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Última actualización el 02.03.2013
(VIDEO) Declaración conjunta de las Fuerzas Armadas Revolucionaria de
Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) y el Movimiento Continental
Bolivariano (MCB) sobre la salida política al conflicto social armado en
Colombia
Foto
conjunto de dirigentes de las FARC-EP y el MCB: Iván Márquez, Narciso
Isa Conde, Jesús Santrich, Carlos Casanueva, Alexandra Nariño, Carlos
Morais, Marco Calarcá, Ricardo Téllez y Andrés París.
Tribuna Popular TP – LATINOAMÉRICA.- La
delegación de Paz de las FARC–EP y la dirección del MCB, reunida en La
Habana, Cuba, territorio libre de América y avanzada de la segunda
independencia latino-caribeña, exhorta a los pueblos de este continente y
del mundo a impulsar con renovado entusiasmo e intensa participación,
el desarrollo exitoso de los diálogos que tienen lugar en esta ciudad
heroica.
Nada puede ser más imperioso que lograr una salida política justa y
digna a este desgarrador conflicto social armado para un pueblo que como
el colombiano ha sufrido – y sufre- los rigores de una guerra
encarnizada, impuesta a lo largo de medio siglo por un Estado, una clase
dominante –gobernante y una superpotencia imperialista, los Estados
Unidos empeñada en asumir el terror como medio de sometimiento y saqueo.
Urge, por tanto, detener esa tendencia cruel y destructiva, acordando
cuanto antes mejor, un cese de fuego bilateral que despeje el clima de
confrontación violenta que todavía perdura; favoreciendo así al examen
cuidadoso, detenido, desapasionado y profundo de las causas económicas,
sociales, políticas y culturales del estado de guerra a superar.
Tal desafío no solo exige la buena voluntad de las partes
dialogantes, sino también la participación activa de la sociedad
colombiana, de sus organizaciones sociales, políticas, sindicales,
campesinas, ambientalistas, culturales, académicas, científicas…
Exige, además, dado que se trata de un conflicto internacionalizado
de alto calibre, de la solidaridad y los aportes constructivos de los
pueblos de nuestra América y el mundo, deseosos de paz, democracia
verdadera, autodeterminación y justicia social; metas fundamentales e
imperiosas para crear una nueva Colombia en un continente más unido y
más solidario.
Si injusto y arbitrario ha sido pretender penalizar la solidaridad
para con las heroicas rebeldías armadas del pueblo colombiano, grotescos
resultan ahora los nuevos intentos de judicializar la solidaridad para
con los recientes y significativos esfuerzos de paz.
Recae sobre el MCB, del cual forma parte las FARC-EP, la
responsabilidad irrenunciable de contribuir inequívocamente a esa
necesaria participación solidaria de nuestros pueblos a favor de una
salida política al conflicto social armado colombiano y de la
construcción de la paz anhelada, sobre todo cuando se presentan
condiciones que posibilitan su concreción y sería insensato e
irresponsable despreciarlas.
Hemos sido solidarios con las insurgencias imprescindibles y los
combates liberadores, y forjadores de paz y dignidad humana; línea de
principios que hacemos extensivas a todas las luchas justas que se
escenifican en nuestro planeta: la batalla de Cuba contra el bloqueo y
los planes de agresión de EEUU, la defensa del proceso Bolivariano de
Venezuela, la independencia de Puerto Rico y demás colonias, la heroicas
resistencias de los pueblos kurdos, palestino, vasco, iraquí, gallego,
afgano; el rechazo a la guerra cruel contra Libia, la condena a la
brutal agresión a Siria y las amenazas de guerra contra Irán y Corea del
Norte; la salida de las tropas extranjeras de Haití, el repudio a la
intervención neocolonial francesa en Malí, la salida al mar de Bolivia,
la justa rebeldía mapuche en Chile y las legítimas reivindicaciones de
nuestros pueblos originarios, el rechazo a los ominosos golpes y las
crueles represiones en Honduras y Paraguay; la horripilante situación
mexicana provocada por el neoliberalismo rampante, la dependencia de
EEUU el narco-poder y la corrupción de Estado; las actuales luchas de
pueblo dominicano y los pueblos de Perú, Argentina y Chile para impedir
el saqueo y la depredación de las grandes transnacionales mineras.
Línea internacionalista inseparable de nuestro clamor por la paz y el bienestar colectivo en todo el continente y en el mundo.
Satisface sobre manera al MCB y a las FARC que en el curso de los
diálogos de paz de la Habana se resalte y se denuncie (fenómeno por
demás mundial y crucial) como en el presente se le agrega al viejo y
terco latifundismo y al neoliberalismo pertinaz -ambos operando como
fuentes de empobrecimientos atroces y de confrontaciones sociales
violentas- la ominosa apropiación de territorios, el saqueo y la
depredación de recursos naturales y variadas fuentes de vida de parte de
poderosas corporaciones mineras que gozan de licencia para robar y
destruir; todo esto en el contexto de una especie de guerra global de
rapiña contra la madre naturaleza; agresiones que es preciso derrotar
desde la indignación y la movilización popular.
El acceso, el destino, la propiedad y el uso, ya no solo de la
tierra, sino del territorio (en tanto suelo, subsuelo, sobresuelo…
biodiversidad, vida animal y vegetal y medio ambiente) bajo los nefastos
programas de reordenamiento territorial a cargo del gran capital
transnacional en contubernio con gobiernos nacionales entreguistas, han
pasado a ser a escala mundial temas claves y motivos de luchas
transcendentes para la defensa de la vida de los pueblos y del planeta,
amenazada por un capitalismo imperialista decadente y voraz en medio de
la multi-crisis crónica que lo estremece.
La soberanía alimentaria es imposible de alcanzar si no se revocan
esos nefastos proyectos de extracción minera, de explotación energética
irracional y de producción de biocombustibles en tierras con vocación
agrícola.
Sus graves consecuencias resultan ya insoslayables, no solo en Colombia, sino también a escala continental y mundial.
Ellas nos convocan a una gran convergencia político-social para
detener esta loca carrera hacia la muerte, impuesta por un patrón de
consumo capitalista superfluo y derrochador, realmente insostenible a
mediano plazo.
Recordemos al Libertador: “Unidos seremos fuertes y mereceremos respeto; divididos y aislados pereceremos”.
Estamos frente a una verdadera emergencia nacional, regional y
mundial que nos obliga a detener el cuso destructivo de la guerra y el
programa depredador, empobrecedor y des-nacionalizador del capitalismo
neoliberal globalizado.
No se trata ahora, en estos diálogos, de alcanzar las metas supremas
de quienes abrazamos los ideales de redención socialistas-comunistas,
que implican el fin de la explotación, alienación y dominación burguesa,
y también de la opresión de pueblos y naciones, del patriarcado, el
racismo y el adulto-centrismo que lo acompañan, y resultan funcionales a
su perversa dinámica explotadora y excluyente; ideales y programas
transformadores que implican además la progresiva extinción del Estado,
el fin de toda represión y el máximo de libertades.
Pero si se trata de la apertura a una nueva ruta, que en lo
inmediato posibilite superar las cuestiones más imperiosas y dramáticas,
para luego seguir avanzando.
Desde aquí, desde Cuba revolucionaria, clamamos con Martí que “Patria
es humanidad” y nos declaramos patriotas e internacionalistas
impenitentes.
¡Jamás renunciaremos a la solidaridad entre los pueblos!
Desde aquí, expresamos nuestra alegría por la ascendente recuperación
del Comandante Chávez, símbolo actual de la solidaridad continental; y
lo abrazamos por su ejemplar combate por la vida y su tenaz militancia
en la lucha por emancipación de la humanidad.
Desde aquí, reiteramos que en Bolívar y en los héroes y heroínas de
nuestra América y del mundo nos encontramos todos-as en esta lucha “por
el pan, la belleza y la alegría”
¡Hasta la victoria siempre!
Por las FARC-EP: Por el MCB:
Iván Márquez Narciso Isa Conde
Jesús Santrich Carlos Casanueva
Alexandra Nariño Carlos Morais
Marco Calarcá
Ricardo Téllez
Andrés París.
La Habana, Cuba, Territorio Libre de América, 20 de febrero del 2013