14/03/13
La Presidenta no fue ajena a la sorpresa que sacudió al país al
promediar la tarde de ayer. En la Casa Rosada creían que las chances de
Jorge Bergoglio de convertirse en Papa se habían extinguido después de la elección de Benedicto XVI. Que su tiempo ya había pasado. Y se vivía la elección de un nuevo Papa con cierta distancia, como la que mantuvo el kirchnerismo con la jerarquía de la Iglesia Católica durante su década en el poder.
Cristina
Kirchner estaba en la Quinta de Olivos preparando el acto de la noche
en Tecnópolis en el que anunció una ampliación de beneficios para las
trabajadoras de cooperativas cuando se supo que Bergoglio se convertía
en el Papa Francisco. Mientras muchos kirchneristas volcaron de inmediato su bronca en las redes sociales, pasó más de una hora hasta que se conoció la primera reacción oficial.
“Su
santidad Francisco I”, encabezó la Presidenta su carta dirigida al
Vaticano. “En mi nombre, el del Gobierno Argentino y en representación
del pueblo de nuestro país, quiero saludarlo y expresarle mis felicitaciones con ocasión de haber resultado elegido como nuevo Romano Pontífice de la Iglesia Universal”, escribió.
“Es
nuestro deseo que tenga, al asumir la conducción y guía de la Iglesia,
una fructífera tarea pastoral desempeñando tan grandes responsabilidades
en pos de la justicia, la igualdad, la fraternidad y de la paz de la
humanidad. Le hago llegar a su Santidad, mi consideración y respeto”,
concluyó con formalismo y frialdad la esquela, sin ninguna referencia a
su carácter de primer Papa argentino.
Algo parecido ocurrió en Tecnópolis, donde el acto avanzó casi 40 minutos entre inauguraciones y anuncios sin ninguna referencia
a la noticia que sacudió al mundo. “También hoy es un día histórico”,
anunció recién hacia el final de su discurso. “Por primera vez en los
dos mil años de historia de la Iglesia, va a haber un Papa que pertenece a Latinoamérica
y que le deseamos de corazón a Francisco I que pueda lograr mayor grado
de confraternidad entre los pueblos, entre las religiones”, dijo
Cristina, mientras la tribuna de militantes kirchneristas y
beneficiarios de planes sociales se dividía entre silbidos y tibios
aplausos. “Que esa opción por el nombre de Francisco, que creo que es
por San Francisco de Asís, la opción de los pobres, sea realmente la opción que puedan hacer las altas jerarquías
”, agregó la Presidenta y pareció referirse al conflicto de soberanía
por Malvinas cuando le pidió “que también lleve el mensaje a las grandes
potencias del mundo para que dialoguen”. En la que quizás haya sido su
frase más cálida, le deseó a Bergoglio “toda la suerte del mundo en esta
misión pastoral”. Más tarde, el Gobierno informó que la Presidenta
viajará a Roma para la primera misa, el martes 19.