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De: carlos305  (Mensaje original) Enviado: 14/03/2013 11:25

La gran frustración de los peloteros cubanos

| Por León Padrón Azcuy

LA HABANA, Cuba, marzo, www.cubanet.org – Todos los peloteros latinoamericanos acarician el sueño de alcanzar su participación en las Grandes Ligas. Excepto los jugadores cubanos, a quienes el régimen imperante les castró ese sueño. Hoy, una gran cantidad de beisbolistas de otros países latinoamericanos llegan a Estados Unidos desde las calles de América Latina, para competir y dominar en los parques de Ligas Mayores, sin más impedimentos que sus propias limitaciones físicas y técnicas.

Naciones como la República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela y México exhiben hoy una constelación de estrellas en las Ligas Mayores, donde obtienen exuberantes retribuciones monetarias, mientras que a los magníficos peloteros cubanos les está reservado como única recompensa integrar la selección nacional, previa confirmación de su compromiso con el régimen, quien dispone el otorgamiento o no de una medalla de honor, por las “hazañas” deportivas.

No es un secreto para nadie que la incendiaria pasión por este deporte en la isla nace de haber jugado beisbol antes de que ningún otro país caribeño. Antes de 1959, Cuba contaba con una fuerte liga profesional, donde se formaban muchas de las estrellas de las Grandes Ligas. Un hecho que se esfumó con la llegada de Fidel Castro al poder, quien vedó la pelota profesional, dando paso al éxodo de la mayoría de los mejores jugadores hacia los EEUU.

A pesar de ello, los jugadores isleños siempre han estado muy cerca del brillante firmamento beisbolero hispano. Baste señalar que en el 1er. Clásico Mundial, en 2006, Cuba fue uno de los seis equipos invitados de América Latina. Y dio testimonio al mundo de su talento y pasión al enfrentar a muchos de los peloteros que integran las mayores.

Al término de la primera vuelta, el equipo estaba entre los que avanzaron a la segunda ronda, e integró el grupo de la muerte, que se reunió en Puerto Rico para celebrar la segunda vuelta: Cuba, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana. Una ocasión propicia, donde muchos afirmaron que esta fue la verdadera serie del Caribe que todos esperaron por años, porque al fin contaron con Cuba enfrentándose a jugadores de grandes ligas de la región.

La República Dominicana alcanzó su pase a la semifinal con su victoria sobre Venezuela, y Cuba derrotó al favorito trabuco puertorriqueño, repleto de estrellas profesionales, dando paso al más grande momento de la pelota cubana, cuando nuestro equipo nacional derrotó inobjetablemente en la final al tremendísimo equipo de Dominicana.

El histórico enfrentamiento demostró que el beisbol cubano es de altísima calidad. Un legado que se remonta a principios del siglo XX, cuando los cubanos Armando Marshall y Rafael Almeida jugaron con los Reds de Cincinatti. Y reafirmado por Adolfo Luque, quien fue parte del equipo campeón en 1919 y tuvo una de las mejores temporadas para un lanzador de este equipo, en 1923, con sus 27 triunfos, seis blanqueadas y efectividad de 1.93. Su logro dejó bien claro a los estadounidenses que los cubanos podían tener éxitos como jugadores de las mayores.

No por casualidad, cuatro glorias cubanas de este deporte están en el salón de la fama de la pelota de grandes ligas: Tany Pérez, José de la Caridad Méndez, Cristóbal Torriente y Martín Dihigo. Este último, una leyenda, conocido por El Inmortal, a quien, al igual que a Méndez y Torriente, no se le permitió jugar en las mayores por ser negros. Un prejuicio racial quebrado en 1947, por Jackie Robinson.

Desde 1959, los beisbolistas cubanos tienen otro impedimento. El gobierno de su propio país no les permite ni a blancos ni a negros jugar en Grandes Ligas. Por suerte, esta barrera empezó a quebrantarse desde los finales de la década del 80, con las fugas, primero, de los estelares René Arocha, Rolando Arrojo, Osvaldo Fernández, Rey Ordóñez, el Duque y Liván Hernández, y, posteriormente, José A. Contreras, Kendry Morales, Alexei Ramírez, Yuniesky Betancourt, Dayan Viciedo, Yunel Escobar, Brayan Peña, Yunieski Maya y el supersónico lanzador Aroldis Chapman, entre otros muchos.

Para otros jugadores de Latinoamérica, la ruta hacia este beisbol superior tampoco ha sido fácil. Tuvieron que enfrentar las barreras del idioma y la adaptación a otro estilo de juego. Pero a diferencia de los cubanos, representan a la región y a su país, y la mayoría inspiró a la juventud a esforzarse para dejar a atrás la pobreza.

Pero luego todos han regresado a su patria orgullosos de su raíz; se reúnen con sus familiares y amigos, invierten en la economía nacional, e impulsan a los jóvenes a esforzarse para ser mejores beisbolistas y ganar mucho dinero.



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