(Caracas, 07 de abril. Noticias24) – El exsecretario general del MAS,
Leopoldo Puchi, señaló en su artículo de opinión de este domingo que
“los desafíos que tendrá que enfrentar el nuevo presidente son numerosos y complejos“.
Las distintas encuestas anuncian a Nicolás Maduro como ganador. Así que pronosticar los resultados del 14 es sencillo.
Más complicado es presagiar la evolución de los acontecimientos
posteriores, porque los desafíos que tendrá que enfrentar el nuevo
presidente son numerosos y complejos.
Por supuesto, el primero de ellos es direccionar hacia la eficiencia la maquinaria del estado e impulsar el sector productivo de nuestra economía, en medio de grandes dificultades, como el déficit fiscal y la devaluación.
Sin embargo, un proceso de cambios sociales y políticos tiene tareas
adicionales, igualmente importantes. ¿Cómo continuar la revolución para
disminuir más las desigualdades y transferir poder a la gente del
pueblo? ¿De qué manera proseguir la lucha de clases y simultáneamente
compatibilizarla con la normalización de la vida política?
Para los primeros retos, los de la eficiencia, el combate a la inseguridad,
el desarrollo de la economía productiva, seguramente Maduro tendrá a su
disposición un manojo de opciones extraídas de densos estudios y de
experiencias propias y de otros países que pueden servir de guía.
Todo dependerá de las habilidades milimétricas de los pilotos de la
macroeconomía, de la voluntad política de no caer en ningún tipo de
dogmatismo y de la integración del empresariado productivo a los planes
nacionales.
Ahora bien, aunque a primera vista no luzca así, proseguir la revolución social es un asunto más espinoso y resbaladizo.
¿Cuáles serán las nuevas medidas de distribución de la riqueza?, ¿Habrá
nuevas nacionalizaciones? Está, por supuesto, la agenda del plan
Socialista Simón Bolívar, y en primer término el Estado comunal, pero se
trata de una labor tan inédita como exigente, que requiere altas dosis
de creatividad y un arduo trabajo de hormiguita, distinto del “asalto al
cielo” de las revoluciones clásicas.
En cuanto a la lucha de clases, es ante todo un combate por la hegemonía.
La torre en disputa son las clases medias. La pequeña brecha abierta
hacia los artistas es un indicio de que se ha comprendido la importancia
del asunto. Pero todavía está por verse si esto se reduce a un acto
utilitario, de campaña, sin el vuelo elevado de las grandes políticas,
que hacen los cambios irreversibles.