En ocasión del Día Internacional del Migrante, proclamado por las Naciones Unidas el 18 de diciembre, la Federación Sindical Mundial publica el siguiente extracto del “Pacto de Atenas”, resolución del 16º Congreso Sindical Mundial, donde participaron 828 delegados de 101 países del mundo:
“La inmigración es un fenómeno que se refiere al movimiento geográfico de parte de la población. En la mayoría de los casos, especialmente aquellos a los que nos referimos, las razones para el desplazamiento son o bien económicas y sociales que tienen que ver con los inmigrantes económicos, o bien sociales y políticas que tienen que ver con los refugiados políticos. En cada caso, aproximadamente 200 millones de personas son expatriados ya sea permanente o periódicamente buscando trabajo, mientras que la crisis creará nuevas oleadas de inmigrantes. Los inmigrantes constituyen la parte más cruelmente explotada de la clase obrera, son manipulados con facilidad, son los más vulnerables al terror, a la presión a no organizarse en sindicatos, al miedo a hacer valer sus derechos.
En la actualidad, los inmigrantes que llegan a un país toman los trabajos rechazados por la población local. Las condiciones espantosas de trabajo son rutina. El terror a la amenaza de deportación es usada predominantemente por los empresarios. Los inmigrantes son víctimas de aventureros y peligrosos elementos que consideran la legalización de sus documentos como un juego, algo que cada estado, y no es fruto de la casualidad, demora, niega o pide exorbitantes sumas de dinero para legalizar los documentos de los inmigrantes que trabajan en el país. El racismo y la xenofobia, los ataques y amenazas son parte de la vida cotidiana en todas las sociedades capitalistas que explotan el fenómeno de la inmigración como chivo expiatorio de las consecuencias de las políticas impopulares y la necesidad del capital de obtener beneficios.
De hecho, la fuerza de trabajo por el derecho internacional por ejemplo en Europa (Bolkestein, etc.) es tratada como una pelota en manos de los empleadores. Dondequiera que hubiera desarrollo, especialmente en décadas anteriores, y la fuerza de trabajo cuantitativa o cualitativamente no cubra las necesidades de los monopolios internacionales o multinacionales, la afluencia de inmigrantes laborales comenzó tanto legal como ilegalmente, a menudo con acuerdos entre estados, con concesiones o sin ellas.
En la mayoría de los casos cualquier convenio colectivo general de salario ha sido usurpado y a los inmigrantes se les paga salarios más bajos incluso que el salario mínimo, no tienen derechos laborales, seguro o atención médica. Los inmigrantes a menudo son víctimas de amenazas e intimidaciones y ni tan siquiera tienen conciencia de sus derechos en el país que los acoge, o de como entrar en contacto con el movimiento sindical. El ejemplo de Japón es típico, cuyo desarrollo se aparejó con la baja tasa de natalidad necesitando de la afluencia de trabajadores cualificados. También en Australia debido a la falta de mano de obra cualificada en la década anterior hubo una amplia afluencia de trabajadores inmigrantes o trabajadores que estaban temporalmente en el país para cubrir algunas de las necesidades del desarrollo capitalista de los monopolios transnacionales.
En algunos países del Golfo Pérsico como los Emiratos Árabes, Arabia Saudí, Qatar, etc. los inmigrantes económicos son personas sin derechos. En EE.UU. las grandes luchas de los inmigrantes muestran el tamaño y la intensidad del problema.
Al contrario, en condiciones de recesión se intensifica el ataque antipopular sobre los derechos de los trabajadores y el esfuerzo concomitante por reducir los costos de la mano de obra hace que los inmigrantes sean desechados y perseguidos.
En Europa, el ejemplo de Francia es el más flagrante. Francia ha sido una potencia colonial imperialista con conquistas predadoras en casi la mitad del continente africano durante décadas. Los ricos recursos de África han sustentado el crecimiento de Francia, el país que denominábamos en el pasado el “motor impulsor del capitalismo”. Las olas de inmigración de las colonias africanas hacia la “metrópolis” eran de esperar. En la última década la realidad política trazada por el gobierno francés para esta población, de gueto, está empeorando día a día.
Hoy Europa se ha convertido en una fortaleza inexpugnable de actitud policial hacia los inmigrantes.
En general, la absoluta dominación del imperialismo, los gobiernos europeos, el Banco Mundial y el FMI han causado en África durante treinta años oleadas importantes de inmigración. Otro problema muy importante es el de la inmigración interna que en algunos países, especialmente en los grandes, es importante y similar al de la inmigración. Por ejemplo, en la India los inmigrantes interestatales, como ellos los denominan, reciben el mismo tratamiento, por parte de los empresarios, que el que reciben otros inmigrantes y son víctimas del racismo y la xenofobia.
Junto con los agudos problemas de los inmigrantes también tenemos que ocuparnos del problema de las personas sin hogar. En los Estados Unidos, Europa y Asia la crisis económica es la causa de que muchos trabajadores pierdan sus viviendas. Ellos son las personas sin hogar, durmiendo en las calles y bajo los puentes.
La Federación Sindical Mundial con su posición internacionalista de principios sólo puede responder que los trabajadores son trabajadores donde quiera que vivan, en el país en que nacieron o al que llegaron. Deben tener los mismos derechos laborales y sociales que todos los trabajadores en el país. Los convenios colectivos deben ser respetados para cada trabajador. Con esta reivindicación los inmigrantes no serán usados como el ariete de destrucción de los logros laborales del movimiento obrero, ni se convertirán en víctimas de los empleadores.
La FSM lucha con solidaridad internacionalista por la unidad de los trabajadores sin distinción de color, raza, sexo, nacionalidad, u origen. Le damos prioridad a la lucha contra la xenofobia, el racismo y la discriminación, la exclusión, y contra todas las teorías fascistas. Luchamos por asegurar que los inmigrantes participen activamente en el movimiento sindical y obrero, que sean elegidos en cargos de dirección. Cada federación clasista debe tener un comité de inmigrantes que pueda ofrecer asesoramiento legal, sindical e incluso político para los inmigrantes que lo necesitan.
La FSM ha hecho referencia a todos estos temas en conferencias, discursos y actividades de todos los organismos internacionales (UNESCO, OIT y Naciones Unidas). Nuestras intervenciones en estas organizaciones pueden y deben ser más intensas.
La FSM hace un llamado para la abolición de todas las leyes anti-inmigrantes; para la abolición de la “tercerización” que recuerda la época medieval y la esclavitud.”