El
21 de marzo es una fecha importante en la historia del pueblo
húngaro. Hace 94 años en este día la clase obrera de Hungría tomó el
poder y proclamó la República Soviética. Hungría fue el primer país bajo
la influencia de la Gran Revolución Socialista de Octubre, donde el
proletariado salió victorioso.
Poco antes, de finales de octubre de
1918, en Hungría, hubo una revolución democrático-burguesa. Llegando al
poder la burguesía. Por supuesto, ella no le dio al pueblo los derechos
prometidos políticos, ni a las diferentes nacionalidades, ni por
supuesto la igualdad, el trabajo, ni la capacidad de trabajar para
todos, ni a los agricultores la tierra. Así pues, continuó la lucha
revolucionaria. Todos los esfuerzos para ahorrar concesiones de los
reformistas burgueses y distraer a los trabajadores de la lucha
revolucionaria fueron en vano. En noviembre de 1918, el Partido
Comunista Húngaro fue instaurado. La burguesía, asustada por la
creciente influencia del Partido Comunista, recluyó en febrero de 1919, a
prisión a casi todos sus líderes. Pero esto no salvó a la burguesía. La
clase obrera húngara tomó el poder tras el ejemplo del pueblo ruso, por
sus propias manos y el 21 de marzo de 1919 proclamó la República
Soviética Húngara.
Fueron 133 días de existencia de la
República Soviética, fue un periodo de la heroica lucha de los obreros y
de los campesinos pobres de Hungría. Las autoridades soviéticas
nacionalizaron 27 mil empresas, bancos, y fincas de más de 100 Ha. Por
primera vez en la historia de Hungría declaró que la tierra es “de quien
la trabaja”.
El Gobierno Soviético introdujo en el
país ocho horas laborales de trabajo, y el aumento de los salarios. Los
trabajadores empezaron a ganar un promedio de 17,6% más que en el
período anterior a la guerra, y en más de un 23,8% que durante la
república democrático-burguesa.
Los apartamentos amplios y luminosos
burgueses pasaron a ser ocupados por trabajadores de los barrios pobres
de las familias trabajadoras. Sólo en Budapest fueron realojadas
alrededor de 30 mil familias proletarias. Al mismo tiempo se inició una
directiva de construcción para asegurar una amplia labor en la
construcción de nuevas viviendas y edificios públicos.
Se reorganizó radicalmente la educación.
Las mansiones de los terratenientes y los jardines de infancia y
guarderías creados por la burguesía, fueron transformados para atender
las necesidades de toda la población escolar. Muchas residencias se
convirtieron en sanatorios para los enfermos y los discapacitados.
La victoria del poder soviético en
Hungría provocó una furiosa rabia de los imperialistas. El Consejo de la
Entente aprobó el plan para derrotar a la República de Hungría. El
bloqueo económico de la Hungría soviética fue lanzada por los aliados
desde finales de marzo de 1919.
El 16 de abril 1919 los Aliados lanzaron
sus tropas sobre Hungría. En este día, se entabló la lucha de la clase
obrera de Hungría contra los agresores. Durante los combates, el
Ejército Rojo se formó, sumando más de 280 mil combatientes, y tuvo una
especial relevancia su artillería. La joven república intentó establecer
contacto con la Rusia soviética. Y en junio, después de haber hecho su
legendaria Expedición al Norte, el Ejército Rojo húngaro rompió el
anillo de los invasores. Fruto de esta expedición es que en el
territorio eslovaco contribuyó a la creación de la República Eslovaca
Soviética.
Pero la situación interna de la Hungría
soviética era socavada por los reformistas, quienes estaban en el
gobierno. Así el 1 de agosto 1919, expulsaron a los comunistas del
gobierno.
“No hay que olvidar las lecciones de
la República Soviética Húngara. La coalición con los reformistas fue
pagada muy cara por el proletariado comunista.” (V. I. Lenin)
La República Soviética Húngara dejó de
existir. Comenzó la matanza. La independencia nacional se vendió de
nuevo a los imperialistas. Pero ningún terror sangriento blanco, con
este engaño tan vil, no debe hacer olvidar a los trabajadores la memoria
de la revolución húngara proletaria de 1919.
Amistado Hispano-Soviética