«Tercera potencia mundial». «Foco de riqueza». «Una de las naciones más desarrolladas del mundo». Según el exministro de Exteriores Joschka Fischer, «campeón mundial de las exportaciones». El motor de Europa en tiempos de crisis, Alemania, se frena. Así lo demuestra un menú de instituciones y expertos que certifican que la locomotora del euro se ha estancado: su crecimiento se encuentra en caída libre, el desempleo aumenta, la producción industrial disminuye y la recuperación se extiende ahora más allá de 2014.
Tras la Segunda Guerra Mundial y sumergirse en una aguda crisis postbélica, Alemania volvió a reconstruirse tal y como lo hiciera después de la Primera Guerra. Y lo hizo a tal velocidad vertiginosa que dio lugar al fenómeno histórico conocido como «milagro alemán». La calidad de los productos alemanes nunca perdió su renombre a nivel mundial, y la República se impuso en menos de una década como primera potencia económica de Europa, posición que ha conservado hasta no hace mucho.
Un dato decisivo en el cambio de esta categoría ha sido la producción industrial que según la oficina de estadísticas de la Unión Europea (Eurostat) ha caído en catorce países de la eurozona: en los 17 países que comparten el euro la producción industrial cayó un 1,4% en octubre. Alemania comienza a sufrir las consecuencias de estrangular a sus clientes meridionales descendiendo un 2,4%, una de las cuatro caídas intermensuales más pronunciadas junto a Estonia (-5.3%), Holanda (-4.7%) y Eslovaquia (-3,9%).
Crecimiento en caída libre
En el último trimestre, la economía alemana creció tan solo un 0,2% y muchas empresas están retrasando sus decisiones de inversión y contratación de personal en vista del incierto panorama. Según el Ministerio de Economía, este país se volverá a debilitar en los tres últimos meses de 2012: «Un entorno complicado continuado a nivel internacional, y en particular a nivel europeo, ha ralentizado el crecimiento de la economía alemana durante el año y es probable que se debilite aún más en el último trimestre», ha indicado el ministerio.
Apenas un día después que el Banco Central Europeo recortara la previsión de crecimiento para el año próximo en toda la Eurozona -debido precisamente a las peores perspectivas de crecimiento de los países centrales de la UE, como Alemania, Francia y Holanda-, el Bundesbank revisó drásticamente a la baja su previsión de crecimiento para la locomotora de Europa para este año hasta el 0,7%, frente al pronóstico anterior que era de un punto porcentual. Además: ha vaciado las previsiones para 2013, al advertir que el año que viene la economía alemana no crecerá un 1,6%, como se estimaba el pasado mes de junio, sino solamente un 0,4%. Por su parte, el IFO coincide con el Bundesbank en que el aumento del Producto Interior Bruto (PIB) será este año de un 0,7%.
El banco alemán aplaza la salida de la actual crisis a partir de 2014, para cuando espera un incremento del PIB del 1,9%, siempre que se solucionen los actuales problemas de la Eurozona: «Dada la difícil situación económica en algunos países de la zona euro y la incertidumbre generalizada, el crecimiento económico será peor de lo que se calculaba antes», explica el Bundesbank en un comunicado. La entidad ha advertido de que si la evolución de la economía incumple las expectativas o se intensifica la crisis de deuda en algunos países, el crecimiento del PIB será probablemente menor de lo previsto.
Por su parte, el consejo asesor del Gobierno alemán en asuntos económicos es más optimista, una pizca más optimista: los llamados «cinco sabios» -en referencia al grupo de prestigiosos economistas formados por Peter Bofinger, Claudia M. Buch, Lars P. Feld, Wolfgang Franz y Christoph Schmidt- han pronosticado recientemente que la economía alemana crecerá un 0,8% tanto este año como el que viene.
El constante descenso del paro en Alemania ha sido el himno en este país, orgullo y certificación del milagro. Sin embargo, al estancamiento del PIB alemán se sumaría un repunte del desempleo -que hasta ahora ha demostrado una importante capacidad de resistencia ante la crisis-, que podría situar la tasa de paro en el 7,2% el próximo año. El IFO confirma los pronósticos del Bundesbank: el desempleo subirá levemente durante el próximo año, desde 2,90 millones de parados actuales hasta los 2,96, «aunque seguirá en valores mínimos, tanto en la comparación histórica como en relación a otros países del continente». Según el Bundesbank, en 2014 el paro se contraerá y volverá a situarse en el 7%.
El Gobierno federal ha ido más allá: cree que el desempleo no se reducirá más de manera apreciable en los próximos años y que su tasa se mantendrá estable alrededor del 7,0 % de la población activa en Alemania. Es lo que se desprende del informe sobre pensiones para el periodo 2012 a 2016: frente a cálculos anteriores que preveían en ese periodo una reducción del desempleo de hasta 250.000 personas más, las nuevas estimaciones de los técnicos gubernamentales cuentan con que solo se recortará en 40.000 personas. Las estimaciones de Berlín calculan que el número de desempleados en Alemania será en 2016 de 2,85 millones de personas y que en 2012 se alcanzará una media de parados de 2,9 millones.
Los brotes verdes
La causa principal de este frenazo son los efectos de la crisis de deuda de la Eurozona, que limitan las exportaciones de Alemania; en este sentido, el Bundesbank ha aconsejado ahondar en los esfuerzos por reforzar las ventas a países emergentes como Rusia, China y los países del Este.
Tras el «bache de invierno», ha explicado Sinn, en el que la economía alemana va a rozar el estancamiento, el PIB recuperará dinamismo gracias al repunte de las exportaciones a países no pertenecientes a la UE, al consumo privado y a las inversiones en bienes de equipo. Weidmann, por su parte, también ve la luz al final del túnel: «Es bastante probable que la zona euro se recupere antes de lo esperado y que la economía global se acelere con mayor rapidez de lo contemplado en estas proyecciones, lo que permitiría a Alemania aprovechar oportunidades adicionales de crecimiento» ha dicho el presidente del Bundesbank.
Finalmente, según el economista del Commerzbank Ralph Solveen: «la demanda interna solo se dará vuelta cuando la incertidumbre entre las empresas sobre el destino del euro se haya disipado, lo que llevará a aumentar la inversión nuevamente».