Category: Comunismo, Portada
En julio de 1932, a raíz de la negativa del Partido Socialdemócrata
alemán (SPD) de organizar una huelga general con el Partido Comunista
(KPD), el dirigente nazi Joseph Goebbels dijo: « Los rojos han dejado
pasar una gran oportunidad. Ya no volverá. »
La derecha y los fascistas efectivamente no hubieran podido afrontar
una resistencia activa de las fuerzas combinadas del SPD y del KPD.
Sin embargo, en el período de preparación de la dictadura fascista, los
dirigentes del ala derecha de la socialdemocracia jugaron un papel muy
negativo.
En el gobierno, los dirigentes socialistas pusieron en marcha una
política anti-obrera y pro-capitalista draconiana. Desde marzo de 1930,
han, en nombre del « mal menor », es decir para « evitar el fascismo »,
tolerado un gobierno que ha decidido reducir un 15% de los ingresos,
la cancelación de los convenios colectivos vigentes, el regreso de los
salarios a nivel del 10 de enero de 1927, la eliminación del derecho de
huelga, la disminución de las prestaciones sociales y la aumentación
de las cotizaciones, el aplazamiento de un año de las elecciones
sociales y la proclamación del estado de excepción.
El 1 de mayo de 1929, el jefe socialista de la policía de Berlín
prohibió las manifestaciones e hizo disparar contra los 200.000 obreros
que manifiestan de todos modos. 33 manifestantes fueron asesinados.
Prohíbe el periódico del KPD y, el 3 de mayo, el ministro socialista
del Interior de Prusia prohíbe la Liga de los Luchadores del Frente
Rojo, la organización de autodefensa antifascista del KPD.
La alianza decisiva rechazada
Incluso frente a la amenaza directa del fascismo, los socialistas se
negaron a aliarse con los comunistas. Cuando, en mayo de 1932, la
derecha al poder en Berlín destituyó al gobierno socialista minoritario
de Prusia, el único gobierno regional socialista que queda, la
dirección del SPD protestó verbalmente pero obedeció. Ha acusado la
propuesta comunista de convocar juntos la huelga general, de «
provocación ».
El 30 de enero 1933, los dirigentes socialistas rechazan de nuevo la
oferta de huelga general del KPD. Mientras Hitler « no violaba la
Constitución », ellos no querían luchar. Había que esperar a las
elecciones del 5 de marzo.
A pesar del terror en contra de los comunistas y algunos socialistas
tras el incendio del Reichstag, el SPD no ha cambiado su posición. En
marzo de 1933, el dirigente de los sindicatos socialistas, Theodor
Leipart, ofrece su colaboración a Hitler: « Los sindicatos están listos
(…) para estar en colaboración permanente con organizaciones
patronales. El control por el Estado (fascista, N. de la R.) de tal
colaboración, podría, en ciertas circunstancias, aumentarle el valor y
facilitar el funcionamiento… ».
El 1 de mayo de 1933, los nazis y la patronal hacen un llamamiento a
los obreros a participar masivamente a las manifestaciones organizadas
por el régimen. Los líderes sindicales beben el cáliz de la vergüenza
hasta las heces y se unen al llamamiento. No les va a servir de nada. Al
día siguiente, los principales dirigentes sindicales fueron detenidos y
los bienes de los sindicatos confiscados.
Pero el SPD va más allá. El 17 de mayo, los diputados
socialdemócratas apoyan la política exterior de Hitler en el Reichstag.
Ese servilismo tampoco le servirá de nada al SPD. El 22 de junio de
1933, el gobierno le prohíbe toda actividad política. Un número
considerable de funcionarios socialistas y sindicales, entre ellos el
tristemente célebre ministro del Interior de Prusia Carl Severing, no
dudan en pasarse a los nazis.
En 1935, Geoges Dimitrov, dirigente de la Internacional Comunista,
diría: « ¿Era inevitable la victoria del fascismo en Alemania? No, la
clase obrera alemana pudo haberla impedido. Pero, para ello, tenía que
haber conseguido establecer el frente único proletario antifascista,
obligar a los jefes de la socialdemocracia a poner fin a su cruzada
contra los comunistas y aceptar las reiteradas proposiciones del
Partido Comunista sobre la unidad de acción contra el fascismo. No
tenía que haberse dado por satisfecho ante la ofensiva del fascismo y
la gradual liquidación de las libertades democrático-burguesas por la
burguesía, con las hermosas resoluciones de la socialdemocracia, sino
que debió responder con una verdadera lucha de masas que estorbase la
realización de los planes fascistas de la burguesía alemana. » Esa es
también la opinión del gran historiador alemán Kurt Gossweiler,
especialista del fascismo. Por desgracia, los socialdemócratas no lo
vieron así.
Artículo de Herwig Lerouge, del Partido del Trabajo de Bélgica.
http://www.ptb.be/nieuws/artikel/les-socialistes-sen-sont-plus-pris-aux-communistes-quaux-fascistes.html
Traducido por Diego Doña Solar