Los paramilitares de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC),
desmovilizados desde 2005 por el gobierno de Álvaro Uribe, han confesado
la ejecución de 1.046 masacres, de acuerdo con el informe presentado
por la Unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía neogranadina, a propósito
del séptimo año de la entrada en vigencia de la llamada Ley de Justicia
y Paz.
El informe detalla que los integrantes de las AUC confesaron 39.546
crímenes, que dejaron 51.906 víctimas. Entre los delitos hay registrados
25.757 asesinatos y 773 torturas.
Los reclutamientos forzados contabilizados ascienden a 1.618; las
desapariciones forzadas admitidas por los paramilitares fueron 3.551.
Además, confesaron 1.168 extorsiones, 1.916 secuestros, 96
violaciones sexuales y tan sólo 65 acciones de tráfico de drogas. Los
desplazamientos forzados reconocidos arribaron a 11.132. Los
beneficiados por la amnistía también revelaron la localización de casi
4.000 fosas comunes.
Los 31.000 desmovilizados confesaron complicidad por parte de 1.124
políticos, 1.023 militares y 393 servidores públicos neogranadinos.
Una de las denuncias más polémicas de complicidad fue la hecha por el
exjefe de las AUC, Salvatore Mancuso, extraditado a Estados Unidos,
quien reiteró que se reunió con el expresidente Álvaro Uribe antes de
2002, cuando era gobernador de Antioquia.
Mancuso informó que la reunión ocurrió en la finca Ubérrimo,
localizada en Córdoba, propiedad de la familia del exmandatario. El
paramilitar fue llevado por el entonces jefe de Policía del
departamento, Raúl Suárez.
No se trata de la primera denuncia contra Álvaro Uribe por vínculos
con el paramilitarismo y el narcotráfico. En mayo de 2012 el mismo
Mancuso contó que contribuyó con la reelección del exjefe de Estado en
2006.
Fuente: Laradiodelsur-Albatv/MCZ