Desde 2012 se pagará, por un lado, un impuesto inmobiliario y, por otro, una tasa retributiva de los servicios de ABL y mantenimiento de los sumideros. Los aumentos llegarían, en algunos casos, hasta el 300 por ciento.
En una discusión que se prolongó hasta las dos de la madrugada de ayer, la Legislatura porteña aprobó un aumento en el ABL que rondará el 66 por ciento en promedio. El aumento se votó en el marco de un paquete de medidas económicas que acompañaron el Presupuesto 2012, la ley tarifaria y la ley fiscal. También incluye la modificación de la Carta Orgánica del Banco Ciudad para la creación de un fondo fiduciario que se destinaría a obras con fines sociales, bajo control del Ministerio de Hacienda porteño, y la obtención de un “crédito puente” que le va a permitir al gobierno porteño emitir bonos por 200 millones de dólares, que se suman a los 500 millones aprobados en octubre.
Aunque la ley fiscal contó con 50 votos positivos en lo general –al igual que la tarifaria– y sólo fue rechazada por el bloque Proyecto Sur, los puntos referentes al aumento del ABL fueron acompañados únicamente por la Coalición Cívica, el monobloque socialista y uno de los dos diputados del bloque Encuentro Progresista, al igual que el endeudamiento. El Presupuesto, de más de 37.000 millones de pesos, fue acompañado en lo general por la UCR, el ibarrismo, el FpV, el denarvaísmo y parte de la CC. Los cambios en el Banco Ciudad fueron apoyados por el FpV, el ibarrismo, parte del sabbatellismo y la CC.
Qué cambió en el ABL
Hasta ayer, el cálculo de ABL se realizaba multiplicando el valor fiscal de los inmuebles por un coeficiente de zona. A partir de la sanción de la nueva ley fiscal, la contribución de ABL se dividió en dos. Desde 2012, se pagará, por un lado, un impuesto inmobiliario y, por otro, una tasa retributiva de los servicios de alumbrado, barrido, limpieza y mantenimiento de los sumideros. Los dos se van a seguir cobrando en la misma boleta.
Con el objetivo de actualizar el ABL al valor de los inmuebles en el mercado, las dos alícuotas se van a calcular en base a una Valuación Fiscal Homogénea (VFH), equivalente al 20 por ciento del valor del inmueble. De acuerdo con los fundamentos del oficialismo porteño, la VFH logrará reflejar las características del suelo, su uso, la ubicación geográfica, la accesibilidad y la constructividad de los inmuebles de la ciudad. De ese modo, la VFH de una vivienda de 100 mil dólares, sería de 20 mil dólares. Sobre la VFH se aplica una Unidad de Sustentabilidad Contributiva, que multiplica por cuatro la VFH antes de aplicar las alícuotas. Por lo tanto, las alícuotas de una casa de 100 mil dólares se aplican sobre un valor de 80 mil dólares.
Sobre esa base, la tasa correspondiente a los servicios de alumbrado, barrido, limpieza y mantenimiento de los sumideros será de 0,5 por ciento, y el impuesto sobre el valor de mercado de los inmuebles comprenderá una cuota fija de entre 600 y 6300 pesos por año –de acuerdo al valor de la propiedad– y una suma variable de entre el 0,4 por ciento y el 0,7 por ciento. La alícuota total se irá incrementando proporcionalmente según la relación entre la valuación fiscal y la valuación real de cada inmueble. De acuerdo con las estimaciones del director de la Agencia Gubernamental de Ingresos Públicos, Carlos Walter, el impacto sobre la recaudación porteña será de 924 millones, el equivalente a un 66 por ciento. Ese mismo porcentaje expresa el aumento promedio del impuesto para cada propiedad, aunque algunos legisladores opositores hablan de un 80 por ciento. Las subas llegarían en algunos casos hasta el 300 por ciento. “Estimamos que el service para que los vecinos conozcan el aumento de su casa estará terminado para fines de enero y principios de febrero”, señaló el funcionario al ser consultado por los plazos en los que la información de cada caso puntual aparecerá en la web de la Ciudad. Según fuentes de esa agencia, el aumento comenzará a cobrarse en marzo.
Las críticas opositoras
No es equitativo, debería ser más gradual, impactará negativamente sobre la economía, no contempla los ingresos, promueve la constructividad. Esas fueron algunas de las críticas que la oposición le dedicó al aumento. Si bien desde la mayoría de los bloques reconocieron un desfasaje entre el ABL y el valor real de las propiedades, todos los que votaron en contra de la reforma cuestionaron la forma en la que se modificó la ley fiscal.
El ibarrista Eduardo Epszteyn consideró que como la suba del valor de los inmuebles es proporcionalmente mayor a la de los salarios, el aumento tendrá un impacto negativo sobre la actividad económica. “No es equitativo porque no se hizo el estudio casa por casa”, agregó. En la misma tónica se manifestó Francisco “Tito” Nenna, del FpV: “Cambiar el impuesto sin tocar las alícuotas es meter la mano en el bolsillo de los vecinos”, afirmó. El diputado Gonzalo Ruanova, de Nuevo Encuentro, criticó el proyecto por considerarlo demasiado súbito. “Hay que cambiar el ABL, pero esta variación debería haber sido más gradual”, afirmó. Desde Proyecto Sur, Rafael Gentili cuestionó la medida por premiar, en nuevo cálculo, la máxima constructividad de los terrenos.