Situación de los recursos hídricos en Cuba
Breve historia
En la pseudorrepública, al igual que otros recursos y servicios, el agua y el saneamiento estaban severamente desatendidos.
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Sólo existían trece pequeños embalses, dedicados principalmente al riego de la caña y al abastecimiento a la población, con una capacidad de 48 millones de metros cúbicos de agua. Con relación al abastecimiento a la población, de 300 núcleos urbanos 144 contaban con acueducto (48 %), por lo que tenían acceso al agua por tubería 3,3 millones de habitantes. El agua suministrada por esos acueductos se estimaba en 200 millones de metros cúbicos por año, y recibían potabilización sólo 50 %, aproximadamente.
En ese momento funcionaban dieciséis instalaciones de cloración y cuatro plantas potabilizadoras. El número de alcantarillados era de doce sistemas parciales y existía
una planta depuradora de aguas residuales. En áreas rurales y de montaña estos servicios eran desconocidos por la población y no aparecían ni en las promesas políticas, ni en los planes de acción de la época. Los altos indicadores de hambre, desnutrición, enfermedades endémicas, muertes de niños al nacer o muy prematuras, y alrededor de cincuenta años como expectativa de vida para la población adulta, se asociaban comúnmente a la falta de calidad del agua y a la falta de saneamiento.
Los datos descritos (lamentablemente hoy reiterados en los países del Sur y en las poblaciones marginadas de los países del Norte) resultaban un obstáculo que se debe vencer para poder llevar a cabo los planes de crecimiento económico y de desarrollo social del Gobierno revolucionario, que desde que tomó el poder en 1959 aprobó nuevas leyes
y emprendió una dinámica política de cambios dirigida a transformar la cruel realidad que prevalecía en campos y ciudades, y con ello favorecer a la población más desposeída y liquidar la injusticia, la pobreza y la inequidad que sufrían más de 50 % de los ciudadanos que vivían en condiciones de pobreza extrema y sin perspectivas para resolver sus problemas.
Las nuevas leyes y las políticas dirigidas al cambio fueron rechazadas en el mismo 1959 por la burguesía nacional y por su socio histórico, el imperialismo yanqui. El gobierno de los Estados Unidos tomó rápidas medidas para asfixiar económicamente a la naciente Revolución Cubana, y después de organizar la contrarrevolución interna invadió el país
por Girón, en abril de 1962.
Sumado a ello, el país sufrió intensas sequías en 1961 y 1962 que afectaron al sector agropecuario, primer rublo económico del país, y a la pujante Ley de Reforma Agraria, suscrita para establecer el orden y la justicia en el campo cubano y sentar las bases del futuro desarrollo económico y social del país. A esas sequías le siguió el arribo del ciclón Flora en octubre de 1963, evento considerado hasta hoy como el mayor desastre natural que ha azotado a Cuba, porque resultó un demoledor y doloroso golpe de la naturaleza en momentos en que se acentuaba la lucha en defensa de la Revolución y por la edificación de la nueva sociedad.
La dolorosa pérdida de más de mil doscientas vidas, los cuantiosos daños producidos en la agricultura y la ganadería, y la destrucción de miles de viviendas, carreteras y múltiples obras, sumados a las indescriptibles escenas de terror, desolación y muerte de la población por causa de las inundaciones, acentuaron el papel estratégico del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos y de la Defensa Civil, nuevas instituciones creadas por el Gobierno revolucionario en 1962.
Estos hechos fueron determinantes para el nacimiento de la «voluntad hidráulica», según lo expresara Fidel en 1963: «el año pasado se nos hizo a nosotros muy evidente que era necesario crear una voluntad hidráulica, una preocupación por la hidráulica».
Al referirse al Flora, Fidel señaló que «libraremos una verdadera batalla con la naturaleza, protegeremos el país de estas miserias y dolores, y convertiremos lo que hoy es centro de devastación y muerte en centro de incalculables riquezas para el país. (...). En fin, lo que nosotros planteamos es represar todos los ríos y no volverá a haber inundaciones. Cuando llueva mucho en vez de ocurrir una desgracia para el país, será una suerte, porque entonces llenaremos todas las represas y tendremos agua abundante, una agricultura segura, sobre la base del regadío».
Voluntad hidráulica
Con ese nombre Cuba impulsó un rápido y sólido movimiento que creó capacidades humanas, infraestructura y mecanismos que hoy ponen al país en una posición privilegiada para enfrentar los fenómenos de excesos (inundaciones producto de tormentas y ciclones) o falta de agua (sequías) y sus secuelas de destrucción y muerte.
Embalses, canales magistrales, obras de protección, estaciones de bombeo para el abasto de agua, acueductos y alcantarillados en la ciudad y en el campo, desarrollo de la hidroenergía, instituciones de I+D, educación, capacitación y divulgación, personal calificado, instrumentos jurídicos y hoy un pujante movimiento de perfeccionamiento empresarial han sido creados e impulsados por la voluntad hidráulica, que en la actualidad constituye la parte esencial de las fortalezas que posee el sector agua en Cuba para servir de sostén al desarrollo económico-social, a la protección de la sociedad, el medio ambiente y la economía, y al mejoramiento de la calidad y seguridad de la vida humana.
Fortalezas del sector agua
A continuación se relacionan algunas de las fortalezas del sector agua en Cuba:
Institucionalización
El papel fundamental del agua para el desarrollo de la sociedad es reconocido en varios documentos oficiales cubanos:
–La Constitución de la República, que establece el carácter soberano de su acción sobre el medio ambiente y los recursos naturales, y reconoce que las aguas son propiedad estatal socialista.
–La Ley promulgada en 1962 que creó el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), responsabilizado en dirigir, ejecutar y controlar la aplicación de la política del Estado y el Gobierno en el sector agua.
–La Ley del Medio Ambiente, que caracteriza el protagonismo del INRH como institución controladora de las acciones dirigidas a la gestión de las aguas terrestres.
–El Decreto Ley de las Aguas Terrestres, que complementa, desarrolla y precisa los preceptos que aparecen en las leyes anteriores. Va dirigido, entre otros propósitos, a lograr un aprovechamiento y uso racional de las aguas terrestres y hacer sostenibles los servicios de abastecimiento y preservación del agua. Este Decreto Ley precisa las facultades, obligaciones y funciones del INRH.
–El Decreto Ley 114, del 6 de junio de1989, que reasume al INRH como un órgano de la Administración Central del Estado con el fin de perfeccionar, potenciar y jerarquizar la rectoría de los recursos hidráulicos en el país y hacer cumplir la política del Estado y Gobierno cubanos relacionada con los recursos hidráulicos.
Obras hidráulicas
Como respuesta a los objetivos de la voluntad hidráulica se desarrolló un amplio plan para crear la infraestructura hidráulica del país, que hoy cuenta con 241 presas (almacenan más de 9 km3 y pueden entregar 78 %), 730 embalses menores de 3 hm3, 60 derivadoras, 780 km de canales magistrales y 8 grandes estaciones de bombeo para el trasvase,
1 300 km de diques y 1 010 km de canales (obras contra inundaciones).
Estas obras hidráulicas permiten que el país disponga anualmente de 13,7 km3 de agua disponibles (1 220 m3 por persona); o sea, 57 % del total de los recursos hídricos aprovechables.
A partir de 1995 se desarrolla un amplio y efectivo plan de acciones dirigido a elevar la capacidad operacional y de calidad de las obras antes mencionadas, con el propósito de que alcancen un nivel de excelencia. A mediados de 2002 ya estaban declaradas obras excelentes 134 presas (56 %), 47 derivadoras (78 %), 186 km de canales (24 %) y cuatro grandes estaciones de bombeo (50 %).
Acueductos y saneamiento ambiental
Los indicadores alcanzados en estos importantes servicios para la población constituyen hasta hoy un sueño irrealizable para los países del Sur, así como para 30-50 % de la población de muchos países del mundo. El trabajo realizado en Cuba permite dar cobertura de abasto de agua a más de 95 % de la población y la de saneamiento
a 94,3 %. Esta cobertura se logra al abastecer 1 705 hm3 de agua a través de casi
19 000 km de tuberías (entre redes y conductoras) y 2,6 millones de conexiones intradomiciliarias; y, además, se somete a potabilización 97,4 % del total del agua suministrada. La cloración alcanza 99 %. El país cuenta con 875 acueductos en el sector urbano y 1 849 en el sector rural.
Los lugares con servicio de alcantarillado ascienden a 559, y dan cobertura a casi cinco millones de personas en el sector urbano; y un millón, en el rural. Las aguas residuales se evacuan a través de 5 000 km de tuberías, y alcanzan los 592 hm3, de los cuales cerca de 50 % reciben tratamiento de depuración en 10 plantas de residuales y 564 lagunas de oxidación.
En estas actividades merecen señalarse el trabajo y los resultados alcanzados durante la crisis económica de los años noventa. En este período se terminaron, modernizaron o se ampliaron importantes obras (presas, conductoras, potabilizadoras, redes, emisarios, etcétera.), que han permitido incrementar significativamente la cantidad de nuevos usuarios y mejorar el abastecimiento a otros.
Por citar algunos ejemplos, pueden señalarse la modernización y ampliación del acueducto en la capital, la solución al abastecimiento parcial o total en las ciudades de Manzanillo, Cabaiguán, Santiago de Cuba, Guantánamo, y las importantes obras que hoy se ejecutan para enfrentar la sequía que afecta a las ciudades de Holguín, Camagüey y Las Tunas. Muy importante también resultan los nuevos acueductos para dar cobertura al desarrollo del turismo en Cayo Coco, Cayo Largo del Sur, Varadero, Santa Lucía y zonas turísticas en las provincias de Holguín y Santa Clara, entre otras.
De todo el esfuerzo realizado después de los noventa, el más impresionante por su impacto social es el desarrollo del Programa de Acueductos Rurales. Hasta finales de 2001 se habían construido 3 220 acueductos rurales, que han beneficiado a casi dos millones de personas. En áreas de montaña (Plan Turquino), desde 1996 hasta 2001 se construyeron 426 acueductos, que han beneficiado a más de ciento ochenta y dos mil pobladores, lo que eleva su calidad de vida y posibilita su permanencia en esas zonas, para asegurar importantes rubros de la economía, como la producción de café y cacao,
el sector forestal, la protección del medio ambiente, la flora y la fauna.
Hidroenergía
Para impulsar el uso de las fuentes renovables de energía se han construido 175 estaciones, de ellas 138 microcentrales con más de 3 000 kW de potencia instalada, 32 minicentrales con más de 4 000 kW de potencia y cinco pequeñas centrales con más de 7 300 kW de potencia.
Estas instalaciones produjeron 39 000 MWh en 2002, de los cuales 15 % beneficia a más de 25 000 personas y a más de 500 objetivos económicos y sociales, y 85 % restante se integra al SEN. Actualmente están en fase de montaje seis nuevas pequeñas centrales que permitirán elevar el potencial existente en 1,5 veces. El Gobierno tiene programado incentivar este programa, que potencialmente puede alcanzar una producción de más de 1,2 millones de MWh y con ello ahorrarle cada año al país 350 000 toneladas de fuel oil.
Redes de monitoreo
Para controlar importantes indicadores cuantitativos y cualitativos de las aguas subterráneas y superficiales, así como diferentes y variables del ciclo hidrológico, se cuenta con más de 2 000 puntos de observaciones pluviométricas y 168 pluviográficas,
12 estaciones climáticas y 46 hidrométricas, 2 450 pozos de observación de aguas subterráneas, 2 165 estaciones de monitoreo, control y vigilancia de la calidad del agua,
y 82 laboratorios que con diferentes programas apoyan el trabajo de monitoreo.
Personal calificado
Para desarrollar la política de la Revolución en el sector fue necesaria la formación del personal de alta calificación y otros niveles técnico-profesionales. En 1960 se creó la carrera de Ingeniería Hidráulica y paralelamente se trabaja en la formación de hidrotécnicos y técnicos medios en diferentes especialidades. El INRH creó dos escuelas para la capacitación de sus trabajadores, y mediante la información y documentación permanentes se mantiene actualizado al personal vinculado con el sector, que hoy cuenta con más de treinta mil trabajadores, de los cuales 40 % posee nivel universitario o técnico profesional, y el personal restante está bien capacitado para su desempeño. Esto permite a Cuba brindar su cooperación en decenas de países del Sur, donde cientos de especialistas cubanos han prestado y prestan actualmente su cooperación, en variadas ramas y especialidades de los recursos hidráulicos.
Desafíos
Pese a las fortalezas señaladas, el sector hidráulico en Cuba enfrenta importantes desafíos:
–Más de medio millón de personas aún no poseen agua servida, 6 % la reciben en pipas (muy costosas y dependientes del transporte) y más de 10 % la poseen de fácil acceso (no intradomiciliaria). En los próximos años la disponibilidad per cápita de agua se reducirá de 1 200 a 900 m3.
–La agricultura transforma sus sistemas de producción intensiva en sistemas de proceso, más de doscientas mil pequeñas fincas aplican prácticas fitotécnicas y agrotécnicas que tienden a lo sustentable, pero no marcha a igual ritmo la adopción de tecnologías para el uso, manejo y administración del agua para riego. Cada año la agricultura tiene pérdidas millonarias en todo el país debidas a fallas en la germinación de la semilla, poblaciones insuficientes y bajos rendimientos y calidad de los cultivos.
–En la ganadería alrededor de 0,7 millones de bovinos tienen que ser trasladados cada año en la época de menores precipitaciones, con las consiguientes pérdidas de peso y de sus indicadores reproductivos.
–La frecuencia de años con déficit moderados o severos de lluvias en el acumulado anual se duplicó en los últimos treinta años en comparación con los treinta años precedentes, lo que redujo el período de retorno de este fenómeno negativo de 5 a 2,5 años, con un aumento de la persistencia. Los años severos aumentaron aún más su frecuencia de uno a cuatro veces cada veinticinco años, al comparar los períodos antes señalados. La situación reiterada en los últimos años de falta de precipitaciones que han sufrido los territorios de las cinco provincias orientales y la de Camagüey, alertan sobre este peligro.
El abasto de agua es un fuerte y significativo consumidor de energía eléctrica y combustible, lo que la hace vulnerable a las fluctuaciones de su disponibilidad y precios, que han resultado traumáticos para la débil economía del país desde la década de los noventa hasta nuestros días.
Los aspectos climáticos y económicos señalados, unidos a la reanimación y el perfeccionamiento de la sociedad y su economía, y los cambios en la estructura, tenencia y sistemas de producción diversificados en el sector agropecuario imponen una nueva visión sobre el abasto y uso eficiente y sostenible del agua.
Otros retos que pueden señalarse son los siguientes:
–Continuar y acelerar el proceso de perfeccionamiento empresarial, dirigido a reorganizar y modernizar el sector, y preservar la equidad del acceso a los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento.
–Continuar aplicando la gestión integrada de los recursos hídricos y mejorar la eficiencia de la infraestructura, su conservación y la aplicación de técnicas eficientes.
–Promover mecanismos financieros internacionales que respalden el esfuerzo que realiza el país en el sector hidráulico y acrecentar la presencia de Cuba en instituciones internacionales, para favorecer el acceso a nuevas tecnologías, procedimientos eficientes y bancos de datos, y en general a los avances para la sostenibilidad del sector.
Esta nueva visión señala la aspiración de que la totalidad de la población disponga del agua necesaria en cantidad y calidad, que el agua se utilice con máxima eficiencia y se garantice la producción de alimentos y otros productos industriales.
Debe ser un desafío convertir la industria del agua en productora de energía eléctrica y no en consumidora, y utilizar a la vez y al máximo el suministro del agua por gravedad, y al mismo tiempo garantizar el abastecimiento de agua en cualquier contingencia de desastres naturales o provocados por el hombre.
Los tres artículos relacionados con los recursos hídricos en el mundo, América Latina y el Caribe, y Cuba forman parte del libro inédito Energía, agua y transferencia de tecnología, de Juan José Paretas, Leopoldo Gallardo, Mirtha López, Alejandro Montecinos y Enrico Turrini. La obra se encuentra en proceso de edición por la Editorial CUBASOLAR y se presenta como un Manual de transferencia de tecnología popular para el abastecimiento de agua y el saneamiento ambiental en zonas rurales y periurbanas, con la utilización de fuentes renovables de energía. |