La Habana, Cuba.- Centenares de héroes anónimos protagonizaron el regreso del Presidente Hugo Chávez al Palacio de Miraflores, luego de que un fallido golpe de estado en abril de 2002, intentara derrocar a la Revolución Bolivariana.
El 13 de abril, el entonces Cabo Segundo de la Guardia Nacional Juan Bautista Rodríguez, conoce que en la Base de Turiamo, donde él trabajaba, está preso el Comandante Hugo Chávez.
En exclusiva para Radio Rebelde, el joven narra la historia que conmovió al mundo, desde la sencillez y dignidad de un soldado que confió en la entereza y la fidelidad de su Mandatario.
Juan logra un encuentro con Chávez y entonces le propone que escribiera una nota, desmintiendo la supuesta renuncia y denunciando que era un Presidente preso.
“Se me ocurrió hacerme pasar por un soldado que estaba en contra de Chávez, para saber qué estaba pasando allí. Dije incluso hasta palabrotas vulgares que no puedo repetir, los golpistas se confiaron. Sabía que estaba en el cuartico de enfermería y esperé que saliera el grupo. Entro y me encierro con él para salir de dudas, lo veo con los dos puños encima de un escritorio viejo, lo veo en short, franela, zapatos deportivos. Me impresionó tanto y me digo: Dios mío, qué está pasando aquí. Él se levanta y le digo: Primero que nada mi Comandante, sácame usted de una duda, ¿usted renunció? Entonces me abraza y me dice: hijo, yo no he renunciado, ni renunciaré, estos me van a fusilar, a desaparecer”.
“Entonces, desde mi corazón, le hice el juramento: Mi Comandante, le juro ante Dios, mi Patria y mis hijos que usted sigue siendo mi Comandante, que como sea me fugo de aquí, hágale una nota al pueblo y a su familia y métela dentro de la papelera.”
El Cabo Rodríguez regresa al cuarto de enfermería y busca la nota en el cesto de papeles, mientras Chávez es conducido a un helicóptero que tomará rumbo desconocido. Juan sube a la camioneta para salir de la base de Turiamo. Miente y dice que está cumpliendo órdenes del Jefe de la Base. Entonces se dirige al Batallón de los Paracaidistas, ubicado en Maracay, a casi dos horas de viaje del lugar donde tenían prisionero a Chávez.
“Me presento ante el oficial de guardia y le digo: Mi teniente, estoy cumpliendo una misión de mi Comandante en Jefe. Me responde, te volviste loco, él esta desaparecido, está secuestrado. Le enseño el mensaje. Entonces paso al despacho del Comandante Martínez Hidalgo, quien se emociona y me dice: Gracias, ahora sabemos que esta vivo”.
Ahí comienza la otra parte de esta conmovedora historia, cuando Venezuela y la opinión pública internacional confirman que Chávez ha sido secuestrado. Juan se queda con la carta original y las copias comienzan a ser distribuidas. Luego de un efectivo plan de rescate, Hugo Chávez regresa a Miraflores en la madrugada del domingo 14 de abril de 2002. El Presidente habla a su pueblo, y luego, al agradecer a los soldados que lo liberaron, el primer abrazo es para el Cabo Rodríguez.
“Él me pregunta, hijo, ¿cómo lo hiciste?. Y le entrego la nota original, pero "me dice: esta te pertenece, es tuya.”
A la pregunta de esta reportera acerca de si temió, si dudó en algún momento, Juan no vacila en responder: “En el momento de esa acción anónima, sin protagonismo, no sentí miedo, sino indignación sobre lo que estaba ocurriendo. Tenía una responsabilidad con mi Patria y mi pueblo”.
Hoy Juan Bautista Rodríguez cumple nuevas tareas dentro de la Revolución Bolivariana. Venezuela, Cuba y el mundo lo recordarán siempre, como el joven soldado que en la base de Turiamo, el 13 de abril de 2002, le propuso a Chávez escribir una nota para denunciar su secuestro y confirmar al mundo la lealtad del líder hacia su pueblo.