Azalea Robles.
Crimen de Estado de la
desaparición forzada de la "democracia" colombiana rebasa las dramáticas
cifras de las dictaduras del Cono Sur. ONU reconoce más de 57.200
desaparecidos, víctimas buscan cientos de miles
El crimen de Estado de la desaparición forzada de la "democracia"
colombiana rebasa las dramáticas cifras de las dictaduras del Cono Sur.
Cada rincón de la tierra contiene el llamado de nuestros desaparecidos:
arrancados a la vida para silenciar las voces que molestan a los
hombres-caja- fuerte.
Durante la última semana del mes de mayo 2011 se celebró
en Colombia la Semana contra la Desaparición Forzada. El evento reunió
en Bogotá a varias organizaciones sociales del pueblo colombiano, a
representantes de organismos internacionales, a periodistas, y por
supuesto a familiares de víctimas de la desaparición forzada: hizo
presencia el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (MOVICE),
Asfaddes (Asociación de familiares de detenidos desaparecidos), las
Madres de la Candelaria, las Madres de Soacha, y muchos más.
La semana contó con exposiciones, Galerías de la
Memoria, conferencias, talleres, testimonios, intervenciones de
funcionarios internacionales, representaciones artísticas, etc.Durante
los testimonios, las ponencias y los talleres quedó evidenciada esta
terrible realidad: el Crimen de Estado de la desaparición forzada de la
"democracia" en Colombia rebasa las dramáticas cifras de las dictaduras
chilena y argentina. La cifra del informe de Medicina Legal de 38.255
desaparecidos en 3 años (1) evidenció una realidad que no se puede
seguir esquivando: Colombia es trágico ’record’ en el Crimen de Estado
de la desaparición forzada.
El representante del Alto Comisionado de la ONU para los
Derechos Humanos, Christian Salazar, informó que la ONU estima que más
de 57.200 personas han sido desaparecidas en Colombia (2), lo que es un
reconocimiento por años esperado, aunque obviamente no refleja la
amplitud del drama y se presuponen muchos más desaparecidos, como el
mismo comisionado lo reconoció. No obstante, la cifra de La ONU de
57.200 desaparecidos permite darle un reconocimiento internacional a las
víctimas; aunque evidentemente la estimación se queda corta, a la luz
incluso de los informes de las propias entidades estatales que permiten
una estimación muy superior; y se queda corta con relación a las
víctimas, que buscan centenares de miles de desaparecidos. Más adelante
en este texto ahondaremos en la cuestión de las cifras y la dificultad
que enfrentan las víctimas de obtener reconocimiento.
Salazar señaló que los hechos involucran a "agentes del
Estado y fuerzas paramilitares que colaboraban con ellos" y agregó "por
décadas, miembros de la fuerza pública cometieron graves violaciones a
gran escala, incluyendo ejecuciones extrajudiciales que en muchos casos
estaban asociadas con desapariciones forzadas" (Ibíd.). El informe de
mayo 2011 del CINEP revela que los asesinatos de civiles a manos de
militares, los mal llamados “ejecuciones extrajudiciales” o “falsos
positivos”, lejos de disminuir bajo la presidencia de Santos, han
aumentado: el genocidio de intensifica (3).
Uno de los momentos más estremecedores de la
reivindicación de la Semana contra la Desaparición Forzada fue la
caminata de los familiares, el Movimiento de V íctimas de Crímenes de
Estado, y varias organizaciones sociales que reclamaron a los
desaparecidos de la Comuna 13 de Medellín: las víctimas de la Operación
Orión. Orión fue una acción de muerte, tortura y desapariciones
perpetrada por la combinación de militares y la herramienta paramilitar.
Los familiares y organizaciones caminaron por la comuna 13 pese a las
amenazas paramilitares: con flores, recitando poemas y exponiendo la
realidad, invitaron a la vecindad a sumarse a la caminata. Algunos de
los poemas y reivindicaciones declamados fueron:"Te quieren borrón en la
memoria... una vieja sabia de la aldea enseña a deletrear alfabetos de
justicia y solidaridad mientras escarbamos en escombreras, en fosas,
debajo de las piedras de la infamia... En la roca de la historia vamos a
grabar sus nombres"
"¡Somos familiares de desaparecidos y asesinados en la Comuna 13:
Escarbando la Verdad, desenterrando la Justicia!" . "Durante el 2002, la
Operación Orión contó con más de MIL hombres de la fuerza pública, que
permitieron la conquista definitiva de Medellín por los paramilitares y
la imposición del miedo y el terror" (4)
Las Galerías de la Memoria fueron expuestas en lugares como la
Universidad pedagógica de Bogotá, generando interacción con el
estudiantado de un país muy golpeado por la censura y manipulación
mediática, la invisibilización de las víctimas y la persecución al
pensamiento crítico. Varios estudiantes y profesores han sido víctimas
de desaparición forzada, asesinatos o encarcelamientos para callar sus
denuncias. El Colectivo Semillas de Dignidad y Memoria invita a las
exposiciones de las galerías de la Memoria, con este poema: “Son tantos
día a día los que simplemente no aparecen, que un día no cabrán en el
suelo y brotarán y cubrirán todo este territorio. Y en un macabro
recorrido exhibirán el verdadero rostro de la patria.. .”
Los desaparecidos son invisibilizados por un estado que
quiere perpetuar el mecanismo genocida de acumulación de capital en
pocas manos, bajo el manto de la impunidad. Un estado que pretende
perpetuar la práctica del genocidio como viabilización del saqueo de los
recursos, mediante constantes desapariciones de personas: estudiantes,
campesinos, indígenas, sindicalistas, maestros, periodistas, artistas,
ambientalistas, defensores de derechos humanos… todo aquel o aquella que
reivindique contra la aberración que constituye que siendo Colombia
unos de los países más ricos del mundo, su población sufra hambre.
Arriesga su libertad y su vida aquel o aquella que alce su voz contra la
injusticia social que arroja que 20.000 niños menores de cinco años
mueren anualmente por desnutrición y carencia de acceso al agua potable
en el 4to país con más riqueza hídrica del mundo. Colombia tiene índices
de desigualdad social (coeficiente GINI) que la sitúan entre los países
más desiguales del mundo, según datos de Naciones Unidas. Según Samuel
Azout, alto consejero para la Prosperidad, Colombia sería hoy el cuarto
país del mundo en desigualdad , con un índice Gini de 0,58. (5)
La desaparición forzada en Colombia: Crimen de Estado que satura el alma
1. Cifras y suspiros: entre el esfuerzo estatal de
borrar a los desaparecidos y el clamor de los familiares, la ONU
reconoce al menos 57.200 personas desaparecidas
El crimen de Estado de desaparición forzada de la
"democracia" en Colombia ha rebasado las dramáticas cifras de las
dictaduras de Argentina y Chile reunidas: sólo en 3 años el Terrorismo
de Estado ha desaparecido a 38.255 personas, según un informe de
Medicina legal. Para una estimación total en los últimos 20 años de
250.000 personas desaparecidas, según lo denunció Piedad Córdoba (6).
Las estimaciones de desaparición forzada son obviamente minimizadas
desde el Estado; sin embargo ha debido reconocer la existencia de al
menos 51.000 desaparecidos: “Al mes de noviembre de 2010, las
estadísticas oficiales del gobierno de Colombia registran más de 51.000
Desapariciones” señala un reporte de 2011 de la US office on Colombia
(7). En enero 2011 la Fiscalía publicó un informe (8): tiene
documentados 173.183 asesinatos y 34.467 desapariciones forzadas, entre
otros crímenes cometidos entre junio de 2005 y el 31 de diciembre de
2010 por la herramienta paramilitar. El informe de enero 2011 confirma
las estimaciones de Piedad Córdoba de al menos 250.000 personas
desaparecidas. Del informe de Medicina legal y del de la Fiscalía se
deduce un promedio de 13.000 desaparecidos al año, perpetrados entre
fuerza pública y herramienta paramilitar.
El lunes 23 de mayo 2011 el representante del Alto Comisionado de la ONU
para los Derechos Humanos, Christian Salazar, informó que la ONU estima
que más de 57.200 personas han sido desaparecidas en Colombia,
declaraciones dadas durante la celebración de la conferencia sobre
desapariciones forzadas (ver 2).
2. Asesinatos de civiles a manos de militares en los macabros “falsos positivos” aumentan, arroja estudio de mayo 2011
El asesinato de civiles a manos de militares ha rebasado
todo límite del horror en la figura de los “falsos positivos”:
asesinatos de civiles perpetrados por militares que luego disfrazan sus
cadáveres de “guerrilleros abatidos en combate”, ya hay 3.000 casos
documentados de estos asesinatos que son impulsados por las recompensas
que reciben los militares por cadáver presentado como una forma de
incentivar el manejo de la barbarie y de aumentar las “victorias de
guerra” por parte del estado colombiano (9). En mayo 2011 el CINEP
publicó un informe en el que evidencia que los asesinatos de civiles a
manos de militares, lejos de disminuir, han aumentado bajo la
presidencia de Santos (10). Las Madres de Soachason Madres de niños y
jóvenes asesinados por los militares en los montajes macabros de los
“falsos positivos” que gracias a su tenacidad por encontrar a sus hijos
desaparecidos y por denunciar estos crímenes de estado, han logrado
hacer oír sus voces traspasando el muro de censura mediática nacional e
internacional: varios de sus familiares han sido asesinados como
represalia por sus denuncias, en un intento estatal de silenciar las
voces de estas madres que no callan y siguen clamando justicia en medio
de los atentados y del miedo. Claman justicia por sus hijos, y para que
no se sigan produciendo estos asesinatos de civiles, que lastimosamente
continúan incrementándose, ante la complicidad silenciosa de la
comunidad internacional.
3. Las mayores fosas comunes del continente, la asesoría
estadounidense y la reingeniería de la herramienta paramilitar
En Colombia, en la Macarena, departamento del Meta, se encontró en
diciembre 2009 la mayor fosa común del continente americano, con 2000
cadáveres de desaparecidos: la gigantesca fosa se encuentra detrás del
batallón de la fuerza Omega del Plan Colombia, que goza de estrecha
asesoría estadounidense (11).
Es gracias a la tenacidad de los familiares y testigos que denunciaron
durante años el genocidio, que se ha logrado hacer conocer esta
realidad. La cantidad de víctimas arrojadas sin contemplación a la
pretensión de olvido y desaparición llegó a ser tal, que la putrefacción
de los miles de cadáveres se filtraba incluso al agua de beber, en
medio de la impunidad y el silencio. Gracias a la visita de una
delegación de parlamentarios y observadores británicos, el pedido de
auxilio de los familiares de desaparecidos fue por fin escuchado. Las
autoridades negaron la fosa en un principio; los mass-media silenciaron
las denuncias. Pero gracias a la delegación, la Fosa se dio a conocer
internacionalmente; el estado entonces intentó decir que los cadáveres
eran de “guerrilleros abatidos en combate”, pero los familiares de
desaparecidos desmintieron esa versión. En el 2010 se produjo la
Audiencia a Testigos y familiares de desaparecidos de la región: fueron
miles las denuncias de familiares y testigos evidenciando las
desapariciones perpetradas por el ejército en connivencia con
paramilitares. El estado por su parte procedió a acallar a los
denunciantes: varios denunciantes fueron asesinados, entre ellos Norma
Irene Pérez y Jhonny Hurtado (12), otros denunciantes han sido
encarcelados bajo montajes judiciales, como es el caso de Marisela Uribe
García, quién perdió sus bebés por torturas estando embarazada (13).
Posteriormente, finalizando el año 2010, se encontró otra fosa
gigantesca con más 1500 cuerpos de desaparecidos:“Denuncian el hallazgo
de al menos 1.505 cuerpos más en fosas comunes en Colombia, en el Meta,
en la misma región que la mayor fosa común del continente (…) cuyos
cadáveres son cuerpos de desaparecidos y asesinados por el ejército,
como quedó evidenciado en las Audiencias públicas a testigos y
familiares de desaparecidos” (14)
La barbarie se sigue intensificando día a día, y la
fuerza pública y la herramienta paramilitar continúan asesinado,
desapareciendo y masacrando, como lo denuncia el Movimiento de Víctimas
de Crímenes de Estado: “Las acciones del gobierno de Santos para
encubrir el paramilitarismo (…) En la Política de Prosperidad
Democrática la persistencia de los Crímenes de Lesa Humanidad se encubre
bajo la denominación de Bandas Criminales, que es parte de la
reingeniería paramilitar y la falsedad del espectáculo de las
desmovilizaciones. Persistiendo el poder mafioso, político y empresarial
en las estructuras paramilitares. (…) Continúa la criminalización de la
protesta social, la judicialización de campesinos, estudiantes y
defensores de DDHH, con la prolongación de la práctica de la
desaparición forzada, de la violencia sexual, del control militar de la
vida y del pensamiento crítico” (15).
4. Los hornos crematorios de la “democracia” colombiana:
Desaparecer y salvaguardar apariencia democrática
La desaparición forzada cumple una función central en la estrategia de
“disuasión de la reivindicación”, a la sociedad se le envía el siguiente
mensaje: “el que persista en reclamar derechos sociales, económicos,
políticos, correrá la misma suerte”. Este mensaje busca someter mediante
el terror y viene acompañado del mensaje de la plenipotencia del estado
que está en capacidad de desaparecer en plena impunidad. La
desaparición forzada evidencia la impotencia que representa el
encontrarse permanentemente vulnerable ante el poderío de un estado
omnipotente en todas las instancias: la militar, la paramilitar, la
legal, la administrativa. A la angustia por los sufrimientos del ser
querido desaparecido se suma la impotencia de no obtener verdad ante
entidades estatales. Son innumerables las trabas que encuentran los
familiares de desaparecidos por parte del estado, para que sea
reconocida oficialmente la desaparición de su familiar, en un intento
estatal evidente de desaparecer no solo al desaparecido, sino al hecho
de la desaparición en sí. La sociedad se ve triplemente vulnerada: es
privada de un ser humano y sus ideas, es vulnerada en los procesos
organizativos que constituyen el progreso histórico de las sociedades y
es sometida a constatar la plenipotencia e impunidad de los victimarios.
Familiares, testigos, abogados y en general denunciantes de
desaparición forzada, son sistemáticamente víctimas de amenazas,
torturas, cuando no de asesinatos o víctimas ellos mismos de
desaparición forzada: la fuerza pública y su herramienta paramilitar
activan cualquier mecanismo para conseguir impunidad (16).
La desaparición cumple además la funcionalidad “practica” para los
estados represores de reducir las cifras de asesinatos. En Colombia
varios jefes Paramilitares han confesado cómo desde los altos mandos
militares y políticos ha sido enviada la orden de que desaparecieran “de
cualquier manera” a las víctimas para no dejar rastros y evitar que las
cifras de homicidios crezcan de manera desproporcionada en las zonas
urbanas. Varios miembros de la Estrategia paramilitar han confesado que
implementaron la utilización de criaderos de caimanes y de hornos
crematorios para quemar a las víctimas, a veces vivas: “(…) Lo echaron
vivo ahí (…) El horno lo manejaba un señor que le decían ‘funeraria’,
creo que se llama Ricardo; dos señores le hacían mantenimiento a las
parrillas y a las chimeneas, porque se tapaban con grasa humana”…
confesó un paramilitar (17).
5. El encuentro de mayo 2011 y el reconocimiento de la desaparición forzada en Colombia
El representante del Alto Comisionado de la ONU para los
Derechos Humanos, Christian Salazar, informó que la ONU estima que más
de 57.200 personas han sido desaparecidas en Colombia; dado que en el
Registro Nacional de Desaparecidos figuran inscritas 57.200 personas.
Estas declaraciones fueron dadas durante la celebración de la
conferencia sobre desapariciones forzadas, en Bogotá, el lunes 23 de
mayo 2011 (18). Salazar señaló que buena parte de los hechos involucran a
"agentes del Estado y fuerzas paramilitares que colaboraban con ellos" y
agregó "por décadas, miembros de la fuerza pública cometieron graves
violaciones a gran escala, incluyendo ejecuciones extrajudiciales que en
muchos casos estaban asociadas con desapariciones forzadas" (Ibíd. ).
Para al menos 15.600 desaparecidos del total de 57mil 200 personas
desaparecidas inscritas en el Registro, se conocería que los autores son
agentes de la fuerza pública en connivencia con el paramilitarismo: la
autoría de los demás casos no ha sido precisada; dada la inoperancia de
las investigaciones sobre desapariciones forzadas. Varios paramilitares
han confesado a la unidad de Justicia y Paz de la Fiscalía al menos
34.467 desapariciones forzadas, entre otros crímenes cometidos en el
escaso lapso de 5 años: entre junio de 2005 y el 31 de diciembre de
2010, como consta en el informe que la Fiscalía hizo público en enero
2011(ver 8). Hay una impunidad flagrante, y los familiares aún esperan
las confesiones de varios jefes paramilitares extraditados a Estados
Unidos, con la esperanza de conocer el paradero de sus seres queridos.
Según cifras reveladas por Organizaciones No Gubernamentales que
participaron al evento de mayo 2011 sobre desaparición forzada en
Colombia, entre las víctimas han registrado a más de tres mil mujeres y
más de tres mil menores de 20 años.
En el encuentro se recalcó la gravedad de que sólo entre
los años 2007 y 2009 se registraron más de 38.000 desapariciones según
un informe ofrecido por Medicina Legal, organismo que coincide con
Salazar en cuanto a la participación de agentes estatales y grupos
paramilitares en la ejecución de estos delitos (18).
En Colombia durante 2009 se reportaron 18.236 casos de
personas desaparecidas, cifra que evidenció un incremento de estos
casos, puesto que para el 2008 la cantidad fue de 15.696 personas,
11.000 más que el año inmediatamente anterior, cuando se contabilizaron
4.323 desaparecidos. Este reporte sólo refleja la cifra de denuncias
presentadas ante este departamento, por lo que el ente presume que la
cantidad real de los casos sea superior. Representantes de distintas ONG
en ese país aseguran que las desapariciones superan las 100.000
víctimas actualmente. Cabe tener presente la documentación presentada
por la Fiscalía e n enero 2011: en el informe (ver 8) en revela que
tiene documentados 173.183 asesinatos y 34.467 desapariciones forzadas,
entre otros crímenes cometidos entre junio de 2005 y el 31 de diciembre
de 2010 por la herramienta paramilitar (estas desapariciones deben ser
tomadas en consideración).
Christian Salazar, portavoz de la ONU, expuso que la
desaparición forzada "es una de las violaciones de los derechos humanos
más graves" y Colombia "es uno de los países en América Latina y en el
mundo con más desaparecidos". Comentó que "décadas de conflicto y de
persecución estatal" han dejado "miles y miles de desaparecidos y con
ello un sufrimiento prolongado de sus familias" (18). Precisó que "la
lucha contra la impunidad no ha tenido un progreso (...) hay
obligaciones pendientes de cumplir por parte del Ejecutivo, y en
especial, por parte de la fuerza pública" (Ibíd.).
El funcionario de la ONU recordó que "Colombia adoptó la
figura penal de la desaparición forzada en el año 2000 y ratificó el
Estatuto de Roma, por el que se creó la Corte Penal Internacional (CPI),
en 2002 con aplicación integral desde noviembre de 2009" (el estado
colombiano firmó pidiendo un tiempo de no aplicabilidad por violaciones a
DDHH).
Salazar lamentó la poca receptividad de parte del
Ministerio de Defensa y del Ejército a las recomendaciones hechas por su
Oficina para que ayuden a identificar a los desaparecidos y colaboren
con la justicia. Sobre ambas recomendaciones no vemos progreso, acotó
(19) , al tiempo que destacó la labor de los familiares de los
desaparecidos para avanzar en la lucha contra ese crimen. El
representante subrayó que en el 2005 Colombia ratificó la Convención
Interamericana sobre la Desaparición Forzada y, actualmente, el
legislativo estudia la ratificación de la Convención Internacional para
la Protección de todas las Personas contra las Desapariciones Forzadas.
No obstante la ratificación y estudio de ratificación de
convenios internacionales, el crimen de estado de la desaparición
forzada en Colombia sigue en dramático aumento: cabe resaltar el informe
de mayo 2011 del CINEP que arroja que los asesinatos de civiles a manos
de militares bajo la modalidad de “falsos positivos” (muchos de los
cuales conllevan desaparición forzada), han aumentado bajo la
presidencia de Juan Manuel Santos (ver 3).
6. Crimen de Estado: veredicto del TIO
El reconocimiento de la ONU de las “"décadas de
persecución estatal" es un paso importante para las víctimas, siendo la
desaparición forzada un crimen tipificado como Crimen de Estado de Lesa
Humanidad que se ensaña particularmente contra los civiles, más
específicamente contra los opositores políticos: un crimen de estado que
se inscribe dentro de una lógica del terror, como se desprende del
veredicto del TIO, Tribunal Internacional de Opinión: “LA DESAPARICION
FORZADA UN CRIMEN DE ESTADO” , Veredicto. Senado del Congreso de la
República. Bogotá 24, 25 y 26 de Abril de 2008 (20). El Veredicto del
TIO condena por desaparición forzada al estado colombiano, al
paramilitarismo, a los terratenientes y transnacionales y al gobierno de
EEUU, así lo expresa:
“Sobre la base de todo lo considerado, en la parte
motiva y en las pruebas recogidas (…) el Tribunal condena:
1. Al Estado colombiano y sus representantes por el incumplimiento de su
mandato constitucional de garantizar la protección y el respeto de los
derechos y libertades fundamentales a los ciudadanos y ciudadanas, tanto
por omisión, permisión y acción directa. Por utilizar la desaparición
forzada como arma política para eliminar al contradictor incurriéndose
así en actos de terrorismo de Estado. Por los actos criminales y
terroristas consideramos como crímenes de lesa humanidad cometidos en la
detención y desaparición forzada por el ejercito, la policía y el DAS.
Por su participación en la creación, e impulso de grupos paramilitares y
por la complicidad en las acciones realizadas por estos grupos. Por
establecer leyes que aseguran la impunidad de autores de las detenciones
y desapariciones. Por la violación directa de las normas del Derecho
Internacional en materia de los Derechos Humanos y del Derecho
Internacional Humanitario.
2. A los paramilitares directamente implicados en las desapariciones
forzadas y por imponer un estado de terror contra la población civil.
3. A los terratenientes, grupos empresariales y las
transnacionales por apoyar y financiar los grupos paramilitares
responsables en la detención y desaparición forzada.
4. Al gobierno de los Estados Unidos por el apoyo a políticas estatales
violatorias a los derechos humanos vía Plan Colombia y Plan Patriota;
igualmente por financiar las escuelas y programas a militares implicados
en desapariciones forzadas y otros crímenes de lesa humanidad.”