Y los caceroludos siguen caceroleando.

Ha pasado el tiempo desde que parte de la prensa comenzó a hablar de polarización en la opinión pública sobre la política —como si eso fuese algo intrínsecamente malo—. Hoy vuelve la Fragata Libertad después de haber sido ilegalmente retenida en el puerto de Ghana. Y de haber sido liberada, como correspondía, por vía judicial. Una parte importante de nuestra población está evidentemente enojada por este desenlace que benefició a la Argentina. De la misma forma que lamentan que el fallo del juez norteamericano Thomas Griesa, que favorecía al mismo grupo inversor, haya sido puesto en suspenso tras la apelación. Estas posturas que cierto sector de la prensa trata de disfrazar de polarización, simplemente no lo es. La polarización no incluye, o no explica, que una parte de la población (y de los exponentes políticos) actúe en contra de sus propios intereses. O que festeje eventos que la perjudican en forma directa o indirecta. La polarización tampoco explica que un grupo de personas proteste por el intento de embargo de la Fragata Libertad, y más tarde ese mismo grupo proteste por el regreso de la Fragata a nuestro país. La polarización no explica la estupidez.

La farándula política

Ya sugerí en el párrafo anterior que la polarización per se no es mala. La fanatización de la opinión es lo que realmente no aporta algo positivo a la política. Porque en materia ideología existe una escala de posiciones que incluye extremos y cercanías. Es decir, no todo par de ideas se contrapone como extremos irreconciliables. Algunas ideas lo son, pero otras pueden armonizarse aún en la diferencia.

En los últimos años vimos como algunos personajes reconocidos en el medio artístico se lanzaban a hacer públicas sus opiniones políticas. Y lamentablemente no estuvimos a la altura de las circunstancias, y no pudimos apreciar este hecho como algo positivo sin anteponer nuestra propia ideología. No supimos aceptar que el hecho de que personajes públicos ajenos a la política nos contaran qué pensaban sobre la política, era positivo en sí mismo independientemente de que su posición coincidiera con la nuestra. Y mayormente la gente pasó a juzgar a estos personajes en función de su ideología. Llegando al extremo ridículo de torcer lo que se pensaba ellos artísticamente, en función de la coincidencia política. Los casos emblemáticos, creo, son Florencia Peña y Ricardo Darín. Ya que protagonizaron los eventos más resonantes, cada uno en su momento. Y por partida doble en el caso de Peña, ya que también generó polémica cuando aceptó trabajar en el programa de Marcelo Tinelli en Canal 13.

Sin ahondar en detalles sobre cuan infantil es esta actitud. Prefiero limitarme a decir que es una virtud poder diferenciar al artista de su ideología. Y es una virtud de quien juzga al artista, mucho más allá del artista mismo.

La política vedette

Hermes Binner, Mauricio Macri, Ricardo Alfonsín, y la cúpula de la Iglesia piden reconciliación. Pero es sólo una postura poco creíble, y esto queda expuesto sobre todo porque mientras mucha gente festeja el regreso de la Fragata, estos personajes sobresalientes de la oposición no se presentaron en la recepción a pesar de ser públicamente invitados. No es llamativo entonces que la intención de voto en las últimas encuestas para Binner y Macri no supere el 11% en ningún caso. Está claro que ellos subestiman al pueblo, adoptando posturas incoherentes. Diciendo una cosa, y haciendo otra. Son víctimas del oportunismo desmedido, que los lleva a salir a hacer declaraciones apresuradas apenas ocurren los eventos. Y con el tiempo, se ven obligados a contradecir sus afirmaciones con hechos contrarios a ellas. Porque simplemente no contemplaron que era mejor guardar silencio por un tiempo, para ver el devenir de los eventos. Los apura todo el tiempo el titular de Clarín, o de La Nación. Los medios hegemónicos siguen llevándose puesta a la oposición. Sigue usando a esos políticos para que lleven al pueblo, el mensaje de un multimedio monopólico que en el pasado apoyó un golpe cívicomilitar contra el pueblo Argentino. Y estos políticos en lugar de darse cuenta de lo mucho que los perjudica esa postura, la mantienen através del tiempo. Tal vez porque estos políticos han perdido el rumbo. O bien porque tienen una alianza con la corporación de medios o sus intereses.