Piedad Córdoba, la valiente mujer colombiana que se ha convertido en el referente ético y progresista para millones de colombianos por su entereza, coherencia, compromiso y tenacidad, ha sido escogida como blanco preferido de retorcidos individuos que mediante la manipulación de procedimientos, oscuros y bárbaros, la quieren destruir, para que no les siga desestabilizando su nefasto dominio político.
En ese negro propósito coinciden Alejandro Ordóñez, el Procurador General de la Republica, las Águilas Negras emblema de las Bandas Criminales que integran expolicias y exmilitares (uribistas) del Estado y Juan Carlos Pinzón, el actual Ministro de Defensa del señor Santos.
A. Ordoñez, un retardatario santadereano en toda la línea, aferrado a doctrinas religiosas desuetas y reaccionarias, las cuales le sirven de fundamento para sus fraudulentos pronunciamientos disciplinarios y regresivas determinaciones sociales, ha hecho de la persecución a Piedad Córdoba un oficio cotidiano en el alto cargo que ostenta. Mediante la manipulación de indicios judiciales y el arreglo de "pruebas" policiales que han sido descalificadas por expertos magistrados de la Sala Penal de la Corte, aceleró pronunciamientos disciplinarios con el fin de despojar de su investidura a Piedad Córdoba como Senadora de la Republica, cargo que ha ejercido muchos años, destacándose por la seriedad y diligencia en el cumplimiento de sus tareas de representación democratica. En explicito concierto con las camarillas uribistas de extrema derecha, ha llegado hasta el punto de inhabilitar casi de por vida a la dirigente para que no pueda de ejercer cargos en ninguna institución publica colombiana. Así que por cuenta de este despreciable abogado, Piedad Córdoba está haciendo el recorrido que en otros momentos debieron hacer seres humanos como Gandhi, Mandela, Martín Luther King y cientos de luchadores por los derechos de los humildes. Honor que le hace.
Lo curioso es que al tiempo que se da dicho procedimiento disciplinario, una de las mas poderosas bandas criminales, las Águilas Negras, integrada por exmiembros de la Fuerza Pública, ha implementado un tenebroso plan para asesinarla con la utilización de sofisticada tecnología de punta. Uno de los individuos comprometidos en los planes ya le ha contado a la Prensa los detalles incluidos para lograr el magnicidio promovido por Hernando Medina, un exoficial del Ejército, autor de la muerte de Manuel Cepeda, quien ha recibido financiación de militares retirados de alto rango, empeñados en la eliminación de la Senadora.
Pero lo más curioso es que este 26 de julio el doctor Juan C. Pinzón, hijo de un General de la Republica, actual Ministro de Defensa, ha pedido que se judicialice a Piedad por el solo hecho de haber ido hasta Miranda, Cáuca, con el fin de dar su apoyo y solidaridad a los indigenas y campesinos víctimas de la guerra y el militarismo de atropello que promueve el señor Santos y su incompetente y mediocre Ministro, en la región, el que muchos senadores y políticos piden sea destituido por su abierta ignorancia en asuntos militares y de orden publico.
Estos tres jinetes del odio quieren ver a la dirigente muerta, inhabilitada,encarcelada, marginada, ignorada y desconocida por la sencilla razón de que se convirtió en la fuerza de los pobres, de los indigenas, de los campesinos, de los obreros y de millones de colombianos que piden a gritos paz, justicia y equidad para la nación. En el dolor de cabeza de las poderosas oligarquías dominantes.
Pero, estan muy equivocados. Estos demonios no pasaran. Piedad no tiene reversa. Está hecha del mejor y superior material humano y tendrán que padecer su voz, sus denuncias y su heroica lucha por transformar de raíz esta Nación.
Hay que brindar toda la solidaridad y apoyo a Piedad Córdoba, que es nuestra hermana en la lucha por una nueva Colombia, por una Colombia que se puso en Marcha Patriótica para alcanzar la segunda y definitiva independencia.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes
Está como puto el chapetón quico porque Chávez ya advirtió a Repsol que lo que es con Argentina es con Venezuela .... en el caso de una demanda .- Y claro que toma partido por la trasnacional española en lugar de hacerlo por Chávez .... a quien ha querido muy dubitativamente .-
CARACAS (Reuters) - El presidente venezolano, Hugo Chávez, instó el lunes a la petrolera Repsol a buscar un pacto amistoso con Argentina por la expropiación de su filial en ese país y evitar la vía judicial que podría enturbiar las relaciones de la firma española con Venezuela, donde tiene multimillonarias inversiones.
Repsol se prepara para una larga batalla legal contra Argentina, a la que reclama una compensación de 10.000 millones de dólares luego de que el Gobierno de Cristina Fernández tomara YPF en abril alegando que la matriz española hacía pocas inversiones en el país.
"Les aconsejaría que lo pensaran muy bien, porque deberían buscar un arreglo amistoso con un país hermano de nosotros", dijo el mandatario tras recibir al ministro argentino de Planificación, Julio de Vido, en Caracas.
"Repsol tiene aquí fuertes inversiones y queremos que siga teniéndolas, ahora, en un ambiente de cordialidad y de entendimiento y de respeto a la soberanía de las repúblicas", agregó Chávez, quien ha nacionalizado amplios sectores de la economía venezolana en sus 14 años en el poder.
La compañía española integra un consorcio junto con la malasia Petronas y la india ONGC para explotar el Bloque Carabobo I en la Faja Petrolífera del Orinoco, la mayor reserva mundial de crudo, con una inversión estimada de unos 15.000 millones de dólares.
El bloque, donde la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) ostenta un 60 por ciento, tendría unas reservas de 31 millones de barriles de crudo pesado y un potencial de producción de 400.000 barriles por día (bpd).
Además, Repsol desarrolla en sociedad con la italiana ENI y PDVSA el importante campo de gas costa afuera Perla, con unas reservas estimadas de 15 billones de pies cúbicos de gas. También tiene participación minoritaria en varios campos petroleros maduros.
Venezuela enfrenta a más de una veintena de arbitrajes internacionales por la oleada de estatizaciones que inició Chávez en 2007, incluyendo los de las petroleras estadounidenses Exxon Mobil y ConocoPhillips con las que no llegó a un acuerdo por la toma de sus activos.
Piedad Córdoba ha demostrado su tenacidad, fortaleza en su lucha por la paz de Colombia. Es amiga de Venezuela Bolivariana. La respetamos y la queremos...
Discurso de la senadora Piedad Cordoba en la vereda Calandaima del municipio de Miranda Cauca durante la caravana de apoyo humanitario realizada por el Movimiento Politico Marcha Patriotica debido a que los campesinos de la region desalojaron una base militar que el Ejercito pretendia instalar en la vereda, los campesinos se niegan a desalojar el territorio.
La ultraderecha y sus medios buscan manipular este video, en el que la dirigente de Marcha Patriótica expresa su solidaridad con la resistencia de la población contra la guerra, el 28 de junio.
La paz no tiene reversa ..... escrito por Piedad sobre el secuestro que sufrió por parte de los paras ... y concretamente de su jefe Carlos Castaño .-
DIARIO EL ESPECTADOR CRONICA DEL SECUESTRO Fecha Sunday, 01 August a las 10:54:52 Tema Su Vida
"Ya recogimos el regalo" Por LUIS CAÑÓN M. El aguacero estremecía la tierra, los árboles parecían columpios, Piedad creía que el rancho se iba a desplomar y el techo de paja le iba a caer encima. Llovió sin tregua entre las diez de la noche del sábado y las tres de la mañana de ese domingo 30 de mayo. Recién escampó, cuando ella entredormida percibió el aroma de loción que inundaba el modesto cuarto y una voz que le preguntó:
-¿Y cómo sigue?
Ella abrió los ojos y respondió. -Mejor, gracias.
-¿Se tomó la droga?
-Sí.
Ella se volteó en la cama, intentando reencontrar el sueño.
El hombre acercó un taburete. Se sentó y le dijo:
-Piedad, yo soy Carlos Castaño. ¿Cómo estás?
-Bien, respondió, ocultando su sorpresa. Trató de arreglar su cabello. Había imaginado, muchas veces, durante las 206 horas que llevaba secuestrada, cómo actuaría cuando Castaño apareciera. Pero ahora, quería sentarse en el borde de la cama y temía hacerlo, pues vestía apenas camiseta y ropa interior. Se sintió humillada.
-Hola, pero usted está muy joven, le dijo ella, incómoda.
-Usted también y tranquila que no le va a pasar nada. Nos disculpa, sé que esta es una situación difícil para usted y para todos.
* * * Difícil, sin duda. En el itinerario de su secuestro que comenzó el mediodía del viernes 21 de mayo, había estado en manos de un comando armado que la retuvo, dirigido por un hombre que parecía un artista de cine; encerrada en un cuarto entre dos camarotes, en una casa de campo, vigilada por cinco muchachos encapuchados y con sus fusiles siempre terciados al hombro. De allí la llevaron a un apartamento y, después, tras un recorrido infernal, con una estación nocturna en un despoblado en el que creyó que la iban a asesinar, fue recluida, siempre cambiando de carceleros, en una pieza repleta de zancudos, en la que veía manchas de sangre en la pared. No sabía si eran visiones.
Allí, a ese cuarto teñido de rojo había llegado la madrugada del jueves 27 de mayo, con la idea de la muerte hablándole al oído.
Entonces escribió, para exorcizar sus temores, hasta el amanecer, en un papel sobre el que iba desgajando frases que se le venían a la mente: "A quien dijo que ya todo está perdido, yo vengo a ofrecerle mi corazón; la ciencia de la paz es la paciencia"...
Hacia las seis de la mañana, tras dormir tal vez una hora, se despertó y se levantó, como movida por un resorte, y tocó la pared, la miró y no tuvo dudas: "Sí, es sangre, no estoy viendo visiones. Me van a matar, a eso me trajeron".
Uno de sus nuevos guardianes entró, con el fusil o la ametralladora colgando del hombro (no sé bien qué era).
-Le traigo el desayuno, dijo y le dejó chocolate caliente, envasado en una botella de Gatorade, una pequeña caja blanca con arroz, carne, yuca y una cuchara desechable.
Apenas sí comió. Tocó a la puerta y dijo que necesita ir al baño.
-Voltiese, le dijo aquel muchacho arisco, con acento de paisa campesino. La vendó con la toalla y la sacó del cuarto. El baño tenía un tubo de ducha, cubierto con una media negra, y una tasa amarilla. Se mareó y salió rápido de allí.
Ya en la habitación, llamó y pidió que le abrieran la puerta, que se iba a asar. -No puedo, le dijo uno de los dos muchachos.
-Deje y verá cómo la va a pasar de bueno con nosotros, agregó. Ella lo oyó irse.
Al mediodía le trajeron el almuerzo, en otra caja blanca. Dejó pasar dos horas, golpeó y cuando le abrieron, les puso la caja en el suelo, afuera. No había probado bocado.
-¿No le gustó la comida?
-Tenga este papel, hágalo llegar a su jefe. "Estoy en huelga de hambre. Necesito salir a caminar, que me traigan los periódicos y que me dejen ver noticias en televisión".
-Ah, no se entiende lo que dice.
-Es para que lo lleve a su jefe, no para que lo lea.
En la noche, con el cuarto hecho una hoguera, deliró. "¿Sí seré yo? ¿Sí estaré secuestrada? ¿No será que tengo una pesadilla? Despierte, Piedad, despierte. Mandela soportó 27 años, esto no es nada, tengo que manejarlo". Oyó o soñó que oía, el ruido de las armas durante toda la vigilia.
Se despertó a la mañana siguiente, era el viernes 28 de mayo. Le tocaron, abrieron y le hablaron desde fuera:
-Va a desayunar.
-No. Dígale a su jefe que quiero hablar con él y que todavía no me han traído los periódicos y que quiero que me dejen salir a caminar.
-No puedo, usted va y se nos vuela y estamos en una zona tenaz.
-¿Para dónde me voy a volar?, hombre. Yo sé dónde estamos.
-¿A dónde?
-En Puerto Valdivia, acaso es que soy boba.
El hombre cerró la puerta y se fue.
Ella pensó en aquel cálido pueblito. Recordó que allí la habían concebido cuando su padre, de piel negra y director de la escuela del pueblo, y su madre, una maestra blanca, se conocieron, se enamoraron, se casaron y se marcharon a Medellín. A trabajar allá y recibir a su primogénita, una noble negra que heredó el carácter de sus ancestros, los cimarrones.
A la hora del almuerzo, volvieron con otra caja, que dejaron en el umbral de la puerta, y el diario El Mundo. Lo leyó con el hambre de su secreta angustia interior. Se encontró, en la página tercera, con la nota del columnista Antonio Cardona, en la que reclamaba su liberación, bajo el título: Piedad, con la paz. "Su periplo político lo empezó haciendo engrudo y pegando afiches en La América, La Iguana y en todos los sectores populares de Medellín... Se llevaron -decía el autor- a un símbolo de paz, con profundas raíces en las minorías étnicas, en el pueblo pueblo, en las mujeres de Colombia y en el Partido Liberal".
Tomó un nuevo aire, tras leer el texto y sintió que no estaba sola en su cautiverio. La idea de la muerte se marchó por un buen rato. Contempló la caja blanca. Toda una tentación para su estómago vacío.
De pronto sintió las aspas de un helicóptero. Lo oyó alejarse y volver Creyó que venía el Ejército, tuvo la ilusión de la libertad y el miedo a una balancera. Tocó a la puerta duro. Se recostó contra la pared y gritó:
-Oiga, ¿qué hace ese helicóptero ahí, quiénes son?, preguntó.
-¿Cuál helicóptero? es una moto, le respondió uno de los muchachos, a los que apenas sí distinguía.
-¿Una moto que vuela? No jodás.
Lo escuchó descender. Las aspas diminuían su velocidad. "¿Cómo así, qué está pasando?".
-Alístese, doctora, que se va, le dijo uno de sus guardianes, mientras jugaba con el seguro del arma.
-Gracias a Dios, así sea que me vaya para el infierno, le repicó la senadora.
La vendaron con una toalla doblada y muy bien amarrada en su nuca.
-Camine, agáchese, levante el pie, súbase.
Las aspas giraron más rápido. No veía nada. Sintió que alzaban vuelo.
-¿Qué hubo, ya recogieron el regalo?, escuchó que decían por un radio.
-Sí, respondió quien parecía ser el piloto, con acento costeño. Deambularon por los aires, sin chistar palabra, durante una hora. Descendieron en algún lugar a reabastecerse de combustible.
De nuevo volaron y empezaron a hablar en inglés, eran dos los que dialogaban. Ella estaba mareada. Las piernas no las sentía, tenía la pálida de la aguantada de hambre. Resistió en silencio y un rato después se recuperó. Le pareció entender que hablaban de fallas en el helicóptero, aterrizaron de nuevo, se bajaron y siguieron dialogando en un inglés fluido. Insistían en que tenían problemas, mencionaban el carburador, los oía cacharrear. Se comunicaron por el radio, en español. Aseguraron que estaban en dificultades.
Más tarde, oyó un carro que llegaba. Venían varios hombres. La bajaron y se la llevaron. Era un campero. Seguía vendada. Casi todos los que hablaban eran costeños, menos uno. Le decían Mike, parecía ser el jefe, iban unos cinco o seis hombres con ella. Se comunicaban por radio.
Intentó fumarse un Derby. Pero sus manos no encontraban el encendedor en el bolso. -Yo le prendo el cigarrillo, doctora, dijo uno de ellos. Escuchó que paraban, abrían una cerca. Oyó gente. "Dónde irán a pelar esa gallina", decían.
La bajaron y le dijeron que caminara.
-Vendada, no soy capaz, hombre.
-Ande un poquito, que allí le damos unas botas y le quitamos la toalla, le respondió Mike.
Intentó avanzar y se cayó. Le quitaron la venda y le dieron unas botas de caucho. Sintió que era libre, por primera vez, desde el momento en que la secuestraron. Podía mirar el mundo. Recordó que no comía desde hacía dos días. Anduvieron por una zona medio selvática, donde florecían aves del paraíso, durante una hora.
-Le presento su nueva mansión, le dijo Mike, de regular estatura, blanco, antioqueño de pura cepa. Ya había oscurecido.
Era una casa campesina. Techo de palma, paredes de madera y piso de tierra. Su cuarto, igual. La cama era lo que alguna vez fuera la parte baja de un camarote. Ahora no tenía patas. Un colchón y un toldillo, de complemento. Comparada con la última, sí era una mansión, pensó ella.
-Necesito un baño, le dijo a Mike.
-Gato y Negro, lleven a la doctora al monte.
Los dos hombres avanzaron muy cerca de ella.
-Mire, ahí puede ser, dijo Gato, con su acento sabanero. Nosotros nos volteamos. No vaya a intentar irse porque se muere, doctora.
Ella orinó, pese a que se sentía bastante incómoda, ruborizada.
Uno de los hombres cocinó. Le dieron arroz y carne. Comió con dificultad y el estómago le dolió. Pero seguía disfrutando un sentimento de liberación. Iluminaron la casa con velas, le pusieron un tronco en el cuarto y le prendieron dos. Trancaron la puerta por fuera. Ella se acostó y pudo dormir hasta cuando las velas se apagaron. Entró un hombre y las prendió de nuevo.
Al día siguiente vino un paisa gordo, vestido de civil. Mike, el Gato, el Negro y otros dos hombres que la cuidaban vestían de camuflado militar, con botas de caucho. Tenían todos sus armas y cananas terciadas en su pecho. El gordo aseguró que el comandante Castaño vendría a verla muy pronto. Ella estaba algo indispuesta y reclamó que quería un médico, quien horas después apareció por allí. Dijo que lo habían llevado a la fuerza. La examinó, le ofreció Ativán, droga que ella no aceptó y le dejó otros medicamentos.
El día avanzó y de a pocos entabló diálogo con el grupo. El cuñado, -"lo llamamos así porque tiene dos hermanas buenísimas", otro de los integrantes del grupo, le dijo que estaban allí "para combatir a esa ***** guerrilla. No vio cómo secuestraron a los del avión".
-Igual que ustedes, dijo ella. ¿O a mí no me tienen secuestrada? Ustedes, como ellos, andan armados hasta los dientes.
-¿Y cómo es Tirofijo?, preguntó Mike.
-Es un hombre de origen campesino, que lleva muchos años en su lucha y que está interesado en hacer la paz, le respondió ella.
-Doctora, ¿y sí será que se firma la paz rápido, en cuánto tiempo cree usted?
-Pues yo creo que demora un poco.
-¿Pero cuánto, será que en unos cuatro meses ya estamos cerca o siquiera en un año?
-Eso siempre es demorado.
Allí había otra disciplina. En la mañana Mike, de unos 27 años de edad, ponía al grupo, todos menores que él, a leer un periódico del último domingo. Les colocaba una tarea y luego les tomaba la lección y le daba explicaciones sobre lo que definía como la realidad del país.
Nadie fumaba. Había formación militar varias veces al día y distribución diaria de las tareas, entre el grupo de hombres. Madrugaban a hacer el aseo al rancho y hablaban, muy contentos, de la bonificación que debía llegar por esos días.
Uno de ellos aseguró que si terminaba la guerra, no volvería a la ciudad porque estaba seguro de que lo mataban. El Gato le contó que él se sabía las matemáticas, que había estudiado sólo hasta tercero de primaria, pero que su esposa era profesora y en la casa tenían un tablero con tiza y almohadilla. Cuando él salía de licencia y la visitaba, ella le ponía tareas y lo pasaba al frente, al tablero a tomarle las lecciones.
* * * Así, llegó la noche del sábado, cuando se desgajó esa suerte de diluvio. Hacia las tres de la madrugada fue que apareció la fragancia de loción y un hombre sin un gota de agua en su cuerpo. Tras el saludo inicial y el primer tanteo empezó la candela.
El le dijo que le había grabado unas conversaciones con la gente del Eln, en las que ella trataba a Francisco Galán, el guerrillero detenido en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí, de hermano y le advertía que "misión cumplida". Tráigame el maletín donde tengo las grabaciones, ordenó a uno de sus hombres.
En efecto, lo explica ella, así había sido. Piedad es una mujer desabrochada. Galán le pidió el favor de que ayudara a convencer a Horacio Serpa de reunirse en Venezuela, Con Antonio García, otro líder de ese movimiento. Para ellos era muy importante intercambiar puntos de vista sobre el proceso de paz y su visión del país con el jefe del Partido Liberal. Al regreso del viaje a Caracas, ella habló desde su celular con Galán y le soltó el "misión cumplida, hermano".
Castaño le leyó una especie de expediente en su contra, en un papel con logo de las autodefensas. Allí le hacían varios cargos. Decían que la senadora liberal era una diplomática de la guerrilla, que trataba de compañeros a los de las Farc, que recibía financiación del Eln para moverse por el mundo, que estaba de abanderada para que la Convención Nacional, que reclamaba este movimiento, se hiciera en el sur de Bolívar, un territorio que ellos habían liberado.
-Estos días nos vamos a reunir con el estado mayor de las autodefensas, para que usted explique cada una de estas situaciones, le advirtió Castaño.
Piedad Córdoba se transformó en una fiera herida. Se puso de pie, cubriéndose de la cintura hacia bajo con la sábana. -¿Acaso usted es juez? Nos reunimos aquí o donde quieran. Pero yo no voy a darle explicaciones ni a usted ni a nadie, le dijo. El tono subió. El lenguaje de ella fue violento. "Si me va a matar, máteme ya", le dijo desafiante.
Castaño la invitó a que se tranquilizara. Ella siguió enfurecida y él, que sonreía, se retiró un momento.
Regresó. Ella seguía enardecida y él volvió a salir. "Tengo que calmarme, no puedo perder el control", pensó la dirigente liberal, respiró y tomó unas gotas de esencias florales, de las del doctor Back, que siempre carga a mano.
"Traigan el desayuno, que tengo mucha hambre y he dormido poco", ordenó Castaño. De nuevo se sentó, ella también. Comieron, con los platos puestos en el regazo de cada uno y él habló largo.
Reiteró su condición de conservador y criticó con reciedumbre al fiscal Alfonso Gómez Méndez, por perseguir a auxiliadores de su organización; a María Emma, por firmar la agenda con las Farc; a Rodrigo Pardo, porque El Espectador le daba muy duro; ella hizo una defensa en cada caso.
Castaño salió, tomó aire, dio algunas instrucciones por radio y regresó para hacer un cambio de frente. Se despachó entonces con el asunto de la globalización, de las diferencias entre su organización y la contra nicaragüense, el proceso de paz, el demonio del comunismo. Los temas los manejaba con propiedad, en medio de los giros que daba una y otra vez.
Tras seis horas de una conversación, por la que desfilaron todos los actores políticos de este país, él preguntando y la senadora respondiendo, se aprestó a marcharse, no sin hacer un último reclamo a la doble moral de una parte de la dirigencia colombiana:
"Estoy mamado, dijo Carlos Castaño, de que me den trato de amante. De noche me visitan y me halagan y de día me evitan".
Mañana: los otros tres encuentros con Castaño, las cartas que él le envía, otra huelga de hambre, la despedida.
Poner fin a la confrontación armada y relegar el ejercicio de la violencia, de la amenaza, del atentado, al pasado, constituye un acontecimiento histórico para nuestra nación. Un sueño que no cabe en corazones obligados a callar ante la ignominia. Un ideal de convivencia que permitiría consagrar las energías colectivas a curar tantos estragos, tantas situaciones sociales catastróficas que matan o laceran a diario cuerpos y espíritus en nuestro país. Este enfoque mueve el compromiso y la memoria del representante de la oposición Iván Cepeda Castro.
En nuestra nación, la paz ha sido un sueño que, a fuerza de atrocidades, no volvimos a abrigar. Nos acostumbramos a sobrevivir en medio del horror: pan nuestro de cada día. La degradación de la confrontación armada fue de la mano con la consolidación de una narcoeconomía ligada a la guerra contrainsurgente e insurgente (1), en la que el gobierno de los Estados Unidos participó decisivamente. El gobierno anterior catapultó los puntos de fusión entre el Estado, el paramilitarismo y el narcotráfico.
Sin fusionarse en una totalidad, las reservas éticas del país emergieron frente al criminal designio. Los movimientos sociales hicieron sentir su voz. La veta del decoro de la nación se opuso al proceso de legitimación institucional del narcoparamilitarismo, con sus filones de periodistas, jueces, defensores de derechos humanos, colectivos de abogados, sectores de los trabajadores, campesinos, estudiantes, maestros, mujeres, artistas, y de pueblos originarios y afros, franjas de partidos políticos.
La Corte Suprema de Justicia, que el Gobierno no había logrado cooptar, fue perseguida desde el DAS a partir de 2007 por emitir sentencias en Derecho, contrarias al control absoluto de la institucionalidad. Como respuesta, no tardó la persecución a los magistrados ponentes por la red de intereses que convergían en un régimen con pocos precedentes en la región: narcoestado colonial (2).
En el escenario dantesco heredado, que consume las energías de la nación e invaluables recursos sacrificados en una guerra con sus altares en las fuentes de utilidades, irrumpió la noticia en los últimos días del mes de agosto, del "Acuerdo para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera", suscrito entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (farc) con base en las conversaciones exploratorias que sostienen en La Habana desde febrero del 2012.
Con el aire fresco de esta noticia, acudimos el martes 11 de septiembre al cuarto piso del Congreso Nacional para escuchar a Iván Cepeda Castro, defensor de los derechos humanos, representante a la Cámara, vocero del Movice, una voz que sabe del conflicto, de la muerte y las penas insondables, y sabe también de la vida que reverbera en nuestro territorio y nuestras gentes; una voz con la capacidad de examinar diversas facetas de un proceso de paz que instalará su mesa de acuerdos en Oslo en los primeros días de octubre.
Al momento de ingresar a su oficina, el ambiente tiene tensión. Vía twiter llegó un informe que revela una orden del jefe de seguridad de Tomás Uribe, mayor Herrera Ariza: interceptar todas las comunicaciones de Cepeda y hacerle un seguimiento durante las 24 horas. El representante marca en un gesto el esfuerzo para concentrarse en la conversación, comunica por vía telefónica a un asesor la información que ha recibido, y de paso, con un humor que suspende el aliento, se lo dice al Mayor. A renglón seguido, Iván aleja de su mente el riesgo anunciado, pero algunas líneas de su rostro revelan las graves responsabilidades que pesan sobre sus hombros en este tiempo decisivo. A la pregunta ¿qué factores pueden, en este momento, potenciar la esperanza en el fin de la confrontación armada?, no hay un silencio. "Hay que partir de la conciencia sobre lo que significan más de 50 años de conflicto y de entender que el proceso en marcha busca una respuesta compleja a ese acumulado de violencia, como también que en la nación hay un gran cansancio de la guerra; madura, avanza una conciencia colectiva que siente y comprende la necesidad de conquistar la paz. Hay sectores de la élite que ven en el conflicto armado una barrera objetiva, un gran obstáculo para sus intereses económicos".
El contenido de las declaraciones del gobierno nacional y de las farc, y la precisión en los temas de la agenda que esta vez están sobre la Mesa para explorar los acuerdos de fondo y las condiciones para hacerlos definitivos, desatan la contenida esperanza –después de más de cinco décadas de salvaje confrontación y fallidos procesos por ponerle fin– de cerrar, esta vez sí, la página de barbarie que tanta sangre, sufrimiento y miseria marcan a nuestra nación.
Antes, sin dar espacio para otra pregunta con respecto a los intereses del poder, Iván reflexiona sobre la Colombia percibida como una nación no competitiva en los foros internacionales, que puede no importar al sector que ascendió al poder con Álvaro Uribe, pero sí preocupa al entorno del presidente Santos. Además, las transformaciones en otros países del área, con procesos democráticos y de participación social, hacen aparecer a Colombia como una excepción con peso en el retardo de los procesos de integración regional que la situación mundial exige.
Los últimos ministros de Defensa subrayan una y otra vez "el comienzo del fin", y ninguno de quienes aspiran a la paz tienen duda de que las farc han sufrido golpes muy fuertes. Iván Cepeda mira dentro del Estado, las instituciones, la sociedad y la insurgencia. "En la mesa de acuerdos, las partes no llegan derrotadas pero sí debilitadas, cada una desde su perspectiva. El Gobierno y el Estado han sufrido un desgaste muy fuerte que no obedece sólo a la confrontación armada con la insurgencia sino también a los métodos que se han usado. El Estado decidió en estos años de guerra sacrificar su legitimidad, sacrificar la Constitución Nacional, para emplear métodos criminales que han degradado cada vez más la confrontación y que le han causado un profundo daño a la legitimidad de las instituciones; todos los poderes púbicos han sufrido sus propios colapsos, sus propias rupturas. El Congreso, para no ir muy lejos, ha sufrido escándalos gigantescos y el poder judicial otro tanto, y algo similar podemos decir del ejercicio presidencial. Este daño crea la necesidad de sentarse a pactar las condiciones para que desaparezca el conflicto, por lo menos en su forma armada, creando unas condiciones que hagan innecesario e incluso imposible el uso de las armas".
Las patas de la Mesa
Con diferentes tonos, las partes han coincidido en la voluntad de lograr un acuerdo para terminar el conflicto armado, que tiene características diferentes de la agenda de otros acuerdos. Iván Cepeda reflexionó sobre esas diferencias. "En el ayer cercano hubo diálogos exploratorios, incluso pactos, pero esta es la primera vez que tenemos una agenda definida, pactada. En el Caguán llegaron a tomar como referencia un conjunto de temas, pero nunca a decir en consenso 'estos son los puntos sobre los cuales vamos a pactar'. El acuerdo que se acaba de firmar se logró en medio de confrontaciones muy candentes: del lado de la guerrilla –estando en esas conversaciones–; contaron las muertes de su comandante y de su líder militar, Alfonso Cano y Jorge Briceño. Del lado del Estado, éste no ha podido evitar los recios ataques de la guerrilla en muchas partes. Y pese a todo, hoy llegamos a este punto. Es más, la guerrilla ha dicho que no se levantara de la mesa hasta lograr un acuerdo, y algo similar dijo el Gobierno". Una valoración, por supuesto, con sentido positivo del nuevo escenario.
Tierra y uso del poder
En el viento está la pregunta ¿Cuáles son los temas decisivos e imprescindibles para lograr acuerdos que pongan fin a la confrontación armada? En la voz pausada de Iván Cepeda se han fusionado los timbres de una conjugación de consecuencias del conflicto. Hijo de un espíritu artístico y severo militante comunista andino; hijo de una dulce y extraordinaria organizadora social y líder popular de la costa atlántica; hijo de un hombre íntegro que resistió el calvario del exterminio sistemático de sus amigos y compañeros, y años de veinte amenazas cobardes cada día, hasta ser acribillado por el terror de Estado; hijo de un país que ha visto bajar la muerte y prevalecer la impunidad, en calles y veredas, con protección del poder: "Hay dos grandes asuntos al final de este camino: dos aspectos estructurales que son causa de la confrontación: La reforma del mundo rural, uno, y las libertades y garantías del ejercicio de la oposición política y social, otro. Ningún proceso de paz ha producido transformaciones de carácter socioeconómico, estructurales. En cambio, sí se ven transformaciones políticas que les permitieron a las fuerzas que antes estaban en la insurgencia llegar a fuerzas gobernantes. Sudáfrica, Norte de Irlanda, por ejemplo. Espero que en los acuerdos de paz que puedan darse se tomen decisiones que trasciendan el asunto de las libertades políticas, y que repercutan en la transformación del mundo rural, de su pobreza, y de ese inmenso desequilibrio que hay entre el campo y la ciudad en Colombia". Pero, ¿qué sectores resultarán afectados para ese país distinto?
"La Ley de Tierras no ha podido avanzar porque no basta una ley. No basta la creación de unos tribunales. No basta la decisión que toma una institución como el Incoder. Y no basta porque, en las zonas donde se ha presentado el despojo, el Estado está puesto en función de una máquina criminal y de acumulación de riqueza. Por eso, si la reforma agraria no toma en consideración el poder local, será letra muerta. Es evidente que hacer una reforma agraria pasa por enfrentar poderes locales entroncados con los terratenientes, ganaderos y agroindustriales más improductivos. Si no los enfrenta, la reforma tendrá alcances muy limitados, como los tiene la propia restitución. La restitución es apenas un tímido ejercicio para rasguñar ese poder que tiene siglos".
Y continúa con gran precisión: "Muchas zonas rurales, periféricas, requieren una revolución democrática. Y mucho más: el marco general del país requiere democratizar el poder, hacer que las elecciones sean transparentes; que las personas que vayan a gobernar en los municipios, en las ciudades intermedias, no sean asesinadas. Que las organizaciones sociales puedan ejercer libremente su trabajo; que quienes son castas familiares que gobiernan en esos lugares con métodos criminales, desde tiempos inmemoriales, sean reemplazados y judicializados, que la contratación del Estado no sea un botín. Por ejemplo, siete gobernaciones de la costa atlántica siguen contratando con la señora Enilce López. Lo relacionado con el funcionamiento de los juegos de azar en la Costa está en manos del narcotráfico y el paramilitarismo", denuncia.
En su gravedad y largo tiempo, el conflicto marca otros temas aledaños, que el Representante maneja y domina en sus intervenciones no escuchadas, y menos meditadas, por muchos de los congresistas: "El narcotráfico, el poder político en las regiones, y la reparación política del exterminio de la UP y los atentados y crímenes contra otras organizaciones. Son temas que implican mutuas concesiones, porque de eso se trata una negociación. La historia del país muestra el trasfondo de un sector muy poderoso que es contrario a cualquier cambio y cualquiera pérdida de privilegios que han ganado por medio del ejercicio más despiadado de la violencia y la asociación con el crimen organizado. Es significativo que en la mesa de negociación el Gobierno no llamara, por lo menos hasta ahora, a ese sector, el más furioso opositor a un proceso de solución política. Que ese sector habla por boca del ex presidente Álvaro Uribe no es un secreto. En ese conjunto radica una parte fundamental del problema, porque al mismo tiempo que ese sector ha hecho del ejercicio del poder una práctica autoritaria, con utilización de la fuerza pública para reprimir y silenciar violentamente a opositores, esa criminalidad estatal tiene fusión con la criminalidad organizada, característica de la violencia estatal en Colombia".
La elección a la Cámara del representante Cepeda significó para muchos el ascenso del decoro, la memoria y el compromiso con la verdad de las víctimas del poder. Su campaña y sus intervenciones día tras día, que señalan a buena parte del poder local, llaman a pensar sobre la bárbara división social que produjeron la Conquista y la Colonia. Una casta y un sector racial que se atribuyeron todos los privilegios, en el proceso de usurpación titulada de la tierra, bajo la consideración de la amplia mayoría nativa, negra y mestiza como una raza inferior, sin derechos. Un orden injusto que nutrió una prolongada confrontación que devino más compleja al comenzar el siglo XX por los intereses del hiperpoder global y su necesidad de controlar territorios y población. Hay quienes insisten en que no es posible comprender nuestro pasado sin saber cuál es el punto en el que se cristalizó el pacto entre sectores del Estado y la criminalidad organizada.
Algunos investigadores señalan que durante el gobierno de Ronald Reagan, 1981 marcó el momento de la diplomacia y los pactos que concedieron licencia de funcionamiento a sectores del narcotráfico dispuestos a participar en la guerra sucia, no sólo contra las guerrillas sino asimismo contra cualquiera de las expresiones contrarias al control global del territorio (3).
Iván Cepeda tiene una reflexión y un conocimiento propios frente al tema, en los días que corren: "Ha habido muchos momentos, pero hay uno en particular importante. Así dejamos dicho en el debate de control político sobre el general Mauricio Santoyo y su historia. El punto en el que, por ejemplo, la policía nacional sacrificó su legitimidad como institución, cuando el pacto hecho para perseguir y dar muerte a Pablo Escobar. En la decisión de enfrentar a Escobar con los mismos métodos que él utilizaba, y por tanto aliarse con el cartel de Cali, con la casa Castaño, con la banda de La Terraza, con el paramilitarismo del Magdalena Medio. Ese fue un pacto en el cual facciones del Estado operaban de manera encubierta con el paramilitarismo y con el narcotráfico, y las consecuencias de ese pacto vinimos a verlas en el año 2002, cuando se produjo el ascenso, la entronización en el poder, de ese sector".
Pacto mafioso y genocidio
A nuestra nación, desde hace décadas, le birlan la soberanía y la verdad sobre los intereses que hay detrás de las decisiones de los intereses foráneos impuestos sobre su destino. Así sucedió en 1945, cuando, decretado el genocidio del movimiento gaitanista, se ordenó el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Después, en 1985, cuando emergió la Unión Patriótica, una alianza siniestra entre el fundamentalismo anticomunista, los intereses del capitalismo atlántico y sectores del narcotráfico habían decretado de antemano el genocidio contra esta organización que buscaba hacer política de avanzada. Hemos sido objeto de campañas sistemáticas contratadas con agencias internacionales para manipular el imaginario colectivo y tender un manto de confusión que evite conocer la red de intereses que han hecho del Estado un instrumento de control del territorio y la población.
Este momento inaugural de un nuevo proceso de paz saca a debate, con un mayor tamaño, no completo, el entramado de lo que acontece en Colombia. La verdad oculta no puede brillar en medio de la violencia, y el representante Cepeda recalca que el momento real de la verdad se dará una vez que termine el conflicto y no pese sobre los actores, los testigos, las víctimas, la espada de Damocles del propio uso de la violencia. Cree que una vez que fructifique un pacto de paz deberemos entrar en un proceso de verdadero esclarecimiento y responsabilidad de todos los hechos que acontecieron. Considera el congresista que es comprensible, aunque no justificable, que en medio de una negociación las partes sigan sosteniendo tesis y discursos que son propios del conflicto, negando su responsabilidad sobre diferentes hechos e intentando convencer a la opinión de que no se ha incurrido en ciertas prácticas. Y que eso es válido tanto para la guerrilla como para el Gobierno.
Es el comienzo de la Mesa, sin el despertar y el clamor de todos, ni la presencia del conjunto y la diversidad de las dinámicas sociales [...] Con sentimiento, sin la entonación artificial de los oradores de carrera, el vocero de Movice continúa señalando que: "llegará el momento en el que la sociedad exigirá la verdad porque el Gobierno, por su lado, pide que la guerrilla debe dejar de reclutar niños, de secuestrar, pero no reconoce su responsabilidad [...] en los desaparecidos, en las amenazas y los 'falsos positivos'. Impugna a la guerrilla por incurrir en narcotráfico, pero acabamos de ver hace pocas semanas que el Jefe de Seguridad del Palacio de Nariño fue extraditado como un hombre a sueldo del paramilitarismo y del narcotráfico, en el Palacio Presidencial. Quienes han hecho uso de esos métodos tendrán que reconocerlo. Si llegamos a un proceso de paz en el cual el debate público sustituya a la confrontación armada, la gente no va a creer ni a legitimar tesis, argumentos, justificaciones, que de suyo son inadmisibles".
Paz y medios de comunicación
Las noticias de abrir y los titulares no cambian su sentido. Ofrecen unas visiones recortadas de la confrontación, de sus orígenes, de sus actores, y ahora, con el proceso de paz en marcha, insisten en divulgar una mirada que no recoge la complejidad del proceso, las diferentes ópticas que convergen en la mesa de acuerdos, la gravedad de la crisis social (4). Buscan un efecto, y aunque la participación ciudadana no depende de los medios de comunicación, sí es desviada, disminuida en su presión por el tipo de trabajo que desarrollan. Desde nuestro lugar alternativo, independiente, nos inquieta el papel de los medios de comunicación y su responsabilidad frente al proceso de paz y al escenario de la participación ciudadana. Al respecto, Iván Cepeda considera que en estos procesos se va llegando a una madurez, tanto de quienes negocian como de quienes están realizando procesos sociales concomitantes a esa negociación.
Cree y quiere pensar, que independiente de su signo ideológico, los medios han aprendido a establecer el equilibrio necesario entre el deber de informar y el deber de respetar los procedimientos de una negociación de paz. "Yo esperaría eso".
Ante nuestro gesto dubitativo, Iván con la velocidad mental y el aplomo quindiano que casi estamos seguros que heredó de su padre, Manuel Cepeda Vargas, director del periódico Voz, secretario de organización de su partido, periodista, congresista, puntualiza que ciertos comunicadores actúan bajo el impulso de su interés particular. "Me refiero concretamente a Francisco Santos, que intenta justificar la filtración espectacular de la agenda de negociación como si se tratara simplemente de un asunto de audacia periodística, cuando constituyó una forma de entorpecer o torpedear el proceso en su embrión". En la pausa de su hablar, pensamos que hoy en los corrillos está claro que afectó el tiempo, para alcanzar la conformidad y la vinculación del eln.
El representante Cepeda prosigue: "Todos debemos prepararnos para explicar, exigir incluso, que las negociaciones tomen en cuenta las voces, los requerimientos que durante años han hecho los movimientos sociales sobre la agenda temática. Para eso hay que crear mecanismos. En lo concerniente a la Cámara de Representantes y su Comisión de Paz y la Comisión de Paz del Senado, ya estamos en el trayecto de convocar siete grandes audiencias regionales, para conocer las ideas de la gente y canalizar esas opiniones mediante los mecanismos que cree la propia Mesa. Y advierte: Vendrá otro momento substancial en la hipótesis de llegar a un acuerdo de paz: la gran participación ciudadana deberá en ese momento tomar protagonismo. Por ahora, éste se encuentra en cabeza de quienes negocian. Pero luego, en la aplicación de los acuerdos posibles, deberá ser la movilización social, popular, ciudadana, la instancia que garantice los acuerdos, y la que activamente construya esas nuevas condiciones".
Crímenes de lesa humanidad y la justicia transicional
"Dada una negociación, el asunto adquiere un carácter bilateral". Cepeda, conocedor del marco de los Protocolos I y II del Derecho Internacional Humanitario, y asistente a visitas que el Departamento de Justicia de los Estados Unidos autorizó a los jefes paramilitares con condena allá, hace notar que la cuestión no es solamente si la guerrilla, sus comandantes, sus miembros, podrán ser o no objeto de justicia transicional sino también los agentes del Estado. Aún más, señala: los empresarios y los políticos que actuaron de la mano de paramilitares, ordenando y utilizando en múltiples atentados y de manera criminal la fuerza pública.
Sin negar que exista un marco jurídico internacional que determina estos asuntos, asume que sería ingenuo hacer abstracción de tales disposiciones y que esa institucionalidad internacional construida, con sus defectos y sus unilateralidades, implica que los crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra, los actos de genocidio, no pueden ser objeto de medidas de indulto, amnistía e impunidad. Una normativa por la cual "hay que construir un modelo que, satisfaciendo las exigencias de esos estándares, permita llegar a la paz".
Cepeda vislumbra por primera vez en la historia contemporánea "un nuevo poder en Colombia, distinto, un poder alternativo, que sí puede producir transformaciones estructurales; una posibilidad cierta de un escenario para el ejercicio de la política con libertad y sin discriminación ni exclusión por las ideas, por el origen de las cunas, la pobreza y la forma de pensar. Aquí no se trata solamente del problema de las armas sino igualmente de cómo se domina, se sustraen y se manipulan el sistema electoral, los medios, el producto nacional y las riquezas. Si en Colombia crece el acuerdo de paz, aunque no van a desaparecer los conflictos sociales ni me hago la ilusión de que de manera mágica llegue la solución de los graves problemas que tiene nuestra sociedad, estaríamos ante el resurgimiento de nuestra sociedad en una patria donde la violencia, en su formas más feroces, no sean el hábitat normal de la nación".
Piedad Córdoba se transformó en una fiera herida. Se puso de pie, cubriéndose de la cintura hacia bajo con la sábana. -¿Acaso usted es juez? Nos reunimos aquí o donde quieran. Pero yo no voy a darle explicaciones ni a usted ni a nadie, le dijo. El tono subió. El lenguaje de ella fue violento. "Si me va a matar, máteme ya", le dijo desafiante.
¿Así que yo acuso a Chávez de estar en contra de
Piedad Córdoba? ¡¡Anda pégate un tiro que no se perderá nada!! De querer la Paz
con Santos y toda la vasallería yanqui, tú incluido, por supuesto, eso lo
escribí el 27/7/2012 y lo mantengo.
Y por
supuesto aparte de copi-pegar solo has escrito algo sobre Piedad Córdoba ahora
que te lo he recordado. Escribir, lo que es escribir sobre esta gran luchadora,
en este panel, solo lo ha hecho Nobotuma, al menos que te quieras apropiar de
su mensaje
Lo que Debe traer el chivato delator peligroso es el mensaje donde yo digo que alguien dijo que Piedad es enemiga de Chávez .... Si hay en el mundo una admiradora ferviente de Chávez esa es Piedad .... y no creo que haya algun bobalicón que se atreva a decir lo contrario :-