Ni la imaginación desbordada del escritor ruso Mijail Bulgákov lo hubiera imaginado en El Maestro y Margarita. En Quito, Ecuador, los hoteles se han convertido en los gulags de los cubanos indocumentados, asilados allí antes de ser deportados.
Desde enero de este año decenas de cubanos indocumentados, retenidos por la Policía de Migración, fueron trasladados al Hotel Hernán, en el centro de Quito, donde han vivido hacinados y sin el más mínimo respeto a sus derechos humanos más elementales.
El hotel ha acogido temporalmente a otros extranjeros, pero fundamentalmente cubanos. Las denuncias llegaron a oídos de la Defensoría Pública, inclusive el propio dueño del Hotel Hernán denunció que su inmueble se había convertido en una “cárcel”. Es por ello que el Ministerio del Interior -el de la Revolución Ciudadana- anunció que ahora será otro hotel el nuevo centro de detención. Es más, hasta organizó recientemente un “recorrido” con los medios de comunicación para enseñarles sus “instalaciones”.
En su momento, Raúl Lema, director de protección de Derechos Humanos explicó que comenzarían los traslados de los extranjeros retenidos, de una “casa de acogida” a otra.
Entre los que se “beneficiaron” con los traslados se encuentran 19 indocumentados cubanos, algunos de los cuales se ilusionaron porque les explicaron que contarían con instalaciones de lujo en su nueva casa (el hotel Carrión, en ubicado en las calles Carrión y Versalles).
Las nuevas instalaciones del hotel convertido en centro de detención cuentan con 37 habitaciones amobladas, baño y televisión, además de una moderna cocina, comedor y un patio, informaron los representantes del Ministerio del Interior. Evalúan la posibilidad de contratar a personal de limpieza para atender a los detenidos.
Después de las denuncias de hacinamiento en el Hotel Hernán las autoridades tuvieron que reconocer el problema, pero se defendieron explicando que se debía al crecimiento del número de extranjeros detenidos por la Policía de Migración, en su mayoría cubanos.
También señalaron que se hacían “diligencias diplomáticas” con Cuba para agilizar los procesos de deportación. “Necesitamos tener permisos de Cuba para que retornen (los cubanos), en esto hay demoras por diligencias internas de ese país, aspiramos a que a futuro, la nueva ley de migración que tratan en Cuba (que ya entró en vigor) nos permita agilizar los procesos”.