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General: Raúl Castro justifica la pena de muerte en Cuba
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 29/01/2013 12:05 |
Raúl Castro justifica la pena de muerte en Cuba
El presidente cubano Raúl Castro justificó la pena de muerte en su país durante su intervención en la cumbre de Santiago de Chile.
Última actualización: 28 DE ENERO DE 2013 11:20 | por DPA
El presidente de Cuba, Raúl Castro, justificó este lunes la existencia de la pena de muerte en la isla ante sus socios de la Celac, en su intervención en Santiago de Chile.
Al defender una "batalla a sangre y fuego" al narcotráfico en un momento de improvisación en su discurso, Castro advirtió: "Nuestras leyes permiten la pena de muerte. Está suspendida, pero ahí está de reserva, porque una vez la suspendimos y lo único que hicimos con ello fue estimular las agresiones y los sabotajes contra mi país".
El presidente cubano asume hoy la presidencia pro témpore de la Celac, una organización que nació en diciembre de 2011 aglutinando a todos los países de América, con la excepción de Estados Unidos y Canadá.
En su intervención en el plenario, Castro homenajeó además el "extraordinario liderazgo" de Hugo Chávez, convaleciente en La Habana de la última operación a la que sometió, el 11 de diciembre, por el cáncer que padece, y quien pese a su ausencia ha acaparado gran atención en Santiago de Chile.
"Desde aquí le reiteramos a Chávez nuestro afecto, respeto y admiración, al igual que a su valiente pueblo, que lucha por la mayor suma de estabilidad política, seguridad social y felicidad", manifestó Castro.
El presidente cubano denunció que Chávez y su gobierno se enfrentan a una "continua campaña del Imperio", en referencia a Estados Unidos, y aseguró que el pueblo venezolano y los dirigentes chavistas "están dando un ejemplo de lealtad, convicción y seguridad".
Sobre la Celac, el líder cubano, de 81 años, hizo una defensa cerrada como un espacio diverso pero común, que permite a la región avanzar en su "independencia" y en el control de sus recursos naturales.
Recordó no obstante que la pobreza sigue siendo un problema en la región. "No podemos olvidar que 170 millones de latinoamericanos y caribeños viven en la pobreza", señaló, y llamó a la Celac a crear un concepto propio de cooperación para luchar contra ello.
Por otro lado, Castro responsabilizó a los países desarrollados de la crisis internacional actual y del avance del cambio climático, ante el que les falta "voluntad", dijo.
"El orden económico internacional es injusto y excluyente, atrapado en una crisis global a la que, por ahora, no se vislumbra solución. El cambio climático avanza inexorable ante la falta de voluntad política de los gobiernos de los países desarrollados", aseguró.
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Mario Benedetti: Condenar a la isla y apoyar la guerra es una "hipocresía asquerosa"
La Jornada
Abril del 2003
"También los gobernantes progresistas se equivocan", dice
El escritor uruguayo Mario Benedetti discrepó este domingo con su colega portugués José Saramago, y explicó que a pesar de no compartir la aplicación de la pena de muerte en ningún país, incluido Cuba, no es hora de "borrarse" del apoyo a la revolución cubana.
Además, calificó de "hipocresía asquerosa" que gobernantes que han apoyado a Estados Unidos en una invasión "asesina" a Irak, se indignen ahora por la ejecución de los tres principales secuestradores de una lancha de pasajeros en Cuba el pasado 11 de abril.
En entrevista publicada hoy por el diario montevideano La República, el escritor habló también sobre los procesamientos a más de 70 disidentes cubanos, a principios de este mes.
Sobre estos episodios señaló que "hay dos opiniones de gente respetable y progresista, uno es Saramago y otro (el escritor uruguayo Eduardo) Galeano", estimó Benedetti.
"Me encuentro mucho más cerca de la posición de Galeano que de la de Saramago. Este es un hombre progresista pero europeo y desde Europa las cosas se ven diferentes que como las percibimos los latinamericanos", indicó.
El escritor portugués, premio Nobel de Literatura, "puede tener razón en algunas cosas, sin embargo, me parece que el problema no es como para borrarse totalmente del apoyo a Cuba", dijo.
Saramago se desmarcó de la revolución cubana después de las ejecuciones, en un artículo publicado en el diario español El País bajo el título "Hasta aquí he llegado". Galeano, por su parte, sostuvo que la pena de muerte no puede tener justificación, "se aplique donde se aplique", y que las condenas a disidentes son "malas noticias, noticias tristes, que mucho duelen para quienes creemos que (...) la libertad y la justicia marchan juntas o no marchan".
Benedetti precisó que "siempre he estado contra la pena de muerte, en cualquier país del mundo, por tanto estoy contra la pena de muerte en Cuba".
"En alguna ocasión que pude hablar con Fidel Castro le dije mi opinión sobre el tema y agregué: si ustedes dejan de utilizar la pena de muerte como castigo posible, dejarían a Estados Unidos completamente solo en el continente con la pena de muerte y sería una cosa de mucho efecto que beneficiaría a la revolución cubana", confesó. "Evidentemente no me llevaron el apunte. Creo que ha sido un error, también los gobernantes progresistas se equivocan. Lo veo como una equivocación de Fidel Castro, no tanto a los que metieron presos, pues aparentemente estaban conspirando en conexión con el encargado de la oficina de intereses estadunidenses".
Sobre las reacciones de indignación por las ejecuciones en Cuba, Benedetti recordó que en Estados Unidos "hay ejecuciones casi todas las semanas, a veces de menores, por supuesto de hispanos y negros, que siempre tienen la preferencia. "Los gobernantes que han apoyado a Estados Unidos en su invasión asesina a Irak, y ahora se golpean el pecho democrático indignados porque en Cuba se ejecutó a tres secuestradores, resulta de una hipocresía asquerosa."
Explicó entonces que "se puede estar contra los fusilamientos en Cuba, yo lo estoy, pero tengo la conciencia tranquila porque estuve absolutamente en contra de la invasión a Irak".
Añadió además que no hay correspondencia entre el "escandalete" armado cuando el "tan condenable" atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001, que dejó tres mil víctimas, y silenciar que en Hiroshima y Nagasaki el lanzamiento de la bomba atómica por parte de Estados Unidos dejó casi 400 mil muertos.
"De modo que hay una hipocresía generalizada que va junto con la famosa globalización, y eso es lo que me indigna", insistió.
Pero también reiteró que "en los 79 procesados puede haber documentos motivos (sic) como para que se los condene, pero lo que no puedo tragar son las tres ejecuciones. Pienso que por tantos años ahí en el poder, le debe ser difícil al propio Fidel Castro mantener la serenidad."
"Es difícil, porque son más de 40 años de aguantar los ataques, las invasiones (...) Lamento que en este caso el gobierno cubano no haya tenido la suficiente serenidad para aguantar este otro agravio", comentó.
Además, el escritor criticó al presidente urugayo, Jorge Batlle, cuyo gobierno impulsó el proyecto de resolución contra Cuba de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, junto a Perú, Costa Rica y Nicaragua, recientemente aprobado.
"En medio de toda esta situación va nuestro presidente a hablar con (George W.) Bush. Es tremendo pues va a darle un apretón de manos a un asesino", lamentó Benedetti, al comentar el viaje de Batlle a Estados Unidos.
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El presidente de Cuba, Raúl Castro, justificó este lunes la existencia de la pena de muerte en la isla ante sus socios de la Celac, en su intervención en Santiago de Chile.
Al defender una "batalla a sangre y fuego" al narcotráfico en un momento de improvisación en su discurso, Castro advirtió: "Nuestras leyes permiten la pena de muerte. Está suspendida, pero ahí está de reserva, porque una vez la suspendimos y lo único que hicimos con ello fue estimular las agresiones y los sabotajes contra mi país".
Claro y también sirve para sacarse de encima a algunos ex compañeros de ruta que se volvieron díscolos, como el autor de la primer reforma agraria cubana y ex ministro de agricultura de Castro Sorí Marín:
Sorí Marín: La rueda de la historia en marcha atrás
Enviado por ei en Abril 20, 2010
Por Arnaldo M. Fernández
Anda por ahí el jueguito lingüístico de discernir entre disidencia «socialista» y oposición «anticastrista», como reflejo de la corta memoria histórica que no alcanza a percibir la disidencia anticastrista dentro del propio Movimiento Revolucionario 26 de Julio. Por aquello de las efemérides podemos traer a colación al comandante Humberto Sorí Marín, auditor del Ejército Rebelde y titular de Agricultura del primer gobierno revolucionario, fusilado (abril 20, 1961) por delitos «contrarrevolucionarios» tras ser apresado en la casa número 110 de la calle 186 en el Reparto Siboney (entonces Marianao en vez de La Lisa).
Sorí Marín pasó fácil de auditor al puesto ministerial (enero 6, 1959) porque, además de haberle montado a Castro los consejos de guerra en territorio bajo control de la guerrilla, se encargó de administrar el ganado y el café e intervino en la concepción de la Ley de Reforma Agraria (octubre 10, 1958) del Ejército Rebelde (que con ella se reservó la propiedad y la cúspide del Pico Turquino). Solo que Castro dejaría a Sorí Marín prácticamente fuera de la otra Ley de Reforma Agraria (mayo 17, 1959), la grande, a la cual incorporó hasta sus ocurrencias durante el viaje a la Comandancia de la Sierra Maestra, donde se proclamaría simbólicamente sin la presencia del ministro del ramo.
La cartera de Agricultura dejó tiempo libre a Sorí Marín para presidir el juicio circense (récord Guinness) contra Jesús Sosa Blanco, Ricardo Luis Grau y Pedro Morejón (enero 23-24, 1959), el Tribunal Superior de Apelaciones de Ciudad Libertad y el Tribunal Revolucionario de La Cabaña, adonde también compareció como testigo de cargo en el curioso caso del abogado Conrado Bonet Ramírez, quien tuvo la ocurrencia de vestirse de primer teniente del Ejército Rebelde para ir a la oficina de Sorí Marín y pedirle ubicación como auditor. Sorí Marín también dejó constituido (enero 30, 1959) el Consejo Superior de Guerra, para resolver las apelaciones de los condenados a muerte por los tribunales revolucionarios.
A la postre todo ese tinglado justiciero que Sorí Marín había montado se retorció contra él: en la Causa 152 (1961) el fiscal Fernando Flores Ibarra pidió la pena capital y el tribunal, bajo la presidencia del primer teniente Pelayo Fernández-Rubio Cardoso, alias Pelayito Paredón, terminó imponiéndola (abril 18). El Consejo Superior de Guerra ratificó enseguida la sentencia, que se ejecutó por fusilamiento y sin publicidad en fortaleza militar, como disponía el Código de Defensa Social.
-Foto: © Enrique Meneses. En el combate de Pino del Agua (febrero 14, 1957) Castro pide por escrito al jefe adversario que se rinda. Al centro, de pie, Humberto Sorí Marín, quien asegura que después de esta acción empezó a concebirse la reforma agraria de 1958.
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