El amor no enciende lo altos restaurantes ni los oscuros cinematográficos. El amor no está en las grandes y pequeñas fiestas, en lujos, modas y veloces automóviles. El amor no estuvo en la palabra caída de los cielos ni colmó sus naves arrodillado en las iglesias. El amor no florece en las ventiscas de la carne y menos en los bancos y las casas de empeño.
Sólo en los combates que se libran, en la organizada plenitud del hombre, en el día de los obreros anda el amor alegremente Y aquella que limpia un fusil a tu lado, que decide el corazón en el reparto clandestino o prende la mecha de la molotov: quien no se detenga en la primera lágrima tómala por mujer y razón de lucha, por bandera, raíz y honda llamarada.