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General: Amilcar Cabral ... asesinado el 20 de Enero de 1973 .-
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 21/01/2013 13:53 |
Amílcar Cabral, el visionario
Guin Guin Bali
El 20 de enero de 1973 fue asesinado el destacado líder Amílcar Cabral en un atentado ejecutado por agentes a las órdenes del régimen fascista de Portugal, que intentó frenar con su muerte la guerra de liberación del pueblo guineano.
Amílcar Cabral junto a Fidel en Cuba, en una foto de 1966.
Fundador del Partido Africano para la Independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde (PAIGC), Amílcar cayó abatido en las oficinas de esa organización en Conakry, capital de la vecina República de Guinea, cuando preparaba una decisiva etapa de la lucha emancipadora.
El máximo dirigente del PAIGC no sólo fue un eminente estratega en el enfrentamiento al régimen portugués, sino igualmente un lúcido pensador; sus ideas y escritos rebasaron el marco local y abarcaron el ámbito continental.
Es considerado un estudioso de la realidad política y social de África; sus análisis le llevaron a desentrañar la naturaleza de los problemas que acuciaban al continente, originados por el sistema esclavista primero y el posterior régimen colonial.
Armado de esa fortaleza ideológica, expuso la situación de África y del pueblo guineano y caboverdiano en las más diversas tribunas. En 1966 participó en la Conferencia Tricontinental celebrada en La Habana, un evento que reunió a importantes líderes del Tercer Mundo.
Portugal llegó a Guinea Bissau y al archipiélago de Cabo Verde, situado a 300 kilómetros de las costas occidentales, en el siglo XV. La trata de esclavos se extendió hasta 1840 en ambos territorios y le siguió la colonia.
La presencia portuguesa jamás fue aceptada de manera pacífica, de distintas formas se hizo resistencia al ocupante extranjero: primero se luchó por reformas y después por la independencia. El movimiento de liberación ganó más fuerza tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
PASOS INICIALES
Amílcar Cabral nació el 12 de septiembre de 1924 en Bafatá, un modesto pueblo no lejos del cuartel de Babadinca, la mayor instalación militar del ejército portugués en el Frente Este; se graduó en la especialidad de agronomía y bien temprano mostró rechazo al dominio colonial.
Desde 1954 la idea de vertebrar la lucha anticolonial en Guinea Bissau y las islas de Cabo Verde tomó cuerpo. El joven agrónomo despuntó como el guía principal de ese movimiento que aglutinó a hombres decididos a romper el yugo colonial.
El 19 de septiembre de 1956, Amílcar, junto con un pequeño grupo de compañeros, celebró una reunión secreta en la que se fundó el PAIGC, que llevaría el peso de la lucha armada contra el colonialismo.
La organización desarrolló inicialmente sus actividades en los centros urbanos y más tarde las extendió a las zonas rurales; la obstinación de las autoridades lusitanas, de mantener el obsoleto sistema colonial, no dejó otro camino que la insurrección.
El 3 de agosto de 1959 comenzó la lucha de liberación nacional. En esa oportunidad, obreros del muelle Pidjiguití, en el puerto de Bissau, decretaron la primera huelga organizada por el PAIGC.
Policías, militares y residentes colonialistas se enfrentaron a los manifestantes y dispararon contra ellos, causando 50 muertos y más de cien heridos.
Al mes siguiente, el 19 de septiembre de 1959, tuvo lugar una conferencia clandestina que planteó la preparación de la lucha armada y la politización de las zonas rurales.
Amílcar y demás dirigentes del PAIGC, sacando lecciones de la matanza de Pidjiguití decidieron pasar a la acción directa, y en 1961, en ocasión de celebrarse el segundo aniversario de la masacre obrera, realizaron las primeras acciones guerrilleras, acompañadas por actos de sabotaje a empresas portuguesas.
Desde 1964, fecha en que tuvo lugar en las zonas liberadas del sur el primer Congreso del PAIGC, la lucha entró en una nueva etapa de progreso en todos los campos con la creación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), y de centros de enseñanza para educar a los niños y los jóvenes.
Frente a la acción revolucionaria, el régimen colonialista incrementó sus efectivos militares y desató una mayor represalia en las zonas urbanas; el PAIGC anunció en 1966 que había liberado más del 50 % del territorio.
En esa oportunidad las fuerzas coloniales alcanzaron la cifra de 25 mil hombres, que significaba 25 veces más que en 1961. La lucha adquirió un nuevo cariz; el PAIGC pasó a la ofensiva y los grupos guerrilleros se transformaron en ejércitos regulares con el empleo de morteros, cañones y bazukas.
LA GRAN OBRA
En los momentos en que cayó asesinado, Amílcar preparaba minuciosamente lo que se denominó el acto más importante en la vida política del país, la proclamación del Estado de Guinea Bissau en las zonas liberadas de Madina Boé.
Estimaba que ese acto elevaría la lucha independentista a un nuevo nivel que obtendría el reconocimiento de numerosos países de África y otras zonas del mundo, al considerarse a Guinea Bissau un Estado libre con una parte de su territorio ocupado por fuerzas coloniales extranjeras.
Esa estrategia dio sus frutos: el 24 de septiembre de 1973, el mismo año de la muerte de Amílcar, se proclamó el Estado de Guinea Bissau, reconocido de inmediato por países africanos, de Asia y América Latina.
Fue un golpe político efectivo, que causaría el colapso del colonialismo en Guinea Bissau y Cabo Verde. Cinco siglos de dominio portugués finalizaron. Amílcar Cabral quedaría como Héroe Nacional, y su nombre está inscrito junto al de otros próceres independentistas de África.
(Tomado de Rebelión) |
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Amílcar Cabral
Fundamentos y objetivos de la liberación nacional en relación con la estructura social
Pensamiento Crítico, Habana, marzo-abril de 1967, número 2-3, páginas 3-23
Nuestra agenda de trabajo incluye temas cuyo relieve e importancia son indiscutibles y en los cuales sobresale una preocupación dominante: la lucha. Observamos, no obstante, que un tipo de lucha que consideramos fundamental, no ha sido mencionado de una manera expresa en este programa, aunque tengamos la certeza de que ha estado presente en el espíritu de los que lo elaboraron. Nos referimos aquí a la lucha contra nuestras debilidades. Admitimos que otros casos difieran de los nuestros; pero nuestra experiencia nos enseña que en el cuadro general de la lucha cotidiana, sean cuales fueren las dificultades creadas por el enemigo, esta lucha contra nosotros mismos es la más dificil, tanto en el presente como en el futuro de nuestros pueblos. Esta lucha es la expresión de las contradicciones internas de la realidad económica, social y cultural (por tanto histórica) de cada uno de nuestros países. Estamos convencidos de que cualquier revolución nacional o social que no posea como base fundamental el conocimiento de esta realidad, corre graves riesgos de ser condenada al fracaso.
Cuando el pueblo africano afirma en su lenguaje sencillo, que «por caliente que esté el agua de la fuente no cocerá tu arroz», enuncia, con singular simplicidad, un principio fundamental no sólo de Física, sino también de Ciencia política. Sabemos en efecto que el desarrollo de un fenómeno en movimiento, cualquiera que fuese su condicionamiento exterior, depende principalmente de sus características internas. Sabemos también que, en el plano político, –aun en el caso de que la realidad ajena sea más bella y atrayente– nuestra propia realidad sólo puede ser verdaderamente transformada, basándonos en su conocimiento concreto, en nuestros esfuerzos y nuestros propios sacrificios. Vale la pena recordar en este medio tricontinental, donde las experiencias y los ejemplos abundan, que, por grande que sea la semejanza de los presentes casos y la identidad de nuestros enemigos, la liberación nacional y la revolución social no son mercancías de exportación, son, –y cada día más– el producto de la elaboración local, nacional, más o menos influido por factores exteriores (favorables), pero esencialmente determinado y condicionado por la realidad histórica de cada pueblo, y consolidado por la victoria o la solución correcta de las contradicciones internas entre las diversas categorías que caracterizan esta realidad. El éxito de la revolución cubana, que se desarrolla a algunas centenas de kilómetros de la mayor fuerza imperialista y antisocialista de todos los tiempos, nos parece ser en su contenido y en su forma de evolución, una ilustración práctica y concluyente de la validez del principio mencionado anteriormente. |
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