Artur Mas ha diseñado un ejecutivo fuertemente condicionado por su pacto con Esquerra Republicana y con el objetivo de dar prioridad absoluta a la preparación de la consulta soberanista sin perder de vista la más que delicada situación financiera de la Generalitat. Y por si la cuadratura del círculo no fuera ya bastante complicada, ha tenido que compensar a Unió Democràtica de Catalunya, incómoda con el pacto con Esquerra. Estos factores y la voluntad de Artur Mas de premiar a su entorno más fiel ha desembocado en un Gobierno con 12 consejeros, uno más que en la anterior legislatura.
A continuación, las principales claves:
La consulta, prioridad absoluta. Mas ha querido visualizar la importancia de la consulta soberanista que CiU y ERC quieren impulsar en 2014 creando un departamento de Presidencia sobre el que pilotará este proyecto. Francesc Homs, hasta ahora portavoz y secretario de Presidencia, será el titular del departamento, que tiene bajo su tutela la jugosa área de Exteriores.
Premio al núcleo duro de Mas. Los dos principales escuderos de Artur Mas en el anterior Gobierno, Francesc Homs y Germà Gordó, tendrán un departamento cada uno. Homs mantendrá las atribuciones que ya tenía como Secretario de Presidencia e incorpora Exteriores en el nuevo departamento de Presidencia. Germà Gordó se ocupará de Justicia.
Guiño social a ERC. Además de exigir que se dé prioridad a la consulta, los republicanos han pedido un giro social al nuevo Gobierno. Mas ha respondido con el nombramiento de dos nuevos consejeros que proceden del llamado sector socialdemócrata de Convergència, hasta ahora muy apartado del poder. Se trata de la diputada Neus Munté y del alcalde de Figueres, Santi Vila.
Duran mantiene el pulso. Unió Democràtica recupera el 25% de la cuota de poder que, en parte perdió en 2010, al ceder un departamento a la independiente Pilar Fernández-Bozal (Justicia). Los democristianos mantienen la vicepresidencia (Joana Ortega), Agricultura (Josep Maria Pelegrí) y ganan un departamento de peso como es Interior, del que se ocupará Ramon Espadaler. Los tres forman parte del núcleo de confianza más estricto de Josep Antoni Duran i Lleida.
Apartar a un consejero incómodo. El polémico consejero de Interior de la primera legislatura de Artur Mas se ocupará del área de Empresa a partir de hoy. Lo hace tras la polémica actuación de los Mossos d’Esquadra en la última huelga general. Pese a ser uno de los dirigentes de Convergència que lleva más años defendiendo postulados independentistas, Puig no forma parte del núcleo duro de confianza del presidente.
Confianza total en Mas-Colell. El consejero de Economía repite en el puesto tras dos años de duros ajustes presupuestarios y con un ajuste adicional a la vista cercano a los 4.000 millones. Bien visto por Esquerra Republicana, Mas-Colell será el encargado de intentar flexibilizar el objetivo de déficit de Cataluña.
Confianza en el ideólogo del "Estado propio". El consejero de Cultura, Ferran Mascarell, se mantiene en su puesto tras haber ganado peso político con sus aportaciones ideológicas al discurso de Artur Mas sobre el "Estado propio" y el proceso soberanista". Mascarell, exdirigente socialista, se ha posicionado como uno de los principales defensores de la necesidad de que la Generalitat cree "Estructuras de estado" para allanar el camino a la independencia.