más hermosas y valientes mujeres cubanas que haya conocido.
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